martes, 8 de septiembre de 2015

Lo que creemos ser

Nuestro sentido de lo que somos determina cuáles han de ser nuestras necesidades y las cosas a las cuales les atribuiremos importancia en la vida; y todo aquello que nos parezca importante tendrá el poder de perturbarnos e irritarnos. Esto se puede utilizar como criterio para descubrir hasta qué punto nos conocemos a nosotros mismos. 
Lo que nos importa no es necesariamente lo que expresamos ni aquello en lo cual creemos, sino aquello que se manifiesta como serio e importante a través de nuestros actos y de nuestras reacciones.

Entonces conviene preguntarnos:

“¿Cuáles son las cosas que me irritan y me alteran?” Si las nimiedades tienen el poder para molestarnos, entonces eso es exactamente lo que creemos ser: un ser insignificante. Esa será nuestra noción inconsciente. ¿Cuáles son las cosas insignificantes? En últimas, todas las cosas son insignificantes, porque todas las cosas son transitorias.

Podemos decir, “sé que soy un espíritu inmortal”, o “estoy cansado de este mundo de locos y lo único que deseo es paz”, hasta cuando suena el teléfono. Malas noticias: hubo un colapso de la bolsa de valores; se dañó el negocio; se robaron el automóvil; llegó la suegra; se canceló el viaje; se canceló el contrato; el compañero se ha ido; piden más dinero; dicen que es culpa nuestra. Entonces se levanta en nuestro interior una oleada de ira o ansiedad. La voz se torna dura: “no soporto más esto”. Acusamos, culpamos, atacamos, nos defendemos o nos justificamos, y todo eso sucede en piloto automático.


Obviamente hay algo más importante para nosotros que la paz interior que pedíamos hace un momento, y tampoco somos ya un espíritu inmortal. El negocio, el dinero, el contrato, la pérdida o la amenaza de pérdida son más importantes.

¿Para quién? ¿Para el espíritu inmortal que dijimos ser?
No, para mí. Para ese pequeño yo que busca la seguridad o la realización en cosas transitorias y que se enoja o se pone nervioso cuando no las encuentra. Bueno, por lo menos ahora sabemos quiénes creemos ser realmente.

Si la paz es realmente lo que deseamos, debemos elegir la paz. Si la paz fuera más importante para nosotros que todo lo demás y si supiéramos de verdad que somos espíritu en lugar de un pequeño yo, no reaccionaríamos sino que nos mantendríamos totalmente alertas frente a situaciones o personas difíciles.

Aceptaríamos inmediatamente la situación y nos haríamos uno con ella en lugar de separarnos de ella. Entonces, a partir del estado de alerta, vendría la reacción. Sería una reacción proveniente de lo que somos (conciencia) y no de lo que creemos ser (el pequeño yo). Sería entonces una respuesta poderosa y eficaz que no convertiría a la persona o a la situación en enemiga.

El mundo siempre se encarga de que no nos engañemos durante mucho tiempo acerca de lo que pensamos ser, mostrándonos las cosas que realmente nos importan. La forma como reaccionamos ante las personas y las situaciones, especialmente en los momentos difíciles, es el mejor indicador del conocimiento real que tenemos de nosotros mismos.

Mientras más limitada y más egotista sea nuestra idea de nosotros mismos, más atención prestaremos y más reaccionaremos ante las limitaciones del ego, ante la inconsciencia de los demás.

Los “defectos” que vemos en los otros se convierten, para nosotros, en su identidad. Eso significa que veremos solamente el ego en los demás, reforzando así el nuestro. En lugar de mirar “más allá” del ego de los demás, fijamos nuestra atención en él. ¿Quién ve el ego? Nuestro ego.


Las personas que viven en estado profundo de inconsciencia experimentan el ego viendo su reflejo en los demás. Cuando reconocemos que aquellas cosas de los demás que nos producen una reacción son también nuestras (y a veces sólo nuestras), comenzamos a tomar conciencia de nuestro propio ego. En esa etapa es probable que también nos demos cuenta que les hacíamos a los demás lo que pensábamos que ellos nos hacían a nosotros. Dejamos de considerarnos víctimas.

Puesto que no somos el ego, el hecho de tomar conciencia de él no significa que sepamos lo que somos: sólo reconocemos lo que no somos. Pero es gracias a ese conocimiento de lo que no somos que logramos eliminar el mayor obstáculo para llegar a conocernos realmente.

Nadie puede decirnos lo que somos. Sería apenas otro concepto más, incapaz de cambiarnos. No hace falta una creencia para saber lo que somos. En efecto, todas las creencias son obstáculos. Ni siquiera necesitamos alcanzar la realización, porque ya somos lo que somos. Pero sin la realización nuestro ser no puede proyectar su luminosidad sobre el mundo. Permanece en el ámbito de lo inmanifiesto, es decir, en nuestro verdadero hogar. Entonces somos como la persona que finge ser pobre mientras tiene cien millones de dólares en su cuenta, con lo cual el potencial de su fortuna jamás se manifiesta.
Eckhart Tolle

lunes, 7 de septiembre de 2015

Decisiones de las que te puedes arrepentir



No caigas en la trampa de sostener una mentalidad débil, y vivir tu vida sin pasión, propósito y dedicación. La frase “Si sólo…” es para aquellos que tienen más miedo que fe, y que ponen más peso en las excusas que en las bendiciones presentes.  Una decisión puede convertirse en un hábito y los hábitos que formas crean tu realidad. Aquí hay diez opciones que son significativas. Aprende a ser consciente de las decisiones que tomes para que puedas hacer lo mejor para tu vida:

1. Usar una máscara para impresionar a los demás.
Si la cara que siempre muestras al mundo es una máscara, algún día no habrá nada debajo de ella. Porque, cuando pasas mucho tiempo concentrándote en la percepción que los demás tienen de ti o de lo que todo el mundo quiere que seas, en algún momento olvidarás quién eres en realidad. Así que no temas a los juicios de los demás, tú sabes en tu corazón quién eres y lo que es verdad para ti. No tienes que ser perfecto para impresionar e inspirar a la gente. Impresiónalos e inspíralos por tu forma de lidiar con tus imperfecciones.

2. Permitir que otra persona decida tus sueños.
El mayor reto en la vida es descubrir quién eres; el segundo más grande es ser feliz con lo que encuentres. Una gran parte de esto es tu decisión de permanecer fiel a tus propias metas y sueños. ¿Tienes personas que no están de acuerdo contigo? Bien. Significa que estás arraigado y caminas tu propio camino. A veces, vas a hacer cosas consideradas una locura por los demás, pero cuando te encuentres perdiendo la noción del tiempo porque estás entusiasmado, es cuando sabrás que estás haciendo lo correcto.

3. Mantener compañía negativa.
No dejes que alguien que tiene una mala actitud te afecte. No pueden apretar el gatillo si no les entregas el arma. Al recordar que el mantenimiento de compañía de gente negativa es una opción, en lugar de una obligación, te liberas para sostener la compañía de la compasión en lugar de la ira, la generosidad en lugar de la codicia y la paciencia en lugar de  la ansiedad.

4. Ser egoísta y egocéntrico.
Una vida llena de actos de amor y buen carácter es el mejor recuerdo. Aquellos a los que has inspirado y con quienes compartiste tu amor te recordarán cómo los hiciste sentir mucho después de que tu tiempo ha expirado. Así que talla tu nombre en los corazones y no en piedra. Lo que has hecho para ti solo, muere contigo, lo que has hecho por otros y el mundo, permanece.

5. Evitar el cambio y el crecimiento.
Si quieres conocer tu pasado, mira tus condiciones actuales. Si quieres conocer tu futuro, mira tus acciones actuales. Debes dejar de lado lo viejo para dar paso a lo nuevo, la vieja manera se ha ido para nunca más volver. Si reconoces esto ahora mismo y tomas medidas para hacer frente a él, te posicionarás para el éxito duradero.

6. Renunciar cuando las cosas se ponen difíciles.
No hay fracasos, sólo resultados. Incluso si las cosas no se desarrollan de la manera que esperabas, no te desanimes ni te rindas. Aprende lo que puedas y sigue adelante. El que sigue avanzando un paso a la vez va a ganar al final. Es un proceso que se produce con pequeños pasos, decisiones y acciones que poco a poco se acumulan unos sobre otros y, finalmente, conducen a ese glorioso momento de triunfo.

7. Tratar de microgestionar cada pequeña cosa.
La vida debería ser tocada, no estrangulada. A veces, tienes que relajarte y dejar que la vida pase sin preocupaciones incesantes y microgestiones. Aprende a dejar ir un poco antes de apretar demasiado. Toma una respiración profunda. Cuando el polvo se asiente y puedas volver a ver el bosque, da el siguiente paso hacia adelante. No tienes que saber exactamente adónde vas. Todo en la vida está en perfecto orden, tanto si lo entiendes  como si no. Sólo se necesita un poco de tiempo para conectar todos los puntos.

8. Conformarte con menos de lo que mereces.
Sé lo suficientemente fuerte como para dejar ir y lo suficientemente sabio como para esperar lo que te mereces. A veces, tienes que ser derribado más bajo que nunca para levantarte más alto de lo que jamás estuviste. A veces, tus ojos deben ser lavados por las lágrimas para que puedas ver las posibilidades en frente con una visión más clara. No te conformes.

9. Infinitamente esperar hasta mañana.
El problema es que siempre piensas que tienes más tiempo de lo que tienes. Pero un día te despertarás y no habrá más tiempo para trabajar en las cosas que siempre has querido hacer. Y en ese momento, o habrás alcanzado los objetivos que has establecido para ti mismo, o tendrás una lista de excusas de por qué no lo has hecho.

10. Ser perezoso y endeble.
El mundo no te debe nada, tú le debes algo al mundo. Así que deja de soñar despierto y empieza a hacer. Toma toda la responsabilidad de tu vida, toma el mando. Eres importante y te necesitan. Es demasiado tarde para sentarte y esperar a que alguien haga algo algún día. Algún día es hoy, el alguien que necesita el mundo eres TÚ.

Mary Elainne Dizon

El placer de soltarse


Solo cuando la mente se niega a fluir con la vida y se estanca en las orillas, se convierte en un problema.
Fluir con la vida quiere decir aceptación: Dejar llegar lo que viene y dejar ir lo que se va. Tú no eres lo que sucede, eres a quien le sucede, este extracto de: " El río de la vida" de Nisargadatta, para mi refleja todo lo que tiene que ver con realmente soltar, tomando el símil y la actitud de un río que fluye libremente frente a los acontecimientos que aparecen ante nosotros.
Como dice Joan Garriga, "Si ahora pudiéramos poner todo en suspenso, todas nuestras ideas acerca de quiénes somos o de qué hacemos, de los padres que tenemos, de nuestros hijos, y quedarnos en un silencio absoluto, ¿qué queda?"
El latido, la presencia, el ser, el vacío. Una manera de trabajar es acercarse a este vacío donde no existen, el bien y el mal; Simplemente existe la vida desplegando sus formas. Te conviertes en alguien contemplativo que no juzga a nadie, sino que trata de dar un buen lugar a todos. Creo que es el fruto que obtienen las personas que meditan: se anclan en un lugar que ya no tiene tanto que ver con si nuestros padres fueron buenos o malos, si nuestra pareja nos quiere o no nos quiere. En este lugar hay un gran asentimiento."
Tal vez haya que volver a nuestras raíces para llegar a ser lo que somos, para darnos cuenta y luego soltarlo, Como una forma de contactar con nuestro interior olvidándonos un poco de todas las exigencias y condicionantes externos.
Para mi la clave es soltar, soltar ese contacto con las prisas, esa necesidad de rentabilizar nuestro tiempo, parece que rentabilizamos el tiempo, hacemos mas cosas, pero lo que conseguimos es estar mas estresados y al final de todo, lo único que perdemos es nuestro espacio interno y con ello nuestro propio centro, estando mas pendiente de fuera, que de nosotros mismos y de todo lo que nos pasa.
Creo que la verdadera necesidad es simplemente pararnos, y dejar que las cosas sean, siendo espectadores de la vida como si fuera un río, ver como todo acontece a pesar de nosotros.
El placer de soltarse tiene que ver con la aceptación, como una puerta para transformar, para cambiar, pero desde la libertad, no desde la exigencia o la atadura a lo que tengo que hacer, rompiendo la inercia de correr y la necesidad desde "el impulso de hacer". Comenzando a escuchar lo que quieres y lo que necesitas de verdad, desde tu verdad interior, como parte de tu propio proceso personal, desde tu responsabilidad, como parte de tu desarrollo y evolución.

"Contra lo que te resistes, persiste, lo que aceptas, se diluye".

El placer de Soltar tiene que ver con fluir con dejar que las cosas vengan, abriéndose a dejar llegar lo que viene y dejar que se vaya lo que se va, sin resistencias, sin forzar.
Para romper esta identificación de la que hablamos, se hace imprescindible adoptar una actitud abierta en estos momentos, que permita dejarse llevar, aumentando la consciencia de dónde estamos, qué hacemos. Cómo realmente abordar aquello en lo que entramos en cada momento, dejándonos simplemente vivir aquello que sucede, sin prejuicios, sin defensas, solo lo que hay, "aquí y ahora".
Para tener una actitud abierta es importante aceptar el pasado, estar en paz con el. Aceptando y soltando todo lo que viene de el, aceptar lo ocurrido y soltar.
Dejarlo marchar, lo que paso, paso, ya no esta, solo es el recuerdo de lo que fue. El pasado ya no puede ser modificado y la situación del pasado ya no esta, solo en nuestra cabeza y en vivencias del recuerdo.
Este es un buen momento "aquí y ahora" para aceptar el destino absolutamente con lo que llega, sin mirar atrás, no hay otra manera de ser libre, como decía Osho, sin esa libertad, quedamos fijados en las trampas de nuestro propio pasado, no hacerlo de esta manera significa vivir esclavo de tu pasado. Con eso a veces, es peor la situación que nos mantiene esclavos ahora mismo, que lo que realmente ocurrió. Viviendo esclav@s de lo que ocurrió el resto de nuestra vida.
Muchas de las situaciones que vivimos, nos mantienen en un estado continuo de tensión, donde nos identificamos con todo lo que hay que hacer, nos sentimos agarrados, identificados, sujetos a realidades que de alguna manera acaban teniendo un dominio sobre nosotros o ejercen una fuerte influencia.
La aceptación de las partes peores de nosotros, es precisamente lo que nos permite vivir la totalidad de nosotros mismos como seres integrados y totales.
En este proceso de apertura y de observación activa el aprendizaje, sigue marcando pautas, pero a medida de que vamos siendo conscientes, cada vez tienen menos fuerza, son como pensamientos que vienen y van, pero a través del proceso de soltar la identificación, simplemente pasan, son observados y dejan paso a otra u otras situaciones, en un continuum.
En las situaciones de cambio estamos abiertos, porque no sabemos lo que va a suceder, estamos en un estado de alerta permanente, donde nos sorprendemos y sorprendemos a los otros, creando también relaciones y situaciones nuevas, desde aquí vivimos cada cosa como nueva, como inesperada, como no conocida, esto también nos pone en una continua apertura. Ábrete a lo nuevo: todo está por suceder y un@ se mantiene en una continua expectativa.
Nos pasamos la vida luchando con nosotr@s mism@s para cambiar muchas de las actitudes que no nos gustan, pero no podrás cambiarlas si antes no las aceptas amorosamente, puedes aceptarte a ti mismo, a pesar del problema, a pesar de tus defectos, a pesar de tus errores. Todos cometemos errores. De hecho, la vida es un camino de aprendizaje, aprendemos a través del ensayo y error. La perfección no existe. No existe nadie perfecto. En todo hay dualidad, así es la vida. Nos han vendido un modelo de perfección para sentirnos queridos, para ser más, pero al final se convierte en nuestra propia trampa.
Una gran dificultad es querer ser perfectos, mostrarnos perfectos, como dice Jorge Carvajal, es el momento de bajar del pedestal del orgullo, si queremos acceder a nosotros mismos, acceder al ser que en nosotros, es total y humano, nuestra crisis de sentido es una crisis de individualismo, de egoísmo, de separación, de orgullo, no contamos con nuestra humanidad, con que ya pertenecemos a algo muy perfecto y sofisticado, con simplemente nacer, dejando que las cosas sean, sin querer perfeccionar nada por el contrario, ya somos todo, cuando aceptamos lo que somos.
Sin embargo cada uno andamos con las leyes de sálvese quien pueda, pretendiendo ser mejor que nadie y dar lecciones a los demás, sin escuchar las nuestras propias, todos necesitamos aprender nuestras propias lecciones, de nuestros propios errores. Hasta que no aceptemos con humildad, que nosotros también tenemos partes enfermas, no vamos a poder crear una salud total, concebida como integridad. Sólo cuando empiezo a aceptar mis limitaciones, comienzo a darme cuenta de lo que soy.
Como decía Sócrates, "sólo sé que no sé nada", cuando sé mis limitaciones y parto de ellas, empiezo realmente a conocerme en todas las dimensiones, dándome cuenta de lo que conozco y no conozco de mi, éste es el proceso.
Hasta que no seamos capaces de ver nuestros errores y aceptarlos, no seremos capaces de transformarlos, porque a veces pasamos más tiempodefendiéndonos y dando una buena imagen, que siendo reales con lo que ocurre, con lo que en realidad "es". Ver nuestros propios límites es abarcar nuestra realidad, ponernos por encima de las cosas, dando buena imagen, es vivir en la fantasía de lo que queremos que los demás vean, pero eso nos hace entrar en crisis permanentemente, oscilando continuamente entre el ser y el aparentar.
La aceptación de los límites, del problema y la aceptación de ti mismo a pesar del problema, es la llave de la transformación, del cambio. Escúchalo pero no cedas tu centro al problema, como nos dice Ana Fernández Luna. Aunque estés pasando por un mal momento, siempre existe la posibilidad de que puedas retornar a tu centro y desde allí mirar y ver la situación con otros ojos, con más claridad. Observa la situación con curiosidad y pregúntate cómo puedes utilizar eso, respetuosamente, para ir más allá y seguir creciendo, continuar desarrollándote como persona, explorar la oportunidad que se esconde tras una crisis. Perdonar los errores propios y ajenos y agradecer los dones propios y regalos recibidos de los demás, agradecer también a la vida el haber llegado hasta aquí.
Además, hagas lo que hagas, las cosas siempre se ven, se manifiestan tal y como son, si mantienes algo oculto o haces esfuerzo para mantener esas apariencias, al final se nota o no puedes mantenerlo más. Para qué hacer todo ese esfuerzo, suéltate, deja que las cosas sean, si para mantener algo que quieres, tienes que hacer tanto esfuerzo, quizás no merezca tanto la pena y en ocasiones, te quieren como eres, nos quieren como somos y no hace falta hacer nada más, es más, en la mayoría de los casos, lo estropeamos, sé tú tal y como eres, dejar de fingir, de sujetar, suelta todo, suéltate. Sé. Sin más.

"La Vida es más un proceso de Soltar, que un esfuerzo de llegar a Ser"

RESUMEN
La vida fluye como un río, solo cuando uno deja de fluir, las cosas se estancan, los problemas se amontonan y uno deja de sentir el flujo de la vida.
Fluir con la vida quiere decir aceptación: Dejar llegar lo que viene y dejar ir lo que se va. Tú no eres lo que sucede, eres a quien le sucede.
Pablo Caño