lunes, 15 de agosto de 2016

EJERCICIO PARA RECORDAR QUE VINISTE A HACER A ESTE MUNDO





“La vida no es un negocio para ser dirigido, es un misterio para ser vivido”,

dijo Osho.


¿Te has preguntado por que misión viniste a nacer en este mundo? o ¿Por qué estás aquí? Algunas personas nunca se han cuestionado el porqué de su existencia. Muchas otras no tienen la menor idea. Lo más fácil es voltear a ver qué hacen los demás  seguir sus reglas sin pensar o hay quienes por más que buscan respuestas no logran descifrar cuál es su misión.

Muchos de nosotros, sin importar en qué momento de nuestra vida estemos, nos mantenemos buscando alternativas para vivir mejor. Los kabalistas explican que esto significa que no hemos alcanzado nuestro máximo potencial y esa necesidad de seguir buscando, nace de que no estamos satisfechos con lo que tenemos y no conocemos la razón por la que estamos en este mundo.

Estudias lo mismo que tu papá porque crees que es la mejor manera de tener éxito en la vida. Crees que el matrimonio es lo que va a hacerte sentir por fin realizado o que viniste a tener hijos y vivir para ellos, si esto no se da de acuerdo a tus expectativas, te sientes fracasado. Así puedo seguir con una larga lista de “normas sociales” que nos imponen.

Pero pasa el tiempo y al hijo que estudió lo mismo que el papá no le va tan bien como pensó, o la mujer se casó con un “buen hombre” y es más infeliz que nunca. Esto ocurre porque esa no era su misión. No venimos a seguir el ejemplo de alguien y mucho menos a ser copias. Debemos empezar por recordar que ni el trabajo, ni el dinero, ni el matrimonio, ni los hijos, son garantía de felicidad.

Hacer lo que te gusta es estar en armonía con tu ser y, en ese estado, no puede haber más que abundancia en todos los sentidos. Ésa es la felicidad.

La verdad es que cada uno de nosotros tiene dones y talentos únicos que nos fueron dados para producir un efecto en el mundo de forma individual. Nuestro deber solo es descubrir esos dones y compartirlos.

A fin de cuentas, nosotros no creamos nuestro camino de vida, lo descubrimos. Tu camino ya está ahí, te está esperando. Solo tienes que encontrarlo.
Para empezar, debes saber que este tipo de trabajo es principalmente interno. Es común también sentirse obligado a hacer cambios externos cuando nos encontramos con una dificultad.
Podemos remodelar nuestra casa, cortarnos el pelo, cambiar de relación, pero estos cambios solo nos dan un impulso pasajero. A veces nos ocupamos con trabajo externo disfrazado de trabajo interno como: leyendo libros de autoayuda, inscribiéndonos en cursos para ser mejores personas, yendo a terapias psicológicas, etc. En sí mismas, éstas son actividades que valen la pena, sin embargo, superación personal no es lo mismo que realización personal.
Hay miles de personas desesperadas por dar sentido a su vida intentando averiguar cuál es el propósito de haber nacido en el lugar en que lo hicieron, con esas cualidades y en esa condición social; se preguntan cómo aplicar sus atributos para hacer algo útil para sí mismos y para los demás. La mejor forma de descubrir lo que hemos venido a hacer es tan fácil como encontrar qué es lo que más disfrutamos. Eso que podemos hacer durante horas y hasta nos olvidamos del tiempo y el espacio.

Técnica:

Solo debes terminar la frase, poniendo la palabra clave encima de la raya.
1/ De niño yo quería un______________
2/ De niño soñaba ser______________
3/ Cuando era pequeño mi escondite favorito era______________
4/ Mi juguete favorito era______________
5/ Mi mejor amigo se llamaba______________
6/ Ahora mismo admiro a______________
7/ Si pudiera volver atrás, mi profesión sería______________
8/ Mis hobbies son______________
9/ De niño mis padres pensaban que yo era______________
10/ En mi casa soñar despierto se consideraba                                    
11/ Para mis padres los artistas eran                                     
12/ Para mis padres los hippies, punks, heavies, etc, eran                                    
13/ Las personas que se metían conmigo de pequeño ahora están                                    
14/ Busca tres personajes famosos que admires cuyas infancias fueron difíciles emocional o económicamente                                    
15/ Busca tres personajes famosos que alcanzaron sus sueños a una edad muy avanzada                                    


Después de este ejercicio estarás mucho mas cerca de saber cual era la misión que viniste a hacer aquí:

El verdadero trabajo ocurre internamente, cuando reconocemos nuestros verdaderos deseos y les permitimos ser la brújula que nos guíe. Pregúntate qué te apasiona, qué te motiva, qué te atrae.

Las respuestas te sorprenderán y te llevarán al camino correcto. Estas respuestas te ayudarán a actuar. Por medio de la acción crecemos, nos transformamos y manifestamos nuestro verdadero propósito.

Sé consciente de que este proceso no siempre es fácil. Mientras te dedicas a alcanzar tu potencial total, puedes pasar por dolor, miedo y pérdidas. La transformación necesita fortaleza y resistencia espiritual.

Como se nos ha repetido tantas veces que “la vida no es fácil”, nuestra mente no acepta cuando todo está bien, porque nuestra creencia es que tenemos que batallar y luchar para sentirnos plenos.

¡Pero es totalmente al revés!

Como dijo Confucio: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.”

Aquello para lo que hemos nacido es aquello en lo que somos felices trabajando. Puede ser una tarea tan simple como: ayudar a otros, enseñar, colaborar con la sociedad, ayudar a la naturaleza y al planeta, etc., o algo más elaborado como construir edificios, crear inventos o hacer obras de arte, pero siempre será algo para lo que tenemos las cualidades innatas y con lo que nos sentimos plenamente útiles, felices y realizados.

Algunos descubren su misión en esta vida siendo muy jóvenes, otros más tarde, otros tal vez no la descubren nunca, pero actuando por intuición acaban realizándola. Cuando te dediquesa hacer lo que viniste a hacer, la vida siempre será fácil y sin esfuerzo, así que si sientes queno eres completamente feliz con lo que haces o con tus relaciones, es momento de hacer un cambioporque tu malestar indica que vas en la dirección equivocada.

Cuando descubres lo que te apasiona y lo llevas a cabo, todos los recursos materiales y espirituales que necesitas, aparecen como un acto de magia. El universo es perfecto y su abundancia es infinita.

Angeles Castell

Quien mira hacia adentro, despierta


Carl Jung en esta frase nos invita a mirar dentro de nosotros, ya que en nuestro interior están las respuestas que buscamos. Somos y vivimos lo que está en nuestra mente tanto consciente como inconsciente.
Sin embargo, generalmente buscamos las respuestas, las responsabilidades, el bienestar afuera de nosotros. Soñamos con vivir de una forma diferente, soñamos con que nuestros problemas se resuelvan, soñamos con la llegada de una persona o un momento que nos hará felices, etc. Pero esta búsqueda afuera no da resultados, es solo un sueño.

¿Por qué buscamos en el lugar equivocado?

Quizá porque preferimos lo fácil, por eso buscamos afuera. Quizá porque nos da miedo encontrarnos con todo el dolor que tenemos, y porque no sabemos qué hacer con él. Quizá porque cargamos con tanta culpa y vergüenza que creemos que no hay tanto valor adentro como para salir adelante por nuestros propios medios.

Desde siempre conocemos relatos antiguos que hablan de los tesoros existentes en nuestro interior. Seguro has escuchado muchos de estos, desde cuentos, escritos filosóficos y frases celebres de grandes maestros; todos hacen mención del inmenso poder interior y de los tesoros internos existentes. ¿Por qué confluyen en un mismo final estos relatos? Debe ser porque es cierto.
Jesús decía “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Y creo yo que no se refería a él, sino que a través de uno mismo está el camino, la verdad y la vida.

Tanto la frase de Jesús como la frase de Jung mencionada, sugieren que es a través del conocimiento personal que crecemos, es a través de integrar lo que nos gusta de nosotros mismos y lo que no nos gusta, y descubrir además toda la potencialidad que somos.
Es conocerme a mí misma a través de los otros, de mi entorno. Es aprender a amarme tal como soy y contar conmigo, con la única persona con la que puedo contar siempre y me acompañará para el resto de mi vida.

Hablando de buscar en el lugar equivocado, me acordé de este cuento:
Muy tarde por la noche Nasrudin se encuentra dando vueltas alrededor de una farola, mirando hacia abajo. Pasa por allí un vecino.
– ¿Qué estás haciendo Nasrudín, has perdido alguna cosa?- le pregunta.
– Sí, estoy buscando mi llave.

El vecino se queda con él para ayudarle a buscar. Después de un rato, pasa una vecina.
-¿Qué estáis haciendo? – les pregunta.
– Estamos buscando la llave de Nasrudín.
Ella también quiere ayudarlos y se pone a buscar.

Luego, otro vecino se une a ellos. Juntos buscan y buscan y buscan. Habiendo buscado durante un largo rato acaban por cansarse. Un vecino pregunta:
– Nasrudín, hemos buscado tu llave durante mucho tiempo, ¿estás seguro de haberla perdido en este lugar?
– No, dice Nasrudín
– ¿dónde la perdiste, pues?
– Allí, en mi casa.
– Entonces, ¿por qué la estamos buscando aquí?
– Pues porque aquí hay más luz y mi casa está muy oscura.
Fuente: http://www.personarte.com/nasrudin.htm
Y tú ¿ya estás mirando hacia adentro o sigues buscando afuera lo que perdiste adentro?.

Fuente: Carolina Rentería

domingo, 14 de agosto de 2016

Aprende a ser tú




Tal vez te preguntas a menudo por qué no llegas a tus metas. Por qué siempre que ya estás tocando el cielo, parece que se cierran las compuertas y alguien cuelga el letrero de “aforo completo”. Y tú nunca entras en él. . .

Examinas todo lo que haces, cada día. Cada paso, cada uno de los puntos de la lista de listas que te has confeccionado para poder seguir, para no perder de vista tus objetivos.

He notado eso que sientes. Esa sensación de tenerlo vetado. De quedarse a un suspiro de tu sueño y sentir como huele mientras otros lo degustan. He sentido esa rabia contenida que tan sólo sirve para contracturarse la espalda y notar un dolor de estómago terrible…Para amargarse y culparse a uno mismo y a otros de tus fracasos.

He dormido con la sensación de ser invisible y me he despertado sin encontrarme la risa. He sentido que el mundo giraba  al revés mientras yo corría hacia la meta y parecía que estaba quieta… Que era un eterno segundón. Con la sensación de tener el deseo y el talento suficientes pero quedarme al otro lado de la línea. De ponerme a volar y, de repente,  tocar techo y no descubrir por qué. Esa certeza de creer que tu vida no es tuya y hagas lo que hagas eso nunca cambiará. . .  Que el éxito te esquiva y la fortuna se ríe de ti.

Sí, yo también he buscado en mil libros. Me han resucitado las ganas entre sus palabras. . . He aprendido mucho de ellos mientras me buscaba a mí misma. He escuchado a mil sabios. . . Algunos de ellos me han regalado una parte del mapa que me faltaba para llegar a ese tesoro que es mi esencia, mi coherencia. . .

Y he andado mil caminos. Algunos de ellos ni tan sólo sé cómo he osado pisarlos, de dónde he sacado el valor para sondearlos, cómo he soportado la soledad inmensa que me han impregnado. . . Aunque me han llevado a mil respuestas y han cambiado mis preguntas por otras preguntas nuevas. . .

Y el final del camino, siempre eres tú mismo. La meta lleva tu cara. La respuesta a la pregunta es tú. . . El por qué tiene tu nombre.

Siempre. Lo que hoy no logramos entender es lo que ayer decidimos no conocer o no preguntar. Lo que ahora no logramos es lo que ayer pensamos que no nos pertenecía.

Lo que no vivimos es aquella experiencia que un día, sin casi darnos cuenta, decidimos que no nos merecíamos.

Somos el resultado de lo que hicimos y dejamos por hacer. . .

Cada uno de nosotros lleva ocultas dentro las claves para despejar las incógnitas de su camino. Somos el fruto de nuestras decisiones pasadas, de las presentes. . . Y llevamos en la cara dibujadas las decisiones futuras que ya sabemos que vamos a tomar y que nos recortan la esencia, la felicidad, la vida.

Somos un amasijo de normas autoadjudicadas que cada día nos coagulan las acciones. Llevamos en los huesos nuestras emociones comprimidas. . . Nuestros lamentos y quejas circulan por nuestras arterias y definen nuestros gestos, nuestros actos, nuestras ilusiones. . .

Cuando soñamos, nos achican los sueños porque intentan convertirlos en asequibles, en probables, en realidades que no nos decepcionen… Nos protegemos de nosotros mismos hasta el extremo de anularnos, de traicionarnos.
Cuando caminamos, esos pensamientos prefabricados nos cansan, nos paralizan.

Cuando razonamos, nos limitan, nos dibujan un círculo para que no salgamos de él y tengamos pensamientos viciados, corrompidos. . . Los pensamientos cortos de un niño que piensa que no podrá y no puede.
Cuando llegamos a la esquina de nuestro sueño y vamos tocarlo, lo apartan, lo envían lejos y se  nos agarrotan los dedos . . .

Y ni siquiera nos damos cuenta de cuánto nos reprimimos y recortamos. De esos esquemas que repetimos siempre, esas conductas reiteradas. . . Y cuando nos preguntamos por qué, la lista de razones del fracaso viene dictada por nuestros miedos, por nuestros pensamientos rancios, por unos parámetros de conciencia que nos reprimen y hacen menguar.

Y un día, descubres que eres siempre el segundo porque en tu mundo, en tus pensamientos, siempre has imaginado que no mereces más. . .  Porque no confías en ti.

Porque te visualizas siempre a un metro de la meta.

Porque no te sueñas llegando al final ni te emocionas al pensar que podrás. . .
Porque te crees que no eres la persona que consigue lo que tú deseas y cada día te alejas más de ti.

Porque no aceptas lo bueno que te da la vida, porque no lo ves.

Porque creaste una imagen de ti demasiado pequeña para el tamaño de tus sueños y no te la has cuestionado nunca.

Porque hace mucho tiempo te programaste para resistir, para sobrevivir y dejaste que tus temores e inseguridades escribieran tus normas secretas, que quedaron marcadas a fuego en ti. . .

Y sigues obedeciendo a ese programa, aunque eso te supone perder alegría, soltar vida, amarrarte a una versión de ti mismo que no te representa.

La respuesta está dentro de ti. Y no sabes cómo sacarla, cómo encontrar la manera de empezar otra vez, de pensar distinto, de construir nuevos esquemas y empezar a soñar de verdad. . .

¡Cuánto trabajo por hacer!
¡Cuántos límites por borrar!

Sacar tu esencia de entre la maraña de normas absurdas. . . Reescribirte, reautentificarte, redibujarte. . .  Desaprender y empezar a vivir.

¡Qué complicado y qué apasionante!

No hay nada malo en el ser el segundo, ni el último. . .

Lo importante es no resignarse a una vida que no te llena y no renunciar a ser tú.



Merce Roura