sábado, 20 de agosto de 2016

La infelicidad latente y el secreto de la felicidad


LA INFELICIDAD LATENTE

El ego crea separación y la separación crea sufrimiento. Por consiguiente, es obvio que el ego es patológico. Aparte de las formas más claras de negatividad como la ira, el odio y demás, hay otras más sutiles, las cuales son tan comunes que por lo general no se las reconoce por lo que son. Entre ellas se cuentan la impaciencia, la irritación, el nerviosismo, el hastío, etcétera. Esas formas de negatividad son la infelicidad latente, estado interior en el cual suelen permanecer muchas personas. Es necesario estar supremamente concientes y absolutamente presentes a fin de detectarlas. Siempre que lo hacemos así, tenemos un momento de despertar y se suspende la identificación con la mente.

El siguiente es uno de los estados negativos más comunes, el cual puede pasar desapercibido precisamente por ser tan común y normal. Seguramente usted estará familiarizado con él. ¡Suele usted experimentar una sensación de descontento que podría des­cribir como un resentimiento latente? Puede ser específico o ines­pecífico. Muchas personas pasan gran parte de sus vidas en ese estado. Se identifican hasta tal punto con él que no pueden tomar distancia para reconocerlo. Detrás de esa sensación hay ciertas creencias inconscientes, es decir, unos pensamientos. Sentimos esos pensamientos de la misma manera en que soñamos al dor­mir. En otras palabras, no sabemos que tenemos esos pensamien­tos, como tampoco el soñador sabe que sueña.

Los siguientes son algunos de los pensamientos inconscientes más comunes de los cuales se alimenta la sensación de desconten­to o de resentimiento latente. He eliminado el contenido de esos pensamientos para dejar solamente su estructura. De esa manera se aprecian más claramente. Siempre que haya infelicidad latente (o manifiesta) en su vida, vea cuáles de estos pensamientos son aplicables y proporcióneles contenido de acuerdo con su situación personal:

"Algo debe suceder en mi vida para que yo pueda alcanzar la paz (la felicidad, la realización, etcétera). Y resiento que no haya sucedido todavía. Quizás con mi resentimiento logre que suceda finalmente".

"Algo sucedió en el pasado que no debió suceder y lo resien­to. Si eso no hubiera sucedido, tendría paz ahora".

"Me está sucediendo algo que no debería sucederme y me está impidiendo tener paz".

Muchas veces, las creencias inconscientes apuntan a una perso­na, de manera que la palabra "suceder" se reemplaza por "hacer".

"Deberías hacer esto o aquello para que yo pueda tener paz. Y resiento que no lo hayas hecho. Quizás con mi resentimien­to logre que lo hagas".

"Algo que tú (o yo) hicimos, dijimos o dejamos de hacer en el pasado me está impidiendo tener paz".

"Lo que haces o no haces ahora me está impidiendo tener paz".


EL SECRETO DE LA FELICIDAD

Todas las citas anteriores son supuestos que no se han examinado y que confundimos con la realidad. Son historias creadas por el ego para convencernos de que no podemos estar en paz en el presente y tampoco ser nosotros mismos. Estar en paz y ser quie­nes somos es lo mismo. El ego dice: quizás en un futuro podré tener paz si tal o cual cosa sucede o si obtengo aquello o me convierto en lo de más allá. También dice: no podré estar en paz jamás a causa de algo que sucedió en el pasado. En general, todo el mundo cuenta la misma historia, "por qué no puedo tener paz ahora". El ego no sabe que nuestra única oportunidad para estar en paz es ahora. O quizás sí lo sabe pero teme que lo averigüemos. Después de todo, la paz representa la aniquilación del ego.

¿Cómo podemos alcanzar la paz ahora? Haciendo la paz con el momento presente. El momento presente es el campo en el cual transcurre el juego de la vida. No puede jugarse en ningún otro lugar. Una vez hecha la paz con el momento presente, podemos ver lo que sucede, lo que podemos hacer o lo que optamos por hacer, o más bien, lo que la vida hace a través de nosotros. Hay cuatro palabras en las cuales se encierra el secreto del arte de vivir, el secreto del éxito y la felicidad: uno con la vida. Ser uno con la vida significa ser Uno con el Ahora. Entonces nos damos cuenta de que no vivimos la vida, sino que ésta nos vive. La vida es la bailarina y nosotros somos la danza.

Al ego le encanta estar resentido con la realidad. ¿Qué es la realidad? Cualquier cosa que es. Buda la denominó tatata, el tal o cual de la vida, es decir, nada más que el tal o cual de este momento. Oponerse a ese tal o cual es una de las principales carac­terísticas del ego. Esa oposición crea la negatividad de la cual se alimenta el ego, la infelicidad que tanto le gusta. De esta manera sufrimos y hacemos sufrir a los demás sin siquiera saberlo, sin darnos cuenta de que estamos creando el infierno en la tierra. Crear sufrimiento sin reconocerlo es la esencia de la vida inconsciente y es estar completamente bajo el control del ego. La incapacidad del ego para reconocerse y ver lo que hace es verdaderamente aterradora e increíble. El ego hace exactamente lo que condena en los demás y ni siquiera se da cuenta. Cuando se lo señala, recurre a la negación, la ira, los argumentos y las justificaciones que distorsionan los hechos. Y todo el mundo lo hace, las personas, las empresas y los gobiernos. Cuando todo lo demás falla, el ego recurre a los gritos y hasta a la violencia física. ¡Que manden al ejército! Es entonces cuando reconocemos la sabiduría de las palabras de Jesús en la cruz: "Perdónalos porque no saben lo que hacen".

Para poner fin a la desgracia que se ha cernido sobre la con­dición humana durante miles de años, debemos comenzar con nosotros mismos y asumir la responsabilidad por nuestro estado interior en todo momento. Eso significa que debe ser ahora mismo. Pregúntese si hay negatividad en su interior en este mismo momento. Entonces preste atención a sus pensamientos y tam­bién a sus emociones. Esté alerta a esa infelicidad latente a la cual me referí anteriormente, en cualquiera de sus formas: desconten­to, nerviosismo, hastío, etcétera. Esté alerta a los pensamientos que aparentemente justifican o explican esa infelicidad pero que en realidad son los causantes de la misma. Tan pronto como tome conciencia de un estado negativo en su interior no piense que ha fallado. Significa que ha tenido éxito. Mientras no hay esa conciencia, prevalece la identificación con los estados interiores, y esa identificación es el ego. Con la conciencia se suspende la identi­ficación con los pensamientos, las emociones y las reacciones. Este estado no debe confundirse con la negación. Al reconocerse los pensamientos, las emociones y las reacciones, se suspende automáticamente esa identificación. Entonces cambia nuestro sen­tido de lo que somos, nuestra sensación de ser: antes éramos pensamientos, emociones y reacciones; ahora somos conciencia, la Presencia consciente que observa esos estados.

"Un día me liberaré del ego". ¿Quién habla? El ego. Liberarse del ego realmente no representa un gran esfuerzo. Lo único que se necesita es tomar conciencia de los pensamientos y las emocio­nes en el mismo momento en el que suceden. No se trata realmente de "hacer", sino de "ver". En ese sentido, es cierto que no hay nada que podamos hacer para liberarnos del ego. Cuando se produce el cambio de pasar de pensar a observar, entra a operar en nuestras vidas una inteligencia muy superior a la astucia del ego. Las emociones y hasta los pensamientos se despersonalizan a través de la conciencia. Reconocemos su naturaleza impersonal. Dejan de estar cargados del "yo". Son solamente emociones y pensamientos humanos. Toda la historia personal, la cual no es más que un cuento, un paquete de pensamientos y emociones, pasa a ocupar un lugar secundario y deja de ocupar el primer lugar en la conciencia. Deja de ser la base de nuestro sentido de identidad. Pasamos a ser la luz de la Presencia, la conciencia profunda que antecede a los pensamientos y las emociones.


El pantano no es consciente cuando produce un loto. 

Si se dijera "Me voy a preparar para dar origen a un loto", nunca produciría algo. 

Seguiría siendo un pantano maloliente. 

Pero de pronto, en esa masa densa y oscura, la fuerza vital produce una flor blanca… 

Nunca estamos preparados para crear. 

La creación se hace a través de nosotros, porque obedece a cosas más vastas que la
 
voluntad personal”  


                                                                                                                                                                                                                                                                         Ejo Takata


Eckhart Tölle en español- Una nueva Tierra

viernes, 19 de agosto de 2016

Comprende por qué los “Secretos Familiares” producen enfermedades



Alejandro Jodorowsky dice que un árbol sano es aquel que produce frutos dulces y nutritivos, aunque en su apariencia externa sea un árbol “torcido”. En cambio un árbol majestuoso que produce frutos “tóxicos” es un árbol enfermo.

Sanar es traicionar la intención primitiva de nuestro árbol genealógico, decir no, romper el contrato de mantenimiento neurótico del árbol. En palabras de Alejandro Jodorowsky: “La sanación del árbol consiste en quitar la repetición, comprenderla, o repetirla en una forma positiva”

¿Qué es la familia?

La familia es lo permanente, estaba antes de que llegáramos, le pertenecemos mientras vivamos y seguirá existiendo después de nosotros. Es una generación de vivos, que caminan como mínimo con dos generaciones de muertos a la espalda hasta la línea de meta, donde le toca subirse a la espalda de la siguiente generación de vivos.

¿Yo soy mi familia?

Recordemos que desde la perspectiva de la metagenealogía cada uno de nosotros está habitado por las tres generaciones que lo preceden, lo que hace un mínimo de catorce personas. Desde esta perspectiva, consideramos que los secretos guardados en una generación son un manantial insano de traumas y conflictos para los que lleguen detrás.

¿Hay alguna relación entre la enfermedad y los secretos familiares?

La relación entre enfermedad y secretos familiares se hace bastante evidente en el estudio de los árboles genealógicos. La familia es como una olla psicológica llena de secretos, tabúes, silencios, vergüenzas. Hay asesinatos, locura, robos, infidelidades, cárcel, incesto, abusos… Así, la enfermedad no es la solución del problema, sino una invitación a enfrentar un conflicto familiar que se ha mantenido secreto. Como escribió Françoise Dolto: “Lo que es callado en la primera generación, la segunda lo lleva en el cuerpo.”

¿Qué cosas, a nivel psicogenealógico, vamos cargando en el cuerpo?

En el lado derecho… está la herencia paterna, Lado izquierdo…herencia materna, El vientre…la madre, Problemas de espalda…cargas a los padres, Padres divorciados, o separados…puntas de los pies se separan Miedo a la sexualidad…pelvis movida hacia atrás, No te han amado…pecho endurecido e insensible.

¿Si no uso palabras para expresar mi dolor, lo expresaré con mi cuerpo?

Anne Ancelin Schützenberger lo ha estudiado a fondo: “Los duelos no hechos, las lágrimas no derramadas, los secretos de familia, las identificaciones inconscientes y lealtades familiares invisibles” pasean sobre los hijos y los descendientes.“Lo que no se expresa con palabras se expresa con dolores”. O por accidentes, como el caso de una biznieta que pierde su virginidad por accidente a los siete años (jugando al salto de pértiga) y estudiando su árbol, descubre que su bisabuela fue fruto de una violación, concebida en la misma fecha que ocurrió el episodio.

¿Cómo se pueden observar los secretos en el árbol genealógico?

Cuando el árbol quiere desvelarte un secreto, crea una estructura, algo que se repite, con eso pretende llamar tu atención. Por ejemplo una fecha que se repite, un estilo de elección de la pareja, unos accidentes con ingredientes similares. Estos secretos se guardan por vergüenza, por pudor, por proteger a los niños o autoprotegerse ante la sociedad.

¿Dónde se sitúan esos secretos?

Cada secreto que tenemos está en el estrato que le corresponde (los cuatro egos):

       Mis ideas locas secretas, podemos identificarlas en el nivel de mis bisabuelos
       Mis emociones secretas, están en mis abuelos
       Mis secretos sexuales-creativos, están en mis padres
       Mis secretos materiales, de territorio, están en mis hermanos

Cuando el secreto lo porta un miembro de la familia, éste lo vive como un cuerpo extraño y molesto, su cuerpo lo vive como un tumor o un bolo alimenticio que tiene que salir a fuera. Nunca debemos contar secretos a los niños, es un Abuso con mayúsculas.

Sabemos además el poder de la comunicación no verbal, si alguien delante de ti se calla una información importante, se delatará tarde o temprano con algún gesto inconsciente. Freud decía que “Aquel cuyos labios callan, conversa con la punta de los dedos. Se traiciona por todos los poros”.

Claudine Vegh decía: “Vale más saber una verdad, aún cuando sea difícil, vergonzosa o trágica, que ocultarla, porque aquello que se calla, es subordinado o adivinado por los otros y ese secreto, se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo”.

Los secretos hay que airearlos si son del presente, de la manera más adecuada y en el momento más propicio, o sanarlos con la psicomagia si son del pasado. Una herramienta útil es dibujar el árbol sanado: se trata de hacer una obra en la que representemos a todos los miembros, con dibujos o fotografías pegadas a modo de collage. A cada uno le pondremos su finalidad cumplida, todo aquello que les damos nos lo damos a nosotros mismos, y ahí aparecerán todos los secretos convertidos en bendiciones.

El árbol guarda secretos, al tiempo que puede intentar desvelarlos. En todo árbol aparece en un momento determinado un héroe, el que lo sana y se sana, aquel que se atreve a construir el árbol genealógico. No existen los árboles sanos porque vivimos en una sociedad enferma.

“La sanación del árbol consiste en quitar la repetición, comprenderla, o repetirla en una forma positiva”

Por Alejandro Jodorowsky


miércoles, 17 de agosto de 2016

Aforismos del sabio chino Huanchu Daoren‏


El nombre del pensador que nos ocupa significa literalmente “adepto taoísta que retorna al origen”. Es un pseudónimo que el erudito Hong Yingming adoptó cuando a edad avanzada inició una sencilla y retirada vida en el campo (a finales del s.XVI/principios del s.XVII). Redactó entonces un conjunto de meditaciones que, aludiendo metafóricamente a su purificadora experiencia vital, tituló “Discurso sobre las raíces de los vegetales”; el cultivo de los vegetales requiere paciencia, austeridad y calma, que son también virtudes esenciales para el desarrollo de la sabiduría en el ser humano.

Los numerosos aforismos que aquí les presentamos han sido seleccionados de esa obra, cuyo contenido posee elementos del taoísmo así como del confucianismo y el budismo chan (zen). Hablamos de un pensamiento fundamentalmente práctico, cercano al presente cotidiano, que se hace cargo de un mundo en constante cambio. De ahí el frecuente uso de “contrarios relativos”: una cosa se define por su opuesto, no se puede dar sin él; ambos son partes de un mismo proceso universal. Por ello, nuestra actitud al leer a Huanchu Daoren no debe ser la de una curioso conocedor (sujeto) que se coloca frente a algo que va a conocer (objeto); no hay oposición real, sino encuentro entre iguales que no podrían ser sin el otro en este momento presente. En consecuencia, sus palabras no son una fuente de información, sino de transformación (constante). Nos muestran una vida tranquila y en armonía con la naturaleza, llena de desapego hacia los deseos y radical libertad. Nada más y nada menos. 

Pasen y -con sencillez y calma- lean:

Cuando estás apegado al mundo sólo ligeramente, ligero es también el efecto del mundo sobre ti. Cuando estás intensamente envuelto en ocupaciones diversas, sus enredos también se intensifican. Así pues, para las personas iluminadas, la simplicidad es superior al refinamiento, y la libertad preferible al cumplimiento de las formas.

Una oruga en la basura es algo sucio, pero se transforma en una cigarra que sorbe rocío en la brisa otoñal. Las plantas enterradas no tienen prestancia, pero se transforman en brillo resplandeciente a la luz de la luna estival. Así, sabemos que la pureza surge de la impureza, y que la luz nace de la oscuridad.

A quienes se aproximen a ti con riquezas, respóndeles con compasión. A quienes se acerquen a ti con su rango, respóndeles con justicia. Las personas iluminadas no son prisioneras de los que mandan. Cuando alguien está decidido, puede superar el destino; cuando la mente está unificada, moviliza la energía. Las personas iluminadas no permiten que ni siquiera la naturaleza las encasille en un molde.

Existe una gran compasión en todo el mundo; un Buda y un carnicero no poseen mentes diferentes. Existe un gozo real en todas partes, tanto en una lujosa mansión como en una humilde choza. Es sólo cuando uno se ve invadido por los deseos y bloqueado por los sentimientos, cuando se pierde lo que realmente está presente; y esto crea toda la diferencia en el mundo.

No pienses en cualquier servicio que hayas podido hacer a los demás; piensa en lo que has podido hacer para ofenderles. No olvides lo que otros han hecho por ti; olvida aquello en lo que otros te han ofendido.

Cuando los que hacen obras de caridad las hacen sin sentimiento de autosatisfacción y sin pensamientos de recompensa, incluso una pequeña donación es grande. Cuando los que ayudan a los demás calculan su propio sacrificio y piden gratitud y recompensa, incluso una gran donación es pequeña.

Quienes leen libros pero no ven la sabiduría de los sabios son esclavos de la letra. Quienes trabajan en oficinas públicas y no aman a la gente son ladrones que roban el salario. Quienes enseñan pero no practican lo que enseñan son meros charlatanes. Quienes intentan hacer un trabajo con éxito sin considerar el desarrollo del carácter lo encontrarán sin sustancia.

Si temes que la gente sepa que has hecho algo malo, hay algo bueno en lo malo. Si estás ansioso porque la gente sepa que has hecho algo bueno, entonces hay algo malo en lo bueno.

Amplio es el camino de la verdad; establece tu mente en él y sentirás una apertura expansiva y una vasta claridad. Estrecho es el camino de los deseos humanos; si pones tus pies en él, verás zarzas y lodo ante ti.

Ha de vaciarse la mente, pues sólo en una mente vacía entra la verdad. Ha de llenarse la mente, pues cuando está llena no entra en ella el deseo de cosas.

Los ojos y los oídos, al ver y al oír, son saqueadores externos; las emociones, lo deseos y las opiniones son saqueadores internos. Mas si está despierta y alerta la mente interna, y se mantiene a distancia en medio de todos ellos, estos saqueadores cambian entonces y se convierten en miembros del hogar.

El verdadero vacío no esta vacío; aferrarse a las apariencias no es la realidad, ni tampoco el negarlas. ¿Cómo comunicó esto el Buda?: “Permanece en el mundo, pero más allá del mundo”. Es doloroso perseguir los deseos, pero también lo es detenerlos totalmente. Depende de nosotros cultivarnos con destreza.

Cuando el viento llega al bambú esparcido, éste no conserva su sonido cuando el viento ha pasado. Cuando los patos salvajes atraviesan un pequeño lago frío, éste no retiene su reflejo cuando ya se han ido. Del mismo modo, las mentes de las personas iluminadas se hacen y se manifiestan cuando ocurren los acontecimientos y quedan de nuevo vacías cuando éstos han terminado.

Contar con el éxito todavía no alcanzado no es tan provechoso como preservar el trabajo ya realizado. Lamentar errores pasados no es tan útil como prevenir futuras equivocaciones.

La tranquilidad en medio de la quietud no es verdadera tranquilidad; cuando puedes estar tranquilo en medio de la acción, éste es el verdadero estado de la naturaleza. La felicidad en la comodidad no es verdadera felicidad; cuando puedes ser feliz en medio de la adversidad, entonces ves el verdadero potencial de la mente.

Cuando el destino me desaira en términos de prosperidad, respondo enriqueciendo mi virtud. Cuando el destino me maltrata físicamente, me recompongo liberando mi mente. Cuando el destino me obstaculiza a través de las circunstancias, las atravieso elevando mi manera de vivir. ¿Qué puede hacerme así el destino?

Cuando estás en medio de la adversidad, todo lo que te rodea es una especie de medicina que te ayuda a afinar tu conducta, aunque no te des cuenta de ello. En las situaciones agradables, te enfrentas a armas que te despedazarán, aunque no seas consciente de ello.

En relación a las manifestaciones efímeras, incluso el cuerpo es transitorio, por no hablar de la fama , la riqueza y la posición social. En relación con la realidad, todos los seres son un solo ser, por no hablar de los miembros de la familia. Si las personas son capaces de ver a través de lo efímero y reconocer lo real, pueden entonces hacerse cargo de grandes responsabilidades, y al mismo tiempo estar libres de las ataduras del mundo.

Tal vez el universo pueda existir indefinidamente, pero este cuerpo no obtiene una segunda oportunidad; la vida humana sólo dura cien años en el mejor de los casos y los días presentes se deslizan fácilmente. Quienes viven felices conocen la alegría de poseer la vida y recuerdan la pena de desperdiciarla.

Donde hay belleza, inevitablemente hay fealdad como contraste. Si no estás orgulloso de tu propia belleza, ¿cómo puedes considerarte feo? Donde hay pureza, se da la corrupción como su opuesto. Si no anhelas la pureza ¿quién puede corromperte?

Cuando el agua no está turbia, está tranquila de manera natural. Cuando un espejo no está empañado, es claro por sí mismo. Así, la mente no tiene por qué limpiarse: libérate de lo que la ensucia y su claridad aparecerá de manera espontánea. El gozo no necesita ser buscado: libérate de lo que te duele y aquél aparecerá de manera natural.

Quienes confían en los demás descubrirán que no todo el mundo es necesariamente sincero, pero ellos mismos ya son sinceros. Quienes desconfían de los demás descubrirán que no todo el mundo necesariamente los engaña, pero ya se han convertido ellos mismos en mentirosos.

La sustancia de la mente es la sustancia del cielo. Un pensamiento feliz es una estrella de buen augurio o una nube de felicidad. Un pensamiento de cólera es una tormenta de truenos o un violento aguacero. Un pensamiento amable es una brisa gentil o un dulce rocío. Un pensamiento severo es un fiero sol o una helada de otoño. ¿Cuáles de estas cosas pueden eliminarse? Déjalos pasar a medida que surgen, abierto y sin resistirte, y tu mente se fundirá con el vasto cielo.

Cuando la gente ocupa posiciones de poder y puestos importantes, su comportamiento ha de ser estricto y claro, mientras que su estado de mente debe ser amable y sereno. No dejes que un poco de desidia te acerque a grupos de personas que se miran el ombligo; y no permitas que un exceso de intensidad te precipite en el veneno de los malvados.

Vanagloriarse del propio trabajo o exhibir los propios logros literarios es basar la persona que uno es en cosas externas. Quienes lo hace no saben que la sustancia de la mente es brillante tal como es y, mientras no se pierda, uno puede carecer totalmente de capacitaciones y formación y, sin embargo, ser una persona extraordinariamente exquisita.

Cuando te hallas en posiciones de prosperidad y de alta posición social, has de conocer las miserias de los pobres y de los de abajo. Cuando eres joven y fuerte, has de recordar los dolores de los viejos y débiles.

La enfermedad de caer en los deseos puede ser tratada, pero la enfermedad de aferrarse a principios abstractos es difícil de curar. Los obstáculos que presentan los acontecimientos y las cosas pueden eliminarse, pero los que presentan los principios sociales son difíciles de eliminar.

Las personas sabias no tienen pensamientos o preocupaciones, mientras que las personas ignorantes no poseen conocimientos; ambas clases de personas pueden ser compañeras de estudios o negocios. Son sólo los intelectuales mediocres quienes piensan demasiado y poseen demasiada información, de manera que tienen mucho en lo que pensar y muchas dudas; como consecuencia, es difícil hacer absolutamente nada con ellos.

La longitud y la brevedad del tiempo dependen de un solo pensamiento; la amplitud o estrechez del espacio depende del corazón. Así, para quien posee una mente libre, un día es más largo que mil años; para quien posee una mente amplia, una pequeña habitación es más vasta que todo el cielo y la tierra.

Los sentimientos humanos y las condiciones sociales son muy veleidosos y no deben ser tomados demasiado en serio. Un filósofo dijo: “Lo que llamaste ‘yo’ antes es ahora otra persona. Me pregunto qué ‘yo’ actual pertenecerá al futuro”. Si las personas se hacen esta reflexión de vez en cuando, pueden desatascar sus corazones.

Cuando un pez se precipita en el agua, no piensa en ella; cuando los pájaros vuelan sobre la brisa, no toman en cuenta que existe una brisa. Toma conciencia de esto y podrás trascender el peso de las cosas y disfrutar su potencial natural.

Todo lo que le ocurra espontáneamente a tu mente está bien. Sólo cuando las cosas surgen de manera natural, puedes ver su potencial real. Si le añades cualquier ajuste o arreglo, desaparece la armonía. Uno de los poetas inmortales decía: “La mente está a gusto siempre que esté libre de preocupaciones; la brisa es clara cuando sopla de acuerdo con la naturaleza”.

Quienes saben cambiar las cosas por sí mismos, no se regocijan con la ganancia ni se lamentan de la pérdida; el mundo entero es el espacio por donde pasean. Quienes son utilizados por las cosas odian que los acontecimientos vayan en su contra y adoran que vayan a su favor; la cosa más insignificante puede crear ataduras.

Quienes aman la tranquilidad y no aprecian el estruendo tienden a evitar a la gente para buscar la calma. No saben que es egoísmo desear que no haya nadie alrededor; y cuando la mente está apegada a la calma, esto mismo constituye la raíz de la agitación. ¿Cómo pueden alcanzar el estado en el que se ve a los demás y a uno mismo como uno solo, y en el que la agitación y calma se olvidan?

Cuando la gente del mundo se enreda y se ata al prestigio y al poder, está lista para llamar al mundo material un mar de desdicha. No se dan cuenta de la blancura de las nieves o del verdor de las montañas, del curso del río o de la situación de las rocas, y de las respuesta de los valles a las canciones de los leñadores. El mundo no es material, el mar de la vida no es desdicha: simplemente hacen sus mentes materialistas y desdichadas.

La vida humana es como una marioneta. Mantén simplemente los hilos en la mano, para que ni un solo hilo se enrede y puedas dar vueltas y vueltas con libertad, y la acción y la respuesta dependan de ti y no estén sujetas al más mínimo control de cualquier otro. Entonces trasciendes este escenario de la realidad.


(Fuente: “Retorno a los orígenes. Reflexiones sobre el Tao”, de Huanchu Daoren; editorial Edaf)