domingo, 13 de diciembre de 2015

Redescubre tus siete figuras psicológicas‏

¿En qué postura psicológica te has estancado?

Publicado en Mache blog
edades

A lo largo de la vida todos pasamos por varias etapas, en las cuales vamos asumiendo, de acuerdo a nuestra edad y madurez, diferentes tipos de papeles, figuras o modos de ser, como por ejemplo son el niño, el adolescente, el adulto o el anciano.

Cada una de estas tipologías o posturas psicológicas muestra sus propios rasgos distintivos, en cuanto a carácter, actitud o disposición ante uno mismo, los demás, el entorno que nos rodea y las diversas circunstancias que plantea el día a día en sociedad.
Además, culturalmente, en nuestras sociedades el paso o sucesión de estas etapas personales –junto con lo que se entiende o espera de cada una de ellas- está convencionalmente definido, pautado e incluso reglamentado y regulado legalmente.
Aunque las implicaciones del tema son de hondo calado y mucho podría hablarse y debatirse al respecto, lo dicho hasta ahora no tiene nada de nuevo ni de extraordinario, ciertamente. Así como tampoco es novedad el hecho de que aquellas modalidades psicológicas no se extinguen realmente con el correr de los años y que, por mucho que el aspecto físico sugiera otra cosa, en ciertas ocasiones los personajes que parecían haber quedado muy atrás en el tiempo reaparecen de forma inusitada y con gran fuerza (a veces también de forma cómica o sorprendente; quizás te suene la frase “¿no te da vergüenza, a tu edad?”).
Pero lo que tal vez no sabías es que hay más modalidades o figuras caracterológicas que, siendo igualmente universales, permanecen latentes o dormidas –y también reprimidas o sofocadas- en muchos casos. Y las hay que simplemente se ignoran porque, culturalmente, no están bien vistas, por toda una serie de “razones muy razonables”.
Considerando unas y otras modalidades, tenemos siete figuras básicas que, comunes a todo ser humano, serían las siguientes: animal, niño, adolescente, adulto, viejo, genio, Dios.
Estas figuras forman parte de nosotros y nos acompañan siempre. Ya sea que las manifestemos, las ignoremos o las reprimamos, son parte biológica y psíquica nuestra, como aspectos inherentes o consustanciales a la naturaleza humana. Veamos ahora en qué consiste cada una, cuál es su funcionalidad y cómo se expresan –o podrían volver a hacerlo- en la vida.

Animal

“Todos tenemos un animal dentro de nosotros”, y esto hace referencia a nuestros instintos, impulsos o tendencias más primarias o básicas, regidas por un principio psicológico que se cumple en cualquier animal (incluyendo el animal humano): huimos del dolor y buscamos el placer.
Esto se manifiesta en todos los aspectos de la vida y, en particular, la figura del animal tiene que ver con aspectos tan fundamentales como el sexo, el bienestar o la supervivencia. Ya se trate, por ejemplo, de vivir una sexualidad plena, de procurarnos un tiempo, ocupación o compañía agradable o de usar sabiamente la firmeza o la fuerza en determinados momentos, todo ello responde a impulsos biológicos naturales, que encuentran todo su sentido y que pueden ser vividos de forma saludable y consciente o, en cambio, ser reprimidos forzosamente por la imposición (o auto imposición) de esquemas culturales o morales arbitrarios, en sociedades que hace mucho tiempo se desconectaron de los ritmos y procesos armónicos de la naturaleza. ¿Has enterrado esta parte de ti bajo una maraña de ideas –pensadas por otros- de lo que es aceptable socialmente o políticamente correcto?

Niño

Con independencia de la edad que tengamos, todos tenemos un niño en nuestro interior. El niño quiere principalmente dos cosas: atención y diversión. De manera que cuando siente que no es atendido o que no se divierte, el niño expresa su desagrado, bien sea protestando, frunciendo el ceño, poniendo una carita triste o montando un berrinche, con llanto y pataleo incluidos.
A la hora de disfrutar de la parte lúdica de la vida, el niño es sin duda todo un experto vocacional, que goza espontáneamente de cada ocasión que surge. ¿Dejas jugar a tu niño interior todo lo que podrías, o tal vez tus artificiales y limitantes esquemas adultos han taponado tus oídos de manera que ya ni escuchas su voz ni sientes el latir de su inocente corazón, cuando te pide VIVIR?

Adolescente

El adolescente que todos hemos sido y que seguimos llevando dentro, ¿qué quiere? Pues lo que más desea y busca es gustar, ser aceptado, viviendo la vida con la intensidad de un viaje iniciático. El muchacho/a se mueve por la pasión y por la emoción, y es capaz de cambiar de la noche a la mañana (hábitos, ideas, apariencia física, todo) por un ideal, un deseo o un sueño. Obviamente, cuando las cosas no suceden tal como anhelaba, el adolescente sufre ese “choque con la realidad”, resulta lastimado y experimenta la desilusión, el desencanto y el “corazón partío”, razón por la cual casi todo el mundo acaba matando virtualmente a su adolescente interior.
Pero esta no es en absoluto una decisión madura ni práctica, porque al bloquear a nuestro adolescente encadenamos a una figura que tiene poder, que tiene vigor, pasión y entusiasmo abundantes para emprender cualquier proyecto; y no tiene miedo de ir en pos de lo que ama. ¿Acaso no sería el momento perfecto de recuperar tu adolescente interior y dar pasos en dirección de aquello que es realmente tu pasión o tu vocación en la vida?

Adulto

He aquí una figura igualmente necesaria y útil, válida y funcional, pero que en nuestra civilización ha sido –valga la redundancia- adulterada. Lo que podría ser un modo de ser naturalmente responsable, sensato y ecuánime, es mancillado por la acumulación de reglas, moral, normas, deberes y principios, con los que la persona se identifica y por los cuales busca machaconamente estar con la razón, tener razón, y que le den la razón, precisamente desde que cree que tiene “uso de razón”. De hecho, la gente levanta barreras y fronteras por la razón, pelea por la razón, asesina por la razón y muere finalmente enrocada o petrificada en su razón…
Pero la razón no existe: cada uno tiene la suya, que responde a su propia perspectiva, a su particular idiosincrasia o programación mental, en base a su experiencia personal, única e intransferible… Nadie tiene entonces la razón, “la verdad absoluta”; pero todo el mundo pelea por ella. ¿No es trágico? Y, al paso, ¿no va siendo hora de superar tus esquemas anquilosados y abrirte a una visión más madura, dejando así que tu adulto auténtico se exprese naturalmente?

Mayor

El mayor o el anciano (o el viejo, sin ninguna connotación peyorativa), lo que quiere es ser escuchado. Y aunque algunos te quieran contar lo misma historieta cien veces, es indudable que nuestros mayores tienen algo invaluable que atesoran, algo que los jóvenes y adultos suelen pasar por alto o ignorar: su experiencia de vida, su sabiduría.
Es justamente por esta figura que, empleándola en su versión más lúcida, podemos darnos permiso para sacar al resto cuando la ocasión oportuna se presenta. Con nuestra figura de mayor –en realidad, sabio- estamos conscientes de nosotros mismos y de nuestros puntos fuertes y dones naturales, así como también de nuestras debilidades y lagunas. Entonces, ¿te permites a ti mismo ser quien quieres ser y no sientes culpa de ser lo que eres?

Genio

Cada ser humano –y esto te incluye a ti que estás leyendo estas líneas- tiene un genio en su interior. Si esta afirmación te ha producido una reacción del tipo “venga ya…”, eso estaría mostrando una baja autoestima. De cualquier modo, la manera de comprobar y emplear la figura del genio interior, es simplemente guardando silencio, ponerse uno receptivo, para conectar con ese gran almacén universal de ideas, pensamientos y programas, llamado por Jung inconsciente colectivo.
En efecto, han sido y son hoy muchos los científicos y autores que afirman que toda la información, y todo lo que ha sido pensado, imaginado o ideado alguna vez, se haya a nuestra disposición en la mente total, de la cual nuestra mente es una extensión o terminal, una estación emisora-receptora, capaz de sintonizarse con cualquier frecuencia que estemos sintiendo en un momento dado, para así captar el mensaje o mensajes correspondientes a nuestra propia vibración.
Empero, si no callamos, no escuchamos, y nuestra mente está tan a menudo inmersa en su cháchara, ocupada resolviendo o propagando supuestos dilemas, conflictos, problemas y controversias, que no nos damos la oportunidad de tomarnos unos minutos de silencio para conectar con nuestro genio interior.¿Qué tal si lo intentas ahora, y así tener tal vez un momento eureka? Esto puede hacer más gratificante tu vida, proveyendo quizás una solución insospechada a algún asunto en el que te sentías bloqueado.

Dios

¿Sabías que lo que ES no puede nunca dejar de ser y que, por tanto, ERES ESTO QUE SIEMPRE ES? Pues encantado de conocerte, tú también eres, en realidad, Dios. El mismo Ser que ES anima todas las formas, todos los cuerpos, todos los nombres, tal como sólo el mar está presente en las olas, que son inseparables de él. Las apariencias son transitorias, pero la Realidad siempre permanece tal como es, inmutable, así como un espejo nunca es tocado o alterado por su reflejo. Igual que la pantalla de cine permanece impoluta respecto a los muchos y variopintos fotogramas que se proyectan en ella continuamente, en la danza virtual del cambio.
Y así como billones de células (que respiran, se mueven, se nutren, digieren, excretan y se reproducen) constituyen nuestros tejidos, órganos y nuestro completo organismo humano, de la misma forma cada persona hace parte y es célula de un órgano llamado especie humana, que a su vez está incluido en un cuerpo o sistema mayor llamado planeta Tierra, que a su vez pertenece a otro sistema que llamamos solar, el cual junto a otros trillones conforma nuestra galaxia, que no es sino otra parte inseparable de un organismo mayor -el cluster galáctico-, y así sucesivamente…
De manera que todo son esferas dentro de esferas, y no hay un punto donde termine una entidad u organismo para comenzar otra, porque no hay separación real: TODOS SOMOS UNO, el Ser indiferenciado y constante cuya apariencia es multifacética y cambiante.
Y esta es tu Figura de figuras, la que las incluye a todas. Hazte consciente y empléala, por ejemplo, cada vez que tengas la tentación de abusar de cualquier modo de “otro”, porque no existe ningún “otro” donde sólo hay Uno. Comprendiendo esto profundamente, desde tu Figura universal, los viejos esquemas erróneos de separación y carencia irán perdiendo fuerza, develándose en cambio una paz, armonía y contento incondicionados que siempre habían estado allí, ocultos solamente por conocimiento erróneo.
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Debido a la censura que recayó de un modo u otro en la mayoría de las figuras, por parte de padres, profesores, amigos, expertos y tertulianos (o de parte de uno mismo, al fin y al cabo), la mayoría de la gente vive en su adulterada versión de adulto, porque es donde menos les recriminan, donde menos les señalan con el dedo acusador y menos excluidos se sienten por el rebaño social. Pero, ¡ay!, no es en ese papel donde más felices somos, donde más plenamente vivimos, nos movemos y disfrutamos…  Es así que nos estancamos en una sola postura psicológica y no usamos las demás, cada vez que sería bueno y oportuno hacerlo.
De ahí que, acostumbrados a nuestro papel gris de adulto-adulterado, nos asalta el temor de ser de nuevo rechazados y tachados de inmaduros; mas ¿qué es inmadurez? ¿No es acaso inmaduro el que, inhibido por las expectativas ajenas y convenciones arbitrarias, se retrae de tomar a su niño interior y divertirlo?
El gran psicólogo mexicano Omar Villalobos, lo expresa muy claramente al decir que “madurez es jugar con todas tus figuras, divertirte con ellas y sacarlas en el momento adecuado”.
https://www.youtube.com/watch?v=WX4a8Lpy504

Autor artículo: Mache blog.  Texto inspirado y basado en la conferencia Todos somos uno”, del Dr. Omar Villalobos.
Freeman en Liberación Ahora

El milagro de vivir despierto.


Quang, permíteme enfatizar que mientras se practica la atención mental uno no debe estar dominado por la distinción entre lo bueno y lo malo, creando una batalla dentro de sí mismo.
Siempre que surja un pensamiento bueno, reconoce: “acaba de surgir un pensamiento bueno”. Y si un pensamiento malo surge, reconócelo también: “acaba de surgir un pensamiento malo”. No lo alimentes ni trates de desembarazarte de él; reconocerlo es suficiente. Si te has ido, debes saber que te has ido, y si estás allí todavía, debes también saberlo. Una vez que hayas alcanzado ese estado de conciencia, no habrás de temer ya nada.

Cuando mencioné al guardián ante el corredor, Quang, debías haber imaginado un corredor con dos puertas, una de entrada y otra de salida, con tu Mente como guardián. Te das cuenta de  cualquier pensamiento o sentimiento que entre, y cuando salga te das cuenta que ha salido. Pero la imagen tiene un defecto: la idea de que los que entran y salen del corredor son distintos del guardián; ya que los pensamientos y sentimientos son nuestros, son una parte de nosotros. Existe la tentación de mirarlos, al menos a una parte de ellos, como a fuerzas enemigas que tratan de perturbar o poner asedio a la concentración y comprensión de nuestra mente.
Pero de hecho, cuando hay irritación, nosotros mismos estamos irritados; cuando estamos felices, nosotros mismos somos la felicidad. Cuando tenemos ciertos pensamientos, nosotros somos esos pensamientos. Somos al mismo tiempo los guardianes y los visitantes. Somos al mismo tiempo la mente y los observadores de la mente. Por tanto ahuyentar o alojar cualquier pensamiento no es algo importante. Lo importante es darse cuenta del pensamiento. Esta observación no es una objetivación de la Mente: no establece distinción entre objeto y sujeto. La Mente no se apropia de la Mente, la Mente no expulsa a la Mente. La Mente sólo puede observarse a sí misma; y esta observación no es la observación de un objeto externo e independiente del observador.

Buda usa la frase: “Atención del sentimiento en el sentimiento, atención de la Mente en la Mente”. Algunas personas han interpretado esto diciendo que el Buda utilizaba esta fraseología para enfatizar palabras tales como sentimiento y mente, pero no creo que las personas hayan captado totalmente la intención del Buda. Atención del sentimiento en el sentimiento es la atención del sentimiento directamente sobre el sentimiento, mientras se experimenta el sentimiento, y no desde luego la contemplación de alguna imagen de sentimiento que uno ha creado para producir un sentimiento sobre algún objeto, con existencia individual y separada de uno mismo. Atención de la mente en la Mente es la mente que experimenta la atención de la mente en la Mente. La objetividad de un observador externo examinando algo es el método de la ciencia, pero no es el método de la meditación. Por tanto, la imagen del guardián y los visitantes entrando y saliendo por un corredor no es válida para ilustrar la observación atenta de la mente.

Dice el Sutra que la mente es como un mono saltando de rama en rama en un bosque. Para no perderlo de vista en algún movimiento repentino, debemos vigilar el mono constantemente. El Sutra lo llama “ser uno con él”. La Mente contemplando a la Mente es como un objeto y su sombra, el objeto no puede desprenderse de su sombra. Los dos son uno. A cualquier parte que vaya la mente, sigue dentro de los dominios de la mente.
El Sutra usa a veces la expresión “atar al mono” para referirse a la sujeción de la mente. Pero la imagen del mono es sólo un medio de expresión. Una vez que la mente está directa y continuamente atenta a sí misma, deja de ser como un mono. No hay dos mentes, una que salta de rama en rama y otra que corre tras ella como un trozo de cuerda para atarla.

La persona que practica meditación por lo general espera ”ver su propia naturaleza” para lograr el despertar. Pero si acabas de empezar, no esperes “percibir tu propia naturaleza”. Mejor aún: no esperes nada.

Especialmente no esperes ver al Buda o cualquier versión de la “realidad última” mientras estás sentado. Durante los primeros seis meses, trata de construir tu poder de concentración, de crear calma interior y alegría serena.
Te librarás de la ansiedad, disfrutarás de un descanso total y acallarás tu mente. Te sentirás refrescado y obtendrás una visión de las cosas más amplia y clara, y profundizarás el amor dentro de ti. Sentarse en meditación es alimentar el espíritu y también el cuerpo. A través de la postura nuestros cuerpos ganarán armonía, se sentirán más ligeros y estarán más en paz. 
El sendero que va desde la exploración de tu mente hasta la vista de tu propia naturaleza no será demasiado áspero. Una vez que seas capaz de aquietar tu mente, una vez que tus emociones y pensamientos no te perturben más, en ese punto tu mente morará en la Mente. Tu mente asirá la Mente de una forma tan directa y maravillosa que ya no habrá diferencias entre sujeto y objeto. Al beber una taza de té, la aparente diferencia entre el que bebe y el té que está siendo bebido se disuelve. Beber una taza de té llega a ser una experiencia directa maravillosa en la que deja de existir la distinción entre sujeto y objeto.

La mente dispersa es también Mente, de la misma manera que las olas que agitan la superficie del agua son también Agua. Cuando la Mente (con mayúscula)  toma las riendas de la mente (pequeña, individual), la mente engañada se convierte en Mente Veraz.

Thich Naht Hanh
Extracto de: Cómo lograr el milagro de vivir despierto.

sábado, 12 de diciembre de 2015

En busca de la serenidad



Dondequiera que vayamos, la mente estará con nosotros. Con quien quiera que estemos, la mente estará con nosotros.
En una ocasión le preguntaron al gran sabio indio Ramana Maharshi a qué había que renunciar y repuso: "A lo único que hay que renunciar, es a la estupidez de la mente y a la idea de posesión". La gente corre hacia un guía espiritual para que libere su mente, sin darse cuenta de que sólo uno mismo puede liberarla, pues uno tiene que encender la propia lámpara interior. Por minoría de edad emocional, la gente persigue líderes de todo tipo, ídolos de barro, desaprensivos y burdos farsantes o mercenarios del espíritu, todo con tal de no asumir la propia responsabilidad del cambio interior, dando vueltas de aquí para allá, pero arrastrando los oscurecimientos de la mente. 
Te vas a la India o a la isla de Pascua o al Machu Picchu, pero arrastrando la misma mente, acarreando los mismos impedimentos mentales.
 
Estos impedimentos mentales, también conocidos como oscurecimientos de la mente y que distorsionan el discernimiento y frustran el entendimiento correcto, son: el apego a las ideas, puntos de vista, interpretaciones y estrechas opiniones. 
No hay peor apego. Velan la visión mental y la oscurecen. Por el apego a las ideas se llega a matar.
Los venenos emocionales o tóxicos mentales, como el odio, los celos, la envidia, la rabia, el resentimiento, la soberbia y tantos otros, que nacen de la ofuscación y conducen a la misma.
Los condicionamientos del subconsciente, es decir, las heridas inconscientes que arrastramos, las frustraciones y los traumas, todas esas huellas subliminales que perturban el pensamiento, condicionan la visión e impiden la lucidez y el sosiego.

No hay ningún sitio adonde ir tan importante como la propia mente, para examinarla y purificarla, para poner un poco de orden en la misma y sanear su trasfondo. La verdad está aquí y ahora, y aquí y ahora debe comenzar el trabajo sobre uno mismo para hallar el equilibrio y el sosiego.

 De la mente oscurecida, sólo pueden brotar desdicha, insania y malestar propio y ajeno. El maestro, el líder, el guía, está dentro de uno mismo, aunque otra persona nos pueda procurar métodos y claves para hallarlo en nuestro interior. Si la mente logra estar atenta y serena, la verdad se percibe en todo lugar y a cada momento.
Damos vueltas atolondradamente, porque la mente está aturdida; es lo que los yoguis denominan "lavar manchas de sangre con sangre". Tenemos que ser cuidadosos para no convertir en escapes o subterfugios lo que imaginamos como medios de búsqueda o autodesarrollo. Unos meditan para escapar; otros, para enfrentarse a sí mismos y realmente superarse. Unos hacen de la vida espiritual un placebo y otros, una búsqueda real e intrépida. No hay mayor renuncia, que la renuncia a los modelos estereotipados de la mente y a las raíces insanas de la misma: la ofuscación, la avidez y el odio. Éstas pueden disolverse cultivando las raíces de lo saludable: la lucidez, la generosidad y el amor. 

En el escenario de la mente se celebra el juego de la libertad interior.

Ramiro Calle
de El libro de la serenidad

¿POR QUÉ MEDITAR?

Durante miles de años la gente ha utilizado la meditación para ir más allá de los pensamientos estresantes de la mente y los trastornos emocionales, hacia la paz y la claridad de la conciencia del momento presente. La variedad de técnicas de meditación, las tradiciones y las tecnologías son casi infinitas, pero la esencia de la meditación es una sola: el desarrollo de la conciencia y la conciencia expandida.
Estos son los regalos más preciados de la meditación, sin embargo, las personas se sienten atraídas inicialmente a la meditación por muchas razones diferentes. Algunas personas empiezan a meditar por alguna recomendación médica, buscando obtener beneficios de salud relacionados con su presión arterial, reducción de estrés o para lograr tener un sueño reparador. Otros se acercan a la meditación buscando alivio a pensamientos dolorosos, de miedo o de enojo que se encuentran constantemente en su mente. Y otros se acercan a la meditación para lograr una mayor comprensión de  si mismos o para mejorar su habilidad de concentración.
Es preciso decir que el propósito de la meditación depende del meditador, pero también es cierto que cualquier persona que medita regularmente recibe beneficios profundos en todos estos niveles, físico, mental, emocional y espiritual.

Estos son sólo algunos de los beneficios:
  • Alivio del estrés y la ansiedad (la meditación mitiga los efectos de la respuesta de "lucha o huida" la disminución de la producción de las hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina)
  • Disminución de la presión arterial e hipertensión
  • Disminución en los niveles de colesterol
  • Obtenemos un uso más eficiente del oxígeno que es utilizado por nuestro cuerpo
  • Aumento de la producción de la hormona DHEA anti-envejecimiento
  • Un sueño reparador.

  • Un importante estudio realizado por el Hospital General de Massachussetts encontró que tan sólo ocho semanas de meditación no sólo ayudaron a que la gente se sienta más tranquila, si no que también se produjeron cambios en varias áreas del cerebro, incluyendo el crecimiento en las áreas asociadas con la memoria, la empatía, el sentido de sí mismo y la regulación del estrés.

Dr. Deepak Chopra
The Chopra Center

jueves, 10 de diciembre de 2015

Percibir la Naturaleza desde la quietud



Cuando percibes la naturaleza sólo a través de la mente, del pensamiento, no puedes sentir su plenitud de vida, su ser. Sólo ves la forma y no eres consciente de la vida que la anima, del misterio sagrado. El pensamiento reduce la naturaleza a un bien de consumo a un medio de conseguir beneficios, conocimiento, o algún otro propósito práctico. El antiguo bosque se convierte en madera; el pájaro, en un proyecto de investigación; la montaña, en el emplazamiento de una mina o en algo por conquistar.

Cuando percibas la naturaleza, permite que haya espacios sin pensamiento, sin mente. Cuando te acerques a la naturaleza de este modo, ella te responderá y participará en la evolución de la conciencia humana y planetaria.
Nota lo presente que está la flor, lo rendida que está a la vida.

La planta que tienes en casa…, ¿la has mirado detenidamente alguna vez? ¿Has permitido que ese ser familiar pero misterioso que llamamos planta te enseñe sus secretos? ¿Te has dado cuenta de lo pacífica que es, de que está rodeada de un campo de quietud? En el momento en que te das cuenta de la quietud y de la paz que emana, esa planta se convierte en tu maestra.

Observa un animal, una flor, un árbol, y mira cómo descansan en el Ser. Cada uno de ellos es él mismo. Tiene una enorme dignidad, inocencia, santidad. Sin embargo, para poder ver esto, tienes que ir más allá del hábito mental de nombrar y etiquetar. En el momento en que miras más allá de las etiquetas mentales, sientes la dimensión inefable de la naturaleza, que no puede ser comprendida por el pensamiento ni percibida por los sentidos. una armonía, una sacralidad que, además de compenetrar la totalidad de la naturaleza, está dentro de ti.

El aire que respiras es natural, como el propio proceso de respirar.

Dirige la atención a tu respiración y date cuenta de que no eres tú quien respira. La respiración es natural. Si tuvieras que acordarte de respirar, pronto morirías, y si intentaras dejar de respirar, la naturaleza prevalecería.
Reconecta con la naturaleza del modo más íntimo e interno percibiendo tu propia respiración y aprendiendo a mantener tu atención en ella .Esta es una práctica muy curativa y energetizante. Produce un cambio de conciencia que te permite pasar del mundo conceptual del pensamiento al ramo de la conciencia incondicionada.

Necesitas que la naturaleza te enseñe y te ayude a reconectar con tu Ser. Pero tú no eres el único necesitado; ella también te necesita a ti.

No estás separado de la naturaleza. Todos somos parte de la Vida Una que se manifiesta en in-contables formas en todo el universo, formas que están, todas ellas, completamente ínterconectadas. Cuando reconoces la santidad, la belleza, la increíble quietud y dignidad en las que una flor o un árbol existen, tú añades algo a esa flor o a ese árbol. A través de tu reconocimiento, de tu conciencia, la naturaleza llega a conocerse a sí misma. ¡Alcanza a conocer su propia belleza y sacralidad a través de ti!

Un gran espacio silencioso contiene en su abrazo la totalidad del mundo natural. Y también te contiene a ti.
Sólo mediante la quietud interior tienes acceso al reino de quietud en el que habitan las rocas, las plantas y los animales. Sólo cuando tu mente ruidosa se queda en silencio puedes conectar profundamente con la naturaleza y sanar la separación creada por el exceso de pensamiento.

Pensar es una etapa en la evolución de la vida. La naturaleza existe en una quietud inocente que es anterior a la aparición del pensamiento. El árbol, la flor, el pájaro o la roca no son conscientes de su propia belleza y santidad. Cuando los seres humanos se aquietan, van más allá del pensamiento. La quietud que está más allá del pensamiento contiene una dimensión añadida de conocimiento, de conciencia.

La naturaleza puede llevarte a la quietud. Ése es su regalo para ti. Cuando percibes la naturaleza y te unes a ella en el campo de quietud, éste se llena de tu conciencia. Ése es tu regalo a la naturaleza.

A través de ti, la naturaleza toma conciencia de sí misma. Es como si la naturaleza te hubiera estado esperando durante millones de años.

Eckhart Tölle