sábado, 21 de noviembre de 2015

Retardar el Envejecimiento


La medicina Ayurvédica, se originó en la India hace más de 4 mil años, Ayurveda significa en sánscrito “la ciencia de la vida”. Esta medicina hace referencia a una visión integral del ser humano, donde el cuerpo y la mente están estrechamente relacionados y se influencian mutuamente.

El cuerpo se moldea a partir de la conciencia, ya que ésta tiene un potencial enorme para producir cambios en el organismo, como curar enfermedades y retardar el envejecimiento.

Nuestro sistema actual de vida está regido por la gran ilusión de la materia: creemos que ésta, es lo único que existe y que la conciencia es un subproducto de ella. Pero esa concepción está basada en una interpretación sensorial, y está claro que nuestros sentidos físicos no nos permiten percibir la verdadera naturaleza de la realidad. Pensamos que es sólida y estática, cuando en verdad está en permanente cambio.
Esto también es válido para el cuerpo humano, que experimenta un cambio permanente. En menos de un año, se reemplaza el 98% de los átomos del cuerpo, la piel se renueva cada cinco meses, el esqueleto cambia cada tres meses 
e incluso el ADN, que es donde se inserta nuestro código genético, se reemplaza cada seis semanas: “Uno parece ser el mismo por fuera; sin embargo, es como si se cambiaran continuamente los ladrillos del edificio”.

Pero no debemos confundir el instrumento con el usuario del instrumento.
El cuerpo cambia y se renueva, no es el mismo y, sin embargo, mantiene su identidad, ya que la base de su existencia está más allá de la materia y pertenece al dominio quántico, donde no hay materia, sino sólo inteligencia que organiza la información y es capaz de identificarse y comunicarse con el resto del Universo. La mente, que es el movimiento de la conciencia -o alma-, utiliza energía electromagnética para crear el cuerpo.

Ciertamente, no es posible retroceder la edad cronológica, pero sí es posible revertir el proceso de envejecimiento. Esto significa actuar sobre la edad psicológica (cómo nos sentimos y cómo ejercemos la edad cronológica) y sobre los 15 marcadores biológicos de ésta: presión sanguínea, tasa metabólica, densidad ósea, regulación de la temperatura, contenido de grasa, capacidad aeróbica, nivel de colesterol, masa muscular, fuerza muscular, niveles de hormonas sexuales, tolerancia al azúcar, sistema auditivo, visión, inmunidad y estado de la piel.

Investigaciones científicas que se han venido realizando desde hace ya más de 30 años, a partir de la década del 70, han descubierto que cada uno de esos marcadores puede revertirse hasta 15 años. Al igual que en el universo, todo es reciclable en el ser humano: las moléculas y células del cuerpo, las emociones y los pensamientos. El cambio de uno de los marcadores biológicos de la edad produce el cambio de todo el resto de ellos, pero cuando todos éstos cambian a la vez… ¡el cambio ya es exponencial!


Uno de los mejores métodos para conservarse joven y vital es la práctica regular de la meditación, que permite que los niveles hormonales se mantengan altos y no decaigan. La meditación permite conectarse con la fuente primordial de energía del universo -Dios- y realizar algo tan importante como retornar a la memoria del Amor, que es propia del ser humano.

El contacto directo con lo sagrado -por ejemplo, a través de la meditación o la comunión con la naturaleza- proporciona la experiencia máxima de Amor. Se irradia como luz y plenitud, que transforman el cuerpo y las emociones y, por tanto, el mundo que nos rodea.

Diez consejos para retardar el envejecimiento:

1. Cambio de la percepción: Pasar de una visión materialista del universo a una visión integral y espiritual de la vida y la materia.

2. Tiempo: Dejar de vivir preocupados por el mañana o de vivir de los recuerdos y aprender a estar presente y vivir del ahora.

3. Sueño: La mala calidad de sueño acelera el envejecimiento. Lo que importa no es la cantidad, sino la calidad del sueño. La medicina ayurvédica aconseja acostarse sobre las 10:00 de la noche. Estas dos horas antes de la medianoche tienen un efecto reparador mucho mayor que las 6 horas siguientes. Es bueno dormir unas 8 horas y no excederse, si no se obtiene el efecto contrario, debilita.

4. Vigila tu alimentación: De acuerdo con el Ayurveda, el cuerpo se siente satisfecho y en equilibrio cuando tiene acceso a los seis sabores básicos (astringente, dulce, amargo, salado, agrio y picante). Los alimentos deben ser lo más frescos y naturales posibles, porque así aportan mayor cantidad de prana o energía. Además, se deben tomar suplementos nutricionales (multivitamínicos con minerales), ya que aunque tengamos una buena dieta, los necesitamos debido a la gran cantidad de toxinas y de tensiones a las que estamos expuestos diariamente.

5. Haz deporte: El yoga, el Tai-Chi o cualquier deporte que nos mantenga activos será bueno para recuperar la relación mente-cuerpo. La mejor forma de integración de ambos es a través de la respiración consciente, que facilita el movimiento energético de lo físico a lo mental.

6. Aprovecharse de los beneficios del Sol. Mirarlo, tomar baños de Sol, etc. Contrariamente a lo que dicen las empresas que venden protectores solares el cuerpo, hay más enfermedades de la piel en países donde casi no sale el Sol.

7. Eliminar las toxinas: Se deben eliminar las drogas, el alcohol y el humo del cigarrillo, pero también las toxinas emocionales, como miedo, depresión, culpa, enojo e ira, que actúan al nivel del cuerpo sutil.
Desintoxica tu hígado, riñones y colon habitualmente.

8. Amor: Dar y recibir amor estimula el sistema inmunológico. Los tres niveles en que se expresa el amor son verbal (”te quiero”), atencional (escuchar al otro ininterrumpidamente) y afectivo (tocar, acariciar).

9. Creatividad: Aplica tu creatividad. Pinta, escribe, cocina, canta, etc, pero expresa tu creatividad de un modo libre y natural.

10. Mantén tu mente alimentada con lecturas que te hagan crecer interiormente. Ayuda a tu Alma día a día a que se eleve de la materia con lecturas inspiradoras.


Deepak Chopra/Curación cuántica

Resistencias psicológicas



Si en alguna ocasión has intentado seguir una dieta, abandonar el cigarrillo, controlar la ira o desarrollar un nuevo hábito, es probable que te hayas percatado de cuán difícil es. Lo usual es que surjan algunas resistencias, las cuales fungen como si fueran un muro que se interpone en nuestro camino. De hecho, esas resistencias son las principales responsables de que muchos de nuestros mejores deseos jamás se conviertan en realidad.

Por una parte, se encuentra nuestra mente consciente, esa que quiere cambiar y que se propone nuevas metas y objetivos pero, por otra parte, está nuestra mente inconsciente, que quiere mantenerse inalterable, que no desea cambiar y que opone mucha resistencia. Dentro de nosotros coexiste la ambivalencia, nos apasiona el cambio pero, a la misma vez, nos resulta atemorizante.

¿Qué son las resistencias psicológicas?
Las resistencias psicológicas son obstáculos mentales que se interponen en la toma de conciencia. Son reacciones que se activan de manera automática cuando es necesario reconocer determinados sentimientos o dar un paso importante que conduzca a un cambio. Se ponen en marcha ante una situación que nos causa tensión pues nuestro inconsciente cree que no estamos suficientemente preparados para afrontarla. Entonces se activa esta especie de mecanismo de defensa.

En otros casos, la resistencia psicológica se debe a las ganancias secundarias; es decir, la situación actual nos reporta algunas ventajas que no estamos dispuestos a perder. No podemos olvidar que, aunque trastornos como la depresión, la ansiedad o las fobias son muy limitantes, también nos reportan algunas ventajas. Por ejemplo, quizás estos problemas nos han acercado emocionalmente a una persona importante para nosotros y, en lo más profundo, tenemos miedo de que al superar el trastorno, esa persona vuelva a distanciarse y nos quedemos solos.

Las ganancias secundarias no siempre se hacen conscientes ya que en muchos casos no las queremos reconocer. Sin embargo, estas ideas cobran fuerza en el inconsciente y generan una resistencia al cambio, cuya misión es lograr que el estado actual de las cosas perdure. La resistencia psicológica no solo nos impide cambiar sino también darnos cuenta de esos contenidos ocultos.

¿Cómo actúan las resistencias psicológicas?
Imagina que debes presentar un proyecto muy importante en tu trabajo pero justo antes de salir de casa notas que tu hijo tiene fiebre. Sabes que le dejas en buenas manos pero, aún así, no logras quitarte esa preocupación de la mente. Por eso, tendrás que esforzarte más de lo habitual para concentrarte y hacer una buena presentación.

Las resistencias funcionan de manera similar, son como esa preocupación que ronda tu mente y que te impide dar lo mejor de ti. Sin embargo, el problema radica en que no somos conscientes de esas resistencias y, por tanto, las achacamos a otros factores, como puede ser nuestra falta de capacidad. Si nos planteamos una meta y no podemos alcanzarla, podemos pensar que no tenemos las habilidades necesarias, lo cual puede afectar nuestra autoestima y hacernos adoptar una actitud derrotista. No obstante, el verdadero responsable del “fracaso” podría ser una resistencia. Así, estas no solo nos roban energía sino también la confianza en nosotros mismos.

Las resistencias como tesoros
“Conócete a ti mismo”, reza un antiquísimo aforismo griego que, probablemente, es el mejor consejo psicológico que se haya dado jamás. Y es que las resistencias no son problemas en el sentido estricto del término sino oportunidades para crecer y conocerse mejor. Las resistencias pueden convertirse en un tesoro, siempre y cuando las saquemos a la luz.

Las resistencias psicológicas son una barrera para el desarrollo cuando nos empecinamos en hacer caso omiso, cuando intentamos esconderlas y negarlas, actuando como si no existiesen. Sin embargo, basta ser conscientes de su existencia para desarmarlas o, al menos, restarles parte de su impacto negativo.

De hecho, reconocer nuestras resistencias nos reporta dos ventajas fundamentales:
- Tendremos más energía para enfrentar el cambio ya que el simple hecho de descubrir una resistencia implica que comenzamos a asimilarla y esta deja de robarnos la energía, nos permite focalizarnos en lo que realmente queremos.
- Podremos crecer ya que no tendremos esos obstáculos interiores que antes nos limitaban, que alimentaban el miedo o nos mantenían atados al pasado. Recuerda que el principal obstáculo para lograr tus metas eres tú mismo.

En este punto la pregunta es: ¿cómo descubrir las resistencias psicológicas si estas actúan por debajo de nuestra conciencia?

Un ejercicio para descubrir las resistencias psicológicas
El principal objetivo de este ejercicio es mirar en nuestro interior para encontrar las principales resistencias que no nos dejan avanzar. La idea radica simplemente en ser conscientes de su existencia, de esta forma es como si les estuviésemos diciendo: “sé que existes pero no tienes poder sobre mí”. Es el equivalente a soltar lastre para poder seguir hacia adelante, más rápido y con menos fatiga.

1. Busca un lugar tranquilo, donde nadie te moleste y donde no haya ruido.

2. Siéntate y respira profundamente. Es recomendable que practiques durante 10 minutos la respiración diafragmática o la relajación muscular progresiva. De esta forma estarás más relajado, tu mente consciente bajará la guardia y los contenidos ocultos podrán fluir con mayor libertad.

3. Mira a tu alrededor y habla de lo que te rodea pero sin juzgar, usando siempre los términos “aquí” o “ahora”. Por ejemplo, puedes decir “ahora estoy viendo mi ordenador”. Esta es una frase neutra. Sin embargo, no debes decir “ahora estoy viendo mi ordenador viejo/pequeño” porque esto ya implica un juicio. Focalízate en las cosas que te rodean. En este paso aprendes a centrarte en las cosas en sí, no en tu percepción de ellas.

4. Una vez que hayas logrado describir lo que te rodea sin juzgar, continúa con tus sensaciones. Cambia el focus de atención y céntrate en ti. Al inicio es más fácil que te concentres en las sensaciones físicas y más tarde puedes pasar a las sensaciones y emociones. Por ejemplo, puedes decirte “ahora me siento enfadado”, pero sin emitir ningún juicio al respecto.

Lo interesante es que al inicio aparecerán muchos juicios, es algo natural porque estamos acostumbrados a juzgar y nos resulta difícil evaluar las cosas desligándonos del significado que le hemos dado. Sin embargo, la parte positiva es que cada uno de esos juicios probablemente esconde una resistencia. Por tanto, en este punto no debes reprimirlos sino vivenciarlos y, después dejarlos ir. Para eliminar las resistencias lo más inteligente no es combatirlas sino ceder ante ellas, así les restamos poder sobre nuestro comportamiento y decisiones.

Mientras percibes esas resistencias, focalízate en tu cuerpo, es probable que notes algunas sensaciones particulares, casi siempre en la zona de la espalda, la frente o el estómago. Esto se debe a que las resistencias psicológicas a menudo se somatizan.

Cuando termines el ejercicio, anota las resistencias y las sensaciones vinculadas a estas. Después de varias sesiones notarás que algunas resistencias se repiten y que se expresan de la misma forma. De esta manera, la próxima vez que te plantees un objetivo y notes esas sensaciones, sabrás que hay algunas resistencias psicológicas que actúan como obstáculos. Encuéntralas y déjalas ir.

Con este ejercicio habrás convertido las resistencias en tus aliadas del cambio porque, no solo podrás seguir avanzando sino que habrás logrado conocerte mejor y aumentar tu autoconfianza.

Psicología
Jennifer Delgado

jueves, 19 de noviembre de 2015

El viaje hacia adentro

Nos vienen engañando desde hace mucho tiempo y hemos caído en la trampa. Nos han dado bisutería por joyería, cristal por diamante, nácar por plata. Nos han hecho creer desde hace milenios que la dicha viene de afuera, que sin lo externo no somos nada, que la diversión y el entretenimiento son la felicidad, que los excesos satisfacen y contentan, que el tener es lo esencial y no el ser. . . 

Nos han adoctrinado para depender de todo lo exterior, nos han inculcado necesidades y deseos que no son nuestros, nos han precipitado al ruido, al estrés, a la acción desmesurada y al distanciamiento cada día mayor de nosotros mismos que nos hace vivir de espaldas a nuestra auténtica identidad.

Hemos entrado en el laberinto de lo engañoso, lo ilusorio, lo banal y superficial, que se ofrece como néctar y es veneno. Al final hemos sido capturados en la espiral de la alienación. Queremos  conocerlo todo, pero no tenemos ningún interés en conocer al conocedor. Miramos las estrellas, si es que las miramos, pero no nos miramos a nosotros mismos en lo profundo. Somos los grandes desconocidos para nosotros mismos. Tan externalizados estamos que hemos dejado de ser y nos hemos vuelto mediocres imitadores, un reflejo anodino de las influencias del exterior, en la red de viejos patrones y pautas que nos roban el discernimiento.

Si algo urge para recuperar nuestra salud psíquica y establecernos en nuestra propia y real naturaleza, es el viaje hacia los adentros; aprender a escudriñar en uno mismo y desconfiar de las falsas promesas e inciertas expectativas de esta sociedad que conspira contra el individuo y es regida por poderes putrescibles y gobernantes de mente ofuscada y corazón de madera.
Solo en el viaje hacia los adentros es posible hallar la paz interior que le da un sentido a la vida, que por un lado esclarece la mente y, por otro, hace compasivo el corazón.

Para hacer posible esta singladura por el océano interno se nos han facilitado las herramientas necesarias. A través de la meditación, la contemplación u otras técnicas de introspección, desconectamos del mundo exterior durante unos minutos para ir hacia los adentros.

No se trata de ser un necio subiendo y bajando por la misma orilla una y otra vez, sino de cruzar de la orilla de la servidumbre a la libertad. Nada es comparable a la paz interior, pero tan hipnotizados  estamos yendo a ninguna parte que perdemos de vista el objetivo fundamental, que es convertirnos en nosotros mismos.
 Ramiro Calle
www.yogaenred.com