Mi padre cultivó en mi el amor al cine, ver películas siempre ha sido uno de mis hobbies favoritos. Sin embargo, desde hace varios años he sido más estricto al momento de elegir las películas que veo. Evito los films que tengan violencia extrema y sangre. Pero si me toma por sorpresa alguna escena de baja vibración inmediatamente me tapo los ojos con las manos.
Me imagino que si alguien me ve debe burlarse, “Tan grandote y se tapa los ojos”, pero prefiero eso a que esas imágenes queden grabadas en mi. Muchos de ustedes tal vez no sepan que el subconsciente no logra distinguir la realidad de la ficción. En otras palabras no reconoce cuando lo que estamos viendo es real o no. Cuando vemos un asesinato en una película el subconsciente lo interpreta como un hecho real.
Las películas con imágenes de baja vibración disminuyen nuestra frecuencia de vibración interna. Por esa razón he optado desde hace tiempo por ver películas infantiles de animación creadas con computadoras.
El fin de semana pasado fui a ver la nueva película de los estudios Pixar/Disney titulada “El Dinosaurio Bueno” en USA, “Un Gran Dinosaurio” en Latinoamérica y “El Viaje de Arlo” en España. Y me gustó tanto que la vi dos veces. Definitivamente es una cinta divertida, muy emotiva y con un gran mensaje. Esta película del novato director Peter Sohn, posee todos los elementos de los grandes clásicos de Disney: humor, aventura, drama y una gran historia. También debo mencionarles que este film posee los paisajes naturales más hermosos que he visto en una película de animación 3D. No obstante, deseo aclararles que esta cinta tiene un mensaje espiritual oculto del cual les hablaré más adelante.
Para entender la trama de la película les recordaré un poco la historia de nuestro Planeta.
Según la historia oficial, hace 65 millones de años no existía el hombre sobre la faz de la Tierra y el Planeta estaba dominado por los dinosaurios. Pero eso cambió rápidamente cuando se estrelló un meteorito en lo que hoy conocemos como la Península de Yucatán. La explosión que se produjo como consecuencia del impacto generó la extinción de esas gigantescas criaturas. Tiempo después, tras millones de años de evolución, surgieron los antepasados del hombre. Según esta teoría un planeta donde el hombre y los dinosaurios convivían al mismo tiempo sólo existió en la imaginación de Hanna y Barbera cuando crearon la serie de Tv “Los Picapiedras”
Muchos científicos aseguran que si ese famoso meteorito no se hubiera estrellado en La Tierra y los dinosaurios no se hubieran extinguido, estos seres habrían evolucionado hasta el punto de llegar a crear una civilización.
De eso se trata precisamente la nueva película de los Estudios Pixar. Nos traslada a una línea de tiempo temporal donde el famoso meteorito no se estrelló en nuestro Planeta y los dinosaurios comienzan a dar sus primeros pasos como civilización. Lograron desarrollar un lenguaje hablado para comunicarse y poseían granjas donde practicaban la siembra, el cultivo y hasta almacenaban alimentos.
En esta civilización desarrollada por los dinosaurios el hombre sólo era considerado una mascota, no hablaba y muchas veces se comportaba como un perro. Ese es uno de los ganchos de la película, la inversión de papeles (Dinosaurios con el rol de humanos y los humanos con el rol de mascota).
Si le hacemos un análisis superficial al mensaje de la película podemos decir que la trama principal es la superación del miedo, la valentía y el valor de la amistad. A lo largo de la historia (la cual me hizo recordar algunas partes de “El Rey León”) podemos observar a dos criaturas completamente diferentes que se unen para crecer y madurar de forma simultánea.
UN ANÁLISIS ESPIRITUAL DE LA PELÍCULA.
A continuación les presentaré un análisis muy personal que posee un enfoque espiritual. A pesar de que el director y creador de la historia no ha hecho ningún comentario sobre esta perspectiva espiritual, estoy seguro que esa era su intención.
Al terminar de ver la película me puse a reflexionar por qué me había gustado tanto y pude detectar que la historia del dinosaurio Arlo es una analogía de lo que tiene que experimentar nuestro espíritu cuando decidimos reencarnar en esta dimensión. “¿Y que se fumo este?” dirá más de uno al leer estas palabras, pero les aseguro que si analizan muy bien las diferentes escenas se darán cuenta de lo que les digo.
El propósito principal del personaje de la película es regresar a casa, el mismo propósito que tiene nuestro espíritu. Para lograr eso debe superar sus miedos, lo mismo que tenemos que hacer nosotros para poder superar la tercera dimensión. A lo largo de nuestro camino de regreso a casa nos encontramos con seres que nos ayudan a superar las dificultades y también otro tipo de seres que nos desvían de nuestro camino, al igual que le sucede a Arlo en la película.
Una de las distracciones que nos puede desviar del verdadero camino de regreso a casa pueden ser los falsos profetas y las religiones. Las cuales las veo representadas en el pajarraco que hablaba de que había tenido una revelación y a la larga sólo quería que Aldo trabajara para su beneficio.
En esta vida, al igual que le sucedió al protagonista de la película, tenemos ayuda de seres de otras dimensiones que nos brindan su luz en los momentos de oscuridad. Y la ultima experiencia que tiene que vivir nuestro personaje antes de regresar a casa es el desapego, dándonos a entender que muchas veces tenemos que permitir que los otros seres sigan su propio camino.
Al final todos vinimos a este mundo para dejar una huella, al igual que lo hizo Aldo, el gran dinosaurio.
Les recomiendo que vean esta película con toda la familia, no se arrepentirán.
Gracias a todos por formar parte de mi realidad.
Les envío un abrazo energético.