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miércoles, 24 de agosto de 2016

Los ojos de un animal tienen el poder de hablar un lenguaje único

"Por favor Señor, conviérteme en la persona que mi perro cree que soy." Eckhart Tölle


Cuando miro a los ojos a mi perro, a mi gato o a cualquier otro animal, no veo a un “animal”. Veo a un ser vivo como yo, a un amigo, a un alma que siente, que sabe de afectos y miedos y que merece el mismo respeto que cualquier persona.
El poder de una mirada trasciende mucho más allá del sentido de la vista. Por asombroso que parezca, nuestros nervios ópticos están íntimamente vinculados al hipotálamo, esa estructura delicada y primitiva donde se localizan nuestras emociones y nuestra memoria. Quien mira siente, y esto es algo que también experimentan los animales.
Si los ojos son la ventana del alma, algo me dice que los animales también la tienen, porque solo ellos saben hablar con ese lenguaje que no necesita palabras: es el idioma del afecto y el respeto más sincero.
Todos nosotros hemos experimentado alguna vez lo siguiente: ir a adoptar a un perro o un gato, y establecer de pronto una conexión muy intensa con uno en concreto al mirarlo a los ojos. Sin saber cómo, nos cautivan y nos atrapan. Sin embargo, los científicos nos dicen que existe algo más profundo e interesante que todo esto.


Los ojos de los animales, una conexión muy antigua

Dos de los animales habituados desde hace miles de años a convivir con el hombre son los perros y los gatos. A nadie le sorprende ya la forma tan sabia, a la vez que descarada, que tienen de interactuar con nosotros. Nos miran a los ojos fijamente y son capaces de expresar deseos y necesidades a través de todo tipo de arrumacos, de gestualidades, movimientos de cola y  complicidades varias.
Hemos armonizado comportamientos y lenguajes hasta comprendernos, y esto, no es un acto casual. Es más bien el resultado de una evolución genética donde unas especies se han acostumbrado a convivir juntas, para beneficiarse mutuamente. Algo que tampoco nos sorprende es lo que nos reveló un interesante estudio llevado a cabo por el antropólogo Evan MacLean: los perros y los gatos son muy capaces de leer nuestras propias emociones solo con mirarnos a los ojos.

Nuestras mascotas son sabios maestros de los sentimientos. Pueden identificar patrones gestuales básicos para asociarlos a una emoción determinada, y casi nunca fallan. No obstante, este estudio nos explica además: las personas solemos establecer un vínculo con nuestros perros y gatos muy similar al que construimos con un niño pequeño.
Los criamos, los atendemos y establecemos un lazo tan fuerte como si fuera un miembro más de la familia, algo que por asombroso que parezca, ha sido propiciado por nuestros mecanismos biológicos después de tantos años de interacción mutua.
Nuestras redes neuronales y nuestra química cerebral reacciona del mismo modo que si estuviéramos cuidando a un niño o a una persona que necesita atención: liberamos oxitocina, la hormona del cariño y el cuidado. A su vez, también ellos actúan del mismo modo: somos su grupo social, su manada, esos humanos complacientes con los que compartir el sofá y las siete vidas de un gato.
El mundo es mucho más bonito visto a través de los ojos de un animal. Si todas las personas tuviéramos la excepcional habilidad para conectar con ellos de este modo, “recordaríamos” aspectos que antes nos eran innatos y que ahora, hemos olvidado por el rumor de la civilización.
Nuestras sociedades están aferradas al consumismo, a la sobreexplotación de los recursos para herir a Gaia, este planeta Tierra que nuestros nietos deberían heredar con la hermosura de antaño, con sus ecosistemas intactos, con su naturaleza igual de hermosa, viva y reluciente, y no con tantas fracturas casi insalvables.

Cuando tener un perro implicaba sobrevivir mejor como especie

Edward Osborne Wilson es un entomólogo y biólogo estadounidense conocido por haber acuñado el término “biofilia”. Esta palabra define ese amor por todo lo vivo y que, en general, experimentamos la mayoría de personas que queremos a los animales. Según este científico, la afinidad que establecemos con nuestras mascotas tiene su origen en los primeros periodos evolutivos de nuestra especie.
  • Al mirar a los ojos a un animal asciende de forma inconsciente hacia nosotros todo un anclaje emocional y genético. El ser humano estableció un tipo de vinculación muy íntima con ciertos tipos de animales, siendo el perro, uno de los más relevantes en esas épocas remotas, donde nuestra máxima prioridad era sobrevivir.
  • Una de las teorías de Edward Osborne es que aquellos humanos que en sus grupos sociales contaban con la compañía de varios perros, tenían mayores probabilidades de seguir vivos, frente a aquellos que aún no disponían de este vínculo.
Las personas que eran capaces de ganarse a un animal, de domesticarlo y construir una relación de afecto y respeto mutuo, estaban mucho más unidos a la naturaleza, a sus ciclos, a esos secretos con los que encontrar más recursos con los que seguir adelante: agua, caza, plantas comestibles…

Es posible que a día de hoy nuestros perros ya no nos sean útiles para conseguir alimento. No obstante, para muchas personas la cercanía y compañía de un perro o un gato sigue siendo imprescindible para “sobrevivir”.
Nos proveen de cariño, de dosis inmensas de compañía, alivian penas, confieren alegrías y nos recuerdan cada día por qué es tan reconfortante mirarlos a los ojos. No necesitan palabras, porque su lenguaje es muy antiguo, muy básico y hasta maravillosamente primitivo: el amor.
No dejes de disfrutar de sus miradas, refléjate en ellos cada día y descubrirás todo lo bueno que hay en ti.
https://lamenteesmaravillosa.com

sábado, 6 de agosto de 2016

Cuando alguien te hace mejor persona sabes que debe estar en tu vida


El simple hecho de que el vínculo con alguien te haga ser “mejor persona” es un indicio claro de que esa persona debe estar en tu vida. 
Son almas que entran en nuestra historia personal para producir un maravilloso y enriquecedor encuentro entre dos biografías con orígenes, vivencias y modos de ver el mundo diferentes .
Personas que se alzan como bálsamos reconfortantes y que nos proveen de ayuda, seguridad y alivio.Personas que hacen más llevadera la carga y más divertida la vida. Personas que se desmarcan con el hogar en sus brazos. Personas bonitas, personas que irradian calidez y belleza psicológica.
Personas que nos hacen comprender que no somos ricos hasta que tenemos algo que el dinero no puede comprar y a lo que ponerle nombre, cara, olor y sentimientos. Personas con las que se conjura una sintonía inquebrantable que nos enseña que el mundo es un buen lugar que guarda numerosos aprendizajes.

Yo soy yo porque existes tú

Nuestra biografía la definimos nosotros y los otros; por ello podemos decir que nuestra identidad la conforman también los demás. Así que si nos relacionamos con personas bellas que nos aportan bondad, belleza, cariño y conocimiento, nosotros proyectaremos desde dentro esos valores y sentimientos que ese intercambio ha generado.
Por eso hay PERSONAS que se convierten en nuestro lugar, nuestro hogar, nuestro cielo. Cuando llegan a tu vida sabes que deben estar en ella porque juntos os hacéis mejores. Así, en buena medida se teje una atmósfera de maravillosa bondad que envuelve la luz del desarrollo emocional.
Las personas hogar, las de acero inolvidable, son esas personas que te abrazan tan fuerte que unen de nuevo todos tus pedazos, las que hacen que tus miedos y tus tristezas se caigan. Las que te han enseñado por las buenas, demostrándote que el mundo es totalmente maravilloso.

Conectar bien para confortar

No hay calor más reconfortante que el de una conexión profunda e intensa. Del mismo modo, no es posible el conocimiento personal sin el contacto con los demás. Es en ese punto donde podemos comenzar a regar nuestra planta y a nutrirnos de ella. Cuando apostamos por el conocimiento de una relación:

  • Descubrimos nuestras fortalezas.
  • Completamos nuestros recursos para hacer frente a las adversidades de la vida.
  • Enriquecemos nuestras habilidades para la vida.
No podemos definirnos sin entender que aquellas personas que nos marcan y que nos acompañan en la vida recubren de suavidad nuestra identidad, haciéndonos mejores. Ellos son la chimenea, la chispa necesaria para iluminar nuestras cualidades y manejar nuestro conocimiento vital.

Nos protegen de las caídas ayudándonos a tejer alas cada vez más grandes. Restaurando nuestros sueños, arreglando nuestros miedos, eligiendo las tristezas que vale la pena vivir y deshaciéndose del resto.
Por eso, las personas con las que tenemos que quedarnos son aquellas que nos abrazan con palabras, que nos miran con amor, que hacen desaparecer las heridas emocionales más feas y que nos convierten. A través de ellos llegan las sonrisas con las que enmascaramos nuestro dolor, nos recomponemos y volvemos a sentir de manera profunda la calidez de la perfección.
Es maravilloso contar en la vida con personas que “están ahí” precisamente cuando lo necesitamos. 
Por eso quien permanece y nos ilumina aun cuando estamos en penumbra, merece acompañarnos en momentos de gran luminosidad. Ellos merecen agradecimiento, calor, cariño y alegría. Merecen una celebración digna y valiosa, merecen su recompensa. Merecen nuestro reconocimiento como personas de acero inolvidable.
Psicología/Raquel Aldana
https://lamenteesmaravillosa.com

miércoles, 15 de junio de 2016

De: "El Poder de la Intención"


Cuando te sientes conectado y en armonía con la intención notas una gran diferencia ante la forma que reaccionan las personas hacia ti. Sé consciente de esas reacciones, porque afectarán directamente a tu capacidad para llevar a cabo tus propósitos individuales. Cuanto más estrecha y automática sea tu sintonía con las frecuencias de la Fuente universal y omnicreadora, más impacto tendrás en los demás y más contribuirás a anular su baja energía. Serás un polo de atracción para ellos, y traerán paz, alegría, amor, belleza y abundancia a tu vida.
A continuación voy exponer mi opinión sobre tu impacto en los demás cuando estás sintonizado con la intención y la diferencia de ese impacto cuando estás dominado por la actitud separatista de tu ego. He aquí algunas de las formas más significativas para tener impacto en los demás:

Tu presencia transmite calma.

Cuando coincides con la intención, ejerces una influencia tranquilizadora sobre los demás. La gente suele sentirse más tranquila, menos amenazada y más a gusto. La fuerza de la intención es la fuerza del amor y de la receptividad. No pide nada a nadie, no juzga a nadie y alienta a los demás a ser libres, a ser ellos mismos. Como las personas se sienten más tranquilas en tu presencia, también se sienten seguras, en virtud de las frecuencias energéticas que irradias. Sus sensaciones se alimentan con tu energía de amor y receptividad, y desean acercarse a ti, estar contigo.
Si por el contrario llevas a tus interacciones las calibraciones más bajas, la crítica, la hostilidad, la ira, el odio o la depresión, atraes ese nivel de energía si está latente en las personas con las que interactúas, lo que funciona como fuerza contraria a esas mismas energías si están presentes en otras personas. El impacto intensifica las energías más bajas en ese nivel y crea un campo en el que se sitúan ciertas exigencias como consecuencia de los sentimientos de inferioridad o de rivalidad. Las personas que se sienten energizadas por tu presencia se transforman en almas gemelas, y eso únicamente ocurre si se sienten a salvo en lugar de atacadas, seguras y no juzgadas, tranquilas y no acosadas.

Tu presencia da energía a los demás.

Recuerdo cuando, al salir de una sesión de dos horas con una maestra espiritual, me sentía como si pudiera conquistar el mundo, emocional y espiritualmente. Era la madre Meera, que me sujetó la cabeza entre sus manos y me miró a los ojos con su divinidad desprovista de ego. Sentí tal energía que no dormí durante toda la noche; necesitaba más de lo que aquel ser jubiloso me había mostrado tan solo con su presencia.
Cuando llevas las frecuencias de la intención ante la presencia de los demás, sentirán mayor energía por el simple hecho de encontrarse en tu círculo. No tienes que decir ni una sola palabra, ni actuar de ninguna forma prescrita. Únicamente con tu energía de la intención lograrás que los que están en tu campo se sientan con un poder que se les ha concedido de una forma misteriosa. A medida que empieces a expresar conscientemente las siete caras de la intención descubrirás que los demás empiezan a hacer comentarios sobre el impacto que tienes sobre ellos.

Tu presencia permite a los demás sentirse mejor con ellos mismos.

¿Has notado alguna vez que en presencia de ciertas personas te sientes mejor contigo mismo? Su energía compasiva surte un efecto perceptiblemente agradable, sencillamente el de sentirte bien contigo mismo. Los que te rodean notarán que los comprendes, que te preocupas y te interesas por ellos como individuos.
Por el contrario, estar en compañía de alguien que se muestra desdeñosa o indiferente te influye de una forma completamente distinta. Si esa es la baja energía que transmites a los demás, es bastante probable que después del encuentro contigo no se sientan precisamente bien con ellos mismos, a menos que estén tan fuertemente conectados a la intención que puedan anular el efecto de la baja energía. Estos pensamientos y conductas de energía sumamente baja son evidentes si te sirves de cualquier tema de conversación que surja para hablar de ti mismo.

Tu presencia permite a los demás sentirse unidos.

El efecto de estar en presencia de personas que expresan altas frecuencias consiste en sentirse unidos y conectados con toda la naturaleza» la humanidad y la intención. A medida que elevas tus frecuencias, el efecto que tienes sobre los demás los invita a estar en el mismo equipo. Os sentís unidos y deseáis ayudaros mutuamente para cumplir un objetivo común.
Ei sentimiento contrario al de la unidad consiste en sentirse polarizado y aislado. La baja energía exige mucho y siempre va en contra de los demás. Por consiguiente, es inevitable que derive en una situación de victoria o derrota. Las energías del antagonismo, la censura, el odio y similares crean una fuerza contraria en la que alguien tiene que perder. Cuando tienes un enemigo, necesitas establecer un sistema de defensa, y la defensa llega a ser lo que caracteriza tu relación. La necesidad de una persona de llevar la contra y polarizar pone en movimiento las condiciones de la guerra. La guerra siempre es cara. Todo eso puede evitarse manteniéndose conectado a la intención y llevando esa energía más alta a tus relaciones, permitiendo a cuantos conozcas que sientan la unidad contigo, con todos los demás, con la naturaleza y con Dios.

Tu presencia transmite la sensación de un propósito.

Cuando te encuentras en las energías espirituales más altas, proporcionas a los demás algo casi inexplicable. Tu presencia y tu conducta en un espacio de amor, aceptación, generosidad, sin crítica, se convierte en catalizador para que los demás sientan que tienen un propósito en la vida.
Al mantenerte en las energías más altas del optimismo, el perdón, la comprensión, la veneración por el Espíritu, la creatividad, la serenidad y la dicha, irradias esa energía y llevas las energías más bajas a tus vibraciones superiores. Esas personas, a quienes no influyes a propósito, empiezan a notar tu veneración y tu serenidad. Cumples tu propio objetivo, que gira en torno al servicio a los demás y por consiguiente a Dios; y por añadidura, ganas aliados.

Tu presencia permite a los demás confiar en las auténticas conexiones personales.

Al transmitir los rasgos de la intención a los demás, permites la presencia de la confianza. Observarás la tendencia y la disposición de los demás a confiar en ti y abrirse a ti. Esto guarda relación con la cualidad de la confianza. En la atmósfera de la energía superior, las personas confían y desean compartir, contigo su historia personal. Al estar tan conectado con la intención, eres más como Dios, ¿y en quién confiarías más que en Dios para compartir tus secretos?
Recientemente, en el transcurso de una excursión, una mujer que no sabía nada de mí me desveló la historia de sus relaciones fracasadas y lo insatisfecha que se sentía. Durante la conversación, en un campo de energía que permite y alienta la confianza, se arriesgó a abrir su corazón a un desconocido. Al final descubrirás que al llevar esta energía de la intención, incluso los desconocidos harán todo lo posible para servirte y ayudarte a lograr tus intenciones. Se ponen de manifiesto los resultados opuestos cuando emites las frecuencias de la energía inferior. Si tu energía de desconfianza se muestra de una forma ansiosa, crítica, dictatorial, superior o exigente, los demás no se sentirán dispuestos a ayudarte a conseguir lo que quieres.

Tu presencia sirve de inspiración a los demás para alcanzar la grandeza.

Cuando estás conectado con el Espíritu y reflejas sosegadamente esa consciencia, te conviertes en fuente de inspiración para los demás. En cierto sentido, es uno de los efectos más potentes que transmite a los demás el estar conectado con la intención. La palabra inspiración significa «en el espíritu». El hecho de que estés en el espíritu significa que más que informar inspiras con tu presencia. No inspiras a los demás insistiendo o exigiendo para que te presten atención.
Cuando inspiras a los demás con tu presencia, utilizas la fuerza creadora de la intención en beneficio de todas las personas con las que tienes contacto, incluido tú mismo. Apoyo con entusiasmo esta forma de ser, y no me cabe duda de que todos podemos ser una presencia que inspire a los demás.

Tu presencia alinea a los demás con la belleza.

Cuando estás conectado a la intención, ves belleza por todas partes porque irradias la cualidad de la belleza. Tu percepción del mundo cambia drásticamente. En la energía más alta de la intención ves la belleza en todos, jóvenes y viejos, ricos y pobres, blancos y negros, sin distinciones. Todo se percibe desde la perspectiva del reconocimiento, no de la crítica. Cuando transmites esa sensación de apreciación de la belleza a los demás, las personas tienden a verse como tú las ves. Se sienten más atractivas y mejor consigo mismas al propagar la alta energía de la belleza. Cuando las personas se sienten bellas actúan de una forma bella.
Tu consciencia de la belleza impulsa a otros a ver el mundo que los rodea de la misma manera. El beneficio es doble también en este caso. En primer lugar, ayudas a los demás a apreciar la vida y a que sean más felices gracias a su inmersión en un mundo de belleza. En segundo lugar, tus propias intenciones cuentan con la ayuda de las personas que han incrementado su autoestima recientemente. La belleza prolifera en los demás gracias a tu presencia cuando estás conectado a la intención.

Tu presencia transmite salud en lugar de enfermedad.

La conexión con tu Fuente te mantiene centrado en lo que intentas poner de manifiesto en tu vida, evitando dedicar energía a lo que no deseas. Ese centro interno no te permite lamentarte de tus achaques ni pensar en la enfermedad, el dolor o los problemas físicos. Tu energía está siempre centrada en crear amor y en expandir la perfección de la que surgiste, lo que incluye tu cuerpo y todas tus creencias sobre tu ser físico. En el fondo sabes que tu cuerpo es un sistema de milagros. Sientes gran respeto por su prodigiosa capacidad de autocuración y de funcionar por sí mismo sin tu intervención. Sabes que tu ser físico está inspirado por una fuerza divina que hace que lata su corazón, que digiera su comida y que sus uñas crezcan, y que esa misma fuerza es receptiva a una salud infinitamente abundante.
Cuando llevas ante la presencia de los demás un reconocimiento sano del milagro que representa tu cuerpo, desactivas sus esfuerzos por pensar en la enfermedad, la mala salud y el deterioro. Aún más; cuanto más alta sea la resonancia de tu campo de energía, más podrás influir en los demás con tu energía curativa. Toma conciencia de tu prodigiosa capacidad para influir en la curación y la salud de quienes te rodean sencillamente con la presencia silenciosa de tu conexión de alta energía a la intención. Es una energía que literalmente emana de ti.
                                                      Extracto del libro: "El Poder de la Intención" de Dr. Wayne W. Dyer.
http://consejosdelconejo.com/


domingo, 20 de marzo de 2016

La Paz Interior


Hay algo que puedes hacer para ayudar a crear paz en el mundo: ser pacífico. El primer paso es zambullirte en el alma para descubrir qué es lo que te intranquiliza. Al enfocar tu mente hacia el interior, descubrirás, por debajo de las muchas emociones de la vida cotidiana, que sale a la superficie un remanso profundo e imperturbable de bienestar espiritual. 

Necesitas explorar esa parte del ser; no basta con que la comprendas, sino que debes experimentarla una y otra vez. Es una experiencia muy satisfactoria que refresca el alma y la llena de paz. Desde esta posición privilegiada resulta fácil reconocer los pensamientos u sentimientos autodestructivos. El poder de la realización personal transformará como por ensalmo esos hábitos mentales destructivos. Dejarás de culpar a los demás por tu intranquilidad, y progresarás en tu tarea de cultivar tu verdad.
 
La paz está compuesta de muchas cosas: amor, paciencia, sabiduría. No debes contentarte con un poquito de ella, sino llénate completamente. A medida que te esfuerces por llevar paz a tus relaciones con los demás, tu misma naturaleza se hará pacífica. Esto será beneficioso no sólo para ti mismo, sino también para todos los que te rodean. Y de este modo ayudas a transformar el mundo. No basta con que seas pacífico: debes irradiar paz y crear una atmósfera apacible mediante tus pensamientos y palabras en las relaciones con los demás.

El nuestro es un mundo sin paz. Sólo cuando realmente hagas tuya tu religión de paz, puedes confiar en traer paz al mundo. 


Extracto del libro:
COMPAÑERA DE DIOS
Dadi Janki
Vía Bhrama Kuamaris

miércoles, 27 de enero de 2016

¿EXISTE EL NIRVANA?



Todos hemos oído alguna vez hablar del Nirvana, pero ¿realmente existe?

La palabra Nirvana proviene de la raíz sánscrita que significa “soplar hacia fuera” y se refiere literalmente a la extinción de los fuegos de la codicia, el odio y el engaño.
Cuando estas corrupciones emocionales y psicológicas son destruidas por la sabiduría, la mente se libera, radiante y alegre y la muerte ya no está sujeta a renacer. Los filósofos
budistas han debatido durante mucho tiempo sobre si el Nirvana es la cesación absoluta o un estado trascendental inefable. Durante la vida de Buda fue a veces acusado de ser un nihilista, una acusación que él negó rotundamente, añadiendo:

“Una cosa y sólo una cosa enseño, el sufrimiento y la cesación del
sufrimiento”.

Parecería pues, que el Nirvana no es la nada completa o la existencia de estar, en la forma en que estas palabras se utilizan normalmente. Una cosa es cierta, sin embargo, no es un estado de los cielos y no es la absorción del alma individual en un Absoluto, una idea que es más relativa al hinduismo. Sin embargo, se mire como se mire, Buda diciendo que ” El Nirvana es la felicidad suprema” (sukham paramam nibbanam) deja claro que se trata de una meta que vale la pena.

Si te preguntas si el deseo provoca el renacimiento entonces, ¿cómo podría uno alguna vez alcanzar el Nirvana, porque al querer alcanzarlo se estaría fortaleciendo la misma cosa que le impide ser alcanzado? Este comentario no entiende que el Nirvana no es un objeto que se adquiere por el deseo, sino que es el estado de estar en él completamente sin querer.

Otra crítica es que se necesita mucho tiempo para alcanzar el Nirvana y muy pocos pueden hacerlo. Ninguna de estas críticas se corresponden con la opinión de Buda, que dice que cualquiera puede alcanzar el Nirvana y que si sus instrucciones se siguen con sinceridad y con cuidado podía hacerlo dentro de la vida presente. En este punto Theravada, Mahayana y Tantrayana están de acuerdo. Mahayanistas que han tomado el voto del bodhisattva, sin embargo, posponen deliberadamente ese objetivo para que puedan permanecer en el Samsara para ayudar a todos los seres.

Esto es lo que se explica sobre el Nirvana en el Canon Pali:

“El nirvana comparte una cualidad con el loto, dos con el agua, tres con la medicina, diez con el espacio, tres con la joya de los deseos y cinco con el pico de una montaña.
Como el loto no se enturbia por el agua, el nirvana no se enturbia por las contaminaciones de la mente.
Como el agua calma de calor febril, el nirvana también enfría y calma la fiebre de las pasiones.
Como el agua acaba con la sed de los hombres y los animales que están exhaustos, resecos y sedientos por el calor, también el nirvana elimina el deseo del placer sensorial, el deseo de seguir siendo, y el deseo de dejar de ser.
Como la medicina protege de las tormentas del veneno, el nirvana lo hace del veneno de las pasiones.
Como la medicina acaba con la enfermedad, el nirvana acaba con todo sufrimiento.
Como la medicina, el nirvana también brinda seguridad.

Y estas son las diez cualidades que comparte con el espacio:

Ninguno de los dos nace, crece, envejece, muere, desaparece, o renace; los dos son inconquistables, no pueden ser robados, no dependen de un soporte, son caminos para pájaros y arhats en sus viajes, no tienen obstáculos y son infinitos.

Como la joya de los deseos, el nirvana concede todo lo que uno pudiera desear, trae alegría y emana luz.

Como el pico de una montaña no se puede sacudir, así el nirvana.

Como el pico de una montaña es inaccesible, así el nirvana es inaccesible a todas las pasiones.

Como no pueden florecer semillas en el pico de una montaña, así tampoco las semillas de las pasiones pueden florecer en el nirvana.

Y, finalmente, como una montaña es libre de todo deseo de disgustar o complacer, así
es el nirvana”.

El Nirvana es la meta final del budismo, la llamada tercera noble verdad. En el nirvana, el sufrimiento y el deseo que causa un sufrimiento a su vez han llegado a su fin, al igual que el ciclo eterno de nacimiento y muerte. A veces, el nirvana es mencionado por el Buda con las palabras “nacer” e “incondicionado”, en contraste con el mundo de los fenómenos que experimentamos en nuestro estado no iluminado.

Namasté.

Fuente: Nirankah vía Ayurveda Tibetano

lunes, 25 de enero de 2016

Soy de la generación del por favor, del gracias y del respeto

Por favor y gracias son dos palabras mágicas que nos abrirán fácilmente muchas de las puertas a las que llamemos en nuestra vida. Esto es así porque a todos nos gusta que nos hablen con respeto, que nos pidan permiso y que muestren agradecimiento.
Esta es una costumbre que no debemos perder, pues es la base del civismo y de la educación en nuestra sociedad. Es pedir permiso, saludar con una sonrisa y tratar a la gente con amabilidad lo que marca la diferencia.

Son valores y es educación tratar con respeto a las personas que nos rodean y rescatar los buenos días, las buenas tardes y las buenas noches, así como la nobleza que se esconde detrás de la amabilidad.



La nobleza que se esconde detrás del respeto

Es probable que desde niños nos hayan inculcado la importancia de las palabras mágicas y de seramables con los demás. Ser agradecidos y generosos nos ayuda a mejorar la relación con aquellas personas que nos rodean, así como a sentirnos bien con nosotros mismos.

Ser amables y respetuosos nos hace nobles y fortalece nuestras cualidades, pues de alguna manera la educación que promovemos con nuestras acciones, revierte en buenos actos hacia nosotros. O sea, ponerle a la vida el color de una sonrisa, del respeto y de la retribución es sin lugar a dudas una gran decisión.
Como decíamos, debemos de esforzarnos por seguir inculcando en nuestros niños valores como el respeto o la amabilidad. ¿Cómo? Dando ejemplo y estableciendo límites claros que no violen las libertades de los demás.

Por libertades entendemos el respeto a la capacidad de opinión, a la expresión de sentimientos, a las peticiones, a las conversaciones y a los derechos varios. A ser respetuoso se comienza teniendo una consideración básica hacia los sentimientos de los demás. Para conseguir esto basta con preguntar cómo nos gustaría que nos tratasen a nosotros.

Mantener siempre respeto hacia los demás aunque no nos guste lo que nos cuentan es esencial si queremos que nuestras relaciones sean satisfactorias. Así, nunca debemos dejar de lado la cortesía. Para ello tenemos que tomar la costumbre de:
  • No estar con el teléfono móvil mientras nos hablan.
  • No adelantarnos o interrumpir conversaciones.
  • Decir por favor o gracias.
  • Pedir perdón cuando herimos o hacemos algo mal.
  • Saludar y enviar buenos deseos.
  • No comer o beber en lugares en los que pueda ensuciarse algo.
  • No hablar cuando no es nuestro turno o
  • Desechar aquella basura que generamos en lugar de esperar a que otra persona la limpie.
  • No discriminar a los demás y evitar juicios personales.
  • No invadir el espacio personal de los demás ni su intimidad.


El tacto y respeto emocional por los demás

Es importante que entre nuestras habilidades integremos la capacidad de mantener respeto hacia los demás, así como de ser delicados, emplear el Yo correctamente, aceptar cumplidos y gestionar bien la expresión de nuestros sentimientos, emociones y opiniones.
A la hora de relacionarnos con los demás podemos fallar en la habilidad para manejar situaciones de tipo social, lo cual puede generar rechazo, aislamientos, insatisfacción por la forma de actuar y demás. Para eso debemos tener en cuenta que cualquier tipo de relación con los demás tiene que perseguir al menos tres objetivos:
  • Alcanzar la meta que se ha marcado (por ejemplo, expresar una opinión)
  • Fomentar una relación positiva con otra persona.
  • Mantener un buen nivel de satisfacción personal.


Hay muchas maneras de mostrarse hostil o maleducado ante los demás. Por ejemplo, hablar en exceso de uno mismo, insultar tanto de manera sutil como directa, abusar del sarcasmo, no mirar a la persona que habla, pensar en la respuesta en vez de escuchar, acaparar una conversación, interrumpir, hablar simultáneamente…
Como vemos, las opciones son ilimitadas y muy diversas, por eso debemos considerar cuáles son lasnormas de relación no escritas en nuestro contexto. Para ello es adecuado que nos preguntemos si nuestras contribuciones respetan al otro y garantizan un buen ambiente.
El respeto es la base del buen funcionamiento a nivel social y personal. Practicar los buenos modales y ser respetuoso hacia los demás es indispensable pues, como hemos dicho, la buena educación es lo que marca la diferencia.


miércoles, 2 de septiembre de 2015

Regresen al Amor - Dr. Wayne D. Dyer




El amor empieza conmigo. Si ustedes no se aman a sí mismos, nadie más lo hará. No sólo eso, no serán buenos amando a nadie más. El amor comienza con el yo.
Perciban cada día si están eligiendo vivir en miedo o en amor. El miedo puede mantenerlos desconectados de la presencia amorosa en el interior de ustedes. Provocar miedo es una táctica del ego, sea el propio ego de ustedes o el ego del mundo. El ego del mundo es un reflejo del poder del ego individual y de la cantidad de miedo que está activa.
El miedo está presente cuando olvidamos que somos una parte del diseño divino de Dios. Aprender a experimentar amor auténtico significa abandonar la insistencia del ego de que ustedes tienen mucho que temer y que están en un mundo hostil. Pueden tomar la decisión de librarse del miedo y de la duda y regresar a la luz brillante del amor que siempre está con ustedes. Quienes ustedes son es ese amor despejado.

Aquí tienen algunas ideas para atraer el amor a sus vidas en lugar del miedo.
  •   Acuérdense que Dios los creó en perfecto amor que es eterno e inmutable. Su cuerpo está cambiando, al igual que su mente, así que ustedes no son ese cuerpo ni esa mente. Ustedes fueron creados cómo un espíritu que es puro amor. Es ahí donde quieren mantener enfocada su atención. 


  
  • Perdónense y den la bienvenida al amor de regreso a su vida. Cuando pueden hacer esto, ocurre algo así como equilibrio. En lugar de aplacar las faltas con la culpa, ustedes están más comprometidos a promover la alegría y el servicio. Comenzarán a hacer lo que originalmente vinieron a hacer aquí.

   
  •   Observen los actos de bondad que tienen los demás en lugar de sus defectos. Es así como la presencia amorosa los ve a ustedes. Todos nosotros somos almas buenas, decentes, amorosas que ocasionalmente nos perdemos. Cuando ustedes puedan enfocarse en lo bueno del otro y mantener eso en su mente, están actuando desde su yo superior. Esto puede contribuir a disipar el miedo y la ira. 

   
  •  Acuérdense cuánto tienen que dar y cuán preciado y valioso es ese dar. Tienen la misma fuerza en ustedes que la que permite que el planeta se mueva, la tierra gire, las semillas germinen y las flores abran.  No hay un Dios separado para cada persona. Hay una inteligencia universal que fluye a través de todos nosotros. 


  •   Acepten que son suficientes. Cuando el ego comienza a tratar de atraerlos hacia el miedo, digan a viva voz, “Yo soy suficiente”. No necesitan ser algo que no son. No necesitan probarse a sí mismos. No necesitan gratificar al ego con temores manteniendo a su yo real a distancia. “Yo soy suficiente” afirma que ustedes eligen amar y ahuyentar las dudas y los miedos. 



Amor hoy y siempre
YO SOY
Wayne Dyer