Si tenemos un pensamiento, éste emite una vibración. Cuando ese pensamiento desencadena una emoción, emitimos otra vibración. Nuestros pensamientos y emociones están íntimamente conectados y uno desencadena el otro y viceversa.
Pensemos por ejemplo en algo. Si yo digo: Perro! Cualquiera de nosotros emite una vibración con sólo evocar un perro, ya sea que nuestra experiencia sea positiva o negativa.
Si yo digo: Chocolate!
Si digo: Mamá!
¡Es inevitable emitir una vibración! Aunque no estemos conscientes de ello, así es. ¡Lo que sea!
Si yo digo: Relación de Pareja. . . Inmediatamente ¡vamos a emitir una vibración que emana de nuestro recuerdo de la experiencia de relación de pareja que tengamos! Ese recuerdo inmediatamente se liga a una emoción provocada por esa experiencia. Es más, si en ese momento yo escucho una canción que me evoca algo alegre con mi pareja, la vibración que emito ¡es positiva!
Yo podría hablar con alguien sobre el matrimonio, por ejemplo. Es posible que sea una mujer joven que ni siquiera se ha casado y no tiene experiencia propia de estar casada, pero si sus padres tuvieron una experiencia feliz, cuando ella piensa en matrimonio, la vibración que emite es positiva, y se siente optimista sobre la posibilidad de casarse. Todavía más, cuando piense en matrimonio, pensará en que ella tiene todas las posibilidades de que le vaya bien cuando se case. En su campo vibratorio, la emanación de su vibración es ésa. No hay conflicto en ese tema. En su vibración no hay dolor o lo que llamaríamos Resistencia.
Cuando hablamos con alguien así, si estamos entrenados para sentir la vibración de la persona, podemos sentir que sus palabras coinciden con lo que emana de ella. Lo dice con facilidad, ¡con naturalidad! Muy a menudo, aunque no estemos acostumbrados a fijarnos en lo que emana de la persona, podemos sentirla.
Cuando por ejemplo, estamos con una persona que está muy contenta o muy triste, no necesita ni hablar, lo que sentimos de ella, es la vibración que emana de su campo vibratorio. Si pudiéramos verlo, sería una energía que rodea a la persona y que con frecuencia es como una esfera a su alrededor.
Cuando decimos de una persona, por ejemplo, una novia en el día de su boda, o un joven que acaba de recibirse de la universidad, o alguien que está muy enamorada, que está “radiante”, efectivamente, desde su campo vibratorio irradia una energía positiva que tiene una fuerza que es evidente para los demás. No importa que no la veamos, la podemos sentir.
Por la sencilla razón, de que nuestra vibración, respecto a cualquier tema, es nuestro punto de atracción. Cualquier cosa en el universo, está vibrando y ni siquiera vamos a decir que algo sea bueno o malo. Simplemente es nuestro punto de atracción. Si todo en el universo vibra, dependiendo de la frecuencia que sea predominante en mi, la que emana de mis pensamientos y de mis emociones, es lo que va a empatarse conmigo. Así de simple. Generalmente, si no sabemos esto, o no estamos conscientes de lo que esto significa, nuestros pensamientos atraen una vibración igual ¡y lo hacemos por default!
Si hacemos conciencia de esto y podemos entender mucho de nuestra experiencia y de porqué algunas cosas no cambian para nosotros. Pensemos cada quien en cualquier tema que se complica en nuestra vida, o en lo que nos sentimos que no avanzamos, que estamos estancadas(os). Si decimos la palabra: relaciones… trabajo. dinero. salud. familia...
Para cada una(o) de nosotros es algo distinto y pueden ser una o más cosas. Hagamos el ejercicio, pensemos en uno de éstos conceptos, el que sea, y aprendamos a observar lo que sentimos sobre cada uno de ellos. Con toda seguridad, en el que estamos atoradas(os) es aquél en el que nuestra frecuencia baja. Es decir, nos evoca preocupación, dolor, coraje, enojo, frustración, desesperación, falta de claridad…. una de éstas emociones o todas juntas…
Entendiendo ésta explicación, cómo entonces, si nuestra vibración es baja con relación a este asunto, ¿vamos a poder realizar cambios? ¿Se puede?
Claro que se puede, requiere enfoque. Requiere disciplina y requiere que queramos tanto hacer un cambio en éste sentido, que necesitamos concentrar nuestra atención en ver qué sentimos durante el día!
Fuente: Heidirangelk
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