viernes, 29 de enero de 2016

Sembrar crecimiento


Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, solo será cuestión de tiempo recoger sus frutos. (Thomas Carlyle)


A veces, no vemos resultados durante mucho tiempo, pero si somos perseverantes, realizamos acciones cada día para lograr aquello que queremos conseguir y nos abrimos a todas las posibles posibilidades, más tarde o más temprano se manifestará un resultado, y cuando ocurra, veremos todos los frutos de nuestro esfuerzo juntos.

El bambú japonés, cuento zen

“No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!"…
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!
¿Tardó solo seis semanas crecer?
No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo. Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.”
La conquista de nuestros objetivos se logra a través de la lucha perseverante junto a la espera del momento adecuado.
Nos encontraremos en nuestro día a día con situaciones en las que creeremos que nada está pasando, sintiéndonos frustrados porque demandamos soluciones rápidas y estás no llegan. Es quizá en estos momentos cuando nos será de gran ayuda recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que mientras sigamos esforzándonos y adoptemos una actitud perseverante, sí sucederá algo: nuestro crecimiento. 
Estaremos creando nuestras raíces internas, que permitirán que nuestro objetivo crezca y salga a la luz.
El éxito se encuentra en nuestro interior, y éste, necesita tiempo para formarse.El triunfo o la consecución de aquello que nos proponemos es un proceso que lleva su tiempo y dedicación, que exige aprender nuevos hábitos, obligándonos a deshacernos de otros, un proceso finalmente que exige cambios y transformaciones, acciones y grandes dotes de paciencia.
Mahatma Gandhi afirmaba : “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado
Así como el bambú requiere perseverancia, lo mismo ocurre en la vida.
Tiempo al tiempo.
Si no consigues lo que esperas, y cultivas día a día la paciencia y el esfuerzo en tu jardín, quizás solo estés echando raíces para luego crecer con fuerza.
Psicologia/Gema Sánchez Cuevas
La mente es Maravillosa

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