Mostrando entradas con la etiqueta filosofia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta filosofia. Mostrar todas las entradas

martes, 5 de diciembre de 2017

Esto es lo único realmente importante (lo que la Muerte le enseñó a un joven brahmán)

Uno de los episodios más entrañables de la historia de la filosofía de la India -la visita de un joven brahmán a la Muerte- contiene una preciosa enseñanza sobre lo verdaderamente trascendental

 

El profesor Surendranath Dasgupta, autor de una ambiciosa y generalmente brillante historia de la filosofía de la India, señala en su capítulo sobre las enseñanzas de los Upanishads, los textos que revelan los secretos de los Vedas, orientados a buscar el camino del jnana (el conocimiento):

La emancipación es la meta natural y única del ser humano porque representa su naturaleza y esencia. Es realizar [hacer real] nuestra propia naturaleza lo que se llama emancipación. Ya que desde el principio y por siempre somos nuestra propia naturaleza esencial y por lo tanto [estamos] emancipados, lo único necesario para nosotros es saber lo que somos.

Así, lo único realmente importante es conocernos a nosotros mismos, todo lo demás son distracciones y obstáculos que prolongan nuestro sonámbulo y errático vagar por el mundo cíclico, donde el sufrimiento es la norma. El profesor Dasgupta entiende que este es el tema fundamental del Katha Upanishad, en el que el joven brahmán (brāhmaṇa en sánscrito) Naciketas tiene un intercambio memorable con la Muerte. Este es uno de los episodios más famosos en la historia de la literatura sánscrita y es considerado como la esencia de las instrucciones para alcanzar (o reconocer) el Atman, el alma inmortal que es la realidad intrínseca de todas las cosas, libre de todo sufrimiento, dicha inmaculada.

Como en toda historia clásica de instrucción esotérica, Naciketas, al ser enviado a la Muerte, a Yama, quien conoce lo que está más allá de lo perecedero, de lo mundano (todo lo que devora), debe probar su valor, su renuncia y su fe. Sólo así podrá acceder a la recompensa última que es la sabiduría. De entrada Naciketas muestra algo de su talante, al esperar a Yama haciendo un ayuno de 3 días en su morada. La Muerte, en recompensa a esta acción, le ofrece cumplirle tres deseos. Primero Naciketas resuelve su deuda con su padre y le pide a la Muerte que Gautama (su padre) olvide su enojo y se complazca de sus actos. Con esto muestra respeto a las normas brahmánicas y también simbólicamente se libera de su karma, lo que de alguna manera le permite acceder a un conocimiento más sutil y puro.

El segundo deseo es conocer el secreto "del fuego que conduce al cielo". Este fuego en la tradición védica es el sacrificio y la concentración ascética de la atención, "tapas". Yama la explica que el fuego "es el comienzo de este mundo", es la sustancia del sacrificio con el que se creó el mundo y es la llave también para alcanzar lo divino: "Este fuego es el medio para alcanzar el mundo infinito y también su fundamento, entiéndelo como asentado en la caverna del corazón". Yama luego le enseña a Naciketas a preparar el sacrificio del fuego.

Para su tercer deseo, donde se concentra la esencia de la enseñanza, Naciketas le pide a Yama conocimiento sobre la naturaleza del alma y si ésta subsiste a la muerte, una pregunta ciertamente pertinente pero que exige a la Muerte revelar su más celoso secreto. Mientras que los anteriores deseos habían sido cumplidos sin ningún reparo, en este caso Yama se muestra reticente. Le ofrece, en cambio, hacerlo príncipe del mundo y brindarle riquezas y placeres: "mujeres deliciosas con carros e instrumentos musicales", placeres a los cuales los mortales no acceden... Pero el joven muestra una madurez inusitada: "Las cosas de los mortales son efímeras, oh Antakr, y agotan el brillo de los sentidos. Incluso el calor de todos los sentidos se agota. Incluso una vida entera es deleznable. ¿Carros? ¿Danzas y canciones? Contigo toda vida es corta. La recompensa que deseo es lo que he dicho". A lo que Yama responde:

“Una cosa es buena, otra es placentera. Bienaventurado es aquel que elige la buena; aquel que elige el placer se desvía de su meta. Pero tú, habiendo considerado los objetos del deseo, los has abandonado. Estas dos, la ignorancia (cuyo objeto es lo placentero) y la sabiduría (cuyo objeto es lo que es bueno), son conocidas por ser opuestas y llevar a diferentes metas. Creyendo que este mundo existe y no el otro, el joven descuidado cae una y otra vez en mi dominio... El conocimiento que tú has pedido no se obtiene a través del raciocinio. Yo sé que la felicidad mundana es transitoria puesto que lo firme no será obtenido por lo que no es firme. El sabio, al concentrarse en el alma, conociendo aquello que es duro de aprehender, abandona tanto la alegría como el sufrimiento. Tú, Oh Naciketas, eres como una casa cuya puerta está abierta al Brahman [el Ser universal, la Verdad Absoluta]. Brahman es inmortal, quien sea que lo conozca obtiene todo lo que desea. El sabio no nace; no muere; no es producido de ninguna parte. Nonata, eterna, el alma no muere, aunque se mate al cuerpo; más sutil que lo sutil, más grande que lo grande, sin moverse viaja lejos, inmóvil alcanza la totalidad. Pensando en el alma como incorpórea entre cuerpos, firme entre cosas impermanentes, el sabio se libera de todo sufrimiento. El alma no puede alcanzarse con elocuencia, entendimiento o aprendizaje. Sólo puede alcanzarse por aquel a quien ella elige. A él le revela su propia naturaleza.”

La anterior es una traducción de lo expuesto sobre el Katha Upanishad por Dasgupta en el primer tomo de su Historia de la filosofía de la India y contiene lo esencial en términos filosóficos de lo que Yama le dice a Naciketas, si bien no incluye la instrucción completa más esotérica para alcanzar el Atman, que es parte de una enseñanza yóguica para conducir la energía por el canal central, desbloquear los nudos del corazón y separar al alma o al ser (purusha) del cuerpo. De cualquier manera esta enseñanza más esotérica necesita, para aplicarse, de la instrucción oral precisa de un gurú. Dasgupta explica el último enunciado:

Siempre que el Sí mismo [Self] se identifique con sus deseos actúa en concordancia con ellos y cosecha sus frutos en el presente y en vidas futuras. Pero cuando llega a conocer la verdad más alta de sí mismo [de su ego], que él mismo es la esencia más alta y el principio del universo, lo inmortal e infinito, deja de tener deseos, y alejándose de los deseos realiza la verdad última de sí mismo en su propia infinitud. El hombre es, como si fuere, el epítome del universo y contiene dentro de si los constituyentes del cuerpo groso (annamaya kosa), las funciones vitales (pranamaya kosa), el deseo y la voluntad (manomaya) y los pensamientos e ideas (vijnanamaya), y hasta que se mantenga a sí mismo en estas esferas y atraviese por una serie de experiencias en esta vida y en vidas siguientes, estas experiencias obedecen a sus deseos y en ese sentido son creadas por él mismo. Sufre placeres y dolores, enfermedad y muerte. Pero si se retira de éstas hacia su verdadero ser inmutable, existe en un estado de unidad con su experiencia y no hay cambio ni movimiento. Lo que es este estado no puede explicarse por medio de conceptos. Uno sólo puede indicarlo apuntando que no es ninguno de los conceptos que pueden encontrarse en el conocimiento ordinario; no es nada de lo que uno conoce como esto o esto otro (neti neti). En este infinito y verdadero sí [Atman] no hay diferencia, no hay diversidad, no hay yo o tú. Es como un océano en el cual toda nuestra existencia fenoménica se disolverá como un grano de sal en el agua.


Fuente: Pijamasurf

lunes, 15 de mayo de 2017

WU WEI – El No Hacer




¿Qué sentido puede tener el No Hacer, tan familiar a la visión taoísta de las cosas, en el contexto de nuestra agitada vida contemporánea?
El No Hacer no es abulia, es como un ir y venir propio de la dinámica de la vida. Tiene algo que ver con esa imagen clásica del ojo del ciclón: en un ciclón, en una tormenta, hay una zona de calma, el llamado ojo del ciclón. Está en el centro y se desplaza con el ciclón.
Si tenemos en la vida una actividad desenfrenada, programada contra el reloj, y no hay un ojo en la tormenta, terminaremos siendo víctimas del estrés, nuestra vida será desequilibrada. Esto es en realidad un problema de supervivencia, Cuando contamos con ese espacio donde no ocurre nada, podemos estar relajados y al mismo tiempo comprometernos en un hacer muy intenso. La relación entre el No Hacer y .el Hacer es como un ir y venir.
En inglés hay un juego de palabras muy interesante, utilizado por Francisco Varela en De cuerpo presente, su libro-puente entre la tradición budista y las ciencias cognitivas occidentales. Cuando se dice The eye of the storm, que significa el ojo de la tormenta, se escucha como The I of the storm, que quiere decir el yo de la tormenta. Esto alude al hecho que nuestro yo, que solemos concebir como algo fijo, estable, sólido, según la psicología budista, por el contrario, no es más sólido ni fijo que el ojo de una tormenta.
El tiempo de No Hacer es un tiempo para estar ahí simplemente. Son tiempos o momentos que llegan naturalmente, como cuando estamos en contacto con la naturaleza, cuando contemplamos una puesta de sol, cuando nos ponemos bajo la luz de la luna,
Pero, a la vez, hay también vías y caminos que apuntan al No Hacer. Si nos disponemos a No Hacer, esto podría parecer un método, puesto en obra para alcanzar un objetivo. Otra forma de seguir haciendo cosas. Pero no es así. Por ejemplo, en el zazen (práctica de la meditación sentado en el budismo zen), uno se sienta frente a un muro, sin ningún objetivo ni meta. No se sienta allí para lograr algo, se trata tan sólo de estar ahí y resonar con el ritmo del universo,
El tiempo del No Hacer, el zazen, y también el tai-chi están muy cercanos. Por ejemplo después de practicar tal-chi podemos sentir la necesidad de sentarnos un tiempo, y ahí puede surgir un grado de presencia o de transparencia en forma muy natural y espontánea. Además, el tai-chi es algo muy simple y sutil.
Empieza con un movimiento deliberado, pero hay movimientos que cada vez van saliendo de una parte más profunda de nosotros, hasta que salen del centro vital (Hara). Así, este movimiento se convierte en un hacer que no proviene del lugar desde el que uno actúa cotidianamente. Esto se refleja de una manera muy somática: en la vida cotidiana el movimiento de las manos y de los brazos suele predominar, iniciado desde la cabeza o de las emociones.
En el tai-chi el movimiento viene del centro de uno mismo. La persona se mueve desde su centro y ese movimiento se propaga a los brazos. A través de este movimiento va experimentando un No Hacer desde el punto de vista del actor dominante habitual. Este actor va dejando de hacer y abandonando su lugar a un actor más profundo, Hay un cambio de nuestro centro de gravedad.
Hay veces que podemos sentir esa necesidad de ponernos en un estado de No Hacer, igual como podemos desear sentarnos bajo un sauce en una tarde calurosa de verano. Otras veces es como algo que nos invade, que está siempre ahí y que siempre ha estado ahí, sólo que no nos habíamos sintonizado con ello.
Es una manera de estar en el mundo, que viene naturalmente. Es una sensación directa, somática, como estar en un jardín y sentir que vemos por primera vez el color de las flores o la presencia de un arbusto. Y así nos damos cuenta, por contraste, que la mayor parte del tiempo hemos estado viviendo en un. mundo plano. En cambio, en estos otros momentos sentimos una profundidad que nos hace ver en tres dimensiones. Experimentamos así una sensación de espacio y de presencia.
Evocando experiencias de otras personas, recuerdo que Krishnamurti en algunos de sus libros describe experiencias muy personales de este tipo. Y es interesante, porque él habla de la no-práctica. Krishnamurti no está de acuerdo con la práctica, ni siquiera con la de la meditación y, menos aún, con una tan específica como el tai-chi. Para Krishnamurti, las experiencias más interesantes tienen que ver con la naturaleza, con la percepción, la energía, la presencia. Eso no está propiamente inscrito en una práctica, es algo que puede ocurrir en cualquier momento a cualquier persona. Es como vivir en forma diferente o como retornar a la condición que debiera ser la normal.
El No Hacer puede ser tanto una práctica como el ir y venir de la vida. Yo acepto ambas facetas: participar en prácticas formales y dejarse invadir por ese ir y venir.
El No Hacer está muy relacionado con la actividad del inconsciente, con el hacer del inconsciente, en el sentido positivo del término.
El relajar nuestro intento de construcción, programación y planeamiento consciente de toda la vida, nos vuelve más receptivos a lo que se podría llamar la sabiduría del Inconsciente. Sentimos así un contacto con algo más profundo y perspicaz que nosotros mismos.
La relación entre el consciente y el inconsciente podría describirse por la imagen del iceberg: el ápice encima del agua y la mayor parte bajo ésta. En mi experiencia, siento que en esa parte bajo el agua está mi centro de gravedad.
Cuando hay un mayor contacto con el inconsciente, si realmente no lo hacemos activamente, sino que actuamos como desde el ojo del ciclón, hay un flujo de energía que emerge de la parte baja del iceberg.
Eso es algo que se puede sentir concretamente. Como consecuencia práctica de este contacto nos conectamos con una fuente de energía que puede ser muy fuerte, que incide en nuestra capacidad de trabajo, en nuestra resistencia física y, seguramente, influye a nivel fisiológico en el sistema inmunitario, por ejemplo. Repercute en todo el cuerpo.
El No Hacer incide también en el aprendizaje. La tensión del Hacer voluntarioso suele ser aquí el peor obstáculo.. Por el contrario, el No Hacer, que implica la relajación de este intento, nos permite situarnos en una postura en que la energía circula más libremente, aumenta nuestra receptividad y se despliegan nuestra intuición y creatividad. Posibilita comenzar a aprender con el cuerpo, dejando de apoyarse en el discurso verbal dominante. Y, justamente, este aprender con el cuerpo es percibido como un No Hacer por nuestro ego habitual.
Puede ser que todo esto no nos resulte fácil si no podemos detener nuestra actividad, si nos parece imposible darnos un espacio para el No Hacer. Frecuentemente decimos: No tengo tiempo para…., estoy tan ocupado que no puedo … . Pero una cosa fundamental es empezar apoyándose en aquello con lo que tenemos más contacto.
Si alguien está lanzado en una actividad delirante y le dicen que sería muy bueno que se sentara a meditar, la persona dirá que lo ve como imposible. En esos casos, comenzaría con el cuerpo. Un mínimo de trabajo con el cuerpo influye mucho en nuestro estado de ánimo.
El movimiento lento, a un ritmo que no es el usual, cambia inmediatamente la actitud de agitación. Hay algo automático en esto. Está dentro de lo posible porque toda persona se siente capaz de controlar el cuerpo. Variar el ritmo del movimiento es algo accesible a todos, y, a partir de ese cambio, puede empezar a surgir una actitud que mira el transcurrir de las cosas: es el impulso inicial y posibilita el paso siguiente.
Jorge Soto Andrade

jueves, 27 de abril de 2017

Hinduismo: Brahma, Vishnu y Shiva


BRAHMA 


BRAHMA es considerado como el Ser Supremo, el dios de dioses; Brahma, Vishnu y Siva, son sus manifestaciones. Es verdad que en algunos versos de los Vedas, algunos de sus atributos también se dan a otras deidades, y en algunos de los Puranas se dice que hay varios dioses iguales al Supremo Brahma.
No obstante, Brahma es considerado por los hindúes, opinión que encuentra mucho fundamento en sus escrituras, como el Supremo Dios: el origen de todos los demás y del que éstos son sus manifestaciones.
En el Atharva-Veda se lee: “Todos los dioses están en Brahma como las vacas en un establo”. En el principio, Brahma era este universo, el creó a los dioses. Habiendo creado a los dioses, los colocó en los mundos. Agni, en este mundo, Vayu en la atmósfera y Surya en el cielo. Y en los mundos que son más altos, colocó a los dioses que son aun más elevados. Entonces Brahma partió hacia la esfera más alta llamada Satyaloka, el más excelente y lejano de todos los mundos. Los dioses eran originalmente mortales, pero cuando fueron penetrados por Brahma, se volvieron inmortales.
En el Taittiriya Brahmana se dice que: Brahma creó a todos los dioses y a este mundo entero. Dentro de él están todos estos mundos. Dentro de él está este universo entero. Brahma es el más grande de todos los seres. En Brahma están los treinta y tres dioses.
                                                            VISHNU:

A Vishnu se le conoce como la segunda persona de la Trimurti o tríada Hindú; pero a pesar de ser el segundo, esto no implica en modo alguno que deba ser considerado inferior a Brahma. En algunos libros se dice que Brahma es la primera causa de todas las Cosas, en otros se afirma, fuertemente que este honor pertenece a Vishnu, mientras que en otros se le concede a Siva. Así como el principal trabajo de Brahma es la creación, el de Vishnu es el de la preservación y el de Siva, la destrucción.
Vishnu, sin embargo, crea, conserva y destruye, aunque en tres formas distintas. Tuvo varias encarnaciones en La Tierra. La primera fue como un pez, luego como una tortuga, la tercera como un jabalí y la cuarta como un león. La quinta encarnación fue como un enano, la sexta Parasurama, con la forma de un guerrero, la séptima como Rama y la octava como Krisna. Estas dos últimas encarnaciones fueron muy importantes para la tradición hindú.
Para algunos hinduistas y, obviamente para los budistas, Buda fue la novena encarnación de Vishnu. Se espera todavía una siguiente encarnación que se llamará Kalki quien se supone cabalgará por La Tierra y castigará a los malos. Sus apodos: Ananta-Infinito, Hari-Ladron salvador, Madhana-La miel, Mukanda-Libertador, Narayana-Origen, Svayambhu-Existencia propia, Yajnesvara-Señor del sacrificio, etc.
El Dios Vishnu siempre es representado en posición vertical, llevando una corona, y portando algunos elementos como una concha, la flor de loto, un disco y un palo, que muestra en cada uno de sus 4 brazos. Hoy en día Vishnu sigue siendo una deidad de culto, y alberga dentro del territorio hindú a una serie de templos y lugares a donde peregrinar.
                                                          SIVA O SHIVA:

Shiva es la tercera persona de la Tríada Hindú. Siendo Brahma el creador y Vishnu el preservador y estando todas las cosas sujetas a decaer, hacía falta un “destructor” para completar el sistema y es por eso que su nombre significa “el que no es propicio”; la destrucción es considerada como la función especial de Siva.
Esto no parece armonizar mucho con la forma mediante la que se le suele representar. Debería recordarse, sin embargo, que según las enseñanzas del hinduismo, la muerte no implica muerte en el sentido de pasar a la no-existencia, sino simplemente un cambio a una nueva forma de vida.
Aquel que destruye, por lo tanto, hace que los seres asuman nuevas fases de existencia: el Destructor es realmente un re-Creador. De ahí que le sea dado el nombre de Shiva, el radiante o el dichoso. No hubiera sido así en caso de considerárselo como el destructor en la acepción corriente de este término.
En el Hinduísmo reciente, y según las enseñanzas de las Epopeyas y los Puranas, Shiva juega un papel muy importante, habiéndose escrito varios libros dedicados a cantar sus alabanzas. Sin embargo, su nombre no figura entre los dioses de los Vedas. Por ello y a fin de aumentar su veneración entre los hombres, se ha afirmado que coincide con el Rudra de los Vedas. También se le conoce como Mahadeva o Mahayogui.
Algunos lo consideran un dios hogareño, casado con la Diosa Parvati, mientras que otros lo consideran viviendo solo como un asceta en el Monte Kailash en los Himalayas. Se cree que el río sagrado Ganga vino a la tierra desde el cielo a través del cabello de Shiva.
El símbolo más común es la linga, (símbolo fálico) una piedra cilíndrica colocada en una base circular. Se cree que la linga representa la totalidad de la visión hindú del mundo. Como corona tiene la luna creciente, y un adorno hecho de piel de tigre y elefante. Su garganta es azul, con una gran cobra enrollada alrededor del cuello.
Lleva collares y una guirnalda, y serpientes trepando por todo su cuerpo. También lleva un fajín, un cordón sagrado, y brazaletes. Tiene tres ojos y cuatro brazos, con ceniza sagrada esparcida por todo su cuerpo. Con dos de sus manos sostiene un tridente, y un tamborcito (damaru); con las otras dos manos forma mudras, de abhaya (protección) y varada (concede bienes). Sus ojos están medio cerrados en una postura sagrada llamada sambhavi mudra, (dirigidos al entrecejo) Los ojos medio cerrados de Shiva indican que su mente permanece en el Ser, mientras que su cuerpo está actuando en el mundo externo.
Shiva/Shakti es el aspecto dual de la Divinidad. La parte derecha del cuerpo corresponde al aspecto masculino (Shiva), y la parte izquierda del mismo representa el aspecto femenino, que a través de diferentes momentos adopta distintas formas y nombres. Esta forma andrógina se llama Ardhanarisvara o “Las dos mitades de la personificación de Dios”.
Inma Martín
elrincondelsadhu.blogspot.com
https://compartiendoluzconsol.wordpress.com

domingo, 23 de abril de 2017

YO CONMIGO



En mi opinión, hay una cosa muy evidente, pero que muy evidente, tan básica que parece demasiado simple -incluso una enorme perogrullada-,  algo que parece que no es necesario hablar de ello… pero que sí hay que hablar de ello.

Es esto: si hay un denominador común a lo largo de toda la vida de cualquiera de nosotros es que uno siempre ha estado consigo mismo.

Ya lo advertí: demasiado simple. Elemental. Algo archisabido. Nada nuevo. 

¿O sí?

Desde que uno nació y hasta este mismo instante -aunque está previsto que siga siendo hasta el día de la muerte-, uno se ha acompañado a sí mismo en todo momento: durante el parto, a lo largo de la infancia, en los actos más notables y en los tiempos más difíciles, en el inodoro y en la cama, con ganas o sin ellas… y esto que aparenta no tener importancia por ser tan básico, resulta que sí es importante porque observándolo con atención, nos hace darnos cuenta de que la convivencia con nosotros mismos es algo continuo, inevitable, de larga duración, de insistente relación, y por ello conviene que sea buena, agradable, amena, satisfactoria, y enriquecedora.

Es primordial e imprescindible que la concordancia con uno mismo, la relación sincera y sin zancadillas, el amor en vez de la enemistad, el auto-cuidado exquisito, el respeto intachable en cualquier circunstancia, y la voluntad de cooperación, estén siempre ineludiblemente presentes en la relación que cada uno mantiene consigo mismo.

El hecho de que estemos con nosotros a todas horas, en todas las circunstancias, en cualquier lugar, no ha de menospreciar ni desapreciar la relación, que debiera ser óptima en todos los instantes, ya que debiésemos ser para nosotros como con nuestro amado cuando recién le conocemos y no deseamos que ese estado idílico desaparezca nunca.

Ya que llevamos juntos tanto tiempo, y que nos queda aún más tiempo de seguir juntos –cada uno consigo-, es conveniente y hasta provechoso que nos llevemos bien, que rememos en la misma dirección, que podamos dialogar con libertad y con apertura –como lo hacemos con nuestro más querido e íntimo amigo-, que nos demos todo tipo de facilidades para que la relación fluya y que cada uno sea su propio y mejor aliado.

Ya sé que parece extraño eso de disociarnos en dos partes, pero la realidad es que todos hemos vivido o vivimos así. Todos conocemos esa experiencia de sentir que alguien desde dentro nos boicotea, o que nos critica, o que no está de acuerdo siempre y con todo, incluso que se siente a disgusto por formar parte de uno y que preferiría estar en otra persona.

En realidad, todos albergamos en nuestro interior multitud de yoes. Unos están a nuestro favor y colaboran, y otros –más egoístas y menos solidarios- se dedican a criticarnos, a sacarnos faltas y defectos, a criticarnos y juzgarnos con crueldad y sin respeto, hasta a obstaculizarnos en los propósitos que diseñamos pensando en nuestro bien.

Si tú no eres de esas personas, enhorabuena. No sé si eres consciente de lo satisfactorio que es eso.

Si eres como la inmensa mayoría, te sugiero que revises tu relación contigo. Que tengas una conversación con ánimo conciliador. Que te marques buenos propósitos y pidas colaboración por parte de todos los que te componen. Que te mires al espejo y te sonrías desde el corazón. Que te des un abrazo, firmes la paz, y disfrutes de tu compañía. 

Y que así sea siempre y por siempre.

Aunque, claro, eso depende de ti.

Tú decides.

Te dejo con tus reflexiones…



Francisco de Sales
buscandome.es

Foto: Fernando
http://www.imgrum.org
COYOTE @PORLOSBARRIOS

viernes, 24 de marzo de 2017

Carl Gustav Jung y su legado a la psicología espiritual


La obra de C. G. Jung es un proceso de búsqueda constante, una alquimia maravillosa entre la Psicología Analítica, la antropología y la filosofía donde dejarnos conceptos tan interesantes como “el inconsciente colectivo”, “los arquetipos”, la”sincronicidad” o las bases de un legado espiritual donde se esconde todo un crisol de idearios.
Cuando hablamos de psicólogos famosos, el primero que aparece en la mente de la mayoría de las personas es el icónico rostro de Sigmund Freud. Sin embargo, para muchos, fue Carl Gustav Jung quien logró dejar una impronta mucho más profunda en el estudio de la personalidad y la psique humana.
“Si eres una persona con talento no significa que hayas recibido algo, quiere decir que puedes hacer algo”
                                                                        Carl Gustav Jung

Cabe decir que aunque Jung trabajara en estrecha colaboración con Sigmund Freud durante años, el enfoque de este último sobre la sexualidad como factor relevante detrás de la conducta humana fue siempre una píldora difícil de tragar para el psiquiatra suizo.
En la mente prodigiosa de este libre pensador, fundador de la Psicología Analítica, existían muchas más inquietudes que sobrepasaban las bases teóricas en las que Freud se movía. A pesar de ser un psicólogo clínico práctico y teórico, dedicó la mayor parte de su vida a explorar otros reinos, a dejarse envolver por la filosofía oriental y occidental, por las artes, la literatura, la astrología, la sociología o incluso la alquimia.
Un legado de saberes no exentos de interés del que deseamos hablarte a continuación.


El sueño de infancia que le abrió los ojos

C. G Jung dijo una vez que el ser humano nace tres veces. La primera responde al nacimiento real, el físico. El segundo acontece con el desarrollo del ego, y el tercero es el que da forma al nacimiento de lo que él denominó como “conciencia espiritual”. Según Jung, este último alumbramiento nunca llegará a producirse si la persona se centra en exclusiva en el ego, en sus condicionamientos aprendidos o en esos patrones mentales rígidos y poco receptivos.
“El sueño es la pequeña puerta escondida en el más profundo e íntimo santuario del alma”
                                                                  Carl Gustav Jung

Sin embargo, parece ser que el propio psiquiatra suizo experimentó este tercer despertar siendo niño gracias a un sueño extraño, simbólico a la vez que fascinante. Era una sala amplia con una alfombra roja donde se alzaba un ser extraño postrado en trono. Era un monstruo con aspecto de árbol que lucía un inmenso ojo en el centro. Vestía piel de hombre y apenas reaccionó cuando el pequeño Gustav Jung se acercaba hasta él. Sin embargo, al poco pudo escuchar la voz de su madre que le gritaba desde una fosa cercana que no se acercara, que era “el comedor de hombres”.

A pesar de que en un primer momento aquel sueño fue recibido más bien como una temible pesadilla, no tardó en despertarse en él un profundo interés por el mundo de lo onírico y su simbología. Años después fue consciente de que aquel sueño fue como una llamada, como una invitación directa a investigar lo que más tarde se denominaría por parte de los psicoanalistas, como “lo inconsciente“.

El legado espiritual de Jung

A pesar de que el enfoque clínico en el que trabajaba C. Gustav Jung se basaba en una psiquiatría muy teórica, siempre tuvo claro que no deseaba quedarse con esa visión reducida y limitada sobre el campo del conocimiento humano. No tardó en incorporar a sus teorías raíces de la antropología, conceptos del arte, de la espiritualidad y de ese legado cultural donde se escondían ideas reveladoras sobre el reino del inconsciente.
  • Jung estudió en profundidad el cristianismo, el hinduismo, el budismo, el gnosticismo, el taoísmo y otras tradiciones porque para él, lo espiritual constituía la raíz misma de la vida psíquica.
  • Uno de sus ejes vertebradores era que para entender la mente humana también había que estudiar los productos de esta, es decir, sus producciones culturales.
  • A su vez, defendió en múltiples ocasiones que toda experiencia espiritual era esencial para favorecer nuestro bienestar, algo en lo que Sigmund Freud no estaba de acuerdo.
  • En 1944 Jung publicó Psicología y Alquimia para demostrar cómo en muchos de nuestros sueños más comunes se esconden símbolos utilizados por los alquimistas, así como imágenes mitológicas que todos tenemos arraigadas en nuestro subconsciente.
Con estas ideas, Jung reforzaba el carácter universal de su teoría del arquetipo haciendo además una defensa en valor de la espiritualidad como herramienta para mejorar la salud psíquica del hombre moderno.

Jung y el estudio de los mandalas

C. G Jung, en su infinita pasión por esos saberes arraigados en nuestras culturas ancestrales, no tardó demasiado en descubrir los efectos psicológicos de los mandalas, mientras que abordaba el estudio de la religión oriental.
  • Según él mismo explicó en numerosas ocasiones, el mandala responde a un diseño geométrico sagrado capaz de provocar algo revulsivo a la vez que terapéutico en nuestro interior.
  • Toda figura con forma de círculo supone no solo una representación del cosmos, es una invitación directa a escuchar nuestro ser, a restaurar la armonía y a favorecer un despertar, un crecimiento.
Jung utilizó los mandalas con sus pacientes para favorecer en ellos la escucha de la voz interior. Era un modo de descentralizar el ego, de romper el rumor de los pensamientos obsesivos para que la persona encontrara nuevas rutas de liberación y se asomara a un nuevo estado de conciencia.
“Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”
                                                                      Carl Gustav Jung  
Para concluir, el legado de Carl Gustav Jung es sin duda uno de los más vastos, de los más ricos en cuanto a saberes, enfoques y concepciones. A pesar de que sus contribuciones teóricas siguen muy presentes en el campo del psicoanálisis, a día de hoy no falta quien prefiere centrarse solo en sus idearios espiritualistas.
Por nuestra parte te invitamos a conocer todo el conjunto de sus trabajo, sin restringir ningún área. Libros como “El libro Rojo”, “El hombre y sus símbolos”o “Recuerdos, sueños, pensamientos” son testimonios de un enfoque multidisciplinar, de un crisol de conocimientos y despertares que a día de hoy siguen inspirando a expertos, curiosos y profanos.

Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

martes, 21 de febrero de 2017

¿QUÉ ES EL AYURVEDA?


Miles de años antes de que la medicina moderna contara con evidencias científicas de la conexión entre la mente y el cuerpo, los sabios de la India desarrollaron el ayurveda, que hasta nuestros días es uno de los sistemas de salud mente-cuerpo más sofisticados y poderosos del mundo.
El ayurveda es más que sólo un sistema para tratar la enfermedad; es una ciencia de la vida (Ayur = vida, Veda = ciencia o conocimiento). Nos otorga sabiduría del cuerpo diseñada para ayudar a que la gente se mantenga vibrante y saludable mientras desarrolla su potencial humano al máximo.

Los principios básicos del ayurveda son: 
1) La mente y el cuerpo están inextricablemente conectados, y 2) Nada tiene mayor poder para sanar y transformar el cuerpo que la mente. 

Para liberarnos de la enfermedad necesitamos expandir nuestra conciencia y buscar que esté en equilibrio, para luego llevar ese equilibrio al cuerpo. Este proceso no es tan complicado como se oye. Por ejemplo, cuando meditas entras en un estado de conciencia expandida y quietud interior natural que refresca la mente y restaura el equilibrio. Dado que la mente y el cuerpo son inseparables, el cuerpo se equilibra naturalmente a través de la práctica de la meditación. En el estado de conciencia apacible que se crea con ayuda de la meditación, nuestra frecuencia cardiaca disminuye, el cuerpo reduce la producción de hormonas del “estrés” como el cortisol y la adrenalina y aumenta la producción de neurotransmisores que mejoran el bienestar, como la serotonina, la dopamina, la oxitocina y las endorfinas.

La meditación sólo es una de las herramientas más poderosas que los médicos ayurvédicos recetaban para equilibrar la mente y el cuerpo. El ayurveda cuenta con otras muchas prácticas para expandir la conciencia propia y cultivar el estado de equilibrio natural. A continuación veremos algunos de los aspectos más importantes de la metodología ayurvédica, así como sugerencias para ponerlos en práctica para que puedas crear salud perfecta en tu propia vida:

•    Entiende tu tipo mente-cuerpo único y por ende sus necesidades específicas. El ayurveda aborda la salud de manera personalizada y al conocer tu tipo de mente-cuerpo puedes elegir lo mejor para tu dieta, ejercicio, suplementos y otros aspectos de tu estilo de vida.  Puedes aprender más sobre los tipos mente-cuerpo para descubrir cómo identificar el tuyo aquí.

•    Lleva una dieta colorida y deliciosa.
La segunda función vital más importante, después de la respiración, es alimentarnos. Para que el cuerpo y la mente estén saludables nuestros alimentos deben ser nutritivos. La nutrición ideal proviene de consumir diversos alimentos frescos que se preparen de manera adecuada y que se consuman con conciencia. Una forma sencilla de asegurarte de que tu dieta está quilibrada es incluir los seis sabores ayurvédicos (dulce, salado, agridulce, picante, amargo y astringente) en cada comida. Al hacerlo te asegurarás de incluir los principales grupos y nutrientes que hay. Al incluir los seis sabores, observarás además que te sientes satisfecho y que disminuyen la necesidad de comer entre comidas y en exceso. Puedes encontrar más información sobre los seis sabores aquí.
Además de los seis sabores, llenar tu plato con los colores del arcoíris promueve una vida longeva y saludable. Literalmente, puedes ingerir la información del universo en tu biología. Los alimentos que son de color azul, morado, rojo, verde o naranja intenso son los líderes antioxidantes y contienen muchos nutrientes que aumentan la inmunidad y mejoran la salud.

•    Que tu sueño sea reparador y abundante.
De acuerdo con el ayurveda, el sueño es la nodriza de la humanidad.  Durante el sueño, nuestro cuerpo se repara y rejuvenece. La falta de sueño reparador interrumpe el equilibrio natural del cuerpo, debilita nuestro sistema inmune y acelera el proceso de envejecimiento. Los seres humanos por lo general necesitan entre seis y ocho horas de sueño reparador cada noche. El sueño reparador es aquel en el que no utilizas medicamentos ni alcohol para dormir, sino aquel en el que te dejas ir fácilmente una vez que apagas la luz y duermes profundamente durante la noche. Si te sientes cansado y con poco entusiasmo, tu sueño no fue reparador. Puedes encontrar una rutina de sueño más detallada aquí.

•    Vive en armonía con la naturaleza.
La frase “vivir en armonía con la naturaleza” tiene un significado preciso en el ayurveda, significa tener deseos saludables acordes con aquello que en realidad necesitas.  Tal como la naturaleza te hizo, lo que necesitas y lo que quieres no deberían estar en conflicto. Cuando estás en equilibrio, solo deseas aquello que nutre tu salud y tu vida.  Fluyes en armonía con los ritmos naturales de tu cuerpo, duermes bien, alimentas tus sentidos con experiencias, sabores, texturas, aromas, sonidos y paisajes que te levantan el ánimo y te nutren. Cuando no vives en armonía con la naturaleza, tus deseos no te nutren y tal vez tengas antojo de comida chatarra, no duermas bien y te dejes llevar por comportamientos compulsivos. Con el tiempo, un pequeño desequilibrio se puede convertir en un trastorno y después en una enfermedad, lo que te ocasionará más estrés y abandono. Haz ejercicio para estar en armonía con tu cuerpo 
Escuchar los mensajes de tu cuerpo te ayuda a tomar elecciones que te mantengan en armonía con tu inteligencia y ritmos interiores. El cuerpo siempre se expresa a través de señales de comodidad e incomodidad. Al elegir un cierto camino o comportamiento, pregúntale a tu cuerpo: “¿Cómo me hace sentir esto?” Si tu cuerpo te envía una señal de angustia física o emocional, pon atención y considera elegir algo más. Si tu cuerpo te envía una señal de comodidad y disposición, puedes continuar. Mientras que la mente vive en el pasado y el futuro, el cuerpo habita en el ahora y nunca duda. Sabe la verdad y te orientará hacia elecciones más evolucionadas.

•    Fortalece tu poder digestivo.
El ayurveda nos enseña que la buena salud depende de nuestra capacidad de metabolizar por completo la información nutritiva, emocional y sensorial que ingerimos. Cuando nuestra energía digestiva, conocida como agni (fuego), es fuerte, creamos tejidos saludables, eliminamos los desechos con eficacia y producimos una esencia sutil llamada ojas. Ojas, que podríamos imaginar como la fuente de nuestra vitalidad, es la base de la percepción clara, la fortaleza física y la inmunidad. Por otra parte, si nuestro agni es débil, la digestión es incompleta y conduce a la acumulación de residuos tóxicos conocidos como ama. La acumulación de ama en el cuerpo y la mente conduce a obstrucciones en el flujo de energía, información y nutrición, y es la base de toda enfermedad.

Estas son algunas prácticas ayurvédicas para fortalecer tu fuego digestivo:
•    Siempre siéntate a comer (no comas frente la computadora ni la televisión ni mientras conduces).
•    Come en un entorno tranquilo y no cuando estés molesto.
•    No comas hasta que sientas hambre.
•    Ingiere los alimentos a un ritmo moderado. No comas con prisa ni demasiado lento.
•    Minimiza los alimentos crudos, que son mucho más difíciles de digerir que los cocidos.
•    Incluye los seis sabores en cada comida.
•    Toma agua caliente con jengibre a lo largo del día.
•    Practica algún tipo de ejercicio moderado con regularidad.
•    Date un masaje con aceite de hierbas todos los días, para equilibrar tu tipo mente-cuerpo. Aquí encontrarás las instrucciones para darte un masaje.
•    Cada día, date tiempo para estar en la quietud de la meditación.
•    Usa hierbas que desintoxican como triphala, ashwagandha, guggulu, brahmi, jengibre, cúrcuma y neem.

    Tómatelo con calma.
El enfoque ayurvédico tiene que ver con alinearse con el poder organizador infinito de la naturaleza en lugar de luchar o tratar de forzar las cosas para que sean como quieres.  Este principio se encuentra ejemplificado en la ley del menor esfuerzo. Si observas la naturaleza, notarás que el pasto no se esfuerza por crecer; sólo crece. Las aves no intentan volar, sólo vuelan, y las flores no luchan por florecer, sólo lo hacen. La naturaleza funciona con facilidad, sin esfuerzo ni fricciones y de manera espontánea. Es intuitiva, holística, no lineal y nutritiva. Cuando tus acciones están motivadas por el amor, verás que todo fluye sin esfuerzo, porque la naturaleza se mantiene unida con la energía del amor. Cuando andas en busca de estatus, dinero, poder o elogios desperdicias energía, pero cuando el amor es lo que te impulsa a actuar, tu energía se expande y se acumula. Así que tómatelo con calma y déjate guiar por el amor.

Dr. Deepak Chopra
The Chopra Center
https://choprameditacion.com