sábado, 16 de julio de 2016

Dejando de alimentar lo que ya no funciona


Observamos a menudo que cada vez más personas están percibiendo (a nivel planetario) que todo sigue cambiando, que las viejas estructuras y las obsoletas formas de pensamiento siguen en picado, se consumen a su propio ritmo para que una nueva forma de vida esté lista en su manifestación de fuerza y luminiscencia, y active todos los focos apagados del planeta en su conversión a la claridad de Ser. Dicho de otra forma: para que nazca lo nuevo, ha de "morir" lo viejo. De la misma forma nosotros percibimos que muchos se están cansando de ver que aquellas cosas que antes les funcionaba, ya no es así ahora, e intentan cambiar la disposición de sus caminos. Un día prueban a dejar de luchar contra su dolor de cabeza, y lo abrazan, abrazan de corazón el dolor y comprueban que comienza a desaparecer. Eso, les da un empuje para comprender que nunca antes probaron este "método", este nuevo mirar desde la zona emocional dormida y la comienzan a despertar al entrar en consonancia con aspectos más reales.

Otros lo prueban con enfermedades de mayor grado y consiguen mejorías que nunca les dieron los fármacos. Aquellos, muy cansados de querer controlarlo todo, han tirado la toalla intuyendo otro mirar, comprendiendo con cada lucha un sufrimiento, un darle más fuerza a lo mismo y un problema multiplicado a diario. Son personas que fluyen, que comienzan a agrandar su felicidad y que ya no permiten que disminuya. Han concebido que se puede vivir muchísimo mejor de otra forma que por no haberla probado nunca se la estaban perdiendo siempre. Han encajado que cada vez que entran en enojos, ceban más los mismos enojos y pierden la calma. Y otros han dejado de ir en contra "de lo mal que le va al mundo" porque de esta nueva manera comprenden no solo que no van a cambiar la situación (todo sigue su proceso), sino que estaban ayudando con su propia energía a alimentar más de lo mismo y lo que hacían causaba el efecto contrario a lo que ellos querían en un principio. Una cárcel en la que no se ven los barrotes.

Han agarrado el nuevo conocimiento y ya no lo sueltan. Así, cuando se han instalado en esas comprensiones desde otro mirar, han observado un aumento de su sensibilidad antes atrofiada y un agradecimiento íntimo a la existencia. Han terminado de perdonar al pasado y a ellos mismos. Comienzan el único y verdadero amor incondicional hacia todo cuanto ven, hacia cualquier situación de sus vidas y, se convierten en la libertad de palpar que… TODO ES MAS SENCILLO


* MIEDOS, DEPENDENCIAS, APEGOS...


Una dependencia, cualquiera que sea ésta, es el resultado de estar viviendo en un estado de apresamiento. Es lo contrario a la libertad o a la carencia de poder decidir en cada momento aquellos aspectos que nos hacen sentir bien con nosotros mismos. Todo hábito tiende a desarrollar un mecanismo estandarizado, repetitivo, en el que no hay lugar para otra cosa que no sea el proceso anquilosado de la dependencia en sí misma. Esto se puede llevar a cualquier marco de las innumerables estancias que la vida refleja en todas estas partes donde constantemente elegimos el hábito, el automatismo y, desde ese lugar podemos observar que siempre es una decisión propia la que hace posible que nos sumerjamos (inconscientemente) en esa reincidencia enferma. Queremos explicar cómo sentimos este funcionamiento interno: todo ser que alberga basura, o, que aún no ha sanado, mira la vida desde este estancamiento.

Se hace importante aquí el resaltar (para los que decidan avanzar) que este mirar desde esta zona enferma, no les dejara ver lo que hay detrás de todo esto. Y concretamos: detrás de todo esto está la libertad de Ser, está la luz de la que tanto se habla, está en definitiva la felicidad. Pero, ojo, es muy importante comprender este funcionamiento para así asentar esta comprensión en el interior, para así permitir que la conciencia registre este “mal” funcionar y permita que vayamos más allá en una nueva diferencia. Cuando esta comprensión ya está dentro, es mucho más fácil ver en qué momentos estas actuando en automático, dejándote llevar por lo que no funcionó nunca.

En principio, no es fácil detectar cuándo nos encontramos inmersos en un estado de hacer las cosas con automatismos o hábitos aprendidos (por eso detallábamos más en el párrafo anterior), defendiendo ideas de cómo debe ser cada situación, cada cosa, preservando conceptos mentales como si no pudiese ser la vida de otra forma. De todas formas, es claro mencionar que cualquier dependencia dificulta aspectos esenciales de la libertad plena, a la que todo individuo tiene opción e incluso preferencia.

Podemos comenzar haciendo una pequeña lista de apegos derivados de estas creaciones que a lo largo de los años se nos han ido pegando de forma absurda. Por ejemplo, el apego a las apariencias puede servirnos como iniciador para ver el sin sentido de una conducta innecesaria. Tal vez, de esta podamos saltar al miedo que nos supone que las demás personas dejen de aprobarnos, haciendo esto resurgir el apego a la aprobación de los demás, y de paso, podemos trasladarnos a un tercer apego o miedo acerca de lo que es correcto o incorrecto, todo esto sin haber mencionado nada de la etiquetada educación, el defender las ideas establecidas de cómo deben ser las cosas o, el apego a innumerables y prefijada costumbres. Para todo el mundo es muy importante su propia vida y, comprendiendo que podemos reescribirla, vemos más claro todo, vemos que entonces caen todos estos apegos, vemos que todo puede cambiar una vez hayamos despertado a esta realidad y hacer una modificación de unas por otras.

Ese apego a vivir de forma desmesurada es porque creemos no tener otra oportunidad. En realidad Somos eternos y podemos tener infinitas experiencias. Con estas comprensiones se abre el universo entero. Dejamos atrás los miedos al otro convencimiento de que, si esta vez no soy madre ya no lo seré nunca, si no triunfo en mi negocio no tendré otra oportunidad, si no me entiendo con mi pareja no podré continuar... En definitiva cae el miedo a nosotros mismos, cae la ilusión de no entender más que lo está frente a los ojos, cae el miedo a vivir de verdad y cae el teatro absurdo en el que nos hemos sumergido por milenios y aparece la importancia de saber Quiénes Somos.

Y retomando lo anterior, si no has tenido suficiente, puedes revolcarte un poco más por la densidad del enfado. Todo esto lo único que hace es estorbarnos porque el único resultado incoherente que va marcando es el de la limitación. Toda esta presión que vamos acumulando tiene que explotar por alguna parte y, entonces, habrá quienes preferirán irse de compras y así poder sentir el apego a lo material cada vez más incrustado, o bien, el ampararse a la soledad y de paso abrir la recreación con la culpabilidad de sentirse solo. Si hasta aquí la lista no es demasiado larga, podemos rematarla en definitiva con el apego a la configuración mental de turno. Si podemos darnos cuenta, todas las dependencias o apegos que he mencionado, están basadas en el miedo y, todo miedo es una cárcel que seguiremos alimentando mientras no hagamos un stop crítico con nosotros mismos. 


►LO QUE EN VERDAD ERES, NO ES SUSTITUIBLE POR NADA.


LA VERDAD
Leticia R. Villaseñor & Javier G. Delgado
 
http://www.trabajadoresdelaluz.com/

viernes, 15 de julio de 2016

Relaciones

El verdadero secreto de la atracción va más allá del físico y el interior


La verdadera atracción va más allá del físico o de ese interior tan difícil de definir. La auténtica magia entre dos personas se inscribe en la lectura emocional de dos corazones que colapsan y armonizan, que se entienden. Es esa atracción de la que uno no se libera ni aún cerrando los ojos.
Todos tenemos claro lo complejo que es para la ciencia aislar variables y establecer correlaciones para comprender un poco mejor qué es eso llamado amor, afecto o atracción. No obstante, el estudio más reciente publicado hasta el momento, parece tenerlo claro: la clave del atractivo podría estar en la comprensión mutua entre dos personas.
La atracción física no perdura, es intensa, vacía y fugaz, pero la atracción por esa mente y ese mundo emocional que late al mismo ritmo que nuestra música interna, nos convierte en la mejor pareja de baile en el amor.
“Solo quiero a alguien que me comprenda”. Esta es sin duda una de las frases más comunes que lanzamos a la desesperada cuando fracasamos en alguna relación afectiva. Lejos de pedir un imposible, nuestra demanda es tan lógica como acertada. Porque ningún amor será auténtico si no existe esa empatía basada en la intuición de necesidades y en la correspondencia de afectos.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.

El misterio de la atracción entre dos personas

Recordemos, por un momento, una película inolvidable: “Mejor Imposible”. Estamos ante dos personas completamente diferentes, tanto en estatus social como en intereses personales. A pesar de que entre Melvin y Carol existe una inexplicable atracción, el personaje de Helen Hunt se siente desesperada ante el comportamiento y actitud de Jack Nicholson.
Ella “quiere un novio normal” alguien que la comprenda. Hasta que en un momento dado, y en una situación límite, ella le pide que le dé una sola razón para no irse en ese mismo instante. Es entonces cuando Melvin Udall, ese escritor de novelas románticas y con un grave trastorno obsesivo compulsivo le revela con sinceridad, “Tú haces que quiera ser mejor persona”.
Es ahí donde reside el auténtico misterio. Más allá de lo físico y de ese convulso interior que en ocasiones guardamos las personas, todos escondemos unas necesidades emocionales que de pronto, son identificadas, leídas e incluso resueltas con la cercanía de ese alguien maravilloso disfrazado de persona normal.

El auténtico atractivo se encuentra en el cerebro

Cuanto más conseguimos sintonizar con el mundo emocional de alguien hasta el punto de descifrar sus sentimientos, mayor es la atracción. Esta es la conclusión a la que ha llegado un grupo de investigadores de la Universidad de Lübeck, Alemania, y cuyo estudio se ha publicado este mismo año en la revista “PNAS“.
El amor siempre será alegría y la necesidad de dar lo mejor de nosotros mismos al ser amado. Porque el amor que solo entiende de sufrimientos  y chantajes no es digno ni es auténtico.
La atracción más intensa es esa en la que por fin, logramos comprender las intenciones y las emociones de la otra persona, y donde además, reforzamos nuestro crecimiento personal y la autoestima como la raíz de ese árbol que logra encontrar un pequeño rincón bajo la tierra lleno de agua y nutrientes donde poder crecer en fortaleza y belleza.

Encontrar a alguien a quien comprender y que nos comprenda no es fácil, lo sabemos, pero cuando ello ocurre, nuestro cerebro se complace. Esto mismo es lo que nos explica la neurocientífica y directora de este estudio, Silke Anders:
  • Para tener una relación duradera y feliz, las personas estamos “obligadas” a actualizar y a decodificar continuamente tanto las emociones como las intenciones de nuestras parejas. Solo así podremos anticiparnos a ellas y actuar en consecuencia. (Parece cansado/a, seguro que le ha ido mal en el trabajo. Voy a prepararle un baño caliente y una cena especial)
  • Si no lo conseguimos, si nuestro sistema neuronal falla en la decodificación de emociones, se crea un estado de estrés y disonancia en el cerebro. (¿Por qué me rechaza? ¿Por qué está de mal humor si he hecho todo lo posible para que se sintiera bien?).
Todo ello parece ayudarnos un poco más a entender por qué, en ocasiones, el iniciar una relación con alguien que nos atrae físicamente y con quien tememos algunas afinidades, no termina de encajar.
Las personas necesitamos de una armonía más íntima, ahí donde nuestro vocabulario neuronal hable un mismo idioma. Donde las necesidades sean decodificadas mediante una lectura emocional sabia, intuitiva y ante todo valiente. Capaz de dar la respuesta más acertada en cada momento y no la que a uno mismo le interese.
Necesitamos que nos hagan ser mejores personas y no personajes incomprendidos bajo nuestras solitarias corazas.
Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

jueves, 14 de julio de 2016

Los personajes en los que vivimos


Hemos venido a este mundo a través de un cuerpo, que es el vehículo que nos permite vivir en una realidad tridimensional y, a través de él, aprendemos a relacionarnos en base a programas o “softwares” que ya traemos en nuestros genes. Sin embargo, serán los personajes en los que vivimos los que van a determinar de qué forma interactuamos con nuestro entorno, pareja, amistades…
La semilla empieza a germinar a partir de los 3 años, cuando el niño/a adopta a nivel inconsciente una serie de modelos o personajes tipo, que dependerán de la situación en la que viva y de los distintos estímulos que vaya recibiendo de su entorno.

¿Qué personajes interpretamos?

Según Bert Hellinger existen tres personajes principales, en base a los cuales, forjamos nuestra personalidad. Esto no significa que únicamente vayamos a vestirnos con uno de ellos, sino que estos se irán interconectando y alternando a lo largo de nuestra historia vital. Si bien es cierto, todos/as hemos escogido inconscientemente uno que condicionará esencialmente la forma en la que nos relacionamos.

El Bueno

El primero de los personajes es el bueno y se forma cuando el niño/a ha vivido una angustia de soledad, un vacío interno que parece no llenarse nunca. Cuando el exterior te falla aparece este vacío y la mente busca solventarlo mediante justificaciones del tipo: “me han dejado solo porque soy malo, por eso, si soy bueno me querrán”.
Sin ser consciente de ello, quién interpreta a este personaje desarrolla determinadas dinámicas de comportamiento: se suele callar, hace lo que los demás quieren y prioriza las necesidades ajenas frente a las propias. Su máxima es agradar para evitar la culpa que proviene de la angustia de soledad.
Este personaje se sustenta sobre una de las creencias irracionales del padre de la Terapia Cognitiva, Albert Ellis, que postula sobre nuestra necesidad de obtener amor y aprobación de todas las personas significativas de mi entorno.

El bueno cree que siendo todavía más bueno conseguirá lo que necesita. Sin embargo, su personaje siempre se siente culpable y responsable de la felicidad de los demás. Si te identificas con este personaje, hazte las siguientes preguntas:
  • ¿Sabes escucharte?
  • ¿Sabes respetarte?
  • ¿Sabes sentirte?
Cuando la respuesta sea afirmativa, esa angustia de soledad desaparecerá. La vibración del amor es lo que va a llenar ese vacío, y esa vibración comienza dentro de uno/a mismo/a.

“A la hora de la verdad, que es la de buscarse a sí mismo en lo objetivo, uno olvida todo y se dispone a no ser fiel más que a su propia sinceridad”
-Gerardo Diego-

El Rebelde

El rebelde es un personaje con mucha potencia energética. Pero en este caso padece una angustia de inseguridad, ya que el niño/a se siente inseguro/a de su figura de apego.
Un rebelde tiene que estar siempre luchando, no puede disculparse, no puede dar su brazo a torcer… Interpreta del exterior que es débil, con lo que su actitud defensiva y combativa servirá para demostrar que él/ella es quien está en lo cierto. Aunque se haga lo imposible por no molestarlo, la confrontación es la herramienta que usa para demostrar que es poseedor de la verdad absoluta, su verdad.

Sólo viviendo la angustia de seguridad y observando el movimiento que genera a su alrededor, es capaz de conocerse, desarrollando así la comprensión de la que carece.
“Aquellos que nunca se retractan de sus opiniones se aman a ellos mismos más que a la verdad”
-J. Joubert-

El Urna

Este personaje se sustenta en una angustia de identidad, que se ha forjado a partir de la falta de atención de su madre, y que actúa ignorándolo, como si no tuviera ninguna valía, como si no existiera…
El urna intenta pasar desapercibido/a y tiene dificultad para relacionarse con más de uno o dos amigos/as íntimos, a los que “mete en su urna” para autoabastecerse energéticamente. Se trata de un personaje muy mental, que vive en el absoluto control, ya que si algo se descontrola aparece la angustia.
Dentro de este personaje, nos encontramos con grandes investigadores que desarrollaron su inteligencia como fachada a sus carencias relacionales. En el protagonista de “Una mente maravillosa“, Einstein u otras mentes prodigiosas, se han dado magníficos ejemplos de este personaje.

“La felicidad está en el darse cuenta de que vivimos en un personaje y que eso no eres tú”
-Paloma Crisóstomo-

Psicología/ Roxana García Martínez
https://lamenteesmaravillosa.com