domingo, 31 de enero de 2016

Nunca es demasiado tarde


“Cuando se encuentran de repente sumergidas en situaciones complicadas, cuántas personas toman conciencia de su ignorancia, de su debilidad e impotencia ante los acontecimientos y se dicen: «¡Si lo hubiera sabido!…» Hubieran podido saberlo, porque en algún momento tuvieron buenas condiciones para aprender, para ejercitarse y reforzarse, y eran conscientes de ello. Pero descuidaron estas condiciones: abandonar los viejos hábitos exige demasiados esfuerzos; y otras actividades, otros proyectos les tentaban mucho más. ¡Y ahora se encuentran en un callejón sin salida!

Preguntaréis: «Y si hemos dejado pasar esas buenas condiciones, ¿ahora, es demasiado tarde? ¿Acaso ya está todo definitivamente perdido?»… 

No, nunca es demasiado tarde, el camino de la vida es largo, infinito y otras condiciones favorables os serán dadas en esta existencia o en otraProcurad entonces no dejarlas pasar, para que no tengáis que decir otra vez: ¡si lo hubiera sabido!…”

                                                                                                               Omraam Mikhaël Aïvanhov

http://www.prosveta.com/

Más allá. . .




Báñate en la inmensidad que se mueve y se despliega más allá de tu control, esa que trasciende toda comprensión. 

‘The Truth Contest’
http://presenciaconsciente.tumblr.com/

AQUELLO QUE SIEMPRE ERES


Hay algo que siempre está presente, es la consciencia. El hecho
de saber que eres, de ser consciente. En ese momento aparece el
pensamiento yo, el lenguaje, la mente y todo el mundo de las
ideas y las dualidades; el conflicto, el temor, el dolor, el placer,
etc. Todo esto forma parte del juego del yo, del juego de la
mente. No importa lo más mínimo que ocurra esto. No hay que
esforzarse por cortar con ello, por evitar que las cosas sucedan,
por reprender a la mente, etc. Todo lo que hagamos seguirá
entrando en ese juego.

Lo único real es que eres, que sabes que eres. Viendo eso
comprendemos la realidad primera, intocada y prístina, la
realidad fundamental. Sabemos que todo lo que surja después,
que todo lo que creamos que somos, que cualquier formulación
ya es de la mente. Sin embargo la conciencia no desaparece, es
el fondo bajo el que todo sucede, el gran silencio sobre el que
nacen todos los sonidos. El gran océano que ve nacer y morir
las olas infinitas. El mar está en calma o agitado, pero siempre
es el mar. Los sonidos cambian, la melodía siempre es otra,
pero el silencio es siempre el punto de partida, el mantenedor
de todo, lo único real y constante. Tú eres eso. Tú eres la
conciencia que siempre es. La luz de la conciencia. Lo demás no
importa, no te preocupes por ello, si sabes que eres.

Sé testigo del milagro de ser. No te esfuerces por ser esto o
aquello. Sé lo que eres, nada más. Sé el todo, no te conformes
con la parte. Si lo miras bien, afortunadamente, no tienes
opción alguna, siempre eres lo que eres. Darse cuenta de esto es
lo más evidente que puede ocurrir, es como mirarte en un
espejo y ver tu rostro directamente o señalar un árbol y ver el
árbol. Mira en tu interior y encuentra aquello que siempre está
contigo: la consciencia. Eso que está en ti por encima de todo
fenómeno cambiante, eso que está en todo, que todo lo penetra
e interpenetra. A esa consciencia total también se le llama
felicidad real y completa.

- José Manuel Martínez Sánchez

sábado, 30 de enero de 2016

Presencia


Incluso en una gran tormenta en el océano,
hay profundidades de insondable quietud.
Debajo de tus siempre cambiantes
pensamientos y sentimientos,
conoce la paz profunda de
tu inmutable Presencia.

- Jeff Foster

LA MEDIA SONRISA DEL BUDA


A medida que haces el esfuerzo de soltar tus preocupaciones y ansiedades, por favor sonríe. Esto podría ser tan sólo el primer asomo de una sonrisa, pero no importa, mantenla en tus labios. Esta sonrisa es muy parecida a la media sonrisa del Buda. Conforme aprendes a caminar como caminó el Buda, puedes sonreír como él sonrió. ¿Por qué esperar hasta que estés completamente transformado, completamente despierto? ¡Puedes comenzar a ser un Buda de medio tiempo ahora! 

La sonrisa de medio tiempo es el fruto de saber que estás aquí, vivo, caminando. Al mismo tiempo, ésta nutre la paz y la alegría dentro de ti. Sonreír mientras practicas tu meditación caminada mantendrá tus pasos en calma y en paz, y te dará un profundo sentido de alivio. Una sonrisa refresca todo tu ser y fortalece tu práctica. No tengas miedo de sonreír. 

- Thich Nhat Hanh

viernes, 29 de enero de 2016

Aprender a pensar positivamente

                                    

                                     


                                         1. Mantén la Calma en los Momentos Difíciles
Es fácil ser positivo cuando todo nos va bien, pero el verdadero reto ocurre en las situaciones conflictivas. La mejor estrategia para sobrellevarlas es manteniendo la calma, confiando en que todo será resuelto, en parte por tu iniciativa positiva y en gran medida por la ayuda del Universo

2. Sé Comprensivo con los Demás
Como seres humanos, todos tenemos nuestras limitaciones y cometemos errores. Comprendiendo esto, valora la bueno que hay en cada persona que sueles criticar, y harás crecer en ellas más de sus bondades.

3. Enfoca tu Atención en las Cosas que Más Te Gusten
Aquello en lo que te enfocas, lo haces crecer. Cuando hay algo en tu vida que no te gusta, nada puede empeorar más esa situación que enfocarte en el problema. Apunta tu atención hacia lo que deseas que ocurra, y ocurrirá. Generas tu camino a medida que elijes en qué enfocarte.

4. Si Aparece un Pensamiento Negativo, Acéptalo y Déjalo Fluir
Si te resistes a aceptarlo, le estás dando atención y más poder, haciendo que el mismo crezca en tu mente y se manifieste en tu realidad. Recuerda siempre: “A lo que te resistes, persiste”. Acéptalo y elije cambiarlo por al menos una ideas positivas.

5. Lo que Parece Real es Sólo un Pensamiento Negativo
Solemos darle demasiada dimensión a la percepción de los hechos, considerando nuestro punto de vista como el real. Sin embargo, esa no es "la realidad". O, al menos, no es la única realidad. Es simplemente tu pensamiento configurando tu entorno. Reflexiónalo.

6. Perdona, Suelta, Libera.
El perdón es la acción que nos permite desprendernos de aquello que tanto nos hirió. No significa justificar lo sucedido ni a quien cometió el hecho, sino simplemente tomar la decisión de soltarlo para que no influencie más en nuestra vida.

7. Habla Siempre en Positivo
Cuida tus palabras, pues se vuelven realidad. Sobre todo aquellas palabras a las que les pones sentimiento. Por un día, toma consciencia de cuántas oraciones negativas emites, y trata deliberadamente en convertirlas en positivas y afirmativas.

8. Medita
La meditación es un excelente medio para ingresar en nuestra interioridad y estar en contacto con la fuente creadora. Los beneficios de la meditación son múltiples.

9. Visualiza Situaciones Agradables para Ti, para tus seres queridos y para Todo el mundo
Cada vez que visualizas, estás creando. Pero no te limites en crear sólo para ti, crea también para los demás. Con tu intención puedes ayudar a quien desees e incluso al mundo. Y toda la ayuda que brindes te será devuelta al doble.

10. Da Amor Sin Importar lo que Recibas
El amor es el único sentimiento. Los demás sentimientos son variables de intensidad del amor. La carencia absoluta de amor genera el odio. Brinda amor y te será devuelto. Y, principalmente, bríndate amor a ti mismo. Llénate lo suficiente y reparte, no importa lo que te den, toma la decisión de repartir amor.


Sembrar crecimiento


Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, solo será cuestión de tiempo recoger sus frutos. (Thomas Carlyle)


A veces, no vemos resultados durante mucho tiempo, pero si somos perseverantes, realizamos acciones cada día para lograr aquello que queremos conseguir y nos abrimos a todas las posibles posibilidades, más tarde o más temprano se manifestará un resultado, y cuando ocurra, veremos todos los frutos de nuestro esfuerzo juntos.

El bambú japonés, cuento zen

“No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!"…
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!
¿Tardó solo seis semanas crecer?
No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo. Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.”
La conquista de nuestros objetivos se logra a través de la lucha perseverante junto a la espera del momento adecuado.
Nos encontraremos en nuestro día a día con situaciones en las que creeremos que nada está pasando, sintiéndonos frustrados porque demandamos soluciones rápidas y estás no llegan. Es quizá en estos momentos cuando nos será de gran ayuda recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que mientras sigamos esforzándonos y adoptemos una actitud perseverante, sí sucederá algo: nuestro crecimiento. 
Estaremos creando nuestras raíces internas, que permitirán que nuestro objetivo crezca y salga a la luz.
El éxito se encuentra en nuestro interior, y éste, necesita tiempo para formarse.El triunfo o la consecución de aquello que nos proponemos es un proceso que lleva su tiempo y dedicación, que exige aprender nuevos hábitos, obligándonos a deshacernos de otros, un proceso finalmente que exige cambios y transformaciones, acciones y grandes dotes de paciencia.
Mahatma Gandhi afirmaba : “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado
Así como el bambú requiere perseverancia, lo mismo ocurre en la vida.
Tiempo al tiempo.
Si no consigues lo que esperas, y cultivas día a día la paciencia y el esfuerzo en tu jardín, quizás solo estés echando raíces para luego crecer con fuerza.
Psicologia/Gema Sánchez Cuevas
La mente es Maravillosa

miércoles, 27 de enero de 2016

¿Amor, enamoramiento o sexo?‏


La mayoría de gente cree que amar es fácil, que todo el mundo saber amar, que sólo hay que hallar la persona “adecuada” para que el amor surja automáticamente sin el menor esfuerzo o requisito por parte de nadie. También se supone que si hay “química”, “enamoramiento”, “pasión”, entonces eso es precisamente el amor ideal. Y asimismo se afirma que el amor/romance suele ser efímero, que la rutina mata el amor, que la infidelidad destruye el matrimonio… Por no hablar de la eternas ideas sobre la “media naranja, el hombre/mujer de mi vida, el amor de mi vida, el primer amor”, etc. ¿Qué hay de cierto en todas estas teorías? ¿Nos ayudan a amar o, más bien, nos confunden y dificultan nuestras relaciones amorosas? Desde el punto de vista de la psicología psicodinámica y el crecimiento personal, podemos hacer algunas distinciones muy precisas.
  1. El amor. En primer lugar, tal como se expone en otros artículos (1), debemos entender el amor de pareja maduro como un vínculo psicofísico entre dos personas gracias al cual éstas pueden crecer y desarrollar lo mejor de sí mismas. Es decir,cualquier relación que no nos ayude a sentirnos mutuamente más sanos, adultos y libres no debería ser considerada genuinamente amorosa. Naturalmente, el amor sólo es posible sobre la base de grandes cantidades de confianza, autoestima y compromiso mutuos, lo que a su vez requiere que hayamos superado mínimamente nuestro narcisismo infantil. No podemos amar si no fuimos amados y, por tanto, si no podemos ver, respetar e incluso ocuparnos de los problemas de los demás. ¡Amar es cosa de personas afortunadas! El amor no es, así, un mero sentimiento, ni un deseo, ni un placer, ni una obsesión. Se trata, en definitiva, de una capacidad, un talento, un arte que depende directamente de nuestra salud y madurez psicológicas.
  2. El enamoramiento. El enamoramiento no tiene nada que ver con el amor. Enamorarnos significa simplemente identificarnos y/o idealizar en extremo a alguien, que generalmente representa lo que nosotros ya somos consciente o inconscientemente, o quisiéramos ser. También es una forma de sublimar determinados sentimientos y carencias: deseo sexual, soledad emocional, narcisismo personal, etc. En otras palabras, solemos enamorarnos precisamente de las personas que alivian nuestros deseos y conflictos íntimos en un momento dado. El enamoramiento es, en otras palabras, ¡un síntoma neurótico! Por eso, cuanto más vacía, inestable o dependiente es una persona, tanto más enamoradiza suele ser, y más intensos y breves suelen ser sus romances. El culto a la “pasión” de estas personas es básicamente una droga para escapar de sus problemas internos, y para evitar el “riesgo” (para ellas) de las relaciones profundas y comprometidas.
  3. El sexo. Se trata, obviamente, de un intercambio extremadamente placentero. Pero el sexo, como todos sabemos, no es amor, ni produce amor, ni va ligado necesariamente a amor alguno. El sexo es básicamente una forma lúdica de placer narcisista que puede acompañar, o no, a cualquier tipo de relación humana. Por tanto, ninguna actividad sexual, por muy apasionada que sea, nos dice nada sobre el amor real entre dos personas.
Con estas breves aclaraciones, ya podemos comprender fácilmente que:
  1. El enamoramiento no es una “prueba” de amor, sino un síntoma más o menos neurótico.
  2. Sólo cuando termina el enamoramiento puede comenzar la verdadera relación amorosa (si ambas personas son capaces de ello).
  3. El frecuentemente inevitable enamoramiento inicial no garantiza la “calidad” ni duración de la posible relación amorosa posterior.
  4. Para amar o formar pareja no es indispensable enamorarse.
  5. El sexo no compra, ni pacta, ni asegura, ni demuestra amor.
  6. La rutina y la infidelidad no matan al amor sino al revés: cuando la relación -o la personalidad- se deterioran, entonces surgen la infidelidad o la rutina.
  7. La “calidad” de una relación amorosa depende básicamente de la madurez psicológica y la afinidad/compatibilidad emocional de sus miembros.
Por eso, en suma, la mayoría de tópicos sociales sobre el amor -exaltados incansablemente por el arte, los medios de comunicación, etc.- son fundamentalmente erróneos. Reflexionar sobre ello podría ayudarnos a establecer relaciones amorosas mucho más sanas y felices.
http://www.psicodinamicajlc.com/articulos/

¿EXISTE EL NIRVANA?



Todos hemos oído alguna vez hablar del Nirvana, pero ¿realmente existe?

La palabra Nirvana proviene de la raíz sánscrita que significa “soplar hacia fuera” y se refiere literalmente a la extinción de los fuegos de la codicia, el odio y el engaño.
Cuando estas corrupciones emocionales y psicológicas son destruidas por la sabiduría, la mente se libera, radiante y alegre y la muerte ya no está sujeta a renacer. Los filósofos
budistas han debatido durante mucho tiempo sobre si el Nirvana es la cesación absoluta o un estado trascendental inefable. Durante la vida de Buda fue a veces acusado de ser un nihilista, una acusación que él negó rotundamente, añadiendo:

“Una cosa y sólo una cosa enseño, el sufrimiento y la cesación del
sufrimiento”.

Parecería pues, que el Nirvana no es la nada completa o la existencia de estar, en la forma en que estas palabras se utilizan normalmente. Una cosa es cierta, sin embargo, no es un estado de los cielos y no es la absorción del alma individual en un Absoluto, una idea que es más relativa al hinduismo. Sin embargo, se mire como se mire, Buda diciendo que ” El Nirvana es la felicidad suprema” (sukham paramam nibbanam) deja claro que se trata de una meta que vale la pena.

Si te preguntas si el deseo provoca el renacimiento entonces, ¿cómo podría uno alguna vez alcanzar el Nirvana, porque al querer alcanzarlo se estaría fortaleciendo la misma cosa que le impide ser alcanzado? Este comentario no entiende que el Nirvana no es un objeto que se adquiere por el deseo, sino que es el estado de estar en él completamente sin querer.

Otra crítica es que se necesita mucho tiempo para alcanzar el Nirvana y muy pocos pueden hacerlo. Ninguna de estas críticas se corresponden con la opinión de Buda, que dice que cualquiera puede alcanzar el Nirvana y que si sus instrucciones se siguen con sinceridad y con cuidado podía hacerlo dentro de la vida presente. En este punto Theravada, Mahayana y Tantrayana están de acuerdo. Mahayanistas que han tomado el voto del bodhisattva, sin embargo, posponen deliberadamente ese objetivo para que puedan permanecer en el Samsara para ayudar a todos los seres.

Esto es lo que se explica sobre el Nirvana en el Canon Pali:

“El nirvana comparte una cualidad con el loto, dos con el agua, tres con la medicina, diez con el espacio, tres con la joya de los deseos y cinco con el pico de una montaña.
Como el loto no se enturbia por el agua, el nirvana no se enturbia por las contaminaciones de la mente.
Como el agua calma de calor febril, el nirvana también enfría y calma la fiebre de las pasiones.
Como el agua acaba con la sed de los hombres y los animales que están exhaustos, resecos y sedientos por el calor, también el nirvana elimina el deseo del placer sensorial, el deseo de seguir siendo, y el deseo de dejar de ser.
Como la medicina protege de las tormentas del veneno, el nirvana lo hace del veneno de las pasiones.
Como la medicina acaba con la enfermedad, el nirvana acaba con todo sufrimiento.
Como la medicina, el nirvana también brinda seguridad.

Y estas son las diez cualidades que comparte con el espacio:

Ninguno de los dos nace, crece, envejece, muere, desaparece, o renace; los dos son inconquistables, no pueden ser robados, no dependen de un soporte, son caminos para pájaros y arhats en sus viajes, no tienen obstáculos y son infinitos.

Como la joya de los deseos, el nirvana concede todo lo que uno pudiera desear, trae alegría y emana luz.

Como el pico de una montaña no se puede sacudir, así el nirvana.

Como el pico de una montaña es inaccesible, así el nirvana es inaccesible a todas las pasiones.

Como no pueden florecer semillas en el pico de una montaña, así tampoco las semillas de las pasiones pueden florecer en el nirvana.

Y, finalmente, como una montaña es libre de todo deseo de disgustar o complacer, así
es el nirvana”.

El Nirvana es la meta final del budismo, la llamada tercera noble verdad. En el nirvana, el sufrimiento y el deseo que causa un sufrimiento a su vez han llegado a su fin, al igual que el ciclo eterno de nacimiento y muerte. A veces, el nirvana es mencionado por el Buda con las palabras “nacer” e “incondicionado”, en contraste con el mundo de los fenómenos que experimentamos en nuestro estado no iluminado.

Namasté.

Fuente: Nirankah vía Ayurveda Tibetano

lunes, 25 de enero de 2016

Soy de la generación del por favor, del gracias y del respeto

Por favor y gracias son dos palabras mágicas que nos abrirán fácilmente muchas de las puertas a las que llamemos en nuestra vida. Esto es así porque a todos nos gusta que nos hablen con respeto, que nos pidan permiso y que muestren agradecimiento.
Esta es una costumbre que no debemos perder, pues es la base del civismo y de la educación en nuestra sociedad. Es pedir permiso, saludar con una sonrisa y tratar a la gente con amabilidad lo que marca la diferencia.

Son valores y es educación tratar con respeto a las personas que nos rodean y rescatar los buenos días, las buenas tardes y las buenas noches, así como la nobleza que se esconde detrás de la amabilidad.



La nobleza que se esconde detrás del respeto

Es probable que desde niños nos hayan inculcado la importancia de las palabras mágicas y de seramables con los demás. Ser agradecidos y generosos nos ayuda a mejorar la relación con aquellas personas que nos rodean, así como a sentirnos bien con nosotros mismos.

Ser amables y respetuosos nos hace nobles y fortalece nuestras cualidades, pues de alguna manera la educación que promovemos con nuestras acciones, revierte en buenos actos hacia nosotros. O sea, ponerle a la vida el color de una sonrisa, del respeto y de la retribución es sin lugar a dudas una gran decisión.
Como decíamos, debemos de esforzarnos por seguir inculcando en nuestros niños valores como el respeto o la amabilidad. ¿Cómo? Dando ejemplo y estableciendo límites claros que no violen las libertades de los demás.

Por libertades entendemos el respeto a la capacidad de opinión, a la expresión de sentimientos, a las peticiones, a las conversaciones y a los derechos varios. A ser respetuoso se comienza teniendo una consideración básica hacia los sentimientos de los demás. Para conseguir esto basta con preguntar cómo nos gustaría que nos tratasen a nosotros.

Mantener siempre respeto hacia los demás aunque no nos guste lo que nos cuentan es esencial si queremos que nuestras relaciones sean satisfactorias. Así, nunca debemos dejar de lado la cortesía. Para ello tenemos que tomar la costumbre de:
  • No estar con el teléfono móvil mientras nos hablan.
  • No adelantarnos o interrumpir conversaciones.
  • Decir por favor o gracias.
  • Pedir perdón cuando herimos o hacemos algo mal.
  • Saludar y enviar buenos deseos.
  • No comer o beber en lugares en los que pueda ensuciarse algo.
  • No hablar cuando no es nuestro turno o
  • Desechar aquella basura que generamos en lugar de esperar a que otra persona la limpie.
  • No discriminar a los demás y evitar juicios personales.
  • No invadir el espacio personal de los demás ni su intimidad.


El tacto y respeto emocional por los demás

Es importante que entre nuestras habilidades integremos la capacidad de mantener respeto hacia los demás, así como de ser delicados, emplear el Yo correctamente, aceptar cumplidos y gestionar bien la expresión de nuestros sentimientos, emociones y opiniones.
A la hora de relacionarnos con los demás podemos fallar en la habilidad para manejar situaciones de tipo social, lo cual puede generar rechazo, aislamientos, insatisfacción por la forma de actuar y demás. Para eso debemos tener en cuenta que cualquier tipo de relación con los demás tiene que perseguir al menos tres objetivos:
  • Alcanzar la meta que se ha marcado (por ejemplo, expresar una opinión)
  • Fomentar una relación positiva con otra persona.
  • Mantener un buen nivel de satisfacción personal.


Hay muchas maneras de mostrarse hostil o maleducado ante los demás. Por ejemplo, hablar en exceso de uno mismo, insultar tanto de manera sutil como directa, abusar del sarcasmo, no mirar a la persona que habla, pensar en la respuesta en vez de escuchar, acaparar una conversación, interrumpir, hablar simultáneamente…
Como vemos, las opciones son ilimitadas y muy diversas, por eso debemos considerar cuáles son lasnormas de relación no escritas en nuestro contexto. Para ello es adecuado que nos preguntemos si nuestras contribuciones respetan al otro y garantizan un buen ambiente.
El respeto es la base del buen funcionamiento a nivel social y personal. Practicar los buenos modales y ser respetuoso hacia los demás es indispensable pues, como hemos dicho, la buena educación es lo que marca la diferencia.


La necesidad de reconocimiento


Los seres humanos hacemos muchas cosas por la necesidad de reconocimiento inconsciente que tenemos. Es un motor importante para nuestra actividad diaria, sea el hecho de cocinar en casa para la familia esperando que les guste, e inconscientemente deseando que nos digan que así es, como dirigiendo una gran empresa y disfrutando de un “status” reconocido por los demás por tu trabajo. En la mayoría de nosotros, la necesidad de reconocimiento de los demás es muy sutil, no nos damos cuenta. Yo puedo escribir un artículo esperando que sea del agrado de los demás, o qué por lo menos le interese a alguien. Cuando lo escribo no estoy pendiente de eso, pero cuando recibes el feedback te das cuenta que te ha gustado que otros lo hayan considerado un buen artículo. El hecho de que te haya “gustado” que otros hayan reconocido lo que has hecho, forma parte de un mecanismo imbuido en los parámetros del programa ego, del que ya hemos hablado otras veces, no como sinónimo de “vanidad” sino como rutina “informática” de gestión de la psique del ser humano y de nuestra consciencia artificial y personalidad virtual. Así, la necesidad de ser reconocidos es puramente “humana”, huelga decir que si uno se deja imbuir por la consciencia de su ser, Yo Superior, su mónada o esencia, etc., la necesidad de reconocimiento no existe, no tiene cabida ni sentido, pues no forma parte de las características que nos definen como los seres que realmente somos.
Un parámetro asociado en cadena a un miedo ancestral
Así, el cuerpo que usamos, y la psique y consciencia artificial que lo gestiona, imbuye dentro del programa de coordinación y control de nuestra personalidad (el ego), esta necesidad de ser reconocidos por lo que hacemos, que enlaza con la necesidad de ser aceptado y querido por los demás, que provoca la fragmentación en múltiples Yos de la personalidad en la esfera de consciencia, para poder cubrir siempre todos los posibles frentes a los cuales tuviéramos que enfrentarnos, y de los cuales intentamos siempre salir airosos. Si os acordáis, en anteriores artículos habíamos hablado de los grandes miedos que poseemos los seres humanos, en lo más profundo de nuestra psique: el miedo a la oscuridad, el miedo a los predadoresel miedo al abandono, el miedo al caos, etc. y es de aquí de donde nace esta necesidad automática que se ejecuta todo el tiempo sin intervención consciente por nuestra parte. En este caso, la necesidad de reconocimiento por parte del resto de miembros de la especie a la que pertenecemos, está relacionada con el miedo al abandono, principalmente.
La lógica programada en los parámetros del ego actúa y analiza así las cosas: Tengo que actuar, hacer, decir y comportarme de forma que se me reconozca lo que hago –> esto me lleva a saber y comprobar si estoy siendo aceptado socialmente –> si es así, esto implica que disminuye el riesgo a ser dejado de lado o apartado por los demás –> si es así, esto implica que se disminuye el riesgo al abandono y a estar solo frente al mundo  –> lo cual implica mayor posibilidad de supervivencia en todos los niveles, al tener la protección del grupo y del entorno, que viene a ser el último objetivo del ser humano a nivel instintivo, ya que el riesgo de muerte, y el miedo a la muerte, es uno de los grandes miedos primarios que subyacen en nosotros.
Es no menos que impresionante la cadena de “capas”, programas y comportamientos que desarrolla nuestra psique para que, de algo que inicialmente era un miedo a morir, hayamos desarrollado un mecanismo de defensa sutil para que sintamos o busquemos la aprobación de otros con lo que hacemos.
Actúa inconscientemente
La necesidad de reconocimiento está imbuida en todos los pequeños actos que realizamos, pues la mayoría de personas no buscamos reconocimiento mundial ni ser famosos en los diarios, eso se llama posiblemente delirios de grandeza, y es otra historia psicológica asociada a otros Yos de la personalidad virtual y quizás a otro tipo de carencias emocionales. En general, el reconocimiento viene en los detalles mundanos del comportamiento inconsciente para con los demás. Hago “esto” para que lo vean mis amigos, trabajo así para causar una buena impresión, me comporto de esta manera para poder encajar en ese grupo, etc. Es tan trivial y tan mundano que el programa de gestión de nuestra personalidad no le presta más atención que la que necesita para colocar al “Yo” adecuado en control de la personalidad en la situación que toque en cada momento. Es una tarea, podríamos decir, puramente rutinaria, ya que así funcionamos todos en esta sociedad.
Ahora bien, es interesante conocer este parámetro y como funciona. Normalmente no necesitamos parar a ver si estamos haciendo las cosas por necesidad de feedback de los demás, para realmente ponernos a hacerlas, en general, en un gran número de ocasiones, lo que hacemos lo hacemos porque queremos o nos sale espontáneo hacerlo así. Sin embargo, es una de las formas por las cuales, literalmente, tenemos un catalizador para actuar, para crecer y para avanzar. Entre otras cosas, por qué el hecho de que instintivamente sepamos que si gusta o se reconoce lo que hacemos nos hace sentir que todo está “bien”, sirve para que lo hagamos.
Amor por el servicio vs servicio por reconocimiento
¿Qué sucede si no hay una necesidad de reconocimiento inconsciente? Si no necesito que nadie apruebe mi trabajo porque no espero que reconozcan nada al respecto, ¿como lo haría? ¿sería igual de detallista, profundo, o cuidadoso con él? Si no necesito inconscientemente que nada ni nadie dé el visto bueno, me dé su opinión, o más importante, me pague por él (si no gusta nuestro trabajo no solemos cobrar por lo que hacemos, y el cobrar por algo es otra forma de sentirnos reconocidos y poder “sobrevivir”), ¿tendría el mismo interés en hacerlo?
Así pues, aunque la necesidad de reconocimiento se pudiera eliminar a través de la reprogramación de los parámetros del ego, ¿con que lo sustituiríamos si quisiéramos tener el mismo catalizador y detonante para seguir haciendo las cosas igual de bien y con el mismo interés y calidad cuando no necesitas que nadie se interese por ello?
El único catalizador que puede sustituir como “fuerza” para hacer algo al mismo nivel es el amor por servir a los demás, es decir, que cuando hagas algo, se haga por amor al servicio al prójimo, ya que entonces, pones todo tu interés, esfuerzo y trabajo en hacer lo que siempre has hecho, pero no porque en tu programa ego haya un “bit” codificado que diga que lo tienes que hacer así, sino precisamente porque al no estar ya esa necesidad de hacerlo, uno busque en otras partes de si mismo el por qué hacer las cosas. En este caso, el motor para ello solo está disponible en la consciencia de tu ser y Yo Superior, que ejecuta y hace las cosas por “amor a hacer las cosas”, por querer crecer, experimentar y aprender haciéndolas, y por servir a los demás mientras las haces.
Así, al final te planteas cosas como, este artículo, ¿cómo lo he hecho? ¿Lo ha gestionado mi programa ego por la necesidad que tiene de que los lectores digan que les ha gustado, o lo ha gestionado mi Yo Superior porque simplemente quiere compartir lo que ha aprendido por el hecho de que así se puede servir a los demás?
Es cuestión de que cada uno encuentre la respuesta y descubra cómo dejar de actuar instintivamente según la necesidad de reconocimiento social que impera por programación y creación genética del vehículo que somos, y entonces trabajemos con el mismo tesón por el simple hecho de querer hacerlo, para que sirva como servicio a otros. El resultado puede ser el mismo, pero el catalizador para ello no tiene nada que ver, y la energía debajo que lo mueve es evidentemente radicalmente opuesta. ¿Alguien me da un “like” en Facebook? :—)
un abrazo,
David Topí