En todos nosotros existe un mago. Este mago lo ve y lo sabe todo. El mago está más allá de los antónimos luz y oscuridad, bien y mal, placer y dolor. Todo lo que el mago ve tiene sus raíces en el mundo invisible. La naturaleza refleja los estados anímicos del mago. Puede que el cuerpo y la muerte duerman, pero el mago siempre está despierto.
El mago posee el secreto de la inmortalidad. Los magos son videntes. ¿Qué es lo que ven? La realidad en su conjunto y no en sus muchas partes. Empecé a observar la energía que toda persona irradia. Para entonces, la disposición física de la carne y los huesos ya casi había perdido toda su importancia, y pronto vi mundos dentro de mundos en todas las personas con las que me encontraba. Entonces me percaté de que “toda cosa viva es el Universo entero, sólo que vestida con un disfraz diferente”.
Llegará un día en que te darás cuenta de que “Dentro de ti puede encontrarse el Universo entero, y entonces serás un Mago. Como mago, tú no vives en el mundo, sino que el mundo vive en ti”. Esta persona independiente de ti con la que parece que estás hablando no es independiente de ti. “Somos una única persona, y en el nivel donde somos una única persona, ninguno de tus problemas existe”.
Dedica tiempo a meditar no sobre lo que ves, sino sobre ¿por qué lo ves? La primera lección se reduce a lo siguiente: “Mira más allá de tu Yo limitado para ver tu Yo Ilimitado!" Perfora la máscara de la mortalidad y encontrarás al mago. El mago está dentro de ti y solamente allí. Una vez le hayas encontrado, tú también serás un vidente. Pero lo que tú puedes ver se manifiesta en su momento, paso a paso. Antes de la visión está la sensación de que en la vida hay algo más de lo que estás viviendo. Es como una vocecita que susurra: “Encuéntrame”. La voz que llama está desprovista de emoción, es pacífica, contenta dentro de sí misma… y escurridiza.
Es la voz del mago, pero es también tu propia voz.
Los aforismos de Merlín actúan con sutileza, como el agua que va penetrando la tierra. Esta primera lección habla de encontrar al “mago” y apreciar su punto de vista que es muy diferente del punto de vista que adopta la mente o las emociones. Las emociones sienten y reaccionan. Son inmediatas, como los tentáculos de una anémona de mar, que responden instantáneamente a las sensaciones.
El dolor causa contracciones emocionales; el placer hace que te extiendas y te sientas liberado. La mente en cambio, actúa de forma mucho menos inmediata. Lleva un inmenso fichero de recuerdos que revuelve de modo constante. compara lo nuevo con lo viejo y pronuncia un veredicto: esto es bueno, aquello es malo; esto vale la pena repetirlo, aquello no. Así pues, las emociones dan una respuesta inmediata, sin pensarlo antes, a cualquier situación de la misma manera que un bebé sonríe o llora espontáneamente.
La mente consulta su banco de recuerdos y da una reacción retardada. El “mago” no tiene ninguna de estas reacciones, ni la inmediata ni la retardada… Merlín sencillamente es. “Ve el mundo y le deja ser lo que sea”. Por consiguiente, “al aceptar el mundo tal como es, el mago lo contempla todo bajo la luz de la aceptación propia, que es la luz del amor”. Sin silencio no hay espacio para el mago. Sin silencio no puede haber ninguna apreciación real de la vida, que en sus tejidos interiores es tan delicada como un capullo de rosa cerrado. Cuando los mortales acudían a pedirle consejo a los magos, les empujaba el hecho de haberse fijado en que los magos no viven con miedo. Los magos aceptan, incluso reciben con alegría, lo que les sucede, sea lo que sea.
Mirad dentro de vosotros mismos, donde hay sólo paz. Así que el primer paso para entrar en el mundo de Merlín consiste en: “Reconocer que existe… eso es suficiente” Cabe que tus emociones participen en esta oleada de desconfianza, ansiedad aburrimiento, escepticismo, desprecio… lo que sea. No opongas resistencia a estos sentimientos. Son simplemente viejas y habituales maneras de escoger con cuidado. Tu mente adquiere importancia rechazando cosas desagradables.
Lo que cabe preguntarse es si las tácticas de la mente dieron resultado. Puede que logre hacerte inteligente, pero la “mente no reune las condiciones necesarias para hacer que te sientas feliz, satisfecho, en paz contigo mismo”. Merlín no discute con la mente. Todos los debates se generan pensando, y el mago no piensa. El mago ve. Y esa es la clave de lo milagroso, porque lo que “puedas ver en tu mundo interior harás que exista en el mundo exterior.
Deepak Chopra
El Camino de la Sabiduría
jueves, 3 de marzo de 2016
miércoles, 2 de marzo de 2016
El encuentro más íntimo no es el sexual, es el desnudo emocional
El encuentro más íntimo entre dos personas no es el sexual, es el desnudo emocional. Un intercambio que se produce cuando se vence el miedo y nos damos a conocer al otro tal y como somos en cada una de nuestras vertientes.
No es fácil de lograr. De hecho, un desnudo emocional no es algo que se consiga a la ligera ni con cualquiera. Hace falta tiempo, fuerza y ganas de escuchar, sentir y abrazar emociones. Autoconocimiento y heteroconocimiento, es decir, el conocimiento de uno mismo y el de la realidad del otro.
Visto así, no parece casual el término que los escritos bíblicos utilizan para hablar de amor sexual o del establecimiento de la intimidad; es CONOCER. De conocernos y desnudarnos en pasiones, en sentimientos y en historia emocional va a tratar este artículo…
El desnudo emocional comienza por uno mismo
El desnudo emocional comienza por uno mismo. Es decir, es muy importante que las personas nos identifiquemos con lo que sentimos y nos demos cuenta de cómo nos sentimos cómodos o incómodos, qué pensamos y cómo podemos utilizar nuestras emociones al servicio de nuestros pensamientos.
Escucharnos, conectar y conocer nuestra herencia emocional, es decir, escanear nuestro cuerpo emocional es imprescindible para destapar nuestros miedos, nuestros conflictos, nuestras inseguridades, nuestros logros, nuestros aprendizajes, etc.
Conocer nuestra filosofía emocional, explorar nuestras vulnerabilidades permanentes, ser conscientes de lo doloroso y que eso fluya, es imprescindible para poder contemplar la imagen que nuestro espejo emocional nos proyecta al quitarnos las prendas que nos “visten”.
El autoconocimiento de nuestras vulnerabilidades emocionales no hace que estas desaparezcan, pero tener una concepción más profunda sobre ella implica que cada vez que aparezca en nuestra vida podamos identificarla y actuar sobre ella, impidiéndole que ahogue nuestras conexiones emocionales.
Nuestra herencia emocional, la clave para conectar
Nuestra herencia emocional ejerce un fuerte impacto tanto en nuestra capacidad de conectar emocionalmente con los demás como en las ocasiones que tenemos de hacerlo. Es precisamente este bagaje, esta piel, la que nos hace matizar y actuar sobre nuestras sensaciones, sentimientos y emociones de una determinada manera.
Exponernos a nuestros recuerdos y a aquellas sensaciones que pueden resultarnos desagradables no es fácil y muchas veces ni siquiera se contempla como útil. Sin embargo, existen muchas razones por las que resulta recomendable quitarse las prendas:
- Si queremos tener relaciones más significativas, es importante que nos detengamos a mirar al pasado y a sanar las heridas emocionales de nuestra infancia.
- El cableado de conducción que transporta nuestros mensajes emocionales debe ser descubierto para que nuestras reacciones no nos manejen. Por ejemplo, cuando decimos que “nuestro hermano nos saca de quicio”, realmente estamos teniendo la sensación de que sabe en qué tecla tocar para enfadarnos.
- Conocer estas pautas de reacción emocional y comunicarlas nos ayuda a regenerar nuestros pensamientos y nuestro estado de bienestar general.
- Así, cuando realizamos una labor de autoconocimiento, nuestro diálogo interno puede lograr cambiar de “Las personas son peligrosas para mí” a “La forma en que me trataron me hizo daño, pero ya soy consciente y procuro que eso no influya”.
- Cuando accedemos a nuestra herencia emocional y comprendemos cómo los sentimientos del pasado matizan las experiencias del presente, podemos ser más hábiles a la hora de establecer fuertes y sanos lazos de unión con quien nos rodea.
- Ser conscientes de los filtros emocionales, de los abrigos y de las corazas que nos ponemos contribuye a hacernos hábiles lectores e intérpretes tanto de los intentos de conexión de los demás como de los propios.
No es fácil desnudar a una persona herida
Desnudar emocionalmente a las personas muy marcadas por su pasado puede resultar difícil, pues hace falta lidiar con las corazas, con las prendas que le vuelven inaccesible, las desilusiones que envuelven a la persona, los miedos al rechazo, al abandono, a la soledad…
Para hacerlo se necesita ser inteligente, amar a la persona y abrir los oídos, los ojos y la piel desterrando los prejuicios y la actitud de juzgar. Es decir, una escucha activa emocional a través de todos los sentidos sin “peros” ni comas fuera de lugar.
Para hacer esto debemos saber que un desnudo emocional no se crea en cualquier tipo de ambiente sino que deben darse las condiciones idóneas para generar emociones, sentirlas, manipularlas, examinarlas y usarlas.
Los escenarios emocionales ideales para el desnudo son aquellos en los que prima la escucha desde el interior, la empatía y la inteligencia emocional. Escenarios en los que se potencia la comunicación y la comprensión con una gran base de respeto y tolerancia.
Solo así lograremos crear un ambiente emocionalmente distendido en el que realmente pueda darse en el encuentro íntimo, el desnudo de los miedos, de las inseguridades y de la verdad emocional. Solo así lograremos esos abrazos que rompen los miedos, que cierran nuestros ojos y que nos entregan al 200% en cuerpo y alma.
Psicología/Raquel Aldana
https://lamenteesmaravillosa.com
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