miércoles, 2 de marzo de 2016
martes, 1 de marzo de 2016
Decisiones y Sentimientos
Podemos guiarnos con firmeza a buen destino. Y podemos sentir nuestro corazón plenamente dichoso.
Tenemos dos compañeros que algunas veces percibimos como ajenos a nosotros, o incluso como antagonistas.
Tenemos dos compañeros que algunas veces percibimos como ajenos a nosotros, o incluso como antagonistas.
Son amigos inseparables que pueden ser una bendición para nosotros y para los demás.
Cuando aprendamos a relacionarnos con ellos nos mostrarán su rostro verdadero y descubriremos en su faz a dos aliados sagrados, que siempre lo fueron.
Las decisiones y los sentimientos crean una química o una magia, con la que pueden neutralizarse mutuamente, explotar destructivamente, o revolucionar y nutrir nuestra vida de formas maravillosas.
Los sentimientos nos dicen cómo nos va la vida y las decisiones nos permiten llevar nuestra vida al destino deseado.
Ambos se influyen mutuamente.Y podemos dejar de utilizar como carceleros a estos dos estupendos aliados.
Un capitán de barco necesita tener en mente el destino que busca y también su barco, sus provisiones y su conocimiento de los hombres. Al correr un maratón se tiene en cuenta la meta, la distancia a recorrer y los recursos del cuerpo. Y en nuestra vida es importante reconocer hacia dónde nos dirigimos y la forma en la que nos sentimos durante el trayecto, porque si bien es importante el lugar en el que estaremos en el futuro, también lo es el sentimiento del corazón en el presente eterno en que él se desenvuelve.
Los sentimientos nos dicen cómo nos va la vida y nos indican los pasos necesarios para estar más satisfechos y ser más felices.
Las decisiones nos llevan adonde queremos estar y nos convierten en lo que anhelamos ser.
Nuestros sentimientos nos acompañan todo el tiempo, tanto si dormimos como si estamos despiertos, si seguimos nuestro corazón como si lo rehusamos…y lo más importante a tener en cuenta: tanto si queremos sentirlos como si no. Podemos negarlos e ignorarlos pero no se irán si no los aliviamos con atención y acción. La atención para saber que están ahí, para reconocerlos, para aceptarlos como partes de nosotros o como fieles amigos. Y la acción para aliviarlos, para hacerlos sentir mejor, para procurar su bienestar constante y a largo plazo. Ya que cuando no cuidamos de sentirnos bien, tratando a nuestros sentimientos como amigos, estos se convierten en tiranos a los que nos resistimos queriendo ahogarlos con vicios con los que pretendemos olvidar lo miserables que somos, o que destruyen todo posible gozo derivado de alcanzar nuestras metas.
Nuestros sentimientos nos acompañan todo el tiempo, tanto si dormimos como si estamos despiertos, si seguimos nuestro corazón como si lo rehusamos…y lo más importante a tener en cuenta: tanto si queremos sentirlos como si no. Podemos negarlos e ignorarlos pero no se irán si no los aliviamos con atención y acción. La atención para saber que están ahí, para reconocerlos, para aceptarlos como partes de nosotros o como fieles amigos. Y la acción para aliviarlos, para hacerlos sentir mejor, para procurar su bienestar constante y a largo plazo. Ya que cuando no cuidamos de sentirnos bien, tratando a nuestros sentimientos como amigos, estos se convierten en tiranos a los que nos resistimos queriendo ahogarlos con vicios con los que pretendemos olvidar lo miserables que somos, o que destruyen todo posible gozo derivado de alcanzar nuestras metas.
Más vale ser amigo y vivir en paz con quienes estamos destinados a vivir toda nuestra vida: los sentimientos, en este caso.
Para conectar con ellos podemos responder a una pregunta que nos hacen a menudo: ¿Cómo estás? O ¿Cómo te sientes?
Y saber ahora que es una pregunta que nos pone en contacto (si permitimos la suficiente introspección) con nosotros mismos y que nos puede dar respuestas muy valiosas y significativas para vivir la vida que queremos y vivir en Paz, porque el corazón nos habla directamente desde el Espíritu. Para traer conciencia al momento presente.
Como personas con valor intrínseco, todos somos iguales. Son las acciones que manifestamos las que marcan una diferencia en los resultados que obtenemos y el destino que alcanzamos. Y son nuestras decisiones, y muchas veces la firmeza con la que las mantengamos, quienes nos permitirán manifestar con claridad y consistencia la persona que somos internamente y que queremos revelar en el mundo. Y será esto que le demos a la vida lo que ella tomará para retribuirnos los regalos que nos tiene reservados.
A veces, nuestros sentimientos parecen estar en lucha con las decisiones que queremos tomar.
Mi opinión es la siguiente: ELIGE SIEMPRE LA PERSONA EN QUIEN TE QUIERES CONVERTIR, esto conectará a los dos (los sentimientos y el libre albedrío),hacia un punto en común que enaltezca nuestra vida en esta difícil prueba.
Nos permitirá mostrar lo mejor de nosotros mismos y también obtener la mejor respuesta de la vida, que toma en cuenta lo que somos, y no lo que queremos, para darnos lo que nos da.
Cuando el dolor interno o un fuerte deseo que queremos ver consumado parezcan impulsarnos a manifestar una persona que no queremos ser, podemos elegir, sencillamente, dirigirnos hacia lo que hemos elegido. Y cuando nuestras decisiones parezcan estarnos congelando en la cabeza, pongamos atención en la calidez del corazón y recordemos que alcanzar algo sólo será satisfactorio cuando sacie los anhelos que siente profundamente nuestra persona auténtica… y los de nuestro corazón, que vive y ama.
Tú mejor creación eres tú mismo. Observa siempre en quién te estás convirtiendo y elige siempre en quién te quieres convertir. Elegirás bien.
El Universo fuera de nosotros, y el Creador dentro, nos acompañan en este viaje de descubrimiento y realización.
Vivimos con los dos, nuestros sentimientos y nuestras decisiones. Podemos tener momentos difíciles con ellos, como con todo aquello y todos aquellos con quienes convivimos estrechamente.
Podemos convertirlos en nuestros enemigos negándolos y actuando sin tomarlos en cuenta. Pero también podemos convertirlos en nuestros amigos escuchándolos y honrándolos, a la vez que nos honramos a nosotros mismos.
Y serán aliados muy valiosos, por su cercanía y su poder, que nos ayudarán a convertirnos en quienes queremos ser y nos llevarán adonde debemos llegar. Tal vez lleguemos a reconocerlos como ángeles leales con los que el Ser Supremos nos hizo acompañar para encontrar el camino y recorrerlo con bien. Ángeles que nos recuerdan quiénes somos y nos acompañan adonde vamos. Una forma que el Creador encontró de acompañarnos constantemente con Magnificencia y Pureza en nuestra constante vida diaria, no siempre majestuosa. Ángeles que también nosotros podemos Amar, como un gesto de que nos reconocemos como parte del Gran Espíritu, que nos Ama profunda y diligentemente.
lunes, 29 de febrero de 2016
Para ser feliz tomo decisiones
Estamos constantemente tomando decisiones, ya sea de manera consciente o inconsciente. Vamos dirigiendo nuestro rumbo con las elecciones que hacemos, desde asuntos más banales, como la película que queremos ver en ese momento, hasta cuestiones más relevantes como nuestras creencias, trabajo, estudios, pareja, etc. Pero, ¿hasta qué punto somos conscientes de todas estas decisiones que estamos haciendo?
Tomamos tantas decisiones al cabo del día que las tenemos ya automatizadas, no somos conscientes de la mayoría de ellas. Esto sucede porque nuestro cerebro busca ahorrar energía y a la hora de tomar decisiones cotidianas o intrascendentes se activa de una forma intuitiva y rápida.
Analizar esta teoría, la de cómo funciona nuestra mente en la toma de decisiones, llevó al psicólogo Daniel Kahneman a ganar un premio Nobel de economía en el 2002, haciendo un estudio sobre el comportamiento racional e intuitivo de las personas.
Kahneman demostró que nuestro cerebro tiene dos vías con las cuales tomamos las decisiones. Una vía más rápida: intuitiva y emocional (la que más solemos utilizar) y otra vía que es más lenta: supone esfuerzo y es racional. De una forma u otra somos responsables de nuestras decisiones y es algo que no podemos obviar.
“Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una elección.”
-William James-
Cómo estamos condicionados por nuestras decisiones
El resultado de las decisiones que tenemos automatizadas tienen una estrecha relación con nuestro aprendizaje, nuestras experiencias, la educación que hemos recibido, las creencias que tenemos y los errores cometidos. Y es que estamos influenciados por infinidad de factores que determinan nuestra conducta.
¿Crees que eliges libremente lo mejor para ti en este momento? La mayoría de elecciones que hacemos, están basadas en nuestra experiencia y los aprendizajes que hemos adquirido. Cuando nos dejamos llevar de forma rápida e intuitiva, no estamos atendiendo realmente a lo que es mejor para nosotros en el momento presente.
En el momento presente somos el producto de las decisiones que hemos ido tomando. Emitiendo unas conductas en vez de otras, hemos obtenido una serie de vivencias y hábitos que determinan lo que somos en este preciso instante, aquí y ahora.
No podemos rechazar la responsabilidad que esto conlleva.
“Las grandes decisiones de la vida humana tienen como regla general mucho más que ver con los instintos y otros misteriosos factores inconscientes que con la voluntad consciente y bien el sentido de razonabilidad.”
-Carl Gustav Jung-
Todo lo que decidas tiene consecuencias
Una buena parte de lo que supone la responsabilidad, es tener en cuenta y hacernos conscientes de que toda decisión que tomemos, y que no tomemos, tiene consecuencias. Y de nada sirve quedarse indiferente ante ellas, ya que de una forma u otra nos afectan e influyen. Nosotros elegimos si ser los protagonistas de lo que vivenciamos o simples espectadores.
Ser consciente de las repercusiones y consecuencias de nuestras decisiones, supone tomar las riendas de nuestra existencia. En el momento en el que optamos por evitar una decisión, ya la estamos tomando. Estamos siendo indiferentes, quedando a merced de las circunstancias, sin que tomemos ningún tipo de medida, dejando de ser partícipes así de nuestra experiencia.
Nos quejamos del tipo de vida que tenemos, de nuestra infelicidad y las desgracias que nos acontecen. Utilizamos el victimismo para resolver lo que no entendemos o para manipular, intentando conseguir lo que queremos. Somos capaces de hacer de nuestras vidas una cárcel que nosotros mismos hemos creado.
Podemos decidir tener otro tipo de vida, donde nosotros ponemos las normas, eligiendo cómo comportarnos ante cada circunstancia, haciéndonos cargo de las consecuencias. A pesar de que nos invadan los miedos, las inseguridades, la incertidumbre y el sentimiento de culpa. Si logramos combatir todos nuestros fantasmas obtendremos exactamente la vida que queremos, sin necesidad de lamentaciones.
Elijo ser feliz
Si lo que realmente queremos es ser felices, no podemos quedarnos parados esperando a que la felicidad llegue por sí misma. La felicidad se alcanza mediante la actitud que tomamos ante las circunstancias inevitables que se presentan en nuestras vidas. Esto supone un esfuerzo, ya que tendremos que tomar decisiones que rompan con los hábitos que alimentan nuestros más profundos temores.
“Todo puede serle arrebatado a un hombre, menos la última de las libertades humanas: el elegir su actitud en una serie dada de circunstancias, de elegir su propio camino. ¿No podemos cambiar la situación? Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.”
-Viktor Frankl-
Yo elijo ser feliz: me enfrento a mis miedos, admito, acepto y corrijo mis errores en la medida en la que puedo. Comprendo mi inseguridad, mis necesidades, mi angustia y mi malestar. Ya no rechazo todo eso que forma parte de mí. Me hago compañía en la soledad, libero mi tristeza. Tomo decisiones para no ser víctima de las circunstancias y así es como consigo la paz en la que puede descansar mi felicidad.
Psicología/Rafa Aragón
https://lamenteesmaravillosa.com
domingo, 28 de febrero de 2016
MOMENTO PRESENTE, MOMENTO MARAVILLOSO
Me gustaría ofrecerte un poema con el que puedes practicar, recitándolo de vez en cuando mientras sonríes:
Inspirando (inhalando), sé que estoy inspirando.
Espirando (exhalando), sé que estoy espirando.
Conforme se hace profunda mi respiración, mi inspiración se hace más lenta.
Inspirando calmo mi cuerpo.
Espirando me siento cómodo.
Inspirando, sonrío.
Espirando, libero.
Permaneciendo en el momento presente, se que este es un momento maravilloso.
Esto se puede acortar recitando una palabra o frase por respiración:
Dentro, fuera.
Profunda, lenta
Calmo, cómodo
Sonrío, libero.
MOMENTO PRESENTE, MOMENTO MARAVILLOSO.
El momento presente es el único momento que es real.
Tu tarea más importante es estar AQUÍ Y AHORA
sábado, 27 de febrero de 2016
Amo Tu Rostro y No Tu Máscara
Todo lo bello y lo bueno del Espíritu está dentro de Ti, esperando el momento en que le permitas salir.
Todo. De verdad.
A veces solemos usar máscaras para aparentar lo que deseamos ante los demás: riqueza, belleza, sabiduría, poder, espiritualidad, fama; en fin, todo lo que deseamos proyectar por miedo a que nos vean en realidad.
Y hemos olvidado algo importantísimo: Lo que somos en Realidad es mucho más glorioso que todo aquello que jugamos a ser.
Nos ponemos todas esas máscaras y pronto nos vemos presa de nuestras propias creaciones. Te invito amigo, te invito amiga…Espíritu, a que recuerdes tu rostro, a que te quites la máscara que lo cubre. Ya mucho tiempo has esperado para mostrarte, y sin embargo te has sentido todo el tiempo; te has acompañado todo el tiempo.
Así, comprendes cuando te digo que lo que Eres está aprisionado por lo que piensas.
No es nuevo parra Ti, porque lo has sentido hace ya mucho tiempo. Sólo te pido que lo reconozcas y que actúes en consecuencia.
Redímete. Abandona tus miedos como a una costra. Sánate, y ya no serán necesarios.
Sí, lo sé. Hay muchas cosas que has hecho que te gustaría no haber hecho jamás. Es probable que incluso las sigas haciendo, aún en contra de tu voluntad. Y todo esto para permitirte sentir algo auténtico, aunque sea remordimiento.
Dentro de Ti hay cosas mucho más dignas de lo que me has mostrado hasta ahora. Lo sabes. Cosas más dignas de hacerse.
Cosas más dignas de decirse. Cosas más dignas de pensarse. Cosas que harían cantar tu corazón. Y el mío.
Porque ERES digno.
Sólo recuerda tu origen.
¿Y qué hay de todas las culpas que te acosan? Abandónalas, porque ya no te sirven.
En su momento las utilizaste para recordarte que quieres dejar de hacer algo que ni siquiera te gusta, pero a lo que te has aferrado.
Ahora recuerdas que Eres digno. No eres alguien esperando que el agua pura venga a quitarle el lodo con el que se ha ensuciado. Eres el agua pura que tanto esperas. Nada te tocó jamás. Nunca nada te ensució. Sólo escogiste convertirte en lodo.
Recuerda ahora quien eres, y conviértete en Eso.
Perdónate por lo que pertenece al pasado. Por muy difícil que sea, permanece firme en la decisión de perdonarte.
Te voy a decir algo que quizás te sorprenda: “Lo que pasó, ya pasó”. No alimentes con el rumiar de tu pensamiento aquellas cosas que quieres dejar atrás. Dices que han quedado atrás y sin embargo te deleitas en sufrir porque ayer elegiste sufrir cuando podías escoger la felicidad. Déjalo ya.
Hazte responsable de tu vida y de todo lo que en ella depende de ti. Pero perdónate.
Eres un hijo de Ti mismo.
Eres Uno con Dios, si lo recuerdas bien.
No elijas sufrir, porque tus lágrimas las llora Dios.
¿Qué hacemos entonces cuando una adicción nos mantiene esclavizados al sufrimiento?
¿Qué hacemos cuando nuestras humanas limitaciones nos hacen repetir una y otra vez aquello que queremos evitar?
Sentir.
Ponernos en contacto con lo que el Espíritu nos dice dentro de nosotros, y no con lo que nuestro pensamiento nos dice que debemos y no debemos hacer para poder acercarnos al Espíritu.
Lo que sientes en este momento es, ni más ni menos, lo que necesitas para acercarte a Dios, independientemente de lo que te hayan enseñado a pensar.
Sólo contactarte atentamente con Aquella parte de Ti que siempre se ha mantenido en contacto contigo.
Si prestas atención.
Si sientes sin miedo, te darás cuenta de que aquello que sientes te indica claramente lo que es benéfico para ti y lo que es perjudicial.
Sin dudas.
Sin pensamientos.
¿A quién engañarías diciendo que no deseas la sustancia a la que eres adicto cuando tu cuerpo te la pide fervientemente?
¿Cómo ocultarte a ti mismo que hierves en deseo de cometer aquella acción que bien sabes que es perjudicial para Ti?
No serán suficientes todos los pensamientos del mundo para desaparecer lo que sientes tan vívidamente. Aunque sean pensamientos acerca de lo Sagrado. Porque el Espíritu está hecho para vivirse y no para pensarse.
Así que no es la negación el camino que nos conviene.
Seamos honestos.
¿Cómo ocultaríamos el hecho de que sufrimos cuando actuamos en contra de los demás o de nosotros mismos?
¿Serían suficientes todas las excusas para cambiar la realidad del sufrimiento después de una acción equivocada?
No puedes fingir, ni negar lo que sientes. Así, es sintiendo como conoceré mi realidad interior.
Porque no es tan difícil: Si te quema, suéltalo.
Esto es en mi opinión lo que debe hacerse:
Ver, en lugar de cerrar los ojos.
Tomar lo que beneficia. Soltar lo que daña.
Y sintamos lo que sintamos, recordemos que en todo momento podemos “Elegir”.
Tal vez sientas ganas de perjudicar. Tal vez hayas perjudicado muchas veces en el pasado.
Pero ahora puedes Elegir algo distinto. Porque tienes ese derecho.
El derecho de recordarte. El derecho de ser feliz. El derecho de ser Tú.
El derecho de Ser lo que Eres…y dejar de ser lo que fuiste.
Amo tu rostro y no tu máscara.
Porque puedo ver a Dios en tu mirada, y sentirme acompañado por tus palabras.
Porque Eres mucho mejor de lo que crees que eres. Porque te duele cuando actúas sin dignidad.
Porque anhelas la Felicidad.
Que obtengas la Felicidad que buscas.
Que nos bendigas con Tu Felicidad.
Gracias.
Atte. El Loco
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