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sábado, 2 de diciembre de 2017

¿ACCIDENTES?

Tras un accidente, es frecuente que nos asalten preguntas como: ¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? ¿Por qué así?
¿Por qué en este lugar? ¿Por qué estas consecuencias?

Partimos de cuatro premisas fundamentales:
*Nada sucede por azar"
*La realidad es un espejo de lo que sucede en nuestro interior"
*Cualquier acontecimiento viene a enseñarnos algo"
*Todo es para bien"
Entendemos como accidente un suceso no previsto, algo fortuito producto de la mala suerte. Pero lo cierto es que un accidente es muy similar a una enfermedad, un medio que nuestro yo interior o nuestro inconsciente, utiliza para comunicarse cuando mantenemos el resto de los canales alternativos desconectados.

Es cierto que no buscamos los accidentes, como tampoco buscamos las enfermedades; sin embargo, debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad en aquello que nos sucede.
►Todo lo que nos ocurre tiene mucho que ver con nosotros.
El accidente suele ser sinónimo de culpabilidad. Está conectado con mis culpabilidades, con mi modo de pensar y con mi funcionamiento en la sociedad. También denota cierta reacción hacía la autoridad, incluso varios aspectos de la violencia. Puede suceder que tenga dificultad en afirmarme frente a esta autoridad, a hablar de mis necesidades, mis puntos de vista, etc. Entonces “me hago violencia” a mí – mismo.

El accidente indica una necesidad directa e inmediata de pasar a la acción. La necesidad inconsciente de cambio es tan grande que el pensamiento usa de una situación extrema, incluso dramática para que tome consciencia que debo probablemente cambiar la dirección que actualmente estoy tomando.  Es una forma de auto – castigo consciente o inconsciente.
La parte del cuerpo herida durante el accidente habitualmente ya está enferma o debilitada, bien por una enfermedad, una dolencia, un corte, una quemadura o cualquier predisposición a los accidentes.

El accidente me permite observar esta debilidad haciéndola subir a la superficie. El accidente también es mi incapacidad a verme y a aceptarme tal como soy. Ya que soy responsable al 100% de mis actos y de mi vida entera, puedo explicarme más por qué me he atraído tal forma de accidente.
¿Atraído? Sí, porque todo esto viene de mis pensamientos más profundos, de mis “patrones” (esquemas de pensamiento que hacen que se repitan acontecimientos en mi vida) o esquemas de pensamiento de infancia. Es muy posible que me atraiga castigos si, hoy, tengo la sensación de hacer algo que no está bien. Exactamente como en mi infancia; me castigaban cuando hacia algo que no era correcto. Está esto grabado en mi mental y es tiempo de cambiar mi actitud. El lado “moral” del ser humano lo lleva a castigarse si se siente culpable, de aquí el dolor, las aflicciones y los accidentes.
Es capital saber que puedo sentirme culpable en una situación cualquiera, si sé que hago daño a otra persona. En todas las demás situaciones, soy responsable pero no culpable. Debo recordarme que soy mi propia autoridad (en el sentido de individuo). Necesito tomar mi lugar en el universo. Debo cesar de hacerme violencia.

El accidente está vinculado a la culpabilidad y ésta, al miedo con relación a una situación. El miedo a no estar correcto se percibe frecuentemente bajo el aspecto de la culpabilidad en vez del de la responsabilidad. Frecuentemente el accidente me obliga a cesar o frenar mis actividades. 
Sigue algún período de planteamiento. Manteniéndome abierto y objetivo con relación a mí – mismo, descubriré rápidamente la o las razones de dicho accidente. ¿Perdí el control de la situación? ¿Es para mí el momento de cambiar de orientación? ¿Tengo dificultad en escuchar los signos interiores o mi intuición, de tal modo que me atraigo un signo radical en el plano físico? ¿Observé cómo se produjo el accidente? ¿Cuál era mi estado antes y después? Es muy importante volver a ver las condiciones que rodean el accidente; analizo las palabras usadas y tomo consciencia que ponen en evidencia lo que vivo en el momento del accidente. Observo todos los signos y símbolos de esta situación (accidente) y escucho mi voz interior para encontrar una solución que me evitará probablemente empeorar todo esto.
La predisposición a los accidentes es un estado que se produce durante una relación conflictual con la realidad, la incapacidad de estar plenamente presente y consciente del universo tal y como se presenta a mí. Es como si quisiera estar en otro lugar. Estoy desconectado de lo que sucede alrededor mío, quizás porque encuentro mi realidad inaceptable o difícil de vivir. Necesito estar mejor conectado sobre mí – mismo para descubrir mi seguridad y mi confianza interiores.
Hay accidentes en los que somos agredidos…simplemente porque pasábamos por allí en el momento inadecuado.
El tema de la agresividad descontrolada también tiene mucho que ver con los accidentes. Si creemos que la violencia solucionará nuestros problemas, actuamos como un imán que atrae la agresividad hacia nosotros.
¿Qué podemos aprender de cualquier accidente?
En todos los casos de accidentes: de tráfico, domésticos, laborales, etc. lo primero que debemos buscar es el mensaje que nos transmite, para solucionarlo de manera consciente y evitar su repetición. El accidente es como una señal que nos obliga a mirar en nuestro interior.
Pequeñas cosas en las que no nos paramos a pensar, como una quemadura mientras cocinamos o un pequeño corte en un dedo mientras cortamos verduras, los golpes en nuestro coche o una avería de un electrodoméstico nos aportan información valiosa sobre lo que pasa en nuestro interior.
Podemos y debemos hacernos preguntas:
¿Qué me quiere advertir este accidente?
¿Qué aspecto de mi vida debo transformar?
¿A qué cambio de comportamiento me estoy resistiendo?
¿Tuve la intención de hacer daño a alguien?
Y cuando el accidente queda en un serio aviso, ¿qué me indica?
Que debería cambiar mi estilo de vida. O puede que acabe en el hospital con varias fracturas y gano tiempo para reflexionar, se convierte en una enfermedad con su tiempo de convalecencia. El inconsciente me obliga a ser más flexible en el futuro (para evitar las fracturas)
En algunas ocasiones detrás de un accidente hay una incapacidad para hacerse valer, una rebelión contra la autoridad mal conducida o la creencia en las virtudes de la violencia.
Visto desde la psicogenealogía, los accidentes graves, son intentos de suicidio con más o menos fortuna.
¿Qué pautas se pueden seguir respecto a los accidentes?
A) Si el accidente ya ocurrió, hay que intentar leer su mensaje, para elevar a la consciencia el mensaje sanador que con él nos llega.

B) Si tememos tener un accidente o alguien nos maldice o nos vaticina que lo tendremos, el cerebro se programará para que suceda y lo atraeremos sin querer. En estos casos es mejor realizarlo de manera metafórica, el inconsciente entiende la metáfora y es como si ya se hubiese cumplido lo que tememos o lo que “debía” de pasar.

C) Para evitar accidentes:
Cambiar culpabilidad por responsabilidad.
No juzgarnos.
Canalizar la rabia y la agresividad hacia nosotros mismos con grandes dosis de creatividad.
Canalizar la agresividad y la rabia hacia los otros mediante la confrontación.
Gemma Pitarch
https://gemmapitarch.com
Fuentes: Alejandro Jodorowsky, diccionario Jacques Martel

sábado, 16 de septiembre de 2017

Nuestras Emociones se Ocultan en la Espalda


Las emociones y sentimientos reprimidos pueden causarnos enfermedades como gastritis o úlceras, pero también dolor de espalda. Esto está probado por estudios que concluyen que las emociones afectan a los dolores crónicos de espalda, y también dicen que en la zona frontal y en el núcleo del cerebro, es donde se crea el grado del padecimiento y su progreso.
Empezaremos por determinar, que la columna vertebral en sí misma, representa simbólicamente “el soporte que sentimos en la vida”. La forma en que nos sentimos fuertes, comprendidos, apoyados por la familia, apoyados por los amigos, etc. La columna vertebral es físicamente, el soporte de todas las cargas físicas y emocionales, es el pilar de nuestra existencia, no sólo por su función estructural, sino por lo que ella recubre y protege, nuestro sistema nervioso.
A través de la columna, el cerebro controla todos los movimientos físicos, psíquicos y biológicos, ordena y recibe mensajes de las diferentes partes del cuerpo. Esta información circula por los meridianos, la médula y los nervios de la espalda, principalmente. Se ha descubierto, que el dolor que provoca las lesiones, estaría relacionado con el estado emocional del cerebro. Nuestra actitud y pensamientos pueden determinar diferentes estadios de dolor.
La biodescodificación, relaciona las molestias de la espalda y sus síntomas con emociones bloqueadas, con emociones y sentimientos no conscientes. Muchas enfermedades (Síntomas), están relacionadas con la espalda, muchas de ellas, provocadas por pequeños desplazamientos de las vértebras que oprimen los nervios que sustentan nuestros órganos y distintas partes del cuerpo, o por desgaste de las mismas, traumatismos, etc. Pero sea cual sea el síntoma, es debido a una emoción, y dependiendo del grado de conflicto emocional, es la cantidad de dolor que se presenta.
Los estados emocionales también pueden afectar al resto de nuestro cuerpo, aunque en la espalda le generaran un trabajo extra, aquejando la respiración, impidiendo que entre el suficiente aire para mantener la fuerza necesaria. El estrés castiga nuestro estado físico y emocional, nos produce impotencia muscular, orgánica y hasta mental. La musculatura que cubre la parte superior de nuestra espalda indica como nos sentimos, si estamos contentos el cuello estará derecho, nuestro semblante relajado, y sin tensiones, pero si estamos tristes, nuestra mirada se dirigirá al suelo, igual que el cuello y la cabeza que se inclinarán hacia adelante.
También nos sentiremos cansados y desanimados, sin ninguna causa aparente, esto está provocado porque respiramos mal, y no tenemos la energía suficiente para actuar. La musculatura estará rígida, y la circulación sanguínea será lenta, tendremos dolor de cabeza, la vista cansada y el sistema digestivo con molestias.

Las Vértebras cervicales

Se relacionan con la comunicación y como afrontamos la vida. Representan nuestra flexibilidad para cambiar, para superar, para enfrentar lo que se vive. Un dolor en el cuello indica negación, rigor, y obstinación. Así que pregúntate, qué tan flexible eres o qué tan terco eres. Entre más seas obsesivo por hacer las cosas a tu manera y a tu modo y entre más te niegues a cambiar o a hacer cosas diferentes o a hacer las mismas cosas de manera diferente, más te dolerá el cuello. Y si amaneces con dolor en el cuello, no es que hayas dormido en mala posición, es por aquello que vienes pensando hace tiempo o unas horas antes en donde interviene tu necedad por no “cambiar en algo”
Si el dolor de espalda, ocurre al nivel de los hombros, significa que existe una falta de apoyo emocional por parte de tus seres queridos. Te sientes sólo en ese importante proyecto, te sientes sin apoyo para hacer algo, necesitas amor y abrazos que te motiven. En el momento en que tu seguridad crezca y no necesites la aprobación de los demás, adiós dolor. Tú puedes.

Las Vértebras dorsales.

Son las vértebras a la altura del pecho, pero obviamente en la parte posterior. El dolor en éstas vértebras, provoca que nos inclinemos hacia adelante, como si cargáramos un gran peso en la espalda. Estas vértebras suelen doler cuando nuestra vida diaria está llena por responsabilidades que no queremos, que no aceptamos. Y puede ser tan simple como lavar los platos, planchar o cualquier actividad que “no nos gusta”. O puede ser cargar con la responsabilidad de mantener a toda una familia, cuidar de alguien, realizar un trabajo que no nos complace.
Cuando te duelan estas vértebras, pregúntate qué estás haciendo que no te gusta o con qué responsabilidad estás cargando que no aceptas ni disfrutas. La parte central de la espalda, digamos entre el pecho y el ombligo, pero en la parte posterior, representan la culpa. Son las vértebras más pequeñas y menos flexibles de nuestra espalda. Los dolores en dichas vértebras, pueden deberse a angustia, estrés, inquietud, ansiedad, tristeza, pero sobre todo de culpabilidad por algo que hemos hecho o hemos dicho.
Cuando te duelan estas vértebras, pregúntate en qué te has comprometido sin quererlo o por qué te preocupas más por los demás que por ti. ¿Te comprometiste a cuidad a tus sobrinos cuando en realidad querías ir a cortarte el cabello? Cosas tan simples como este ejemplo, pueden hacer que duela la parte media de la espalda, ya imaginarás un compromiso mayor. O una culpa mayor.

Las Vértebras lumbares.

Estas vertebras van desde tu cadera hasta tu coxis, esas que representan tu verdadera esencia y aquello que no puedes negar. Esta zona representa tu voluntad y tu equilibrio y hasta tu vida espiritual, tu verdadera naturaleza está determinada por esta zona. Tu puedes andar por la vida diciendo que vives en paz, que nada te preocupa, que tu vida es perfecta y feliz, pero de pronto, viene un dolor en esta parte que te dice: “la verdad es esta….” Necesitas preocuparte menos por el dinero… Necesitas moderación en tu vida sexual…. Necesitas vivir en equilibrio…. Necesitas tener fe….
Cuando hay dolor en esa zona, hay inflamación, y muchas veces de confunde con dolor de riñones, pero emocionalmente y en una gran mayoría de los casos, tener un dolor en estas vértebras, significa: “estoy gastando mucho dinero y me preocupa acabármelo”. Y cuando ya sentimos “piquetes”, es que nuestro miedo a quedar “pobres” es realmente grave.
Así que cada vez que sientas dolor en esta zona, además de analizar si realmente tu vida es tan buena como la pintas, piensa qué fue lo último que compraste o en qué gastaste que te hizo sentir que estabas “gastando mucho”. El simple hecho de tomar conciencia de que el dinero viene y va y que llegará más y que por gastado en “aquello” no quedarás pobre, te anulará el dolor.
►Por eso la espalda es la zona de la fe, de tu esencia, porque debes confiar en que el universo proveerá y que jamás faltará.

Biodescodificación/Elizabeth Romero y Edgar Romero
Akasha Sanación Integral

sábado, 19 de agosto de 2017

¿Cuáles son los efectos de la tristeza en tu cuerpo?

Aunque nos pueda parecer que la tristeza es la antesala del fin del mundo, lo cierto es que a veces es necesaria y llorar nos ayuda a liberar tensiones.




¿Ha habido momentos en los que te has sentido decaído y sufrido un momento de tristeza? ¿Alguna vez has sentido el dolor de ser rechazado? ¿Esa punzada cuando sufres un mal de amor?
Es difícil decidir si la tristeza realmente te hará más fuerte o si terminará debilitándote de manera progresiva.
Lo que sí es cierto es que puede alterar los niveles de estrés en tu cerebro y esto puede llevarte a sufrir muchas enfermedades.
Aquí te explicaremos cuáles son los efectos de la tristeza.

Del cerebro al cuerpo



Cuando te sientes decaído, los circuitos cerebrales del dolor físico y emocional se solapan.
Esto no solo ocurre en las áreas cerebrales relacionadas con el componente puramente afectivo del dolor, sino también en las zonas relacionadas con la percepción somática del mismo.
Pero, ¿por qué ocurre esto? Esto genera un impacto negativo sobre tu cuerpo, sobre todo en el sistema inmunitario que aumentará potencialmente el riesgo de sufrir alguna enfermedad, sobre todo, inflamatoria.

Afecta la percepción de la temperatura

Se ha comprobado que la sensación de tristeza puede aumentar la sensibilidad al frío mientras que la compañía te hace sentir calidez.
Cuando en los experimentos se provoca o invoca una sensación de rechazo y aislamiento, los participantes estiman que la temperatura de la habitación es menor y eligen comer y beber productos calientes.
Esta relación aún va más allá de la simple sensación. La temperatura corporal baja pasado un tiempo experimentado tristeza.

Afecta el apetito


La tristeza también afectará tu apetito, de modo que aumentará el riesgo de que subas de peso y afectará tu presión arterial. El resultado directo es la aparición de la hipertensión y de problemas cardíacos a largo plazo.
Además de lo anterior, disminuye la capacidad de percibir sabores dulces. Esto se debe a que se disminuye el número de receptores que perciben el sabor dulce en la lengua.
Por este motivo, no es raro que al pasar por un momento de tristeza sientas que la comida no tiene sabor.

Aumenta el estrés

La tristeza también afectará la hormona cortisol. Esta es importante en el control de los niveles de azúcar en la sangre, la presión sanguínea y la calidad del sueño.
Todo esto hace que la tristeza sea el estado psicológico más dañino para la salud. Está relacionada con:
  • Cardiopatías
  • Enfermedades pulmonares
  • Enfermedades hepáticas
La depresión, por su parte, puede influir en la aparición del cáncer.
Tanto el estrés como la depresión pueden favorecer la precipitación de una enfermedad y agravarla.
Cuando estás estresado o extremadamente triste, puedes observar cómo nada funciona con regularidad. Tus defensas bajan y el riesgo de caer enfermo aumenta considerablemente.
¿Cuál es la solución? No es el estrés el que causa los problemas del sistema inmunitario, sino la percepción de que no se puede hacer nada para impedirlo.

El cerebro necesita más energía

Suele parecer un poco inusual pensar que el cerebro esté más activo cuando estás triste. Sin embargo, esto pasa porque, durante una época de tristeza, el cerebro trabaja mucho más: se activan más de 70 regiones cerebrales distintas.
¿Cómo es esto? Es sencillo de entender. Mientras estás triste puedes recordar, pensar, sufrir y razonar en busca de soluciones o nuevas alternativas.
Hay quienes, en estas situaciones, apenas duerme.
De ahí que estén activos el hipocampo, la parte frontal del cerebro y los lóbulos temporales. Ten en cuenta que el cerebro utiliza el 20% de toda tu energía pero en las situaciones en que te encuentras triste, trabaja mucho más.
A su vez, se eleva tu necesidad de glucosa para alimentar el cerebro. Esto provoca que sientas ansiedad por comer cosas dulces.

Desarrollas trastornos

Cuando estás triste, disminuye la serotonina y esta disminución afecta en mediano y largo plazo. Puede llegar a provocar:
  • Depresión
  • Obsesiones compulsivas
  • Arranques violentos
Este neurotransmisor está asociado con tu motivación personal, pero tienes que ser fuerte y encontrar en esos momentos de introspección nuevos recursos con los que salir adelante.
Es muy probable que  en estos momentos visites al médico porque no te sientes bien.
El resultado será que las pruebas médicas muestran que tu salud está perfecta. Y es cierto, físicamente está bien, pero anímicamente, no.  

Necesitarás llorar


Llorar quizás te haga sentir mejor. Cuando te sientes triste, tu cerebro acumula demasiada tensión y necesita expulsar esa ansiedad de alguna forma.
El llanto es perfecto para relajarte y liberar todo lo que sientes. Después de hacerlo, empezarás a segregar endorfinas que te harán sentir más relajado.
Por ello, es importante que cuando sientas ganas de llorar, no te resistas. Sácalo y verás como te sentirás liberado.
Algunas personas optan por otras actividades que también ayudan a generar endorfinas, como mantener relaciones sexuales o hacer ejercicio. Estas dos opciones también funcionan y no están mal.
Eso sí, llorar es necesario de vez en cuando.
Los efectos de la tristeza en tu salud pueden ser muy negativos. No siempre puedes sentirte bien pero sí puedes buscar alternativas para aliviar esas tensiones.


https://mejorconsalud.com

jueves, 17 de agosto de 2017

La estrecha relación entre el cuerpo y las emociones

Nuestra experiencia nos indica que cuerpo y emoción están estrechamente relacionados. Cuando sentimos estrés parece que el pecho nos oprime, la alegría en cambio nos hace sentir ligeros, casi como si volásemos, el miedo nos revuelve el estómago... Las emociones se experimentan en el cuerpo, e identificar esos mecanismos en nosotros suele ser un camino útil para comenzar a conectar con nuestras emociones. 




Los educadores que trabajan la inteligencia emocional con niños y niñas hacen un gran trabajo cuando les ayudan a identificar esas emociones en su cuerpo. Recuerdo bien cuando mi hija con unos 5 años me explicó tras un taller sobre emociones que ella sentía el enfado "en los puños". Reconocer las emociones y sus síntomas en el cuerpo es el primer paso para desde ahí, empezar a entenderlas y gestionarlas. 

El gesto arrastra a la emoción 

Ya Paul Ekman, investigador pionero en el campo de las emociones y su expresión facial, descubrió la relación entre los gestos y el estado de ánimo. Cuando una persona adopta una expresión facial negativa como la tristeza, el cerebro interioriza esa expresión y su estado de ánimo cambia para adaptarse a ella. 

También sabemos que la sonrisa desencadena endorfinas y dopamina, que hace a los músculos estar menos tensos, calmar la respiración y sentirnos mejor. Sonreír mejora nuestro estado físico e incluso nuestra salud. Para Elsa Punset en su libro "Una mochila para el universo", "cuando sonríes, el cuerpo entiende que no estás en peligro y hasta puedes sentir menor dolor físico". 

El flujo de nuestras emociones está vinculado al hecho de fruncir el ceño, sonreír o adoptar una determinada postura. No debemos negar nuestras emociones, que son reacciones naturales de nuestro ser y nos ofrecen información muy valiosa, pero sí podemos ser más conscientes y contar con recursos para redirigir nuestras emociones o sobreponernos a la adversidad cuando sea necesario

Cambiar nuestra química voluntariamente 

Las investigaciones más recientes de la psicóloga social Amy Cuddy sobre lenguaje no verbal también revelan que podemos cambiar nuestra propia química simplemente cambiando nuestra postura corporal. 

A través de su famosa Charla TEDGlobal 2012, Cuddy ha contribuido a divulgar el papel de la postura en el estado de ánimo. Considera que cualquier persona debería hacer algo antes de acudir a una entrevista, impartir una conferencia o participar en una competición deportiva: adoptar dos minutos en una postura de poder (power pose). 

Con una postura de poder se refiere a adoptar los gestos asociados a un estado de confianza, poder y logro: el cuerpo erguido, la cabeza hacia el frente, los brazos hacia delante o apoyados en las caderas... Son gestos que implican una amplia ocupación del espacio, señal de ausencia de miedo. 

Como cuenta en su charla, los humanos igual que el resto de los animales expresan poder con sus posturas corporales. Se repliegan sobre sí mismos cuando se sienten inseguros, haciéndose más pequeños, encorvándose, cruzando los brazos sobre el pecho y reduciendo los movimientos. Por el contrario, cuando se sienten fuertes se expanden y ocupan más espacio. Cuddy y su colaboradora Dana Carney de Berkeley, se preguntaban si adoptar estas posturas podría cambiar el estado interno de una persona y hacerla sentir más poderosa. 

Con el fin de averiguarlo, llevaron a cabo un experimento relacionado con la testosterona y el cortisol. La testosterona es la hormona del poder (a niveles altos crea sensación de seguridad) y el cortisol es la hormona asociada al estrés. Sabemos que las personas con capacidad de liderazgo suelen caracterizarse por una alto nivel de testosterona y un bajo nivel de cortisol. 

En el experimento se pedía a las personas que adoptaran una postura de poder o una postura de bajo poder durante dos minutos. A continuación se les preguntaba si querían apostar. Un 86% de los que habían adoptado la postura de poder, eligieron apostar, mientras solo un 60% de los que habían mantenido la postura de bajo poder optaron por hacerlo. 

Y las investigadoras extrajeron conclusiones incluso más interesantes. Encontraron diferencias fisiológicas entre los dos grupos del estudio, basándose en muestras de saliva. Mientras los de la pose de poder mostraron un 8% de incremento en sus niveles de testosterona, en el grupo que experimentó la pose de bajo poder se produjo un descenso del 10% en esta hormona. 

La reacción inversa se produjo con el cortisol, la hormona del estrés. Las personas que mantuvieron la pose de poder experimentaron una reducción del 25% en sus niveles de cortisol, mientras los que mantuvieron la pose de bajo poder tuvieron un incremento del 15% en sus niveles de estrés. 

En definitiva, se comprobó que nuestro cuerpo puede cambiar nuestra mente. La postura que adoptemos, nuestra comunicación no verbal, influye significativamente en cómo nos sentimos. Por tanto, tenemos en el cuerpo un aliado para influir en nuestro estado emocional.



María Calvo del Brío
Comunicación en forma

https://es.sott.net

viernes, 14 de julio de 2017

EL MISTERIO DE LAS EMOCIONES


El interés por desentrañar el misterio de las emociones se remonta a los mismos inicios de la civilización humana. Bien o mal gestionadas, las emociones son hijas de la vida y no pocas veces, según Vincent Van Gogh“capitanean nuestra existencia y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta”.
Su lado más oscuro da la cara, precisamente, cuando las obedecemos así y nos dejamos arrastrar por la inmensa energía que generan. Dios nos crea con emociones, pero de nosotros depende gestionarlas, manejarlas con sabiduría y guiar la fuerza que desencadenan a favor de lo más positivo y hermoso que anhelamos en la vida.
Las emociones influyen sobre los tres componentes que definen la existencia del ser humano: el corporal, el mental y el espiritual. El nivel de paz interior y bienestar depende mucho del control que ejercemos sobre ellas. Cuando nos dominan, desatan reacciones químicas en el cuerpo que dañan tanto la salud física como la mental. En el plano espiritual, las más complejas —ira, miedo, odio— dejan huellas que tienden a enrarecer la felicidad.
Dice el Dalai Lama que “las emociones son estados mentales y el único método para manejarlas debe venir desde adentro”“Ellas nacen por influencias externas, pero, después de que están adentro, depende de uno mismo impulsarlas a favor de los intereses propios o sufrirlas y dejar que nos dominen”.
Los seres humanos estamos diseñados para crearlas, aprovecharlas o padecerlas, pero nunca para evitarlas. Esto justifica, por supuesto, el eterno interés del hombre por desentrañar sus secretos. En mi libro “El analfabeto emocional”, que acaba de publicarse, me adentro en el mundo de las emociones e intento revelar sus características y las consecuencias negativas que provocan cuando se nos escapan de las manos.

Resalto la importancia de educarnos emocionalmente, para detectar a tiempo la llegada de una emoción e identificarla. También de contar con la habilidad de gerenciarla y dirigir todo su ímpetu a favor de nuestros propósitos. Dejarse conducir por el primer impulso, nada tiene de provechoso. Es síntoma de un analfabetismo emocional que nos hace vulnerables, en medio de esta realidad rigurosa, a veces atolondrada, que nos toca vivir. De nuevo te invito a la reflexión.

Ismael Cala
ismaelcala.com

jueves, 13 de julio de 2017

¿Cómo cambiar nuestros pensamientos para cambiar nuestra vida?


    

  





Una manera sencilla de ver qué relación existe entre nuestro cuerpo y nuestros pensamientos es observar lo que sucede con el estrés: tenemos dos sistemas de protección en nuestro cuerpo: el sistema de protección externo, que nos defiende de lo que sucede en nuestro entorno, y el sistema interno, que revisa lo que está pasando en el interior de nuestro organismo.



Si veo a un tigre y si veo a un antiguo jefe voy a responder de la misma manera, voy a tener la reacción de luchar o arrancar, pero cuando no puedo pelear, porque no está aceptado socialmente, y no puedo correr, porque… ¿hacia dónde arranco? Entonces los químicos que produce el organismo comienzan a operar en nuestro cuerpo pero no hacemos nada con ellos.

Todos los organismos de la naturaleza están diseñados para el estrés agudo. Los seres humanos somos tan inteligentes que podemos hacer que el pensamiento sea más real que cualquier otra cosa, y, debido a que somos tan inteligentes, tenemos un banco de memoria tan enorme que podemos anticiparnos a un evento que vaya a ocurrir, podemos preparar la mente para futuras circunstancias y con ello encender la respuesta de estrés solamente con el pensamiento.

Ahora, cuando encendemos la respuesta al estrés y no podemos apagarlo, vamos encaminados a la enfermedad, porque el cuerpo no va a lograr soportar un desequilibrio tanto tiempo. Entonces sucede lo que llamamos ansiedad o desórdenes obsesivos compulsivos, insomnio, depresión… Todas las enfermedades de adultos están creadas por los químicos del estrés, y la redundancia de esos químicos activa los genes que hacen que nos encaminemos a nuestro destino genético.

Si estamos movilizando toda nuestra energía para el sistema de protección externo, no hay energía para el sistema de protección interno, no hay energía para los proyectos de creación a largo plazo, no hay energía para las reparaciones, el crecimiento y la regeneración. Entonces, si dos células cancerígenas se juntan, toda la energía se está movilizando para el sistema de protección externo, por lo que no hay seguridad interna: se juntan estas dos células de cáncer y crecen, porque nadie las revisa, porque nuestras tropas están siendo enviadas para otro lado. Es como si supiéramos que viene un huracán a Santiago, ¿quién pensaría en remodelar su cocina? Eso es exactamente lo que pasa en el cuerpo. No hay energía para la reparación, no hay energía para proyectos de construcción a largo plazo, y el sistema de protección interno, el sistema inmunológico, comienza a sufrir.

►Entonces, ¿los pensamientos pueden también sanarnos?

Si nuestros pensamientos pueden enfermar ¿no pueden acaso mejorarnos también? ¿Podemos encender nuevos genes y apagar los antiguos?
Cuando vivimos un estado emocional siempre va a haber una brecha entre la forma en que se ven las cosas y la forma en que realmente son. Esos químicos de supervivencia son los que nos llevan a estados emocionales negativos.
Pero podemos cambiar la forma en que funcionan nuestros cerebros, al interrumpir los programas normales de cómo sentimos y pensamos. Al principio es muy difícil, porque no sabemos cuán adictos estamos a nuestros estados emocionales, y nos volvemos adictos a estos estados emocionales porque las emociones encienden el cuerpo para que podamos sentirnos vivos y nos volvemos adictos a ese sentimiento. Así que la persona a quien le da rabia, mantiene esa emoción en su vida para poder sentir esa rabia, para poder sentirse viva.

Al hacer que nuestros cerebros funcionen de manera diferente, estamos creando una mente nueva, y así comenzamos a cambiar nuestro estado mental.
¿Qué es lo que ustedes practican mentalmente todos los días? ¿Qué es lo que usted demuestra físicamente todos los días? Porque lo que practicamos mentalmente, lo que pensamos mentalmente todo el día, y lo que actuamos o demostramos físicamente todos los días representa quiénes somos del punto de vista neurológico.

Ahora es el momento

La física cuántica dice que el ambiente es una extensión de nuestra mente, entonces si realmente cambiamos nuestra mente, ¿no debería aparecer algo totalmente distinto en nuestro mundo? Deberíamos convertirnos en científicos y decir ya muy bien, conciencia mayor y campo objetivo, campo cuántico, ¡ahora quiero una señal, quiero que me indiques que he hecho contacto contigo y quiero que me lo muestres de manera que me sorprenda, que me emocione, que me inspire, que no lo pueda predecir, porque si pudiéramos predecirlo, no es nuevo.

La mayoría de nosotros tomamos decisiones así: “mañana empiezo”. Tenemos la intención, pero el cuerpo no recibe la señal. Cuando nos decidimos y decimos “basta, suficiente”, ésa es la primera vez que el cuerpo recibe una señal. Cuando lo hacemos, cuando verdaderamente cambiamos la mente, no es sólo de la mente, es el ser.
Entonces tiene que venir o llegar de una manera que sea mayor o superior a nuestro entendimiento, que produzca un nuevo sentimiento de entusiasmo, que no deje duda alguna de que ha venido de ti, para que sea cada vez más fácil aceptar que tú eres el creador de tu propio destino.

¿Y cómo se hace?

Tenemos dos sistemas de memoria: el declarativo y el no declarativo, el subconsciente.

Las memorias declarativas son memorias explícitas: conocimiento y experiencia, hechos y eventos, filosofía y experiencia, y cuando aprendemos algo nuevo, todo lo que se ha aprendido queda aquí, programado en el neocortex, en el cerebro, y empezamos a pensar en esto y a analizarlo y a reflexionar sobre ello y a meditar sobre ello, al hacerlo vamos a organizar los circuitos en el cerebro.
Pero cuando finalmente aprendemos la información, y la aplicamos, la personalizamos, la demostramos, modificamos nuestra conducta, ahí si vamos a tener una nueva experiencia y esa nueva experiencia va a crear una nueva emoción, y ahora tenemos dos cerebros funcionando juntos, el cerebro pensante y el que siente. Tenemos mente y cuerpo comenzando a unificarse.

El conocimiento es el precursor de la experiencia. Cuando hacemos lo nuevo una y otra vez, activamos este sistema de memoria no declarativo, subconsciente. Este es el sistema de memoria implícito en el cual el cuerpo lo ha hecho tantas veces que ahora sabe más que el cerebro, ahora se ha convertido en el cerebro. Aquí es cuando mente y cuerpo están trabajando juntos. Aquí están nuestras habilidades, nuestras conductas, nuestras reacciones emocionales, nuestros condicionamientos. Es nuestra memoria asociativa y una vez que estamos ahí, en este estado del ser, significa que mente, cuerpo y alma están trabajando juntos.

Una persona intelectualmente puede declarar que quiere ser feliz, pero su ser está infeliz porque simplemente es una habilidad que debe adquirir. Cuando la mente quiere una cosa y el cuerpo quiere otra, no se responden nuestras plegarias, no podemos cambiar.

La persona que realmente quiere cambiar, si comenzara a volverse consciente y hacer que sus pensamientos inconscientes, sus acciones inconscientes y sus sentimientos inconscientes se vuelvan conscientes, comenzará a controlarlos, y si comienzan a practicar este nuevo ser, de pensar a hacer, ese nuevo estado químico interno que memorizó, ahora será superior a cualquier cosa en su vida externa.

El campo cuántico responde a quién estamos siendo. El campo cuántico organiza los eventos, las experiencias, para que vengan a nosotros y eso es lo bonito, la alegría de estar vivo.

La neuroplasticidad

Tenemos tres cerebros en uno: el pensante, el neocortex; el cerebro emocional, el que hace cosas, y el del ser, el cerebelo. La posibilidad de conexiones de las neuronas en el cerebro humano es mayor que la cantidad de átomos en el universo. Las neuronas son tridimensionales, más o menos 100 mil neuronas caben en un grano de arena. Aprender significa crear nuevas conexiones sinápticas entre ellas.
La neuroplasticidad es la habilidad de cambiar el alambrado sináptico del cerebro. Al aprender información y registrar experiencias y mantener un estado modificado del ser, la plasticidad nos permite evolucionar nuestras acciones o modificar nuestra conducta de modo que podamos hacer mejor las cosas en la vida.

Por el contrario, la que yo llamo “neurorigidez” es el usar nuestras conexiones sinápticas precableadas, es decir, memorias. Sin hacer nuevas conexiones, no se aprende de la experiencia. Rigidez es procesar los mismos pensamientos, realizar las mismas acciones y luego esperar que ocurra algo distinto, y eso, por supuesto, es locura.

La mente es el cerebro en acción, es el cerebro trabajando, un producto de la actividad del cerebro. El lóbulo frontal es la base de nuestra voluntad, de nuestro aprendizaje, de nuestra intención, atención, invención, especulación, toma de decisiones, es como controlamos nuestra conducta, es como nos concentramos. Además es lo que restringe nuestras reacciones emocionales. Es la parte más nueva y más evolucionada del cerebro y del sistema nervioso, y es la parte más neuroplástica de todo el cerebro.

Cuando el lóbulo frontal trabaja correctamente nos permite que un pensamiento sea más real que todo lo demás. Y esto es porque tiene conexiones a todas las partes del cerebro y puede acallar todos los demás circuitos para que nada más se pueda procesar salvo ese pensamiento. Así es como puede modificar nuestra conducta y combinar todas estas redes neuronales dentro de nuestro cerebro para crear una nueva idea.

¿Cómo lo logramos?

El proceso de meditación es hacerse conocido, conocer el ser antiguo ara poder controlarlo y luego practicar mentalmente este nuevo ser hasta que se nos haga conocido, familiar. Esta práctica mental básicamente trata de pensar en quién queremos convertirnos, quién queremos ser, es practicar una acción antes de hacerla. Es imaginar ya realizada una nueva habilidad, es reproducir constantemente el mismo nivel de mente a voluntad y debe hacerse todos los días para que se formen estos nuevos circuitos.

Entonces uno va a decir en su mente cómo pensaría una persona con la característica que queremos adquirir, por ejemplo, una persona saludable. ¿Cómo pensaría una persona saludable? ¿Cómo actuaría? Quiero ser y soy saludable. Y a medida que se empieza a enviar esas señales a las neuronas, al principio hay un problema: están todas esas otras neuronas que están disparando al mismo tiempo y dicen “no eres saludable, ándate a dormir, empieza mañana, el doctor dijo que vas a estar enfermo para siempre…”
Podemos insistir y decir una y otra vez nuestro nuevo pensamiento, y cada vez más fuerte. El proceso de hacerlo una y otra vez en forma repetida, con una férrea intención, tarde o temprano se convertirá en una señal más fuerte, sólida, hacia las células. Y una vez que ésta sea la señal más fuerte que llega a la célula, el circuito va a tener que cablearse de manera permanente.

Sólo hay una cantidad de factor de neurocrecimiento en el cerebro y la neurona comienza a robar el factor de neurocrecimiento de las otras conexiones. Y a medida que empieza a cablear permanentemente, comienza a sacar el pegamento de las que están a los costados, y cuando pasa eso se van despegando, se va la memoria del doctor, se va la de la flojera y se va toda esta sensación de no quererse a si mismo. Hay ahora una sola señal a su cuerpo: soy saludable.

Podemos creer en el futuro que no podemos experimentar con nuestros sentidos pero que hemos pensado tanto en nuestras mentes que ya está mapeado en nuestro cerebro. Ahora cuando apliquemos este nuevo paradigma con éxito, nuestro cerebro ya no será un registro del pasado, sino que será un mapa hacia nuestro nuevo futuro. Vivir según esta ley es vivir según la ley cuántica y la ley cuántica dice que nuestro ambiente es una extensión de nuestra mente. Si cambiamos nuestra mente, nuestra vida debería cambiar.

Fuente: Joe Dispenza