lunes, 11 de septiembre de 2017

Hacia el encuentro de seres


En un mundo de incontables seres individuales, la comunicación permite enlazar y promover una interactuación necesaria para posiblitar el sustento de las distintas especies. El ser humano regido por su raciocinio, lógica y consciencia, parece el que más destaca en cuanto a la variedad de vías en las que puede expresarse.

    Entre nuestro modo de relacionarnos existe la comunicación verbal, la comunicación escrita, la no verbal a través de gestos y lecturas corporales, y modos de expresión que se recopilan en las numerosas maneras de enfocar el arte. Pero a veces la comunicación que entablamos parece un mero proceso mercantil, donde existe un protocolo, unos modales, unas formas, unos roles y cierto talante que nos posiciona ante nuestro interlocutor. Este tipo de comunicación sólo barniza un encuentro. Es superficial y estudiado, acompasado en turnos y supeditados a unos márgenes que restringen una comunicación más profunda. Sobre esa pose no hay escucha activa, sino la espera ansiada de un turno que parece no llegar para que podamos exponer nuestros argumentos.
    La comunicación entre seres -no sólo humanos- se expande mucho más. Entonces no se incluyen sólo las interpretaciones o las exposiciones a la hora de expresarnos, sino que una comunicación invisible se encarga de transmitir lo que no llega a traducirse en palabras. No nos referimos a la comunicación no verbal, de la cual hay mucho estudiado, sino de un lenguaje que no viene incluido en ningún diccionario, un lenguaje en el que no hay que analizar frases, oraciones, ni tiempos verbales.

Es un lenguaje que nace de la sensibilidad de seres, de la energía de un amor que puede llegar a eclosiones y expandirse. Es un lenguaje que no necesita subtítulos ni traductor porque es universal, acoge a todos los seres y va más allá del significado. Es la comunicación de una madre con su bebé en el vientre,  después al nacer, y como no, cuando le tiene en brazos. Es el lenguaje que implica un cariño que ninguna imprenta puede convertir en libro. Es la vía en la que nuestros hermanos los animales, reconocen cuando son queridos.
    Convertir esta comunicación en palabras es como hacer una firma en el agua; es imposible. Pero esta supracomunicación también se da a golpes de intuición, de corazonadas que traspasan las distancias, en la lejanía de los cuerpos físicos. Este tipo de comunicación hace que sobren las palabras, que el silencio se torne revelador. Una brisa, un lirio plegándose ante el viento, un paseo sintiendo la arena de la playa... Todo ello forma parte de un mensaje en el cual la existencia se puede expresar. La belleza, la armonía, la serenidad al contemplar las estrellas, todo ello, son vislumbres de un mensaje que está ahí, perenne, no reconocido ni a la espera de ser descifrado, sino vivido. Sus renglones no disponen de gramática, sino que se sitúan en nuestra consciencia.
    Abrir un libro es fácil; el espíritu o alma parece no serlo tanto. Si el ser humano se desprendiera de esa sensación de superioridad en el planeta, este hogar terrenal de tantas familias de seres sería muy distinto. El propio ritmo de la vida se encargaría de lo que no está bajo control, como sus propios ciclos o los desastres naturales, pero no impondríamos nuestra dudosa inteligencia sobre todo lo que conglomera el soporte existencial.

 Así es como hemos perdido el contacto con la naturaleza, hemos dejado de escuchar el canto de los pájaros, el susurro de los árboles cuando tratan de alcanzar las nubes. Más sordos que nunca en este sentido, hemos dejado de sentir el sufrimiento ajeno de otros seres, el grito de dolor cuando maltratamos animales, deforestamos bosques y contaminamos el océano.
    La codicia del hombre hace de cortocircuito entre la comunicación y relación de seres. Prepondera su orgullo ante las cuitas de cualquier otra criatura, y acaba debilitándose en él cualquier indicio de acercamiento a sentir el palpitar de un lenguaje que va más allá de sus sentidos.
    Pero esperemos que el privilegio de ser conscientes de que somos conscientes, nos haga de nuevo preescribir la historia. Entonces no habrá diferenciación de seres -aunque en términos especificativos, sí-, no existirá una superioridad ante lo débil y todo formará parte global de un Uno. Será cuando vuelva a vibrar esa energía que intermedia para que nos comuniquemos con nuestro entorno; será cuando sintamos en una brizna de hierba lo más sagrado que puede abarcar una mano; será cuando al mirar el cielo nos veamos reflejados en el espacio cósmico que nos envuelve. Entonces, sólo entonces, el llamado ser humano se verá como una pieza dentro de un puzzle universal, donde cada cual ocupará su propio espacio.

Todos estaremos formando parte de una inmensa familia donde con tan sólo mirarnos nos veremos formando una sola unidad, y en donde la consciencia, cuando se purifica, se comunica y ennoblece de manera natural, espontánea y por sí sola. El ser humano logrará abrazar a cada ser sintiente más allá de lo que consiguen abarcar sus brazos, dejando una huella impresa en lo más profundo de su ser interior.



Raúl Santos Caballero
http://raulsantoscaballero.blogspot.com.ar

domingo, 10 de septiembre de 2017

Descarga tu mochila emocional para avanzar


Cada uno de nosotros soporta en su espalda el peso de las situaciones vividas en forma de mochila emocional. Su contenido son recuerdos y experiencias de diferentes tamaños que de alguna manera no hemos soltado y quedan reflejados en nuestra piel.
Si no aprendemos a vaciar nuestra mochila de las experiencias tóxicas y negativas, cuanto más tiempo pase más cargada estará y mayor peso tendremos que soportar, repercutiendo en nuestro estado de ánimo y relaciones.
Llevar a cuestas nuestra mochila emocional sin sacar de vez en cuando lo que llevamos dentro genera heridas emocionales que es importante sanar.


El peso de nuestra mochila

En el mundo actual tendemos a sobrecargarnos, no solo a nivel laboral sino también emocional. Cada experiencia que vivimos deja huella de una u otra manera. Lo importante es que esta huella nos sirva para impulsarnos y crecer en lugar de generar cadenas que nos aten al pasado por su peso emocional.
►No es lo mismo avanzar con heridas emocionales que se abren y duelen que con heridas que han sido sanadas y nos han proporcionado una oportunidad de aprendizaje.
El fantasma de la culpa, la sensación de traición o abandono, las voces críticas, los vacíos de las ausencias o la carga de la frustración conforman entre otras ese peso que nos hace caminar despacio y nos impide disfrutar. Experiencias que nos tiñen y transforman, y que configuran parte de nuestra historia. Pero, ¿cómo vaciarnos de ello si llega un momento en el que forma parte de nosotros? 
Revisa tu mochila y reflexiona sobre lo que llevas dentro, tanto lo que hayas incorporado tú como lo que hayan depositado otras personas. Tómate tu tiempo. Aunque no puedas verlo, está presente en tu día a día. Ten en cuenta que muchas de tus reacciones tienen que ver con el peso que soportas: para aliviarlo tendrás que aprender a diferenciar entre lo que te ayuda y lo que no. Llevar tu mochila a rebosar es un lastre para cualquier avance que pretendas hacer.

Descargar tu mochila emocional para avanzar

No dejes que tu mochila se sobrecargue hasta llegar al punto de que no puedas casi moverte y la vida en general te pese. No pierdas las ganas de seguir adelante ni dejes tu presente a manos del pasado. Tampoco te obsesiones con olvidar, porque el olvido no es amigo de la intención.
Por incómodo y complicado que resulte tienes que sacar lo que llevas dentro, para aprender a crecer con ello en lugar de anclarte. El primer paso consiste en reconocer qué provoca nuestro peso y aceptarlo.
Puede que incluso, te inunde un sentimiento de identidad y de apego que te impida, en un principio, deshacerte del peso que conforma tu mochila emocional. Ese vértigo es el miedo enmascarado fruto de la rutina, te has acostumbrado tanto a esas heridas que si faltan parece que no eres nadie y se origina un vacío. Pero créeme, solo es el temor a la incertidumbre y a lo desconocido: el temor a soltar.
Aprende a vaciarla soltando todo aquello que te tiene preso del pasado y te agota. Acepta tus errores, identifica y conoce tus emociones, dale alas a tus sueños, descubre tus fortalezas, valórate y sobre todo, aprende que crecer es aceptar lo que te pasa y no luchar contra ello, sino encontrarle una enseñanza. Recuerda que a veces soltar no es un un simple adiós sino un agradecimiento por lo aprendido para seguir avanzando.
Dejar ir el peso que nos paraliza de nuestra mochila emocional es un gran paso para permitir que entren otros sentimientos y experiencias nuevas, algunos nos ayudarán a seguir creciendo y otras tendremos que sanar de nuevo, pero así es la vida. Despréndete del peso que te paraliza por tu bien y por el de tu espalda.

Psicología/Gema Sánchez Cuevas
Imagen principal cortesía de Lucy Campbell
https://lamenteesmaravillosa.com

sábado, 9 de septiembre de 2017

Autoconocimiento: Conocerte mejor para Alcanzar tus Objetivos

►El autoconocimiento es una de las herramientas más poderosas de Inteligencia Emocional para definir objetivos y elegir un proyecto vital coherente con quiénes somos.




Responder a la pregunta ¿Quién Soy? es una de las cosas más complicadas a las que podemos enfrentarnos. Numerosas filosofías señalan que, cuanto más nos definimos, más límites nos ponemos. Sin embargo, conocernos manteniendo una actitud abierta de cambio es una fabulosa herramienta para alcanzar objetivos y crecer en todos los sentidos.
En este reportaje te hablamos del autoconocimiento como una fabulosa herramienta que podemos usar en el terreno de la Inteligencia Emocional.

Saber quién soy para saber qué quiero

Muchas veces nos pasamos la vida persiguiendo objetivos que, en realidad, no nos hacen felices. Muchas veces adquirimos anhelos y deseos que no vienen de nuestra esencia más interna y personal sino de fuera, objetivos que hemos heredado de nuestra familia, nuestro entorno, de la sociedad, etc.
El autoconocimiento (saber quiénes somos, cuáles son nuestros valores más esenciales y nuestras áreas a mejorar) nos permite definir con mayor objetividad y coherencia hacia dónde nos dirigimos y si el camino que estamos recorriendo tiene sentido o, por el contrario, estoy desperdiciando mi energía vital en perseguir metas que ni deseo ni me convienen.
Para averiguarlo es necesario detenerse un momento y reflexionar sobre quién soy, qué quiero y hacia dónde quiero dirigirme… mucho mejor si lo pongo por escrito.

Cómo saber quién soy

Si nos preguntan si sabemos quiénes somos responderemos seguramente que sí, pero cuando llega el momento de escribir sobre el papel palabras concisas y valores concretos… la cosa no resulta nada fácil. ¿Sabes quién eres? Pues bien, a ver si te resulta fácil contestar a esta pregunta: ¿Quién eres?
No es fácil.
Nuestra propuesta es la siguiente. Tómate un día para ti; un día libre en el que nada ni nadie te interrumpa; un día en el que puedas disfrutar de silencio y soledad para concentrarte. Ponte delante del ordenador o, mejor aún, vete a la montaña o a un lugar lleno de Vitamina N (Naturaleza) con un cuaderno y un bolígrafo y trata de responder con sinceridad a estas cuestiones:
    • Cuáles son los valores que te definen.
    • En qué cosas destacas (fortalezas)
    • Qué áreas a mejorar hay en tu personalidad (debilidades)
    • Qué te hace feliz y qué te hace sufrir
    • Qué límites te estás poniendo
    • ¿A qué le tienes miedo?
    • ¿Cuáles son tus virtudes en las relaciones con los demás? ¿Y tus áreas a mejorar?
    • Sueña en voz alta… si pudieras tener lo que más deseas sin límites, ¿qué sería?
    • ¿Cuáles son tus objetivos?
Estas cuestiones son solo una referencia. En realidad, lo mejor es que tú te hagas las preguntas que consideres importantes y esenciales y que, de una manera intuitiva, te ayuden a poner nombre y apellidos a tu personalidad, tus fortalezas y debilidades, tus valores y tus deseos.
Es más, te proponemos que te hagas todas estas preguntas en los distintos ámbitos de tu vida, especialmente en lo que se refiere a aquellos que necesitan mayor atención. Por ejemplo, podrías reflexionar sobre tus fortalezas y debilidades o sobre tus objetivos en el ámbito profesional, en el personal, en la salud, o en cualquier área de tu vida que requiera mayor atención.

Qué quiero: buscar objetivos coherentes

Una vez que este análisis queda plasmado sobre papel, lo cierto es que empezamos a descubrir muchas cosas. Según vayas escribiendo, empezarás a entender por qué algunas áreas de tu vida funcionan y otras no; o por qué te sientes tanta frustración en el ámbito laboral o en el personal; o por qué tu relación con tal persona estaba destinada al fracaso total.
Te sugerimos que ahora, una vez que tengas más claro quién eres y qué quieres en la vida, busques objetivos que sean coherentes con tus valores:
    • Ámbito laboral

      Una vez que tengas claro qué te apasiona, a qué le das más importancia en la vida, cuáles son tus valores más esenciales, etc, serás capaz de entender por qué un trabajo te conviene mucho más que otro, o qué clase de profesión te hará más o menos feliz. Por ejemplo, puede que provengas de una familia adinerada y eficaz en el ámbito de los negocios pero que, por lo que sea, entre tus valores más arraigados destaque la solidaridad, el compromiso con el mundo, la espiritualidad, etc. En este caso, trabajar en la bolsa de Wall Street no parece la mejor de las opciones… Elige un trabajo que sea coherente con aquello que más te motiva en la vida.
    • Relaciones personales

      Cuando hagas el análisis de autoconocimiento, comprenderás mejor por qué te llevas tan bien con ciertas personas y por qué tu relación con otras es tan complicada y difícil. Nuestro consejo, por supuesto, es que trates de rodearte de personas (amigas, pareja, incluso familiares) cuya relación sea fácil y fluida, que no requiera una cantidad ingente de energía. Cuanto mejor te conozcas, mejor comprenderás qué clase de personas quieres tener a tu lado (personas con quienes te identifiques; personas con unas metas, objetivos, aspiraciones, valores e inquietudes similares a las tuyas). Busca relaciones en las que la balanza entre dar y recibir sea equitativa, algo que resulta mucho más fácil cuando se comparten puntos de vista similares. Elegir amistades que no te comprenden no tiene sentido; elegir una pareja con un pasado, unas inquietudes y una personalidad contraria no tiene mucha garantía de éxito. No es que no sea posible, pero en general te supondrá un gasto elevado y poco rentable de energía.
    • Salud y autocuidado

      Conocer mejor tus fortalezas y debilidades te ayudará a ejecutar un plan más objetivo y eficaz para cuidarte. Conocerte te ayudará a saber por qué no hay manera de hacer meditación o por qué nadar te gusta tanto; por qué seguir cierta dieta te resulta imposible y seguir tal otra te encanta. Cuidarse, quererse y procurarse bienestar es un pilar básico para ser feliz. Si conoces bien lo que se te da mejor y peor, podrás tomar acciones más coherentes que te ayudarán a conseguir objetivos con mayor facilidad.
Te hemos propuesto estas tres áreas pero, por supuesto, puedes llevar el autoconocimiento a cualquier terreno de tu vida que te interese. Cuanto más definas tus valores y tus objetivos, más cerca estarás de conseguirlo. De hecho, elaborar un plan de ejecución es una forma de visualizar tus objetivos cumplidos, paso a paso.

Definir objetivos

Ahora que ya puedes poner nombre y apellidos a tus valores esenciales, ha llegado la hora de poner también nombre y apellidos a tus deseos e inquietudes.
Nuestra propuesta es que ahora, de la misma forma que has ido definiendo tu personalidad en el ejercicio anterior, hagas lo mismo en cuanto a qué es lo que deseas y cuáles son tus objetivos y las acciones que vas a llevar a cabo.
Este es solo un ejemplo:
    • Qué le falta a mi vida para estar completa
    • Qué cosas cambiaría de mi vida
    • Qué objetivos concretos tengo en cada área de mi vida
    • Cómo puedo lograr esos objetivos
    • Cuánto tiempo va a llevarme
    • Elaborar un plan de ejecución paso a paso con fechas y acciones concretas
    • Etc
Cuanto más definas, más cerca estarás de conseguir lo que deseas. Si defines paso a paso, de forma coherente y realista (teniendo en cuenta tus fortalezas y debilidades) cualquier objetivo, tendrás delante de ti el “mapa del tesoro” para saber exactamente qué pasos dar y en qué dirección.
No hace falta que nadie venga a decirte qué ni como. Lo mejor del autoconocimiento es descubrir que todas las respuestas están en ti; que nadie mejor que tú sabe quién eres, qué quieres y cómo conseguirlo.

http://www.vidanaturalia.com