sábado, 6 de agosto de 2016

Precognición, micro-cambios de realidad y tratando de darnos cuenta del potencial que tenemos


Por David Topi
 
Todos nosotros presentimos de forma involuntaria muchas veces cosas que pueden pasarnos, premoniciones de sucesos por venir, y todos podemos, de alguna manera, tomar control de esa facultad para ejecutar conscientemente pequeñas acciones que nos permitan dar micros saltos de realidad, y engancharnos a futuros potenciales paralelos que eviten o atraigan lo que se presiente que no se desea o, por otro lado, lo que si se quiere o necesita.

La facultad de percibir ese tipo de sucesos es llamada normalmente precognición, y aunque suele encuadrarse como una habilidad psíquica o una capacidad extrasensorial solo desarrollada por unas pocas personas, en realidad no es más que otra de las múltiples herramientas que forman parte de la caja de habilidades potenciales que posee todo ser humano por defecto sin activar. Las sensaciones de que algo va a suceder, o puede suceder, las premoniciones, el sentir que algo se está cociendo en algún plano o nivel que no vemos, son, en casi todos los casos, correctas, pues, literalmente, somos capaces de notar esos movimientos de sucesos que están ya pasando en algún lado de los infinitos presentes paralelos y potenciales que existen, y a los que nos vamos conectando y actualizando en cada instante, a medida que transcurre lo que nosotros percibimos como tiempo lineal. Así, creemos que estamos sintiendo algo que no ha pasado pero que puede pasar, cuando, en realidad, simplemente estamos percibiendo algo que ya está pasando en alguno de los “presentes” que están aun por “delante” nuestro, y, como eso ya ha sucedido, aunque no hayamos llegado aun a verlo manifestado en nuestra línea temporal, podemos tomar acción para cambiar ligeramente las vías de nuestro tren y acomodarlas a unas que eviten ese punto del camino, y nos lleve por otro para el devenir de nuestra realidad particular.

Uniendo los puntos


Trata de visualizarlo de la siguiente manera: imagínate uno de esos cuadernos de dibujo para niños donde hay que unir puntos con un lápiz para formar una figura. A medida que linealmente vas uniendo los puntos, vas creando un trazo que representa el tiempo que transcurre desde lo que sucedió en el evento 1 (marcado por el primer punto donde inicias el trazo) al evento 2 (que es el segundo punto que unes con el lápiz). Si tu capacidad precognitiva te hace saber que el punto 2, que ya existe desde el momento en que se creo el cuaderno, al igual que el resto de puntos, no parece ser algo “positivo” por el que quisiéramos pasar, podemos evitar hacer el trazo del punto 1 al 2 y simplemente conectarnos al punto 2bis, que no es más que un punto 2 paralelo que está al lado, y que nos hace crear una figura casi idéntica, pero con una micro diferencia en el trazo al haber “manifestado” una línea que nos lleva por diferentes futuros-presentes potenciales infinitesimalmente diferentes según nuestros deseos y necesidades de crecimiento y experimentación. Todo esto, evidentemente, desde el punto de vista de la personalidad, pues desde puntos de vista más elevados de aquello que somos, ninguna opción es negativa o positiva, todas son correctas y perfectas en tanto que todas proporcionan experiencia y aprendizaje, de una forma u otra.

Este tipo de micro cambios de realidad están potencialmente disponibles para todos nosotros, no son cosas de ciencia ficción o de yoguis híper avanzados espiritualmente. Se hacen con la simple intención, visualización y orden a otras partes de nosotros mismos para tomar microsurcos alternativos ante cualquier situación que se nos plantee y que queramos manifestar o no manifestar. Imagina, visualiza e intenciona, que del resto se encargan otros procesos que automáticamente rigen la manifestación de lo intencionado.
 

Una enorme caja de herramientas


La caja de herramientas a nivel de potenciales y habilidades que todos poseemos es tremendamente versátil, sin embargo, lo que más cuesta, paradójicamente, cuando tratas de enseñar a alguien a usarlas, no es que aprenda a hacerlo, sino que se crea que, literalmente, posee este tipo de herramientas. Sabemos que es por condicionamiento, programación, y por la cantidad de patrones que ponen topes al autoconocimiento de quienes somos y de cómo estamos hechos, en nuestras esferas mentales y en nuestro patrón conductual, pero eso no quita que intentemos hacer el esfuerzo para darnos cuenta que hay una serie de razones por las cuales estamos aquí, y, entre ellas, está el usar este plano y esta realidad como un laboratorio de autoaprendizaje y de juego evolutivo, para aprender a crear, y en el que nada es real, y como nada es real sino una construcción energética que tiene apariencia de realidad sólida, todo se puede modificar y cambiar, y lo único que lo impide es que no creemos que las cosas se pueden modificar y cambiar.

No nos creemos inconsciente y subconscientemente que tenemos el potencial ilimitado para crear y modificar la realidad en la que existimos, que literalmente no es más que un holograma, una proyección holocuántica que generamos desde nuestra glándula pineal con el contenido de nuestros cuerpos mentales y emocionales, con el contenido de los programas de nuestra mente y con el contenido de los patrones de nuestra personalidad, pero que es manipulable y volátil, tanto es así que, quizás, un día nos sorprenda saber que hasta el cielo azul que creemos ver no es más que un holograma proyectado sobre nuestras cabezas, que, quizás, en algún momento, nos desenchufen para darnos cuenta de cómo, en realidad, nada era lo que creíamos que era y que los operadores de efectos especiales del show de Truman que pertenecen a las razas que gestionan el escenario mantienen como medida de encapsulamiento de una realidad consensuada para la gestión del planeta, pero no porque sea así en verdad, sino que así, simplemente, es como está diseñado este decorado particular que nos envuelve.

Es todo cuestión de creencias

Al ser el centro de nuestra realidad particular, somos proyectores de la misma, y por tanto, podemos modificarlo. Solo nos impide hacerlo las creencias limitadoras de que no podemos hacerlo y el hecho de aceptar de forma natural una realidad artificial consensuada para todos. Si no hay creencias limitadoras, topes y programas de restricción en la psique que nos inculcan la idea de que somos seres limitados, no hay limitaciones que valgan dentro de tu propia burbuja, y solo estarás limitado por las reglas de la realidad común que todos los habitantes del planeta hemos aceptado como holograma de referencia para el juego en el que estamos.

Al acceder y despertar el propio potencial interior, empezando por empezar a trabajar con nuestra mónada, chispa divina, partícula primordial o esencia como fuente infinita de potencial que es, podemos cambiar nuestras creencias limitadoras por creencias expansivas, y por la visión real de que el escenario en el que vivimos no es más que eso, una proyección de energía que toma la forma que el proyector desee que tome. Sería divertido que nos dejaran cambiar la posición que tiene Altair en el decorado cielo, y subirle cuarenta veces de golpe la potencia de iluminación,  pero habría un caos en la realidad científica terrible, al ver  como la estrella Altaír de repente se ha convertido en “supernova” y se ha movido a otro punto de la bóveda celeste… peores cosas nos han cambiado y por estar mirando la tele ni nos hemos dado cuenta :—).

Fuente:  David Topi

Cuando alguien te hace mejor persona sabes que debe estar en tu vida


El simple hecho de que el vínculo con alguien te haga ser “mejor persona” es un indicio claro de que esa persona debe estar en tu vida. 
Son almas que entran en nuestra historia personal para producir un maravilloso y enriquecedor encuentro entre dos biografías con orígenes, vivencias y modos de ver el mundo diferentes .
Personas que se alzan como bálsamos reconfortantes y que nos proveen de ayuda, seguridad y alivio.Personas que hacen más llevadera la carga y más divertida la vida. Personas que se desmarcan con el hogar en sus brazos. Personas bonitas, personas que irradian calidez y belleza psicológica.
Personas que nos hacen comprender que no somos ricos hasta que tenemos algo que el dinero no puede comprar y a lo que ponerle nombre, cara, olor y sentimientos. Personas con las que se conjura una sintonía inquebrantable que nos enseña que el mundo es un buen lugar que guarda numerosos aprendizajes.

Yo soy yo porque existes tú

Nuestra biografía la definimos nosotros y los otros; por ello podemos decir que nuestra identidad la conforman también los demás. Así que si nos relacionamos con personas bellas que nos aportan bondad, belleza, cariño y conocimiento, nosotros proyectaremos desde dentro esos valores y sentimientos que ese intercambio ha generado.
Por eso hay PERSONAS que se convierten en nuestro lugar, nuestro hogar, nuestro cielo. Cuando llegan a tu vida sabes que deben estar en ella porque juntos os hacéis mejores. Así, en buena medida se teje una atmósfera de maravillosa bondad que envuelve la luz del desarrollo emocional.
Las personas hogar, las de acero inolvidable, son esas personas que te abrazan tan fuerte que unen de nuevo todos tus pedazos, las que hacen que tus miedos y tus tristezas se caigan. Las que te han enseñado por las buenas, demostrándote que el mundo es totalmente maravilloso.

Conectar bien para confortar

No hay calor más reconfortante que el de una conexión profunda e intensa. Del mismo modo, no es posible el conocimiento personal sin el contacto con los demás. Es en ese punto donde podemos comenzar a regar nuestra planta y a nutrirnos de ella. Cuando apostamos por el conocimiento de una relación:

  • Descubrimos nuestras fortalezas.
  • Completamos nuestros recursos para hacer frente a las adversidades de la vida.
  • Enriquecemos nuestras habilidades para la vida.
No podemos definirnos sin entender que aquellas personas que nos marcan y que nos acompañan en la vida recubren de suavidad nuestra identidad, haciéndonos mejores. Ellos son la chimenea, la chispa necesaria para iluminar nuestras cualidades y manejar nuestro conocimiento vital.

Nos protegen de las caídas ayudándonos a tejer alas cada vez más grandes. Restaurando nuestros sueños, arreglando nuestros miedos, eligiendo las tristezas que vale la pena vivir y deshaciéndose del resto.
Por eso, las personas con las que tenemos que quedarnos son aquellas que nos abrazan con palabras, que nos miran con amor, que hacen desaparecer las heridas emocionales más feas y que nos convierten. A través de ellos llegan las sonrisas con las que enmascaramos nuestro dolor, nos recomponemos y volvemos a sentir de manera profunda la calidez de la perfección.
Es maravilloso contar en la vida con personas que “están ahí” precisamente cuando lo necesitamos. 
Por eso quien permanece y nos ilumina aun cuando estamos en penumbra, merece acompañarnos en momentos de gran luminosidad. Ellos merecen agradecimiento, calor, cariño y alegría. Merecen una celebración digna y valiosa, merecen su recompensa. Merecen nuestro reconocimiento como personas de acero inolvidable.
Psicología/Raquel Aldana
https://lamenteesmaravillosa.com

viernes, 5 de agosto de 2016

Soy ya esa mujer que no necesita demostrar nada a nadie


Soy esa mujer que ya no necesita demostrar nada a nadie. Hace tiempo que me cansé de complacer, de dar explicaciones a oídos sordos, de mover montañas por quien ni tan solo me cedía su respeto. Soy todo lo que ves: franqueza, entereza, valentía y dignidad.
Estas ideas resumirían muy bien aquello que conocemos como realización personal. Son pequeños desafíos cotidianos que sortear para, finalmente, deshacernos de todas esas “capas de cebolla” que nos han ido alejando no solo de nuestra felicidad, sino también de las oportunidades por alcanzar un logro determinado. Una meta.
Estoy en esa etapa de la vida en que para ofenderme, debes importarme, en que ya no doy explicaciones a quien tiene tapados los oídos y el corazón. Soy una mujer sin máscaras y de alma humilde que ya no necesita demostrar nada a nadie.
Son muchas las mujeres que cada día luchan por esa realización personal, en ocasiones, tan compleja de conseguir. Hechos como la brecha salarial, la discriminación laboral o incluso el tener que hacer frente a frases como “tú no puedes, tú no sabes, tú no debes” de familiares o parejas hace que tengan que librar una doble batalla. La exterior y esa más íntima, más profunda y necesaria: la emocional, la psicológica…

La continua necesidad de tener que demostrar para ser “validadas”

El amor debe “validarse” a diario, no hay duda, pero en ocasiones, caemos en situaciones donde elcariño se convierte casi en una extorsión. Obviamente, puede ocurrir para ambos géneros por igual, pero es más común que sea la mujer la que está obligada a demostrar que es capaz de hacerlo todo por el cónyuge, de dejar a un lado sus necesidades y deseos por cumplir las expectativas ajenas.
Hemos de ser buenas hijas con nuestros padres, con nuestra familia, aunque ésta nos haya fallado un día sí y otro también cada vez que dábamos un paso o proyectábamos un sueño. Al poco, ellos le daban un punto final con el “eso no es para ti”Hemos complacido durante mucho tiempo y hasta dibujado sonrisas cuando lo que sentíamos era, sencillamente, desesperación.
A pesar de todo, siempre llega un día en que más que abrir los ojos, encendemos por fin esa luz interna que conecta directamente con nuestras emociones para decir “basta”. Es entonces cuando nos damos cuenta de que la única persona a la que hemos de demostrar algo, no es a los demás, sino a nosotras mismas.
Porque cuando somos capaces de conectar con nuestras necesidades, el mundo empieza a girar al son de otra música más relajante, más hermosa.

Desprendernos para reencontrarnos

Cuando nos reencontremos con nosotras mismas tras estas épocas de complejidad personal, ya no seremos la misma persona. Ya no serás esa niña con la mirada cuajada de sueños que dibujaba sus iniciales en el firmamento. Ni serás tampoco esa adolescente que ansiaba un amor romántico donde darlo todo a cambio de nada. Tampoco serás esa joven que confunde ser feliz con hacer felices a los demás.
Yo soy todo lo que ves, sin magia ni artificios. Si no te gusto, es lo que hay. No vivo para complacer a los demás.
Cuando te hayas encontrado a ti misma, te darás cuenta de todas las cosas que te sobraban, de los artificios, del ruido mental, y de todas esas relaciones caducas que arrancaban plumas a tus alas. Ahora bien, para ser esa mujer que ya no necesita demostrar a nadie de todo lo que es capaz, es necesario que pongamos en práctica estas dimensiones.

Claves para la realización personal

Algo que todos tenemos claro es que no podemos ser “personas completas” manteniéndonos al margen de los demás. Cada uno de nosotros tememos compromisos de carácter social y emocional muy importantes: trabajos, parejas, familia. ¿Es posible aspirar a esa realización personal con todas estas esferas?
  • La realización personal se inscribe precisamente en la necesidad de que todas nuestras esferas, la laboral, la afectiva y personal nos ofrezcan la máxima plenitud y equilibrio. Necesitamos armonía.
  • Si nos vemos cada día en la obligación de demostrar ciertas cosas, para ser “validadas” como personas en cada uno de nuestros contextos, es que algo no va bien.
El que se pongan siempre en duda nuestras capacidades en el trabajo o que nuestra pareja nos pida, por ejemplo, que que nos quedemos en casa para demostrarle “cuánto lo queremos”, son aspectos que acabarán vulnerando por completo nuestra autoestima.
  • Hemos de entender además, que antes de demostrar cualquier cosa a nadie, hemos de demostrárnoslo a nosotras mismas. No busques la complacencia o la aprobación en los demás o de lo contrario, serán otros quienes se alcen como jueces y verdugos, como artesanos de un camino que tú misma debes construirte.
La eterna necesidad demostrar algo que no somos o de buscar la complacencia ajena, es poco más que una forma de lenta tortura que puede no terminar nunca. No lo permitas, sé auténtica, sé siempre tú misma y no negocies tu integridad a costa de la pérdida de felicidad.
Psicología/Valeria Sabater