Mostrando entradas con la etiqueta gratitud. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta gratitud. Mostrar todas las entradas

viernes, 23 de marzo de 2018

Gratitud


Sentir gratitud no significa ignorar las dificultades. Significa que además de fijarte en los problemas puedes también detenerte a observar lo bueno. Esto te hará sentir con apoyo y podrás afrontar de mejor modo las circunstancias adversas.
Repara en los regalos del mundo: las estrellas, los animales, el color del cielo, las flores. Repara en todo lo que se ha escrito, en todo el arte y la ciencia que está ahí para que te acerques a disfrutarla.  
Reconoce a  las personas que te han amado e incluso a las que al dejar de quererte te ofrecieron un aprendizaje. Acepta todo eso gratuito que has recibido en tu vida.
Reconoce la benevolencia que la vida ha tenido contigo. Date cuenta de todas las cosas buenas que tienes. Y agradece. Sabrás cuan afortunado has sido cuando lo hagas.
Mientras más seas capaz de reconocer y de agradecer, te sentirás más en paz y con capacidad para dar más. Y eso te ubicará en una espiral positiva de conciencia y abundancia.
Por cierto; gracias por leerme.

Rocío Arocha
https://rocioarocha.com

lunes, 15 de enero de 2018

El arte de atraer la magia a tu vida


Nuestra alma anhela la magia. A los niños les encantan las historias sobre magia y los cuentos de hadas. A medida que nos hacemos mayores la fantasía y la magia siguen teniendo su lugar, pero cada vez es más fácil olvidar los “conjuros” que la generan. Atraer la magia a nuestra vida se convierte entonces en una necesidad vital.
Las historias sobre un mundo mágico invisible son atractivas para niños y adultos porque contienen en su narración los arquetipos antiguos que experimentamos en el viaje de nuestra vida. Estas historias abren nuestros sentidos, lo despiertan, de manera que podamos percibir la magia -sencilla, simple y maravillosa- que ya nos rodea todos los días.
En todo el mundo y a lo largo de la historia se han escrito historias sobre seres fantásticos y acontecimientos maravillosos que nos han sorprendido e inspirado, algunas durante miles de años. Detrás de todas ellas se encuentra nuestra imaginación, pero también una buena parte de nuestras esperanzas y nuestros miedos.

Necesitamos magia en nuestra vida

Todos necesitamos magia y cuando renunciamos a ella es que algo falla. Pero la magia está en todo lo que nos rodea. Renunciar a ella es renunciar a una buena parte de nosotros mismos y de nuestras posibilidades.
De forma especial, son las circunstancias difíciles las que más parecen sumergirnos en esa dinámica adulta que tanto repele la magia. Esa dinámica de la que tanto se esconde el niño que todavía llevamos dentro: ya no es que no sea divertida, es que es angustiante.
Como adultos, a menudo nos encontramos atrapados resolviendo problemas, luchando -o protestando- contra las injusticias de las que nos sentimos víctimas. Circunstancias a las que tratamos de sobrevivir, mientras nos olvidamos de levantar la vista. La buena noticia es que es posible atraer o re-atraer la magia. Crear una visión mágica en las cosas más pequeñas es un estado mental, y todos tenemos el poder de crear nuestro  propio “botón mágico” que de paso a ese estado en cualquier momento.
Solo hay dos maneras de vivir tu vida. Uno es como si nada fuera un milagro. La otra es como si todo fuera un milagro.
                                                                      Albert Einstein

Cómo atraer la magia perdida

Tu mente es increíblemente poderosa -mucho más de lo que piensas- y con un poco de entrenamiento puedes cambiar completamente tu mentalidad. Se trata de que tú también puedas atrapar todos esos momentos mágicos que has dejado de percibir persiguiendo al reloj, que al contrario que tú, no para en ninguna estación.

Cree en ti mismo

No puedes buscar belleza en el exterior si no eres capaz de verla dentro de ti. Si siempre buscas la aprobación externa perderás un tiempo muy valioso. Tiempo en el que podrías estar soñando con tu próximo gran proyecto o desarrollando una nueva habilidad que quieras aprender.
Cuando creemos en nosotros mismos y en nuestras habilidades, las posibilidades se hacen infinitas. Nos convertimos en seres creativos, nos atrevemos a soñar, nos atrevemos a crecer, nos atrevemos a compartir nuestras visiones y perdemos el miedo a ser ridiculizados por ello.
Todo comienza con un sueño, una visión o una idea. La diferencia entre quienes creen en sí mismos y los que no lo hacen es que aquellos que creen en sí mismos piensan que pueden ir un paso más allá del que alcanzan sus fuerzas. Es entonces cuando se produce esa especie de milagro y son capaces de alcanzar cotas en las que nadie pensaba.
Magia es creer en ti mismo, si puedes hacer eso, puedes hacer que todo suceda.
                                                       Johann Wolfgang von Goethe


Ponte en acción

Somos los directores de nuestras vidas. Podemos actuar de muchas maneras diferentes e influir en las circunstancias en las que nos movemos. Cómo actuemos cada vez dará lugar a un resultado específico.
Por lo tanto, es fundamental saber en qué estado estamos cuando comenzamos a actuar. Si actúas por amor, compasión y comprensión, tu acción siempre tendrá magia, gracia y poder, y dará como resultado un bien mayor. Cuando actúas por amor, no solo te sentirás bien, sino que inspirarás a otros a hacer lo mismo. El amor siempre atrae más amor, superando al propio resultado material de cualquier acción en sí.
Pero si tus acciones provienen de tu ego, si están basadas en la desconfianza, en el temor, en la sospecha o en la  crítica, seguirás atrayendo a los mismos patrones. Atraerás al mismo tipo de personas y situaciones una y otra vez: aquellas que mejor encajan, precisamente, en dicho patrón.
Es hora de cambiar esto. No tengas miedo. Hay magia esperándote a la vuelta de la esquina y lo bueno es que la puedes generar tú. De hecho, hemos desgranado buena parte de los ingredientes del proceso para crearla, ahora está en tus manos cómo atraer la magia.
► Lo que puedas hacer o soñar, ponte a hacerlo. La osadía está llena de genialidad, poder y magia.
                                               Johann Wolfgang von Goethe


Busca la magia en las cosas sencillas

Hay magia en muchas de las cosas que nos rodean, en las cosas sencillas que a diario nos acompañan: una puesta sol, el cielo estrellado, la sonrisa de un niño, el piar de los pájaros, la brisa que acaricia tu cara, la lluvia que refresca y alimenta la vida…
La magia no es una cuestión de fantasía. Ver la magia en lo que nos rodea significa reconocer y agradecer las maravillas que enmarcan nuestra existencia. Así, para encontrar y atraer la magia, hay que empezar por agradecer ese regalo maravilloso del que ya disfrutamos y que se reproduce con cada latido de nuestro corazón: la vida. Porque la magia de la que hablamos, es en buena parte, aliento, fuerza y energía.
                 ► El que no cree en la magia nunca la encontrará.
                                                                         Roald Dahl


Desarrollo personal/ Eva María Rodríguez
https://lamenteesmaravillosa.com

domingo, 31 de diciembre de 2017

El milagro que esperas


Cuando llegan estas fechas siempre se dice algo trascendente, algo que te hace sentir esperanzado y que te recuerda que la magia es posible…  Lo hacemos porque, a menudo, es nuestra forma de pedir un deseo más, de decir en voz alta que el balance nos sabe a poco… La forma de arañarle a la vida un poco más de felicidad que nos permita sentir que no hemos perdido el tiempo y no nos hemos desviado del camino… Yo este año no quiero hablar de logros ni resultados. No quiero pesar mis días ni ponerles nota, no quiero valorar mi vida por lo que llevo en el saco… Lo maravilloso no se mide ni pesa nada.. Llego a los últimos días tal vez con ese saco más vacío pero con el alma más llena, más en calma, más en paz…
No necesito mirar mi cuenta para saber que soy rica en mil cosas, para darme cuenta de que he conseguido mucho y de que he crecido una barbaridad… ¡Y lo que me falta por aprender, claro! Voy a hacer balance de sensaciones, de momentos en el camino, de risas, de complicidades, de errores que me han ayudado a ver claro lo que tengo que comprender y aceptar, de ganas e ilusiones… No he llegado a mis grandes metas, lo admito, pero el camino está siendo delicioso y está lleno de pura vida… No he encontrado a nadie que me financie, me salve o me arregle la vida, pero he topado con personas fascinantes que me la regalan cada día con su generosidad y alegría… No poseo todavía lo que posee la persona que quiero llegar a ser, lo asumo, pero me siento bien conmigo, me gusta la persona en la que me voy convirtiendo y lo que soy (a pesar de tener mucho trabajo interior pendiente y a veces no ser mi mejor versión). Físicamente, en algunos aspectos puede que esté en el mismo sitio que hace un años, pero por dentro, estoy a millones de kilómetros, más en calma, más en mí… Al final, uno puede estar en el podio triste o no haber ganado y estar ya en el vestuario con los compañeros riendo y planeando salir a tomar algo… Y yo hace tiempo que me di cuenta de que no quiero la medalla, quiero la risa… Porque, al final, uno demasiado a menudo, necesita la medalla para sentirse digno de esa risa, de esa compañía… Y desde el podio, a veces, cuesta acercarse y sonreír… Y no es incompatible, por supuesto, hay momentos para compaginar ambos logros, pero a la hora de hacer balance de tu vida, las risas cuentan y mucho… 
He conseguido muchas pequeñas metas, es verdad, pero cuando miro atrás, quedan eclipsadas por lo que he aprendido de mí y de otras personas… El año que acaba ha sido increíble. Reconozco que venía de un tiempo deliciosamente oscuro y empecé 2017 casi deseando borrarlo todo para poder seguir… Y en el fondo, eso es lo que ha pasado. No creo que haya año en mi vida en el que haya cambiado tanto, siendo muy sincera. Y no es todo mérito de estos doce meses cargados de emociones y momentos de locura, esto ya venía de antes…
 Uno cambia el día en que decide confiar y creer que es posible. 
Y va dando pasos… Deja para el final el paso más grande, casi siempre, porque necesita llegar a ese momento en que el dolor de quedarse supera al miedo de irse, cuando la comodidad de no hacer es más lacerante que el temor arriesgarse y saltar… A menudo, esperamos a que el precio que pagamos por no cambiar sea tan alto que asumir el riesgo nos compense… Aunque entonces a veces te has perdido algunas oportunidades.
He dado muchos pasos. Y estoy satisfecha de todos. De los que me llevaron al abismo y de los que me llevaron a mí misma. Este año he aprendido que no importa a dónde vas, sólo importa qué te mueve a ir, qué te hace querer estar ahí… Si eres honesto contigo, el camino no importa, porque al final la vida siempre hace que se cruce con otro camino donde hay algo que aprender y encontrar. ¿Qué más dan los rodeos si al final te das cuenta de que lo que importa es estar en paz contigo? Para mí que me he pasado la vida forzando milagros hasta quedar rota, descubrir que a veces no hay que hacer nada y sencillamente hay que conectar con uno mismo y sentir, ha sido un choque frontal con la realidad… Este año he descubierto que hay mucho que hacer y decir, pero que también hay que callar y esperar, sentarse y observar la vida a ver qué te dice y por dónde respira… Aprender a esperar sin desesperar es la medicina más útil para los ansiosos como yo que todo lo quieren ahora. 
Lo que pasa es que estamos tan llenos de credos rancios y frases hechas que no sabemos qué queremos y así es muy difícil saber si el camino que empiezas te lleva a dónde quieres tú o dónde te han dicho que deberías querer llegar.
Este año me he arrancado algunos de esos credos. Tenía muchos pegados a la conciencia haciéndome sentir culpable casi por existir… Por no ser, por no llegar, por no parecer… Sé que me quedan, aunque los que siguen ahí serán descubiertos, a su tiempo, cuando haya aceptado que están y pueda trascenderlos…
Algunas de esas creencias que llevamos dentro y que tanto nos limitan se confunden con nosotros. Son muy parecidas a pensamientos lógicos y mantras liberadores. Nos hemos agarrado a ellos tanto que cuando hay que soltarlos nos sentimos perdidos… Arrancarlos hace que todo se tambalee, que se caiga el decorado y la vida se muestre tal y como es… Muchos de ellos son cargas pesadas, pero cómodas, muletas que nos evitan asumir quiénes somos y nos alejan de acercarnos a lo más oscuro que hay en nosotros para no tener que verlo… Y no nos damos cuenta, hasta que un día sabes que la verdad más cruda es infinitamente mejor que la mentira más piadosa, porque sin ver, tocar, aceptar y soltar esa verdad terrible, nunca serás libre.
Si no descubrimos que aún estamos heridos no podemos cicatrizar… Si no asumimos que no nos han amado como merecemos, no admitimos que eso nos ha llenado de rabia y no podemos encauzarla y soltarla… Y no consigues darte cuenta de que el amor que necesitas recibir ya está en ti, porque eres tú… Nos gusta esconder ese dolor porque creemos que así desaparece y lo que hace es crecer y hacerse enorme. Los últimos meses he besado a todos mis fantasmas y les he dado las gracias por estar ahí dando la lata continuamente y permitirme conocer mis miedos para enfrentarme a ellos y descubrir que en realidad eran las piezas de un rompecabezas que nunca completaría sin su ayuda… Nuestros miedos son el camino a la paz, a la libertad, a uno mismo…
Como bien dice mi amigo Juan Pedro Sánchez, el miedo es el espantapájaros que nos ahuyenta, pero también aquella señal que nos indica dónde está la cosecha… (No sé si es exactamente así, perdona Juan Pedro si  he estropeado tu genial sentencia un poco parafraseándote) .
Este año, he descubierto que me complico la vida porque estoy programada para creer que la vida es siempre compleja y todo requiere mucho esfuerzo… Que me atado siempre al sacrificio como si sufriendo ganara medallas y méritos… Y así he vivido… Me he dado cuenta de que creía que yo debía tirar del carro y hacerlo todo porque si no saldría mal… Que si era feliz un rato, tendría que pagarlo caro con un castigo de algún dios enfadado por mi osadía… Que creía no merecer y por eso no pedía lo que deseo… Que mi obsesión por los resultados y las medallas me ha alejado de gozar de la carrera y vivir el momento.. 
Este año he viajado más que nunca y he encontrado a personas maravillosas… ¿Sabéis cómo me di cuenta de que estaba cambiando y de que me quería más a mí misma? Porque empecé a ver cada día que las personas que encontraba eran cada vez más extraordinarias… Cada día veo más belleza a donde voy y encuentro personas más fascinantes… Últimamente es una constante, cada vez pongo menos pegas a nadie, encuentro personas más amables y generosas… Y ese regalo no es una casualidad sino que creo que es un síntoma de haberme aceptado a mí misma y ser capaz de aceptar a los demás y ver su lado fantástico. Nunca vemos belleza en los demás si no hemos encontrado la propia belleza… Y yo veo mucha, mucha. 

Este año he aprendido a no esperar, a no tener tantas expectativas y a dejar de desear cambiar al mundo. Me he dado cuenta de que lo sabio es aceptar las cosas como son y amarlas… No, no es terrible, es maravilloso… Y no es resignación, es todo lo contrario… Nada transforma tanto el entorno como el amor… 
► Aceptar es mágico. 
Era (todavía me falta) mi gran asignatura pendiente… No juzgar, no forzar para que todo sea como deseo… Uf… Algo duro para una persona obsesiva como yo que está programada para demostrar, buscar la perfección y asumir el control… Para actuar… Sujeta a resultados y ávida de méritos… Y a soltar… En ello ando, soltar necesidades… Soltar pasado y futuro y quedarse en el presente. 
►Nada calma tanto como aparcar el futuro y vivir el presente. Nada libera tanto como soltar la carga del pasado… 
Mi culpa, que era tremendamente gorda, inmensa, voraz… Se quedó por el camino y aún rueda colina abajo mientras yo la miro y a veces la echo de menos y me hago un poco la víctima… Este año me he sorprendido viviendo hoy, ahora, este momento, como nunca lo había hecho y me he dado cuenta de que si no consigues eso, no vives, sencillamente te cuelas por una especie de sumidero de tu vida… Un desagüe donde van a parar tus días sin sentido y dónde todo es desesperación… 
Me queda tanto por aprender, tanto… Estoy dejando de pensar en exceso. Me cuesta, lo admito, me regodeo en pensamientos viejos y hurgo en la basura como una profesional… Llevo media vida haciéndolo y se me da muy bien… Y estoy aprendiendo a confiar. En mí, en la vida, en todo… Pensar en exceso es querer controlar todas las variables posibles, caer en la escasez, el miedo a lo desconocido, el apego, la desconfianza para tener que controlar más y obsesionarse más en un círculo vicioso. Cuánto más te preocupas, más cansado estás y menos haces y más culpable te sientes por no estar a la altura… 
He dado muchas vueltas y cuando he parado un momento no sabía quién era, lo reconozco, porque la mujer que se ha quitado tantas capas de piel gastada y de ideas absurdas parecía no ser yo… En algún momento, confundí al personaje que me había inventado para sobrevivir y no afrontar mis limitaciones con lo que soy en realidad… Y cuando me despojé del personaje, me sentí desnuda…
Os voy a decir algo, la desnudez sólo molesta al principio, luego, descubres que sin quitarte todo lo que te oculta no puedes volar…
Me queda, me queda mucho por hacer, pero algo que he aprendido este año es que todo llega. No pasa ni antes ni después. Cada día hay milagros… Uno tras otro. Pasan cosas maravillosas mientras cruzamos el semáforo, leemos un libro o vemos atrocidades en televisión… Lo único que necesitamos es verlos y apreciarlos, ser capaces de percibir que suceden… Y a veces no los vemos porque tenemos que aprender a mirar y percibir… Miramos con los ojos del que busca dolor y malas noticias, en lugar soltar la mirada del que admite que no sabe nada, del que ve belleza en los rincones y del que cuando pasa algo es capaz de creer que no es un paso atrás sino una puerta que se abre con algo grande oculto detrás.
Cuando curemos nuestra percepción nos daremos cuenta de que todo lo que buscamos lleva una eternidad a nuestro lado. 
►Cuando aprendas a mirar al mundo te darás cuenta de que el milagro que esperas está en ti. 
Este 2017 ha sido el año en el que dejé de esperar y aprendí a mirar al mundo de otra forma y conseguí ver el milagro… Estaba él ya allí, esperándome a mí y yo no lo veía porque miraba el saco y esperaba la medalla… 
Gracias, gracias, gracias. 

Merce Roura
https://mercerou.wordpress.com

sábado, 30 de diciembre de 2017

7 maneras de ser emocionalmente más fuertes


Ser emocionalmente más fuertes no tiene nada que ver con la fortaleza física, sino más bien con la resistencia, con la habilidad de encarar los altibajos, con tener una mente flexible capaz de reinventarse, de asumir desafíos con confianza, con valiente resolución. Estamos ante una herramienta valiosa que todos deberíamos desarrollar para disfrutar de una mejor calidad de vida.
Decía Lao-Tse, con gran acierto, que fuerte es quien conquista a los demás, pero poderoso es quien es capaz de conquistarse a sí mismo. Tal hazaña, lo creamos o no, nos puede llevar una vida entera; aún más, hay quien avanza por todos sus ciclos vitales sin llegar a asumir nunca tal objetivo, tal principio de crecimiento personal con el que adquirir una mejor perspectiva del propio ser y del mundo que le rodea.
► Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia.
                                                             Herman Hesse

Así, la fortaleza emocional nos dota de recursos psicológicos adecuados con los que hacer frente a cualquier reto. Para que esto ocurra, para ser emocionalmente más fuertes,necesitamos tomar conciencia de lo que deseamos ser y de lo que queremos y no queremos en nuestras vidas. Una vez quedan claras las prioridades, ya no dejaremos espacio para las inseguridades o rendiciones…

Cómo ser emocionalmente más fuertes: 7 pasos que poner en práctica

La fortaleza emocional no es algo que uno adquiera tras un largo viaje o tras embarcarse en una valerosa aventura donde hallar un tesoro, un supuesto grial. En realidad, para ser emocionalmente más fuertes se requiere solo de un adecuado trabajo interior, de una artesanía privada, íntima y cuidadosa donde movilizar adecuados recursos psicológicos.
Veamos a continuación unos pasos con los que poder lograrlo.

1. La autoconciencia: 20 minutos de reflexión personal al día

Al igual que dedicamos una parte de nuestros días a hacer deporte, a leer o ver la televisión, sería muy recomendable que además, nos “regalásemos” un intervalo de tiempo para reflexionar, para practicar la autoconciencia.
► Algo que necesitamos para ser emocionalmente más fuertes es aprender a tomar distancia de todo lo que nos rodea y poder así reconocer nuestras necesidades, adentrándonos en nuestros más profundos laberintos y percibir con claridad qué nos molesta, qué nos preocupa y cómo nos afectan determinadas cosas.

2. Acepta las emociones negativas

Pensemos en algo durante un momento. Nos han convencido durante mucho tiempo de que “debemos ser felices”, nos lo han repetido tantas veces que al final nos hemos convertido en adictos de las emociones positivas. Algo así provoca que, de algún modo, no toleremos o no entendamos el objeto de las emociones negativas.
La tristeza nos bloquea, la rabia nos desborda y nos tragamos una decepción tras otra sin saber muy bien qué hacer con toda esas emociones adversas… Por su parte, las personas emocionalmente fuertes aceptan ese tipo de realidades internas. Ahora bien, aceptación no es sinónimo de rendición, sino de asunción de unos hechos internos que hay que saber gestionar y encarar.

3. Entiende que los obstáculos no son muros, son desafíos

Los recursos psicológicos que vamos a tener que desarrollar para ser emocionalmente fuertes no siempre son fáciles ni rápidos de asumir. Una tercera estrategia que nos puede resultar útil es la de darle un sentido distinto a los obstáculos. Hablar de ellos, con nosotros y con los demás como si fueran retos y no puertas sin salida o amenazas.
A veces, lo que a simple vista parece un final no es más que una invitación directa a crear algo nuevo, a cruzar una frontera que nos traerá nuevas oportunidades.

4. En lugar de atención ajena, reclama respeto

Hay quien pasa gran parte de su vida nutriéndose de la atención ajena. La necesita tanto como el oxígeno que respira, porque de otro modo, se sentiría indefenso o perdido. Así, al disponer de la aprobación de los demás, de la complacencia de los amigos y de la familia, logran validarse y alimentar la propia autoestima.
Esta práctica insana nos impide ser emocionalmente más fuertes. Lo que necesitamos no es atención, es respeto, el mismo que ofreceremos a los demás para que de este modo, todos avancemos siendo libres, personas realizadas que no necesitan que otros les digan qué hacer o cómo mostrarse.

5. Recuerda, el cambio forma parte de la vida

Algo que caracteriza a las personas fuertes emocionalmente es el entusiasmo. La personalidad entusiasta tiene una fuerza en su interior que le anima a superarse, a encontrar nuevos desafíos con los que crecer, a hallar ese impulso con el que dejar atrás los entornos tóxicos, las personas que no aportan y hacen daño.
El cambio forma parte de la vida, y lo que se estanca, lo que se queda quieto y atrapado, acaba estropeándose, acaba perdiendo ese maravilloso entusiasmo… Recordemos por tanto el valor del cambio y la propia necesidad de renovarnos cada poco tiempo para ser más fuertes en todos los sentidos.

6. Aprender a dar gracias

Puede que a simple vista nos parezca algo ingenuo o incluso poco científico, pero en realidad el acto de dar gracias cada día por lo logrado, por lo que uno tiene, por lo que uno es y le rodea, es en realidad un ejercicio altamente saludable.
Intentemos llevar un diario de gratitud, un cuaderno donde reconocer todo lo positivo que nos caracteriza, que nos envuelve y que de algún modo debe proporcionarnos motivación y seguridad en cada momento.

7. El mejor día para conquistar tus sueños siempre es hoy

Ser emocionalmente más fuertes implica también ser capaces de luchar por aquello que deseamos sin miedos, sin inseguridades, sin tener que aplazar para mañana las necesidades que tenemos hoy. Aceptémoslo, muchos de nosotros nos decimos eso de “algún día” le diré a esa persona cuánto me gusta, “algún día” le pediré a mi jefe un aumento, “algún día” haré ese viaje increíble, “algún día”….
Sin embargo “algún día” nunca aparece en el calendario. Dejamos pasar el tiempo y la vida se nos escapa por las tuberías de la indecisión o el miedo. ¿Vale la pena? Desde luego que no. Por tanto, aunemos confianza, autoestima, determinación y unas gotas de coraje para escalar nuestros sueños, para defender las propias necesidades.

Para concluir, ser emocionalmente más fuertes es una tarea que en realidad nunca se termina. Es un quehacer cotidiano, es un tendón psíquico que cuidar y que ejercitar en cada reto, que aplicar en cada adversidad y en cada sueño. Es un acto de confianza en uno mismo donde entender que la felicidad se trabaja, que el bienestar se cultiva con cariño y amor propio.


Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

martes, 26 de diciembre de 2017

Doce hábitos que las personas felices practican


¿Existen fórmulas específicas e infalibles para alcanzar la felicidad? Creemos que no, pues no debemos ver a la felicidad como una meta a alcanzar en un remoto futuro.

► La felicidad es un estado interior que podemos capturar de instante en instante.

Esa felicidad que todos buscamos se encuentra “oculta” en los detalles de nuestro diario vivir y existen ciertas acciones simples que quienes se consideran a sí mismos como personas felices suelen poner en práctica día a día.
Aquí compartimos algunos hábitos que pueden ayudarte a ser tan feliz como desees:

1- Considera a los problemas como desafíos

Ante cualquier dificultad o contingencia, sea por una persona o algún suceso, trata de pensar que lo superarás y habrás aprendido de ello una nueva lección.
Como dice el popular dicho “Lo que no me mata, me fortalece”.

2 – Aprende a perdonar

Cada vez que alguien te critique o hiera con sus palabras, trata de olvidar las ofensas. Aun cuando sepas que lo dijo intencionadamente, déjalo pasar y no permitas que te afecte.
Recuerda que aceptar a los demás por quienes son y conocer tus propias virtudes, te hará más fuerte y feliz.

3 – Sé amable y agradecido/a

Quienes tratan a los demás de modo rudo o desagradable, en el fondo lo que demuestran es su propia insatisfacción e inseguridad. Sin embargo, cuando eres amable con los demás, la amabilidad dada volverá a ti.
Además de ser cuestión de buenos modales, al expresar tu reconocimiento y agradecimiento a las demás personas, ellos se sentirán más inclinados a ayudarte en el futuro.

4 – No busques la aprobación ajena

Mientras hagas aquello que te hace feliz, no necesitas buscar la aprobación de los demáspara validar tus actos.
Siéntete libre de hacer aquello que te complazca a ti, sin importar el qué dirán. Esto contribuirá, además, a alimentar tu autoconfianza.

5 – Hay cosas que no van a cambiar, ¡acéptalas!

En la vida de todos existen cosas que podemos cambiar y mejorar, tanto de nuestro entorno como de nosotros mismos.
Podrás mejorar tus habilidades deportivas, tu dominio de otro idioma o tu estado físico, pero no podrás cambiar tu altura o los padres que te han tocado en suerte.
Deja de luchar contra aquello que no puede ser cambiado y te sentirás más liviano/a para transitar tu camino.

6 -Viaja a menudo

Si tienes la oportunidad de viajar, ¡no dejes de hacerlo!
Conocer lugares diferentes y ver cómo vive la gente en lugares distintos a los que estás acostumbrado, hará que te sientas feliz de retornar a tu entorno cuando llegue el momento.
Conocer otros sitios y costumbres te ayudará a tirar abajo muchas estructuras mentales que no hacen más que limitarnos. De este modo, salir de tu entorno cotidiano te ayudará a ser más flexible y tolerante.

7 – Aliméntate bien

Eres lo que comes. Si te alimentas en base a comida chatarra, es muy probable que experimentes falta de energía y disminuida claridad mental.
Asegúrate de ingerir suficientes frutas, verduras, proteínas y carbohidratos. Practica la moderación y verás cuánto más animado/a te sientes.

8 – Cuida de ti mismo/a

Para sentirte bien, debes verte bien. La higiene personal, el cuidado y la vestimenta contribuirán a que te veas y sientas mejor.
Por más superficial que parezca, el simple hecho de cuidar nuestro aspecto personal puede cambiar nuestro estado de ánimo y llenarnos de entusiasmo para enfrentar la vida.

9 – Alimenta tus relaciones personales

En la mayoría de los casos, la familia es quien nos ama incondicionalmente. Es importante mantenerse en contacto con ellos, ya sea con una llamada telefónica o una visita.
Los amigos son el apoyo y la inspiración de la gente feliz. Dedica tiempo a comunicarte con ellos con frecuencia. Mantén el contacto con tus seres queridos.

10 – Sé honesto/a

Las mentiras más insignificantes pueden provocar efectos desastrosos en la vida de las personas. Lo que haces es lo que recibirás. Si mantienes una conversación honesta, lograrás mantener un nivel más alto de integridad en tu entorno.

11 – Tómate el tiempo necesario para escuchar

Si deseas ser oído/a, es fundamental primero escuchar a los demás y no interrumpirlos cuando hablan.
Al escuchar realmente, en lugar de esperar para hablar, podrás entender las motivaciones de los demás. Esto contribuirá a que experimentes empatía y entendimiento, tanto de tu parte para con ellos como viceversa.

12 – Pasa tiempo a solas

Las personas más felices saben disfrutar la soledad. Esto se debe a que se aman a sí mismos y pueden disfrutar cómodamente tanto compartiendo el día con otros como pasándolo solos.
Haz lo mismo; quítale a la soledad ese velo de negatividad con el que suelen pintarla. ¡Aprende a disfrutar de tu propia compañía!

Psicología/Paula Aroca
https://lamenteesmaravillosa.com
Imágenes cortesía de Marie Cardouat, Alexandra Huard