sábado, 21 de noviembre de 2015

Cualidad de cualidades: la ecuanimidad

La palabra “ecuanimidad” insume dos términos que ya son muy orientativos: equilibrio y alma. La ecuanimidad es, pues, ánimo equilibrado, ánimo estable y constante, ánimo no sometido a grandes fluctuaciones que van desde una desmesurada euforia hasta el abatimiento o depresión. 



Todos los sabios, tanto de Oriente como de Occidente, la han considerado una cualidad de cualidades. En un destacado texto de yoga, el Yoga Vashishtha, puede leerse: “La ecuanimidad es como la ambrosía, de un sabor sumamente agradable”.

Cuando algo es irreparable o irreversible, si uno se niega a aceptarlo y quiere descartarlo, se hace mucho daño a sí mismo y desperdicia sus mejores energías. No se trata de resignación fatalista, sino de aceptar los hechos incontrovertibles, aquello que es insoslayable. Por eso el gran sabio Santideva declaraba: “Si algo tiene remedio, lo remedias y no te preocupes; si no tiene remedio, lo aceptas y no te preocupes”.
La persona ecuánime pone todas las condiciones para propiciar lo más favorable e idóneo, pero cuando viene lo desfavorable y no puede evitarlo, lo acepta sin generar mayor tensión, sin torturarse y sin malgastar sus mejores energías. Se trata de la aceptación consciente de lo inevitable. Incluso aprende a fortalecerse con aquello de ingrato que no puede evitar y convierte los enemigos en aliados.

Hay un adagio que reza: “Vienen los vientos del Este; vienen los vientos del Oeste”. La persona ecuánime prefiere lo agradable pero cuando surge lo desagradable, mantiene su ánimo presto y sereno y no añade sufrimiento al sufrimiento ni se atormenta. Sabe que todo no puede controlarlo y que lo hay que aprender es a controlar la actitud serena ante lo desagradable y los inconvenientes inevitables. Es una persona ecuánime la que mantiene la mente firme ante lo grato e ingrato, la ganancia y la pérdida, el triunfo y la derrota, la amistad y la enemistad, el amor y el desamor, el encuentro y el desencuentro.

Como todo es mudable y cambia, a pesar de ello mantiene su equilibrio mental; como todo es transitorio y la vida está colmada de vicisitudes (alternancias) y todo está sometido a la ley de las dualidades (halago-insulto, etcétera), mantiene su ánimo armónico a pesar de todo ello. Pero la ecuanimidad nunca es desinterés, impasibilidad, indiferencia o apatía, bien al contrario. La persona ecuánime vive todo intensamente, pero no se aferra al disfrute ni crea odio ante lo desagradable, sabiendo que porque hay un lado hay el otro.

Aprender a soltar

La ecuanimidad reporta calma, vitalidad, equilibrada sensibilidad y acción correcta. La persona se libera de reacciones desmesuradas y también de desorbitadas tendencias de apego y aborrecimiento.
La ecuanimidad hay que trabajarla mediante la práctica de la meditación y el discernimiento correcto. ¿De dónde surge? De la visión clara y penetrativa, o sea de la lucidez. Cuando uno tiene un entendimiento correcto y comprende profundamente que todo está sometido a la impermanencia, brota una actitud de mayor calma y ecuanimidad. La persona aprende a vivirlo todo intensamente pero sin tanto afán de posesión, sabiendo que todo, dentro y fuera de uno, es transitorio y que hay que aprender a soltar, como incluso tendremos que soltar algún día nuestro cuerpo.

Los yoguis, desde hace milenios, han valorado siempre extraodinariamente la ecuanimidad. Todas las técnicas del yoga, incluso las del hatha-yoga, ayudan a desarrollar esta actitud de equilibrio tan provechosa para la vida cotidiana, donde todo resulta contingente. El yoga, con razón, siempre ha sido asociado a las cualidades de sosiego, equilibrio, paz interior, lucidez y, por tanto, genuina ecuanimidad. El verdadero yogui, libre de las redes de la ignorancia, ve las cosas como son y mantiene su centro aunque todo a su alrededor sea un tornado.

Ramiro Calle

Retardar el Envejecimiento


La medicina Ayurvédica, se originó en la India hace más de 4 mil años, Ayurveda significa en sánscrito “la ciencia de la vida”. Esta medicina hace referencia a una visión integral del ser humano, donde el cuerpo y la mente están estrechamente relacionados y se influencian mutuamente.

El cuerpo se moldea a partir de la conciencia, ya que ésta tiene un potencial enorme para producir cambios en el organismo, como curar enfermedades y retardar el envejecimiento.

Nuestro sistema actual de vida está regido por la gran ilusión de la materia: creemos que ésta, es lo único que existe y que la conciencia es un subproducto de ella. Pero esa concepción está basada en una interpretación sensorial, y está claro que nuestros sentidos físicos no nos permiten percibir la verdadera naturaleza de la realidad. Pensamos que es sólida y estática, cuando en verdad está en permanente cambio.
Esto también es válido para el cuerpo humano, que experimenta un cambio permanente. En menos de un año, se reemplaza el 98% de los átomos del cuerpo, la piel se renueva cada cinco meses, el esqueleto cambia cada tres meses 
e incluso el ADN, que es donde se inserta nuestro código genético, se reemplaza cada seis semanas: “Uno parece ser el mismo por fuera; sin embargo, es como si se cambiaran continuamente los ladrillos del edificio”.

Pero no debemos confundir el instrumento con el usuario del instrumento.
El cuerpo cambia y se renueva, no es el mismo y, sin embargo, mantiene su identidad, ya que la base de su existencia está más allá de la materia y pertenece al dominio quántico, donde no hay materia, sino sólo inteligencia que organiza la información y es capaz de identificarse y comunicarse con el resto del Universo. La mente, que es el movimiento de la conciencia -o alma-, utiliza energía electromagnética para crear el cuerpo.

Ciertamente, no es posible retroceder la edad cronológica, pero sí es posible revertir el proceso de envejecimiento. Esto significa actuar sobre la edad psicológica (cómo nos sentimos y cómo ejercemos la edad cronológica) y sobre los 15 marcadores biológicos de ésta: presión sanguínea, tasa metabólica, densidad ósea, regulación de la temperatura, contenido de grasa, capacidad aeróbica, nivel de colesterol, masa muscular, fuerza muscular, niveles de hormonas sexuales, tolerancia al azúcar, sistema auditivo, visión, inmunidad y estado de la piel.

Investigaciones científicas que se han venido realizando desde hace ya más de 30 años, a partir de la década del 70, han descubierto que cada uno de esos marcadores puede revertirse hasta 15 años. Al igual que en el universo, todo es reciclable en el ser humano: las moléculas y células del cuerpo, las emociones y los pensamientos. El cambio de uno de los marcadores biológicos de la edad produce el cambio de todo el resto de ellos, pero cuando todos éstos cambian a la vez… ¡el cambio ya es exponencial!


Uno de los mejores métodos para conservarse joven y vital es la práctica regular de la meditación, que permite que los niveles hormonales se mantengan altos y no decaigan. La meditación permite conectarse con la fuente primordial de energía del universo -Dios- y realizar algo tan importante como retornar a la memoria del Amor, que es propia del ser humano.

El contacto directo con lo sagrado -por ejemplo, a través de la meditación o la comunión con la naturaleza- proporciona la experiencia máxima de Amor. Se irradia como luz y plenitud, que transforman el cuerpo y las emociones y, por tanto, el mundo que nos rodea.

Diez consejos para retardar el envejecimiento:

1. Cambio de la percepción: Pasar de una visión materialista del universo a una visión integral y espiritual de la vida y la materia.

2. Tiempo: Dejar de vivir preocupados por el mañana o de vivir de los recuerdos y aprender a estar presente y vivir del ahora.

3. Sueño: La mala calidad de sueño acelera el envejecimiento. Lo que importa no es la cantidad, sino la calidad del sueño. La medicina ayurvédica aconseja acostarse sobre las 10:00 de la noche. Estas dos horas antes de la medianoche tienen un efecto reparador mucho mayor que las 6 horas siguientes. Es bueno dormir unas 8 horas y no excederse, si no se obtiene el efecto contrario, debilita.

4. Vigila tu alimentación: De acuerdo con el Ayurveda, el cuerpo se siente satisfecho y en equilibrio cuando tiene acceso a los seis sabores básicos (astringente, dulce, amargo, salado, agrio y picante). Los alimentos deben ser lo más frescos y naturales posibles, porque así aportan mayor cantidad de prana o energía. Además, se deben tomar suplementos nutricionales (multivitamínicos con minerales), ya que aunque tengamos una buena dieta, los necesitamos debido a la gran cantidad de toxinas y de tensiones a las que estamos expuestos diariamente.

5. Haz deporte: El yoga, el Tai-Chi o cualquier deporte que nos mantenga activos será bueno para recuperar la relación mente-cuerpo. La mejor forma de integración de ambos es a través de la respiración consciente, que facilita el movimiento energético de lo físico a lo mental.

6. Aprovecharse de los beneficios del Sol. Mirarlo, tomar baños de Sol, etc. Contrariamente a lo que dicen las empresas que venden protectores solares el cuerpo, hay más enfermedades de la piel en países donde casi no sale el Sol.

7. Eliminar las toxinas: Se deben eliminar las drogas, el alcohol y el humo del cigarrillo, pero también las toxinas emocionales, como miedo, depresión, culpa, enojo e ira, que actúan al nivel del cuerpo sutil.
Desintoxica tu hígado, riñones y colon habitualmente.

8. Amor: Dar y recibir amor estimula el sistema inmunológico. Los tres niveles en que se expresa el amor son verbal (”te quiero”), atencional (escuchar al otro ininterrumpidamente) y afectivo (tocar, acariciar).

9. Creatividad: Aplica tu creatividad. Pinta, escribe, cocina, canta, etc, pero expresa tu creatividad de un modo libre y natural.

10. Mantén tu mente alimentada con lecturas que te hagan crecer interiormente. Ayuda a tu Alma día a día a que se eleve de la materia con lecturas inspiradoras.


Deepak Chopra/Curación cuántica

Resistencias psicológicas



Si en alguna ocasión has intentado seguir una dieta, abandonar el cigarrillo, controlar la ira o desarrollar un nuevo hábito, es probable que te hayas percatado de cuán difícil es. Lo usual es que surjan algunas resistencias, las cuales fungen como si fueran un muro que se interpone en nuestro camino. De hecho, esas resistencias son las principales responsables de que muchos de nuestros mejores deseos jamás se conviertan en realidad.

Por una parte, se encuentra nuestra mente consciente, esa que quiere cambiar y que se propone nuevas metas y objetivos pero, por otra parte, está nuestra mente inconsciente, que quiere mantenerse inalterable, que no desea cambiar y que opone mucha resistencia. Dentro de nosotros coexiste la ambivalencia, nos apasiona el cambio pero, a la misma vez, nos resulta atemorizante.

¿Qué son las resistencias psicológicas?
Las resistencias psicológicas son obstáculos mentales que se interponen en la toma de conciencia. Son reacciones que se activan de manera automática cuando es necesario reconocer determinados sentimientos o dar un paso importante que conduzca a un cambio. Se ponen en marcha ante una situación que nos causa tensión pues nuestro inconsciente cree que no estamos suficientemente preparados para afrontarla. Entonces se activa esta especie de mecanismo de defensa.

En otros casos, la resistencia psicológica se debe a las ganancias secundarias; es decir, la situación actual nos reporta algunas ventajas que no estamos dispuestos a perder. No podemos olvidar que, aunque trastornos como la depresión, la ansiedad o las fobias son muy limitantes, también nos reportan algunas ventajas. Por ejemplo, quizás estos problemas nos han acercado emocionalmente a una persona importante para nosotros y, en lo más profundo, tenemos miedo de que al superar el trastorno, esa persona vuelva a distanciarse y nos quedemos solos.

Las ganancias secundarias no siempre se hacen conscientes ya que en muchos casos no las queremos reconocer. Sin embargo, estas ideas cobran fuerza en el inconsciente y generan una resistencia al cambio, cuya misión es lograr que el estado actual de las cosas perdure. La resistencia psicológica no solo nos impide cambiar sino también darnos cuenta de esos contenidos ocultos.

¿Cómo actúan las resistencias psicológicas?
Imagina que debes presentar un proyecto muy importante en tu trabajo pero justo antes de salir de casa notas que tu hijo tiene fiebre. Sabes que le dejas en buenas manos pero, aún así, no logras quitarte esa preocupación de la mente. Por eso, tendrás que esforzarte más de lo habitual para concentrarte y hacer una buena presentación.

Las resistencias funcionan de manera similar, son como esa preocupación que ronda tu mente y que te impide dar lo mejor de ti. Sin embargo, el problema radica en que no somos conscientes de esas resistencias y, por tanto, las achacamos a otros factores, como puede ser nuestra falta de capacidad. Si nos planteamos una meta y no podemos alcanzarla, podemos pensar que no tenemos las habilidades necesarias, lo cual puede afectar nuestra autoestima y hacernos adoptar una actitud derrotista. No obstante, el verdadero responsable del “fracaso” podría ser una resistencia. Así, estas no solo nos roban energía sino también la confianza en nosotros mismos.

Las resistencias como tesoros
“Conócete a ti mismo”, reza un antiquísimo aforismo griego que, probablemente, es el mejor consejo psicológico que se haya dado jamás. Y es que las resistencias no son problemas en el sentido estricto del término sino oportunidades para crecer y conocerse mejor. Las resistencias pueden convertirse en un tesoro, siempre y cuando las saquemos a la luz.

Las resistencias psicológicas son una barrera para el desarrollo cuando nos empecinamos en hacer caso omiso, cuando intentamos esconderlas y negarlas, actuando como si no existiesen. Sin embargo, basta ser conscientes de su existencia para desarmarlas o, al menos, restarles parte de su impacto negativo.

De hecho, reconocer nuestras resistencias nos reporta dos ventajas fundamentales:
- Tendremos más energía para enfrentar el cambio ya que el simple hecho de descubrir una resistencia implica que comenzamos a asimilarla y esta deja de robarnos la energía, nos permite focalizarnos en lo que realmente queremos.
- Podremos crecer ya que no tendremos esos obstáculos interiores que antes nos limitaban, que alimentaban el miedo o nos mantenían atados al pasado. Recuerda que el principal obstáculo para lograr tus metas eres tú mismo.

En este punto la pregunta es: ¿cómo descubrir las resistencias psicológicas si estas actúan por debajo de nuestra conciencia?

Un ejercicio para descubrir las resistencias psicológicas
El principal objetivo de este ejercicio es mirar en nuestro interior para encontrar las principales resistencias que no nos dejan avanzar. La idea radica simplemente en ser conscientes de su existencia, de esta forma es como si les estuviésemos diciendo: “sé que existes pero no tienes poder sobre mí”. Es el equivalente a soltar lastre para poder seguir hacia adelante, más rápido y con menos fatiga.

1. Busca un lugar tranquilo, donde nadie te moleste y donde no haya ruido.

2. Siéntate y respira profundamente. Es recomendable que practiques durante 10 minutos la respiración diafragmática o la relajación muscular progresiva. De esta forma estarás más relajado, tu mente consciente bajará la guardia y los contenidos ocultos podrán fluir con mayor libertad.

3. Mira a tu alrededor y habla de lo que te rodea pero sin juzgar, usando siempre los términos “aquí” o “ahora”. Por ejemplo, puedes decir “ahora estoy viendo mi ordenador”. Esta es una frase neutra. Sin embargo, no debes decir “ahora estoy viendo mi ordenador viejo/pequeño” porque esto ya implica un juicio. Focalízate en las cosas que te rodean. En este paso aprendes a centrarte en las cosas en sí, no en tu percepción de ellas.

4. Una vez que hayas logrado describir lo que te rodea sin juzgar, continúa con tus sensaciones. Cambia el focus de atención y céntrate en ti. Al inicio es más fácil que te concentres en las sensaciones físicas y más tarde puedes pasar a las sensaciones y emociones. Por ejemplo, puedes decirte “ahora me siento enfadado”, pero sin emitir ningún juicio al respecto.

Lo interesante es que al inicio aparecerán muchos juicios, es algo natural porque estamos acostumbrados a juzgar y nos resulta difícil evaluar las cosas desligándonos del significado que le hemos dado. Sin embargo, la parte positiva es que cada uno de esos juicios probablemente esconde una resistencia. Por tanto, en este punto no debes reprimirlos sino vivenciarlos y, después dejarlos ir. Para eliminar las resistencias lo más inteligente no es combatirlas sino ceder ante ellas, así les restamos poder sobre nuestro comportamiento y decisiones.

Mientras percibes esas resistencias, focalízate en tu cuerpo, es probable que notes algunas sensaciones particulares, casi siempre en la zona de la espalda, la frente o el estómago. Esto se debe a que las resistencias psicológicas a menudo se somatizan.

Cuando termines el ejercicio, anota las resistencias y las sensaciones vinculadas a estas. Después de varias sesiones notarás que algunas resistencias se repiten y que se expresan de la misma forma. De esta manera, la próxima vez que te plantees un objetivo y notes esas sensaciones, sabrás que hay algunas resistencias psicológicas que actúan como obstáculos. Encuéntralas y déjalas ir.

Con este ejercicio habrás convertido las resistencias en tus aliadas del cambio porque, no solo podrás seguir avanzando sino que habrás logrado conocerte mejor y aumentar tu autoconfianza.

Psicología
Jennifer Delgado

jueves, 19 de noviembre de 2015

El viaje hacia adentro

Nos vienen engañando desde hace mucho tiempo y hemos caído en la trampa. Nos han dado bisutería por joyería, cristal por diamante, nácar por plata. Nos han hecho creer desde hace milenios que la dicha viene de afuera, que sin lo externo no somos nada, que la diversión y el entretenimiento son la felicidad, que los excesos satisfacen y contentan, que el tener es lo esencial y no el ser. . . 

Nos han adoctrinado para depender de todo lo exterior, nos han inculcado necesidades y deseos que no son nuestros, nos han precipitado al ruido, al estrés, a la acción desmesurada y al distanciamiento cada día mayor de nosotros mismos que nos hace vivir de espaldas a nuestra auténtica identidad.

Hemos entrado en el laberinto de lo engañoso, lo ilusorio, lo banal y superficial, que se ofrece como néctar y es veneno. Al final hemos sido capturados en la espiral de la alienación. Queremos  conocerlo todo, pero no tenemos ningún interés en conocer al conocedor. Miramos las estrellas, si es que las miramos, pero no nos miramos a nosotros mismos en lo profundo. Somos los grandes desconocidos para nosotros mismos. Tan externalizados estamos que hemos dejado de ser y nos hemos vuelto mediocres imitadores, un reflejo anodino de las influencias del exterior, en la red de viejos patrones y pautas que nos roban el discernimiento.

Si algo urge para recuperar nuestra salud psíquica y establecernos en nuestra propia y real naturaleza, es el viaje hacia los adentros; aprender a escudriñar en uno mismo y desconfiar de las falsas promesas e inciertas expectativas de esta sociedad que conspira contra el individuo y es regida por poderes putrescibles y gobernantes de mente ofuscada y corazón de madera.
Solo en el viaje hacia los adentros es posible hallar la paz interior que le da un sentido a la vida, que por un lado esclarece la mente y, por otro, hace compasivo el corazón.

Para hacer posible esta singladura por el océano interno se nos han facilitado las herramientas necesarias. A través de la meditación, la contemplación u otras técnicas de introspección, desconectamos del mundo exterior durante unos minutos para ir hacia los adentros.

No se trata de ser un necio subiendo y bajando por la misma orilla una y otra vez, sino de cruzar de la orilla de la servidumbre a la libertad. Nada es comparable a la paz interior, pero tan hipnotizados  estamos yendo a ninguna parte que perdemos de vista el objetivo fundamental, que es convertirnos en nosotros mismos.
 Ramiro Calle
www.yogaenred.com

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Evitar la negatividad


¿Podría una emoción negativa contener también un mensaje importante?. Por ejemplo, si a menudo me siento deprimido, puede ser una señal de que algo anda mal en mi vida y puede forzarme a mirar mi situación vital y hacer algunos cambios. Así que necesito escuchar lo que la emoción me está diciendo y no rechazarla simplemente como negativa.
Sí, las emociones negativas recurrentes a menudo contienen un mensaje, lo mismo que las enfermedades. Pero cualquier cambio que usted haga, sea que tenga que ver con su trabajo, con sus relaciones o con lo que lo rodea, es en últimas sólo cosmético a menos que surja de un cambio en su nivel de conciencia. Y en cuanto a esto, sólo puede significar una cosa: volverse más presente. Cuando usted ha alcanzado cierto nivel de presencia, no necesita la negatividad para decirle lo que es necesario en su situación vital. Pero mientras la negatividad esté ahí, úsela. Úsela como una especie de señal que le recuerde estar más presente.

¿Cómo evitamos que surja la negatividad y cómo nos libramos de ella cuando aparece?

Como dije, evite que surja estando completamente presente. Pero no se desanime. Hay aún pocas personas en el planeta que pueden mantener un estado de presencia continua, aunque algunos están cerca de ello. Pronto, creo, habrá muchos más. Siempre que se dé cuenta de que ha surgido alguna forma de negatividad en usted, mírela no como un fracaso sino como una señal útil que le dice: “Despierta. Sal de la mente. Vive el presente”.
Hay una novela de Aldous Huxley titulada La Isla, escrita en sus últimos años, cuando se interesó mucho en las enseñanzas espirituales. Cuenta la historia de un náufrago en una isla remota separada del resto del mundo. Esta isla contiene una civilización única. Lo inusual de ella es que sus habitantes, al contrario de los del resto del mundo, son realmente cuerdos. La primera cosa que el hombre nota son unos papagayos coloridos encaramados en los árboles, que continuamente cotorrean las palabras “Atención. Aquí y Ahora. Atención. Aquí y Ahora”. Luego nos enteramos de que los isleños les han enseñado estas palabras para que les recuerden constantemente mantenerse presentes.
Así que siempre que sienta la negatividad surgiendo en usted, causada por un factor externo, por un pensamiento o por nada en particular de lo que sea consciente, véala como una voz que le dice “Atención. Aquí y Ahora. Despierta”. Incluso la más leve irritación es significativa y debe ser reconocida y observada; en caso contrario, habrá una acumulación de reacciones no observadas. Como dije antes, usted puede ser capaz de soltarla una vez se dé cuenta de que no quiere tener este campo de energía dentro de usted y de que no sirve para nada. Pero entonces asegúrese de que la suelta completamente. Si no puede hacerlo, acepte que está ahí y ponga su atención en ese sentimiento, como señalé anteriormente.
Como alternativa a abandonar una reacción negativa, puede hacerla desaparecer imaginando que usted se hace transparente a la causa externa de la reacción. Le recomiendo que practique esto al principio con cosas pequeñas, incluso triviales. Digamos que está sentado tranquilamente en casa. De repente se oye el sonido penetrante de la alarma de un auto al otro lado de la calle. Surge la irritación.

¿Qué sentido tiene la irritación?

Ninguno en absoluto. ¿Por qué la creó usted? No lo hizo, fue la mente. Fue totalmente automático, totalmente inconsciente. ¿Por qué la creó la mente? Porque tiene la creencia inconsciente de que su resistencia, que usted experimenta como negatividad o infelicidad de alguna forma, disolverá en alguna medida la condición indeseable. Esto, por supuesto, es un engaño. La resistencia que crea, la irritación o ira en este caso, es mucho más perturbadora que la causa original que está tratando de disolver.
Todo esto puede transformarse en práctica espiritual. Siéntase a sí mismo volviéndose transparente, como quien dice, sin la solidez de un cuerpo material. Ahora permita que el sonido, o lo que sea que cause la reacción negativa, pase a través de usted. Ya no golpeará una “pared” sólida dentro de usted.
Como dije, practique con cosas pequeñas primero. La alarma del auto, el perro que ladra, los niños que gritan, la congestión de tráfico. En lugar de tener un muro de resistencia dentro de usted que es golpeado constante y dolorosamente por las cosas que “no deberían estar sucediendo”, deje que todo pase a través de usted. Alguien le dice algo con la intención de molestarle. En lugar de tener una reacción negativa inconsciente, como ataque, defensa o repliegue, permita que pase a través de usted. No ofrezca resistencia. Es como si ya no hubiera nadie ahí que pudiera ser herido. Eso es el perdón. 
En esa forma, usted se vuelve invulnerable. Usted puede decirle a esa persona de todos modos que su conducta es inaceptable, si eso es lo que escoge hacer. Pero esa persona ya no tiene el poder de controlar su estado interior. Usted está entonces en su propio poder, no en el de la otra persona, y tampoco está gobernado por su mente. Se trate de una alarma de auto, una persona descortés, una inundación, un terremoto o la pérdida de todas sus posesiones, el mecanismo de resistencia es el mismo.
He practicado la meditación, he ido a talleres, he leído muchos libros sobre espiritualidad, intento estar en un estado de no resistencia, pero si usted me pregunta si he encontrado paz interior verdadera y duradera, honestamente debo contestar que no. ¿Por qué no la he encontrado? ¿Qué más puedo hacer?
Yo le diría: no busque paz. No busque ningún otro estado que ese en el que se encuentra ahora; de lo contrario, establecerá un conflicto interior y una resistencia inconsciente. Perdónese a sí mismo por no estar en paz. En el momento en que usted acepte completamente su falta de paz, se transmutará en paz. Ese es el milagro de la entrega.
Usted puede haber oído la frase “ponga la otra mejilla”, que un gran maestro de la iluminación usó hace dos mil años. Estaba tratando de comunicar simbólicamente el secreto de la no resistencia y la no reacción. En esa afirmación, como en todas las otras que hizo, se refería sólo a su realidad interior, no a la conducta externa de su vida.
¿Conoce la historia de Banzan? Antes de convertirse en un gran maestro Zen, pasó muchos años en la búsqueda de la iluminación, pero esta lo eludía. Entonces un día, cuando caminaba por el mercado, oyó una conversación entre un carnicero y su cliente. “Déme el mejor trozo de carne que tenga”, decía el cliente. Y el carnicero replicó: “Todos los trozos de carne que tengo son el mejor. No hay un trozo de carne aquí que no sea el mejor”. Al oír esto, Banzán se iluminó. Veo que espera una explicación. Cuando usted acepta lo que Es, todo trozo de carne (todo momento) es el mejor. En eso consiste la iluminación.
Entrevista a Eckhart Tolle