martes, 11 de octubre de 2016

¿Tus ideas y sentimientos han caducado?


Alejandro Jodorowsky: Me gustaría que esta fábula la leyeran ciertos individuos engreídos que, por tener un sitio confortable en el sistema económico-social, se sienten con derecho a despreciar a quienes no tienen tal “poder”:
En los bodegas de la vieja mansión, conversaban unas botellas. 
 El champaña proclamaba el aroma excelso de sus burbujas, la ambarina transparencia de su líquido y se sentía noble permitiéndose altivo despreciar al mundo. 
El vino, de un rojo que podría ser confundido con negro, comparaba su licor a los amores, al éxtasis místico y, orgulloso, creía ser el símbolo de la verdad eterna. 
Una garrafa de agua decía ser la pureza misma y se identificaba con la hebra perfecta con que está tejida la materia. 
¡Cada botella alegaba ser más importante que las otras! Un día vino un mayordomo y llevó las botellas de alcohol a un banquete. Cuando los invitados terminaron de escanciar los preciosos líquidos, las botellas, ahora inservibles, pasaron a formar parte de un montón de basura. ¿Quién las iba a tomar en cuenta? Quizás un niño para usarlas como blanco de pedradas… 
Mientras tanto la garrafa perdió su tapón y su agua comenzó a podrirse. Se sintió enferma; nauseabunda. “¡Ya no valgo nada, soy una ruina!” Un barril de madera trató de calmarla: “Señora, creo que comete una equivocación: ¿por qué se siente cambiada si su cristal fue, es y será siempre el mismo? ¡Usted no es su contenido: el líquido que encierra no le pertenece y si él se pudre, usted no tiene más que vaciarlo y llenarse en una fuente pura! 
Al comienzo yo estuve pleno de coñac y no por eso me sentí identificado con el alcohol que me llenaba: dejé que su aroma impregnara mi madera y cuando me vaciaron, mi leña fragante recogió con agrado un vino y le aportó el sabor de la anterior experiencia. Así como yo siempre fui barril, aprenda usted a considerarse garrafa y no agua. ¡Que su pudrición actual quede como lo que es: una experiencia que no afecta para nada la esencia de su vidrio!
►¡Somos el que piensa y no lo pensado, el que siente y no lo sentido! 
Si nuestras ideas y sentimientos han caducado, eso no afecta nuestro ser real: incorporemos nuevas ideas y nuevos sentimientos y no nos aferremos a un difunto pasado.
El placer de pensar
Alejandro Jodorowsky en Plano sin Fin

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