domingo, 2 de abril de 2017

El silencio es indispensable para regenerar el cerebro


El silencio ha sido fuente de muchas reflexiones a lo largo de todas las épocas. Al mismo tiempo hemos saturado los sitios en los que vivimos con tantos ruidos que cada vez es más complicado encontrarlo. Esto hace que cada vez sean más las personas que al no escuchar ruidos experimentan un abismo dentro de ellas mismas.
Tenemos un oído que actualmente está hiperestimulado. Lo más grave es que casi todos esos estímulos auditivos que recibimos del exterior son más o menos alarmantes. Rugidos de coches, bullicio, músicas estridentes, pitos, timbres… en fin… nada que inspire tranquilidad.
La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio”.
                                                                                    Proverbio persa

Más allá de que esto incida en nuestro estado emocional, la ciencia también ha comprobado que afecta el cerebro. Según un estudio llevado a cabo en Alemania por el  Research Center for Regenerative Therapies Dresden hay procesos cerebrales que solo se pueden llevar a cabo en silencio.
Hasta hace poco se pensaba que las neuronas eran incapaces de regenerarse. Sin embargo, con el desarrollo de la neurogénesis se ha comprobado que esto es un error. Todavía no está muy claro qué es exactamente lo que promueve la regeneración neuronal y cerebral. Pero ya hay pistas valiosas al respecto y una de ellas es el silencio.

Experimentando con el silencio

Los investigadores alemanes hicieron en principio un experimento con un grupo de ratones. El estudio consistía en dejarlos en completo silencio durante dos horas al día. Al mismo tiempo se haría una observación de sus cerebros para ver si esto originaba algún cambio.
El resultado fue contundente. Tras un tiempo de estar sometidos a esta rutina, pudo observarse que en todos los ratones estudiados se había producido un crecimiento del número de células dentro del hipocampo. Esta es la región del cerebro que regula las emociones, la memoria y el aprendizaje.
Los expertos también constataron que las nuevas células nerviosas se integraban progresivamente al sistema nervioso central y que luego se especializaban en diferentes funciones. En conclusión, el silencio había producido un cambio muy positivo en el cerebro de los animales.

El silencio ayuda a estructurar la información

El cerebro nunca descansa, incluso cuando en un estado de calma estamos completamente quietos o dormimos. Este maravilloso órgano sigue funcionando, pero de una manera diferente. Cuando el cuerpo descansa comienzan a desarrollarse otros procesos que complementan los que se realizan cuando estamos activos.
Lo que sucede básicamente es que se produce una especie de depuración. El cerebro evalúa la información y las experiencias a las que hemos estado expuestos a lo largo del día. Luego organiza e integra la información relevante y desecha lo que no es importante.
Este proceso es completamente inconsciente, pero produce efectos conscientes. Por eso sucede que a veces encontramos respuestas durante el sueño. O logramos ver las cosas desde un nuevo punto de vista, después de haber descansado algunas horas.
Lo interesante de todo esto es que un proceso similar también se produce cuando estamos en silencio. La ausencia de estímulos auditivos tiene casi el mismo efecto que el descanso. El silencio, por lo general, lleva a que pensemos en nosotros mismos y esto depura las emociones y reafirma la identidad.

Los importantes efectos sobre el estrés

El silencio no solamente nos vuelve más inteligentes, creativos y seguros, sino que también tiene efectos muy positivos sobre los estados de angustia. Los seres humanos somos supremamente sensibles al ruido. Tanto, que muchas veces despertamos sobresaltados por un objeto que cayó o por un sonido extraño.
Una investigación que se realizó en la Universidad de Cornell encontró que los niños que viven cerca de los aeropuertos mantienen un elevado nivel de estrés. Y no solo esto. También tienen una presión arterial más alta y presentan altos índices de cortisol, la hormona del estrés.

Por fortuna, también ocurre lo contrario. Y esto lo evidenció un estudio de la Universidad de Pavia, en el que se verificó que tan solo dos minutos de silencio absoluto son más enriquecedores que escuchar música relajante. De hecho, se evidenció que la presión sanguínea disminuía y que las personas lograban sentirse más despiertas y tranquilas después de este pequeño baño de silencio.
Como se observa, el silencio produce grandes beneficios tanto intelectuales como emocionales. Podríamos afirmar que mantenerte en silencio, al menos por pequeños lapsos al día, es un factor determinante en la salud cerebral. Y con ello, un elemento decisivo para mejorar nuestro estado emocional, salud y calidad de vida.

Edith Sánchez
https://lamenteesmaravillosa.com
Imágenes cortesía de Magdalena Berny

sábado, 1 de abril de 2017

APRENDER A OLVIDAR


En mi opinión, hay muchas cosas que por nuestro propio bien -por nuestra tranquilidad personal y emocional-  sería muy conveniente olvidar deshaciéndonos de ellas urgentemente una vez extraída la lección implícita que todas las cosas que nos suceden traen para nosotros.

Olvidarlas, borrar hasta la última huella de su paso por nuestra vida, deshacernos de su influencia, liberarla y liberarnos. 

Ya habrás escuchado esta frase: “NOS RESULTARÍA MUCHO MÁS FÁCIL OLVIDAR LAS COSAS DESAGRADABLES SI NO INSISTIÉRAMOS TANTO EN RECORDARLAS”. 

En muchas ocasiones es como si nos repitiéramos machaconamente “Que no se me olvide que lo tengo que olvidar”. Un contrasentido. Pero así de torpes somos en demasiadas ocasiones, unos absurdos teóricos que saben la regla que tienen que aplicar pero no la aplican. Una gran torpeza por nuestra parte.

He escuchado a algunas personas decir que persisten en no querer olvidar una cosa porque quieren tenerla presente para no volver a repetirla. Esto estaría muy bien si se quedasen sólo con la foto del hecho histórico, solamente con lo que pasó, pero en cambio –en mal cambio- mantienen el hecho y además todo lo negativo que aportó ese hecho. No se quitan la espina para recordar cuánto duele una espina clavada. Absurdo también.

Deberíamos confiar en que somos lo suficientemente inteligentes como para darnos cuenta de que algo que nos hizo mal –o algo que hicimos mal-, no necesita seguir martirizándonos, sino que con saberlo y haberlo aprehendido dentro ya es suficiente.

Recrearnos masoquistamente en el mal no aporta nada que sea bueno o beneficioso y en cambio –también en mal cambio- nos ata a una sensación dolorosa de ser víctimas o culpables, cuando no somos ni una cosa ni otra sino simples actores de un papel en el mundo.

Olvidar es sano y libera, porque nos exime del peso del asunto.

Olvidar no es de cobardes, sino de sensatos.

Mantenerse en el dolor –sea el que sea- es una autoagresión y una injusticia.

Aprender a olvidar es aprender a liberarse, es aceptar que uno es humano –y eso le da derecho a equivocarse-, y que trata con otros humanos -que también tienen derecho a equivocarse- ,y que las cosas no siempre suceden como uno quisiera y que los otros no siempre se comportan como sería deseable, y liberarse es comprender que la vida está compuesta por momentos buenos –que conviene multiplicar y disfrutarlos todo cuanto se pueda- y momentos menos agradables -que hay que pasar y dejar que vayan al olvido-.

¿Cómo se hace para olvidar?

DESAPEGÁNDOSE DEL ASUNTO.

DANDO PERMISO PARA QUE SE VAYA, DICIÉNDOLE QUE YA SE APRENDIÓ LO QUE HABÍA QUE APRENDER.

ANALIZÁNDOLO OBJETIVAMENTE.

DESDRAMATIZANDO LOS SUCESOS.

COMPRENDIENDO Y ACEPTANDO.

NO INSISTIENDO EN EL RECUERDO.

RECONOCIENDO QUE ERA SIMPLEMENTE UNA EXPERIENCIA.

NO IMPLICÁNDOSE MÁS DE LO NECESARIO.

CAMBIANDO EL PENSAMIENTO POR OTRO CUANDO SE PRESENTE.

Que cada uno utilice el método  o los métodos que considere adecuado o adecuados a su caso. Y que añada los que les sean útiles. Cada uno se conoce –o se debería conocer- y sabe qué es lo que mejor le puede funcionar.

Por cierto, hemos hablado de olvidar lo malo, pero lo bueno, si no causa dolor su ausencia, está bien mantenerlo sin olvidarlo.

Te dejo con tus reflexiones…


Francisco de Sales
buscandome.es

viernes, 31 de marzo de 2017

5 HÁBITOS MENTALES QUE ESTÁN INHIBIENDO TUS CAPACIDADES COGNITIVAS

CIERTOS HÁBITOS Y EMOCIONES CONSUMEN MÁS ENERGÍA Y RECURSOS MENTALES QUE OTROS. A ESTOS DEFINITIVAMENTE ES MEJOR EVITARLOS


Desafortunadamente, el cerebro humano tiene una capacidad finita de procesamiento o recursos mentales que puede utilizar en un determinado momento. Por esta razón, cualquier tarea que compita con lo que estamos haciendo y requiera de gran parte de nuestra capacidad mental o emocional tendrá un efecto en nuestra habilidad para concentrarnos, resolver problemas, ser creativos o hacer uso de otras facultades cognitivas. Quizá la mayoría de las personas sean capaces de escuchar música y caminar, comer y ejercitarse al mismo tiempo, pero hay algunos hábitos mentales que pueden disminuir nuestras actividades cognitivas. Estos son cinco que definitivamente conviene evitar.

1. Cavilar
Reproducir en tu mente eventos frustrantes o que activan tu enojo una y otra vez puede desencadenar una avalancha de pensamientos, así como perturbación emocional. Ambas cosas minan los recursos del intelecto. Pero esto no es todo: el hábito de rumiar los pensamientos pueden poner en riesgo la salud física y emocional.

2. Culpa
Todas las personas sienten un poco de culpa de vez en cuando. Generalmente esto deriva en una disculpa o acto de contrición que permite liberar estas emociones. Sin embargo, si la culpa se evade o queda sin resolver empieza a hacer presencia en la mente cíclicamente de tal manera que se convierte en una terrible distracción y la única forma de solucionarlo es dejar atrás los motivos de la culpa, lo cual suena sencillo pero puede parecer tremendamente difícil para quienes experimentan con intensidad este sentimiento. En ese caso, las palabras del filósofo Alan Watts pueden traer inspiración y claridad:
Ningún trabajo o amor puede florecer de la culpa, el miedo o la oquedad del corazón, tal como no se pueden crear planes válidos para el futuro si no se tiene la capacidad de vivir el presente.

3. Quejarse
La mayoría de las personas suelen compartir sus tribulaciones con sus amigos o familiares, ya sea en busca de escucha, consejo o ayuda para resolverlas o sobrellevarlas. No obstante, repetir una y otra vez las causas de los pesares cotidianos puede resultar en ira y frustración. Procesar estas emociones requiere gran cantidad de nuestra energía y atención, de forma tal que el hábito de quejarse continuamente termina por agotar a la mente tanto de quien emite la queja como de aquellos a su alrededor.

4. Analizar de más el rechazo
El rechazo es una fuente de sufrimiento emocional que afecta seriamente el funcionamiento cognitivo de las personas. Experimentarlo suele despertar a un crítico interior que puede resultar despiadado, por lo cual hacer de esto un hábito resulta terriblemente nocivo para la autoestima, lo que termina por sumarse al dolor emocional. Lamentablemente todas las personas tendrán que enfrentar una negativa o un franco rechazo durante su vida y, por más difícil que pueda parecer, cultivar la resiliencia frente a la adversidad es el camino que a la larga traerá más frutos.

5. Preocuparse
Puede que este hábito sea lo más común, tanto así que está normalizado o incluso bien visto. Cuando se dice que alguien se preocupa por los demás, su salud, el trabajo, etc., generalmente ello se considera como algo bueno. Sin embargo, preocuparse crea un estado emocional negativo e incómodo que resulta una impenitente distracción. Fijar la atención en un solo objeto mental es sumamente cansado, requiere de mucha energía y recursos, dejando poco espacio para cualquier otra cosa. Es como sujetar un objeto durante horas: aunque no sea necesariamente pesado lo parecerá después de 1 día, a lo cual se suman otro tipo de cuestiones como el cansancio, dolor o rigidez en los músculos. Igualmente, la mente se agota cuando no puede dejar ir. Lo más sencillo para resolver esto es realizar acciones efectivas para solucionar el motivo de la preocupación.

Aunque la adversidad o las condiciones que nos causan sufrimiento sean parte de la condición humana, muchas veces no atendemos a nuestra mente y emociones de la manera en la que atendemos nuestro cuerpo. Este último, al ser tangible, suele ser sometido a revisiones, estudios y análisis. Por otro lado, buscar ayuda psicológica no siempre resulta tan sencillo, pues hay quienes sienten que significa que no son capaces de manejar su propia vida y ello los muestra débiles, es decir, tienen prejuicios al respecto; pero, en realidad, es válido buscar apoyo y guía para combatir este tipo de hábitos nocivos antes de que ellos nos venzan a nosotros, ya que como Buda aclaró alguna vez:
Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.

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