viernes, 8 de diciembre de 2017

Quien dedica su tiempo a mejorarse a sí mismo no tiene tiempo para criticar a los demás


No hay nada más agotador que escuchar a una persona criticar y malmeter contra todo lo que se mueve. Además, vivir rodeados de este peculiar negativismo nos acaba haciendo sentir fatal, pues las palabras y las actitudes de un criticón son como virus que se adentran en nuestra mente y la devastan.
De las personas habituadas a criticar es mejor alejarse, pues nos intoxican y nos ahogan de tal manera que hacen que nos desequilibremos. El precio de vivir en tranquilidad es incalculable, por eso no debemos permitir que nadie vulnere nuestro espacio físico y psicológico.
Uno de los mejores indicios de la pobreza emocional y vital de una persona es que dedique su tiempo y esfuerzo a criticar a los demás.

La gente feliz no habla mal de los demás

¿Cuánto tiempo inviertes al día en escuchar criticar a los demás? ¿Mucho? ¿Poco? Pues es hora de dar un paso a un lado y apartarte de ciertas situaciones o personas. Están haciendo peligrar tu bienestar y tu equilibrio emocional.
Por eso, dedica tu tiempo a mejorarte a ti y a tu entorno. Esto te servirá para dos cosas: mantener una actitud saludable ante la vida y predicar con el ejemplo.
Es decir, si en vez de señalar a los demás nos preocupáramos por corregir los errores que nos pertenecen, alcanzaríamos el mayor nivel de bienestar emocional existente. Por eso, debemos superarnos en el orden personal, así ganaremos en sinceridad y en respeto tanto como en humildad, generosidad y honradez.
No somos perfectos ni debemos pretender serlo, pero sí que es importante mantener una actitud de mejora constante que nos ofrezca la posibilidad de vivir nuestra vida sin someternos a los estados emocionales ajenos.

Lo que otras personas piensen de ti es su realidad, no la tuya

Hay personas que dan su opinión sobre nosotros, sobre nuestra vida, sobre nuestras decisiones o sobre cualquier cuestión de su entorno. Lo hacen aunque nadie se la haya pedido. Suelen ser opiniones malintencionadas o carentes de todo criterio cuyo único objetivo es hacer daño, menospreciar y disfrutar del pesar ajeno.
Generalmente, las personas que critican tienen baja autoestima y no se aceptan a sí mismas, por lo que difícilmente puede aceptar a los demás. Estas personas ponen etiquetas que reflejan la realidad de cómo se sienten ellas mismas, proyectando así sus dificultades emocionales.
Las personas más infelices en este mundo son las personas que se preocupan demasiado por lo que piensen los demás.


El daño emocional de las críticas

Empieza a curar tu herida emocional teniendo claro que cada uno de nosotros es único y excepcional. Para vivir no necesitas la opinión de nadie. De hecho, eres una persona adulta que, en sus plenas facultades, puede tomar decisiones por sí misma.
Haz que sean tus emociones y tus sentimientos los que valgan, piérdele el miedo a sentir y piensa por ti mismo. Escuchar críticas y chismes de manera constante satura a cualquiera, pero no eres tú quien está haciéndolo.

►No le pongas atención a las cosas que hacen o dejan de hacer los demás, presta atención a lo que tú haces o dejas de hacer.
                                                                                     Buda

No te olvides de que las críticas sin fundamento llevan consigo una gran pobreza emocional en el mundo interno de quien las realiza. Si la persona no se deja enriquecer, si vive aislada en sus resentimientos y no permite ningún tipo de ayuda, te conviene ser emocionalmente egoísta. Aléjate, mantente feliz y protege tu vida interior.

Psicología/Raquel Aldana
https://lamenteesmaravillosa.com
Imágenes cortesía de Claudia Tremblay

jueves, 7 de diciembre de 2017

LOS TRES PRINCIPIOS ELEMENTALES DE LA OSTEOPATÍA

El enfoque osteopático a cualquier nivel del cuerpo humano abarca siempre los tres principios del la Osteopatía, que son:
La HOMEOSTASIS, es decir el principio según el cual el cuerpo posee en sí mismo, en las condiciones normales, el potencial de luchar contra las agresiones, hasta que esas fuerzas superan las defensas internas, generando lesiones, fuentes de varias patologías. Es la capacidad de absorber todos los golpes, psíquicos y físicos, de cada tejido del cuerpo.
La UNIDAD de este ser humano como unidad indivisible de estabilidad y movilidad, en relación con su medio ambiente. Es decir, un sistema de sistemas internos en relación con su sistema exterior, el ambiental. Cada movimiento es particular de una estructura pero trabajan en unidad.
La RELACIÓN ENTRE ESTRUCTURA Y FUNCIÓN, que abarca las dos precedentes. Es la más conocida. Subrayamos, por ejemplo, que para restablecer la función en su totalidad, es imprescindible tomar siempre en cuenta su estructura completa.
Con el fin de mantener esta unidad doctrinal osteopática, cualquier enfoque clínico, terapéutico o gestual, deben respetar sus principios fundamentales que son la unidad del cuerpo, su potencial homeostásico y también la relación estructura función.

DIFERENCIA CONCEPTUAL ENTRE EL ENFOQUE OSTEOPÁTICO Y EL DE LA MEDICINA CLÁSICA:
La filosofía de la osteopatía no tiene bases en la filosofía de la medicina clásica. Pues la meta de la Osteopatía es sencillamente de dar al cuerpo su libertad en todos sus niveles, permitiendo la expresión de la vida (entendiendo por vida al movimiento), para que pueda manifestarse a este nivel en que se expresa, tanto en el orden de su movimiento general como en cada uno de sus movimientos particulares.
“El cuerpo puede expresar entonces totalmente su vida”
Se realiza una lectura peculiar, tanto al nivel corporal de cada una de sus articulaciones, de cada una de sus funciones, como de cada uno de sus órganos.
No es tratar síntomas, ya que el cuerpo puede hacerlo si se le permite a la vida expresarse tras él.

►Restaurando el propio poder de curación del cuerpo, entonces todas sus funciones se normalizan.

Alain Gehin, Dr. O. – EADOPA – 2004


Lic. María Laura Coscia
https://mlcoscia.wordpress.com

miércoles, 6 de diciembre de 2017

¿CÓMO NACE LA OSTEOPATÍA ?


La historia de la humanidad nos enseña indudablemente que en todo tiempo y en todos los lugares, los hombres han aliviado a sus congéneres utilizando manipulaciones articulares. Si los algebristas constituyen parte de esta historia, es a Hipócrates (el padre de la medicina) a quien corresponde el honor de ser el primero en escribir sobre este asunto, en un capítulo llamado “Periarthron” (de las articulaciones). Luego Galeno se enteró a su turno de la columna vertebral. Su famosa curación de “Pausanias” demostró su interés en ello, escribiendo por ejemplo que cuando una raíz nerviosa viniendo de la médula está atacada, se debe dar importancia a la columna vertebral. Y en el transcurso de los años otros médicos famosos demostraron su atención, tales como Avicena y Ambroise Paré, entre otros.
Después los progresos del conocimiento de la patología infecciosa pusieron freno a este interés médico más o menos embrionario para esas prácticas manuales, en el ámbito médico ortodoxo.
Pero ya paralelamente se había desarrollado desde la noche de los tiempos, ciertas maniobras manuales practicadas por los que llamaríamos ahora “empíricos” (no es el empirismo la fuente de todos los progresos de la medicina clásica?).
Los ponían en práctica cada vez que las circunstancias lo requerían. Esto empezaba con la vuelta en forma necesaria para la realización de un trabajo después de desarrollarse primero con la preparación física de los atletas en la arena. Y esas técnicas se estaban desarrollando considerablemente, formando verdaderos especialistas que fueron virtuosos, cuya fama superaba a la de los médicos. Desarrollados por fuera de la medicina, pero sumisos a la necesidad del ámbito, esos especialistas herederos de una medicina cuyas bases no fueron las de la enseñanza en la facultad, formaron verdaderos hombres del Arte: Los Rebouteux, Rhabilleurs en Francia, los Bone-setters en Inglaterra, los algebristas en España, los Feltchers en Polonia, los Hueseros en América del Sur, etc.
No tenemos que olvidar que en esta época hubo más Rebouteux al servicio de la Corte del Rey de Francia que médicos.
Pero este Arte se desarrolló en todos los países, como por ejemplo en los Estados Unidos por iniciativa de los inmigrantes, insertándose en el Nuevo Mundo. Es allí que nació la Osteopatía oficialmente en 1874, con el impulso de Andrew Taylor Still.
Esta izquierda de esos practicadores tradicionales fue tan talentosa que los médicos, sobre todo a lo largo del siglo XlX, se enteraron particularmente del algebrismo. Sir J. Paget, uno de los más grandes cirujanos de su época, escribía “aprenda a imitar lo bueno y a evitar lo que es malo en las prácticas de los algebristas”. Pero lo hemos visto ya, este desarrollo paralelo de este arte tradicional con la medicina, presente en la época y en todas partes del mundo, había dado luz a la Osteopatía, como dará a luz casi simultáneamente a la Quiropraxia, luego a la Etiopatía, etc.
Entonces Andrew Taylor Still crea la Osteopatía, después de haber dudado de la medicina oficial desde 1864, perdiendo una vez tras otra a tres de sus hijos. Adquirió la convicción de que Dios había hecho a su criatura la más perfecta con defensas naturales. Cuando todas las partes del cuerpo están ordenadas, el ser humano está bien de salud, y que al contrario, cuando no lo están, la enfermedad se presenta.
El arte de la osteopatía es de restablecer una situación normal en el organismo desde su estado anormal: de éste nuevo cambio de estado vendrá de vuelta a la salud.
La Osteopatía había nacido. Éste arte médico abarcaba por primera vez el diagnóstico manual con palpación al fin de descubrir todas las bajas de movilidad a todos los niveles orgánicos, la puesta en práctica de técnicas al nivel de los tejidos conjuntivos, de los órganos y manipulaciones articulares. Por fin todo lo que existe todavía hoy en día después fue perfeccionado, afinado, acrisolado, y poco a poco completado a la luz de los nuevos conocimientos anatómicos, fisiológicos biomecánicos y gestuales. A. T. Still abrió su primera escuela en 1882 “American School of Osteopathy” en Kirksville, y en 1897 el diploma de Doctor en Osteopatía fue oficialmente reconocido.
Luego otras escuelas se crearon y se desarrollaron. Más tarde un alumno de Still, Little-John, fue el primero que “importó” la osteopatía en Inglaterra. La “British School of Osteopathy” nació. El primer puente con Europa había sido construido: la Osteopatía empieza su desarrollo en el Continente Viejo.
Alain Gehin, Dr. O. – EADOPA – 2004


Lic. María Laura Coscia
https://mlcoscia.wordpress.com