miércoles, 10 de agosto de 2016

Darse cuenta. . .

Este cuento “Darse cuenta” - del libro “Cuentos para pensar”- está inspirado en un poema de un monje tibetano - Rimpoche - y reescrito por Jorge Bucay para mostrar cómo funcionamos los seres humanos. . .




El Pozo

Me levanto una mañana,
Salgo de mi casa,
Hay un pozo en la vereda,
No lo veo,
Y me caigo en él.
Día siguiente…..
Salgo de mi casa,
Me olvido del pozo en la vereda
y vuelvo a caer en él.
Tercer día,
Salgo de mi casa tratando de acordarme
Que hay un pozo en la vereda,
Sin embargo
No lo recuerdo
Y caigo en él.
Cuarto día,
Salgo de mi casa tratando de acordarme
Del pozo en la vereda,
Lo recuerdo,
Y a pesar de eso,
No veo el pozo
Y caigo en él.
Quinto día,
Salgo de mi casa,
Recuerdo que tengo que tener presente
El pozo en la vereda
Y camino mirando el piso,
Y lo veo
Y a pesar de verlo,
Caigo en él.
Sexto día,
Salgo de mi casa,
Recuerdo el pozo en la vereda,
Voy buscándolo con la vista,
Lo veo,
Intento saltarlo
Pero caigo en él.
Séptimo día,
Salgo de mi casa
Veo el pozo,
Tomo carrera,
Salto,
Rozo con las puntas de mis pies el borde del otro lado,
Pero no es suficiente y caigo en él.
Octavo día,
Salgo de mi casa,
Veo el pozo,
Tomo carrera,
Salto,
Llego al otro lado!
Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido,
Que festejo dando saltos de alegría…
Y al hacerlo,
Caigo otra vez en el pozo.
Noveno día,
Salgo de mi casa,
Veo el pozo,
Tomo carrera,
Lo salto
Y sigo camino.
Décimo día,
Me doy cuenta
Recién hoy
Que es más cómodo
Caminar…,
Por la vereda de enfrente.
                                                  Jorge Bucay

martes, 9 de agosto de 2016

CADA UNO DEBE LLENAR SU PROPIA VIDA‏


En mi opinión, lo bueno, para unos, y lo malo, para otros, es que la vida la tiene que llenar cada uno con lo que quiera poner en ella.
Viene vacía de contenido –las vidas sólo tienen en común la necesidad de cubrir las necesidades fisiológicas-, y es cada uno quien tiene que poner en ella lo que considere más adecuado para ser feliz o para apreciar la sensación de plenitud y de sentirse a gusto con la propia vida. O para estropearse la vida.
Muchas veces no nos paramos a darnos cuenta de esta maravilla, y nos dedicamos a “sufrir” lo que la vida nos pone por delante –que no es cierto que sea así, ni tiene por qué ser así…-, y parece que se nos olvida la opción de decidir, de gobernarla, de poner las flores y la banda sonora que nos gustan.
Se nos olvida a menudo que nuestra vida es responsabilidad nuestra, y que tenemos que darnos cuentas a nosotros mismos de qué hacemos en ella y con ella; se nos olvida que cualquier omisión es motivo suficiente –y con razón- para que después podamos arrepentirnos de ello; que no es cierto ese pensamiento que a veces nos cruza fugazmente de que no podemos disponer de nuestra vida porque el destino ya está escrito o porque, por más que nos empeñemos –esto lo dice nuestro pesimismo- , nunca nos van a salir las cosas como nosotros queremos.
Si desoímos los límites, si eludimos las zancadillas, si los muros no son infranqueables para nosotros, entonces nos topamos con la libertad de poder decidir en casi el ciento por ciento de los casos.
Y eso produce un agradable e impagable estado de felicidad. Una sensación de plenitud, de que todo está en orden. Es el contacto más directo con la vida a nuestro servicio.
Es bueno sentir la sensación de pequeños dioses que pueden administrar la vida, que pueden poner en ella lo que quieran, y quitar lo que no quieran.
Y mientras más se vea uno en ese estado, más se dará cuenta de dos cosas: que le gusta y que es más fácil de lo que creía.
Te dejo con tus reflexiones…

Francisco de Sales
www.buscándome.es

lunes, 8 de agosto de 2016

La luz en el intelecto, el calor en el corazón y una voluntad libre - Omraam Mikhaël Aïvanhov

 
“La inquietud, la agitación, la perturbación, crean las peores condiciones para la actividad del pensamiento. Por eso, cuando tengáis que resolver un problema, cuando tengáis que tomar una decisión importante, empezad por serenaros.

Haced el silencio en vosotros y tratad de proyectaros lo más arriba posible dentro de vosotros mismos, porque es arriba donde se encuentra la luz.
 
Cuando sintáis que habéis logrado alcanzar una especie de cima, preguntad sobre lo que os preocupa y esperad… La respuesta os empezará a llegar más o menos claramente; quizá no sea más que una vaga impresión, difícil de interpretar, pero ya será un indicio. Así que, no abandonéis. Volved a empezar tantas veces como sea necesario, plantead de nuevo la pregunta: pronto sentiréis una claridad, una certeza y entonces, se acabaron las dudas, sabréis cómo debéis actuar.
 
La luz en el intelecto, el calor en el corazón y una voluntad libre: si cumplís estas tres condiciones, siempre encontraréis las mejores respuestas a las preguntas que hacéis y tomaréis las buenas decisiones.”

 Omraam Mikhaël Aïvanhov

♥♥