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domingo, 18 de marzo de 2018

ADICTOS A PENSAR


Su mente es un instrumento, una herramienta. Está ahí para utilizarla en una tarea específica y cuando se termina la tarea, hay que dejarla de lado. Como se usa ahora, yo diría que el ochenta o noventa por ciento del pensamiento de la mayoría de las personas es, no sólo repetitivo e inútil, sino que por su naturaleza disfuncional y a menudo negativa, gran parte de él es también perjudicial. Observe su mente y descubrirá que esto es verdad. Ella causa una pérdida grave de energía vital.
Este tipo de pensamiento compulsivo es en realidad una adicción. ¿Qué es lo que caracteriza a una adicción? Simplemente esto: usted ya no siente que puede elegir detenerse. Parece más fuerte que usted. También le da una sensación falsa de placer, placer que invariablemente se convierte en dolor.
– ¿Por qué habríamos de ser adictos al pensamiento?
Porque usted está identificado con él, lo que significa que usted deriva su sentido de sí mismo del contenido y la actividad de su mente. Porque cree que dejaría de ser si dejara de pensar. Según crece, usted forma una imagen mental de quién es usted, basada en su condicionamiento personal y cultural. Podemos llamar a este ser fantasmal el ego. Consiste en actividad mental y sólo se puede mantener activo por medio del pensamiento constante. El término ego significa diferentes cosas para las diferentes personas, pero cuando lo uso aquí significa un falso ser, creado por la identificación con la mente.
Para el ego, el momento presente casi no existe. Lo único que se considera importante es el pasado y el futuro. Esta inversión total de la verdad es la causante de que en su “modalidad ego”, la mente sea tan disfuncional. Está siempre preocupada de mantener el pasado vivo porque sin él ¿quién es usted? Se proyecta constantemente hacia el futuro para asegurar su supervivencia y para buscar algún tipo de alivio o de realización en él. Dice: “Un día, cuando esto, aquello o lo de más allá ocurra, voy a sentirme bien, feliz, en paz”. Incluso cuando el ego parece estar ocupado con el presente, no es el presente lo que ve: lo percibe en forma completamente errónea porque lo observa con los ojos del pasado. O reduce el presente a un medio para lograr un fin, un fin que siempre está en el futuro proyectado por la mente. Observe su mente y verá que así es como funciona.
El momento presente tiene la clave de la liberación. Pero usted no puede encontrar el momento presente mientras sea su mente. 
– No quiero perder mi capacidad de análisis y discriminación. No me molestaría aprender a pensar más claramente, en forma más concentrada, pero no quiero perder mi mente. El don del pensamiento es lo más precioso que tenemos. Sin él, seríamos solamente otra especie animal.
El predominio de la mente no es más que una etapa en la evolución de la conciencia. Necesitamos pasar urgentemente a la próxima etapa; si no, seremos destruidos por la mente, que se ha convertido en un monstruo. Hablaré con más detalle sobre esto después. Pensamiento y conciencia no son sinónimos. El pensamiento es sólo un pequeño aspecto de la conciencia. El pensamiento no puede existir sin la conciencia, pero la conciencia no necesita al pensamiento.
La iluminación significa levantarse por encima del pensamiento, no caer a un nivel inferior del pensamiento, el nivel de un animal o una planta. En el estado iluminado, usted todavía usa su mente pensante cuando la necesita, pero en una forma mucho más enfocada y efectiva que antes. La usa sobre todo con fines prácticos, pero está libre del diálogo interno involuntario y hay una quietud interior. Cuando usted usa la mente y particularmente cuando se necesita una solución creativa, usted oscila unos cuantos minutos entre el pensamiento y la quietud, entre la mente y la no-mente.
La no-mente es conciencia sin pensamiento. Sólo de esta forma es posible pensar creativamente, porque sólo de esta forma el pensamiento tiene poder real. El pensamiento solo, cuando no está conectado con el reino mucho más vasto de la conciencia, se vuelve estéril rápidamente, insensato, destructivo.
La mente es esencialmente una máquina de supervivencia. Ataque y defensa contra otras mentes, recoger, almacenar y analizar información, eso es en lo que es buena, pero no es creativa en absoluto. Todos los artistas verdaderos, lo sepan o no, crean desde un lugar de no-mente, de quietud interior. La mente entonces da forma a la visión o impulso creativo. Incluso los grandes científicos han dicho que sus grandes logros creativos llegaron en un momento de quietud mental. El sorprendente resultado de una encuesta nacional entre los matemáticos más eminentes de Norteamérica, incluido Einstein, para conocer sus métodos de trabajo, fue que el pensamiento “juega sólo un papel subordinado en la breve y decisiva fase del acto creativo en sí mismo” (A. KoestIer, The Ghost in the Machine (Arkana, Londres, 1989) p. 180).
Así pues, yo diría que la sencilla razón por la que la mayoría de los científicos no son creativos, no es porque no saben pensar sino ¡porque no saben cómo dejar de pensar!.
No fue por medio de la mente, del pensamiento, como el milagro de la vida sobre la Tierra o el de su propio cuerpo, fueron creados y se sostienen. Hay claramente una inteligencia trabajando que es mucho más grande que la mente. ¿Cómo puede una simple célula humana que mide 1/1.000 de pulgada contener instrucciones en su ADN que llenarían mil libros de seiscientas páginas? Cuanto más aprendemos sobre el funcionamiento del cuerpo, más descubrimos cuán vasta es la inteligencia que funciona en él y qué poco conocemos. Cuando la mente se vuelve a conectar con esto, se vuelve una herramienta sumamente maravillosa. Entonces le sirve a algo más grande que ella misma.

Eckhart Tölle, El Poder del Ahora
Vía: http://www.shurya.com/

sábado, 3 de febrero de 2018

En busca de la felicidad

Dependiendo del momento de la vida, el ser humano tratará de encontrar la felicidad en unas cosas u otras, en personas, objetivos y metas, placeres o bienes materiales. Sin embargo, nada de eso es para siempre, por mucho que la mente lo anhele; lo que nace del vacío ha de retornar al vacío.


►“Soy lo que elijo ser y termino por convertirme en el resultado de mi decisión esencial” (Shambhu)
Sin duda que Ananda, el estado de felicidad, existe. Pero tal y como se suele entender es un deseo antes que un estado real. Para hacer de la felicidad un estado real es preciso un conocimiento real. El ser humano sufre. El sufrimiento existe. Por eso el hombre busca la felicidad. En realidad, lo que busca es un estado que lo eleve por encima del dolor y transporte más allá del sufrimiento.
Buscar la felicidad puede parecer un derecho legítimo y también natural, pero es ilusorio. El anhelo de felicidad se corresponde con una necesidad de huida, por lo que cuando viene a suceder un vislumbre de tal estado, la realidad imperante lo transforma en algo transitorio e impermanente, comprendiéndose que no es para siempre, por mucho que se nos intente convencer de lo contrario.
Es cierto, existen momentos de plenitud y alegría en los que por unos fugaces instantes Anahata chakra, el centro emocional, acaricia la piel de la diosa Felicidad, pero se trata de momentos efímeros y dispersos en el tiempo. Quizás por este mismo motivo se los recuerde con tanto cariño y también evoquen un suave aroma de añoranza.
Buscar la felicidad es una quimera más de la mente que se corresponde con los diferentes ciclos que vive el hombre a lo largo de su existencia. Dependiendo del momento de la vida, el ser humano tratará de encontrar la felicidad en unas cosas u otras, bien sea en personas, objetivos y metas, placeres o bienes materiales. Sin embargo, nada de todo eso es para siempre, por mucho que la mente anhele que sea de otra manera; lo que nace del vacío ha de retornar al vacío.
Quizás uno de los recursos a los que recurre Ahamkara, el ego, es tratar de encontrar una pincelada de felicidad en la espiritualidad. Sin embargo, este medio no deja de ser una huida más y por lo tanto también un engaño. En algunos casos se puede tratar de escapar hacia la orilla de una creencia, con sus correspondientes rituales y prácticas, que bien pudieran conceder un atisbo de consolación durante un tiempo más o menos prolongado. No obstante, la creencia es un estado mental y como tal está también sometida a la inexorable ley de la impermanencia.

Sat-Chit-Ananda

Sin embargo, la naturaleza última y auténtica del ser humano es: Sat, Chit, Ananda, Ser, Conciencia, Felicidad. Tal es nuestro común estado; pero hasta que este concepto deje de ser una creencia para convertirse en una experiencia, lo único que quizás sea viable realizar es hacer de la felicidad una elección, una decisión, antes que la consecuencia de una práctica espiritual o la mera consecución de un objetivo material.
“Elijo ser feliz. Es mi decisión”. Esto es algo por completo diferente a lo que se nos trata de vender con el manido tema de la búsqueda de felicidad. La elección es bien diferente. A fin de cuentas: “Soy lo que elijo ser y termino por convertirme en el resultado de mi decisión esencial”, y por tanto consciente. Concluimos entonces que, la felicidad es un estado que se corresponde con la Conciencia pura, al que se puede acceder a través de una elección consciente.
No es posible alcanzar la felicidad como resultado de una búsqueda material o espiritual, porque en realidad tal estado está ya en el ser humano, pertenece a su última envoltura: Anandamaya kosha, envoltura de felicidad. Ya se es felicidad. Nuestra auténtica naturaleza se compone de felicidad, y también de Amor. No es algo a conseguir sino algo a decidir, y también a permitir que suceda.
¿Qué tiene que ver el Yoga con la búsqueda de la felicidad? Tiene que ver todo, pues al Yoga verdadero tan sólo le interesa una cosa: el estado último donde aparece la Conciencia pura. Si se lo sabe ver, todas las ramas del Yoga apuntan en la misma y única dirección: Sat, Chit, Ananda: Ser, Conciencia, Felicidad.
Como viene siendo habitual, el obstáculo para llegar a la percepción de tal estado es el propio ego. El ego y la personalidad son los ladrones de la felicidad. En efecto, el estado de felicidad existe, pero es impersonal. Se encuentra más allá de la estructura mental, egóica y personal. Nadie puede ser feliz pero sí se puede ser felicidad, tal es nuestro estado natural.
Ahora la felicidad tan solo depende de ti. Es tu elección. Es tu decisión. 
Nada ni nadie es responsable de tu infelicidad. Nadie es culpable de nada. Comprende y conecta con tu naturaleza esencial. Ya eres aquello que buscas. No concedas más energía a lo innecesario e impermanente. Aquello que buscas y necesitas de verdad está en ti, eres tú.

Emilio J. Gómez.

http://www.yogaenred.com

lunes, 29 de enero de 2018

5 señales de agresividad encubierta


En materia de agresiones, se destacan dos clases básicamente: la agresividad abierta y la agresividad encubierta. En el primer caso (agresividad abierta), el comportamiento agresor se da de manera directa y palpable: es evidente a todas luces.
En el segundo caso, la agresividad encubierta, el comportamiento agresor se da de una manera más sutil, oculta o, en otras palabras, camuflada y engañosa; es decir, conlleva un importante grado de manipulación.
Hay tres venenos primordiales: la pasión, la agresión y la ignorancia.
                                                                   Pema Chödron

La diferencia esencial entre una y otra, radica en la forma como se manifiestan las verdaderas intenciones de la persona causante del acto agresor. Enseguida te mostramos cinco de las señales que te permiten identificar la agresividad encubierta

1. La mentira: cuando la verdad “nos queda 

grande”


Es quizás la modalidad más evidente de agresión encubierta, la manera más común de violentar a otra persona, por el hecho de falsear, en mayor o menor grado, alguna verdad que atañe a ella.
Si se oculta algo a alguien, bien sea diciéndolo o callándolo, es quizás por el temor o el deseo de no querer enfrentar una realidad. Esto, se presume, sin el permiso o el consentimiento de la otra persona, con lo cual se le está agrediendo, de manera grave o leve, según sea la dimensión de la mentira.
De ahí que cuando se conoce la verdad, normalmente lleva a un conflicto, con lo cual se descubre que efectivamente existía una agresión. De otro modo, no habría lugar a malentendidos.
En este se refleja que hay ocasiones en las que la verdad es más grande que nosotros mismos y termina por doblegarnos. Esto es un círculo vicioso que regula un sinnúmero de relaciones sociales y poco a poco las deteriora, incluso, hasta consumarlas.

2. La culpabilidad: ser “víctima” de sí mismo

Es cuando nos ponemos en el papel de“víctima”, en cualquier situación de conflicto. Sentimos o queremos sentir que, verdaderamente, somos objeto de una “injusticia”, la cual se origina en la otra persona o en el grupo de personas involucradas en la disputa.
Es un modo típico de evadir nuestra responsabilidad, puesto que, al colocarnos en un contexto de indefensión y desamparo, la única vía que vemos posible para “ganar” la contienda, es introducir el sentimiento de culpabilidad; una culpabilidad que termina siendo más contundente que los mismos hechos.
► El lema o el guión es: al mostrarme, consciente o inconscientemente, como un “sacrificado” de las circunstancias, las demás personas sentirán compasión de mí y me complacerán hasta los más tontos caprichos.
Paradójicamente, el más débil pasa a ser el más fuerte: se hace más fuerte en su debilidad, que el fuerte en su fortaleza. Hacer sentir culpa, evidentemente “funciona”; y es una forma encubierta de agredir a otros, ya que se les manipula.

3. Avergonzar: utilizar el poder para minimizar a otros


Es cuando minimizamos la esfera o la condición humana de alguien, quizás con el fin de sentirnos más que los demás o de ridiculizar a otra persona, ocultando el posible rechazo o rencor que se siente por ella. Es un poder soberbio ejercido sobre una debilidad, error o deficiencia.
Porque siempre que avergonzamos a otra persona pasamos por encima de ese alguien, de manera agresiva y hasta aplastante. Lo anterior, bien por motivos de una necesidad de sentirnos mejores que los demás, o bien por razones de un rechazo hacia esa persona. Inclusive, en varias ocasiones, por ambos motivos.
Por ejemplo, cuando se ridiculiza a alguien en público, burlándose de esa persona, se puede hacer parecer como una simple broma, pero quizás el verdadero trasfondo de las cosas puede ser mucho mayor: la real intención puede ser pasar por encima de ese alguien para agredirlo sustancialmente.

4. Seducir: la falsedad de “jugar” con el ego propio y el ego ajeno


Es cuando adulamos o impresionamos a otras personas para conseguir nuestros objetivos: nos valemos de cualquier debilidad, por lo general relativa al ego de un individuo, para conseguir cualquier tipo de propósito.

► La agresividad encubierta está, no en los eventuales detalles “bonitos” que podamos tener con alguien, sino en “jugar” con los sentimientos de otra persona para disfrazar una determinada situación, con el objeto de lograr un fin oscuro o egoísta.

Es entrar en la “ambivalencia” del ego propio y del ego ajeno, puesto que muy probablemente parto de una mentira, que la otra persona se cree de algún modo; o incluso, parto de una supuesta verdad, que el otro sobredimensiona
Sin duda, un “juego” absurdo que no prosperará y en el cual ambas personas perderán. Obviamente, la agresividad encubierta viene dada, de nuevo, por la intención, la manipulación y, en consecuencia, por el hecho de utilizar a las personas como si fueran objetos o medios para lograr cualquier finalidad.

5. La ausencia: cuando estando, no estoy

En este último caso, aunque la persona está presente físicamente, mental, cognoscitiva o emocionalmente, parece estar lejos de la situación objeto de conflicto, en un evidente comportamiento de “todo me importa nada”; es decir, “puedes irte con tus opiniones o reclamos a otra parte”.
Esta conducta se ve reflejada, entre otras actitudes, en el silencio, en mirar a otras partes y no a la persona directamente, en el fastidio de escuchar y atender a lo que me están diciendo, o simplemente en responder con frases muy cortas, poco dicientes y sin argumentos, al asunto objeto de controversia.
Finalmente, en este escenario de la agresividad encubierta, vale decir que la conducta de un “buen manipulador” jamás será obvia. Y que quien manipula, algo esconde; y algo necesita, que no puede o no quiere lograr por sus propios medios.

Psicología/Edith Sánchez
Imágenes cortesía de Jennifer Healy
https://lamenteesmaravillosa.com

domingo, 7 de enero de 2018

Tres consejos para la felicidad

Las modalidades del despertar son la aceptación, el gozo y el entusiasmo. Cada una representa una cierta frecuencia de vibración de la conciencia. Tienes que estar atento para asegurarse de que uno de ellos opera cada vez que te dedicas a no hacer nada en absoluto. Desde la tarea más simple a lo más complejo.
                                                                                              Eckhart Tolle




Cuidado con tu infelicidad de fondo
En “Una nueva tierra ” Tolle reflexiona sobre la infelicidad de fondo que la mayoría de las personas experimentan casi constantemente. Es un sentimiento general de descontento, resentimiento e irritación que está presente en el fondo y que avanza a través de su vida cotidiana.
Este sentimiento se alimenta de pensamientos inconscientes que se refieren a los siguientes aspectos:
“Tiene que ocurrir algo en en mi vida antes de que pueda estar en paz (completo, feliz, etc.) Y me molesta que no haya sucedido todavía. ”
“Algo ocurrió en el pasado que no debería haber ocurrido y no me gusta. Si eso no hubiera ocurrido estaría en paz ahora “.
La mayoría de las personas se cuentan constantemente historias de cómo en algún momento en el futuro van a estar en paz, cuando un determinado hecho ocurra, o cuando alcancen una meta que se han fijado o si llegan a ser esto o aquello.
A veces la historia trata de la imposibilidad de alcanzar la paz de la mente o la felicidad a causa de algo que sucedió en el pasado. Eckhart Tolle añade que el común de las historias particulares podría titularse: “¿Por qué no puedo estar en paz ahora?”.
Él indica que para ser felices deberíamos hacer las paces con el momento presente.
Eckhart Tolle comparte su observación del comportamiento de dos patos peleando. Ellos hacen lo siguiente:
Se separan y flotan en direcciones opuestas.
Entonces cada uno despliega sus alas con fuerza varias veces para deshacerse del exceso de energía que se acumuló durante la pelea.
Después de batir sus alas flotan en paz, como si no hubiera pasado nada.
Sin embargo, de tener el pato una mente humana, lo probable es que se contara una historia como la siguiente:
“No puedo creer lo que acaba de hacer.¿Quién se cree que es? Me pone de los nervios… no tiene absolutamente ninguna consideración hacia los demás. Piensa que posee este estanque. Estoy seguro de que ya está tramando alguna nueva manera de darme la lata. No se va a salir con la suya, yo le enseñaré “.
La lección que podemos aprender de los patos es la siguiente: batir sus alas. Es decir, sacudir el exceso de energía que se interioriza después de un encuentro negativo, dejar de lado las historias que te estás contando a ti mismo, y volver al único lugar de poder: el momento presente.
Además, conviene estar atento a los pensamientos y emociones. Pregúntate a ti mismo constantemente: “¿Hay alguna negatividad en mí en este momento?” Ten cuidado con los pensamientos que tratan de explicar o justificar esta infelicidad, pero en realidad son la causa.
Cuando te das cuenta de un estado negativo dentro de ti, al mismo tiempo te das cuenta que tú no eres esos pensamientos, emociones o reacciones. Por el contrario, eres la presencia consciente que está siendo testigo de esos estados. Y en ese momento, en el que se crea una desconexión entre tus pensamientos y tú, puedes optar por cambiar simplemente los pensamientos y creencias que están causando la infelicidad de fondo en tu vida.

Elige paz sobre el drama
Eckhart Tolle también informa que debemos elegimos la paz sobre drama. Él explica que aunque todos queremos la paz, es decir, todos queremos ser felices, hay algo dentro de nosotros que también desea drama y conflicto. Piensa en lo siguiente:
Tienes una discusión con alguien;
Sientes que has sido de alguna manera menospreciado;
No tienes el debido reconocimiento, y así sucesivamente.
En todos los casos anteriores tu mente se acelera para defender su posición, atacar o culpar a alguien más. Tolle agrega lo siguiente:
“¿Puedes sentir que hay algo en ti que está en guerra abierta, algo que se siente amenazado y quiere sobrevivir a toda costa, que necesita el drama con el fin de afirmar tu identidad como el personaje victorioso de esa producción teatral? 
¿Puedes sentir que hay algo en ti que preferiría tener la razón antes que estar en paz?" 
Desde luego, a quien le parece más justo esto es al ego, y una vez más la forma de disminuir el apego del ego a lo largo de su proceso de pensamiento es llegar a ser consciente de ello. Para Tolle ego es la parte de nosotros que se identifica con la voz en nuestra cabeza con “comentar, especular, juzgar, comparar, quejarse, afirmar gustos o disgustos , etc.”
La voz puede revivir el pasado y también ensayar imaginadas situaciones futuras. A su juicio, el pasado y el futuro son algo muy importante. Lo que ocurrió en el pasado, se dice, ya es y en el futuro se van a conseguir los objetivos que anda persiguiendo. Sin embargo, se da poco valor al presente.
Al escuchar la voz sin juzgar de ninguna manera, se dará cuenta de que “existe la voz” y “el aquí estoy escuchando”. Entonces ya es posible reemplazar lo que la voz dice y en su lugar afirmar: “Elijo ser feliz en lugar de insistir a toda costa que estar en lo cierto”.
Transforma tu trabajo en una práctica espiritual por la liberación de tu Ego
El tema del ” estado de flujo “y su relación a la felicidad ya la he mencionado antes en este blog.. En “Una Nueva Tierra”, Eckhart Tolle se refiere a que la forma de soltar el ego mientras trabajamos nos permite estar completamente presentes y ser uno con la tarea que realizamos.
Explica que aquellos que son excepcionalmente buenos en lo que hacen son a menudo totalmente o en gran medida libres de ego en el desempeño de su labor. 
Porque han llevado su atención fuera de ellos mismos:
Sus resentimientos mezquinos;
Su necesidad de reconocimiento;
Su aprensión sobre cómo su trabajo será percibido por los demás, y así sucesivamente.
En cambio, han puesto su atención completamente en la tarea que están realizando. Puede que lo ignoren, pero su trabajo se ha convertido en una práctica espiritual: cuando trabajan se convierten en uno con lo que hacen.
Al alcanzar este estado de flujo ya no estás preocupado por si el libro será aceptado por el editor o el que alguien pueda obtener crédito por tus ideas. Además, ya no estás reviviendo una situación incómoda que te ha pasado por la mañana o la semana pasada. Eres simplemente el presente con lo que estás haciendo y firmemente enraizado en el momento.
Es decir, has calmado tu ego y estás completamente en paz.
Conclusión
Haz lo siguiente:
-Toma conciencia de las historias que estás constantemente contándote a ti mismo en la parte posterior de tu mente de por qué no puedes ser feliz ahora;
-Decide que eres feliz y estás en paz -es más importante para ti que estar en lo correcto, y
-Libera tu ego mientras estás trabajando para que pueda llegar a ser uno con lo que estás haciendo, y al menos mientras ejercitas tu profesión puedes olvidar quejas mezquinas y las preocupaciones cotidianas.

Eckhart Tölle -  Una Nueva Tierra
Vía https://microcambios.com
Pintura: Francisco Sanchis Cortés

domingo, 19 de noviembre de 2017

LA PERSONALIDAD CULPOSA


Cuando la culpa se convierte en hábito o rutina, aparece lo que los psicólogos cognitivos llamamos personalización.
Esta distorsión mental hace que algunas personas, por aprendizaje social, se conviertan en esponjas culposas. Todo lo malo que ocurre a su alrededor se lo atribuyen a sí mismas, aunque no tengan nada que ver. Una percepción equivocada les lleva indefectiblemente a la conclusión: “Es mi culpa” 
¿Costumbre masoquista? 
Quizás, pero también infantil e inmadura, porque en el fondo existe un egocentrismo magnificado que les indica que todo tiene que ver con ellos, como si fueran el centro del universo. En resumen: la personalización es  la mala costumbre de atribuirse la responsabilidad ante determinados eventos externos, sin tener en cuenta otras explicaciones posibles. Es ponerse en el ojo del huracán cuando a veces ni siquiera hay huracán.
Una paciente, a quien su marido había dejado por otra mujer, me decía: “Él no tiene la culpa, la tengo yo”. Yo le respondí: “¿Por qué me dice esto? Usted fue una buena esposa y madre, siempre estuvo a su lado cuando él la necesitó, fue leal, buen amante, confiable, ¿por qué ahora me dice que es la principal culpable?”. Luego de pensar un momento, volvió a lo mismo: “Debería haber hecho más esfuerzo, haber dado más de mí. Él es una gran persona, yo fui poca cosa para él”. Personalización a la enésima: siempre estar por debajo y culpable. El historial del hombre que había sido su marido no era el mejor, lo que ponía en duda aquello de “una gran persona”: infidelidades a granel, mal trato, indiferencia, frialdad sexual, egoísmo y muchos brotes narcisistas, en fin, un agujero negro afectivo. Y ella, haciendo caso omiso a la realidad afectiva de su matrimonio, confirmaba mágicamente una responsabilidad personal inexistente,  como si un instinto de culpabilidad la arrastrara desde lo más profundo de su ser. 

Si tienes la manía de hacerte responsable por todo lo que te ocurre, no lo dudes, pide ayuda profesional.  
La tendencia de apropiarse de la culpa irracionalmente,  no te hace mejor persona, te enferma. 
La culpa compulsiva es una patología, así algunos la vean como una forma de excelencia y redención humanitaria.

Walter Riso
http://www.walter-riso.com

martes, 24 de octubre de 2017

VUELVE... ESO ES TODO



Cada vez que te des cuenta de que te has ido al pasado o al futuro, no te sientas culpable, no te crees problemas por ello. Simplemente, vuelve al presente. No pasa nada. Simplemente, recupera tu conciencia. 

La perderás millones de veces; no te va a salir ahora mismo, inmediatamente. Puede suceder, pero no puede suceder por tu causa. Es un modo de conducta fijo desde hace tanto, tantísimo tiempo, que no lo puedes cambiar de buenas a primeras. Pero no te preocupes, la existencia no tiene ninguna prisa. La eternidad puede esperar eternamente. No crees tensiones por ello.

Cada vez que sientas que te has perdido, vuelve; eso es todo. 


No te sientas culpable; eso es un truco de la mente, que está otra vez jugando a sus juegos. No te arrepientas. Simplemente, cuando pienses, vuelve a lo que estuvieras haciendo. 


Si estás tomando un baño, vuelve; si estás comiendo la comida, vuelve; si estás dando un paseo, vuelve. 


En el momento en que sientas que no estás aquí y ahora, vuelve... Simplemente, inocentemente, no crees culpa. Si te sientes culpable, no has entendido nada.

La eternidad no tiene problemas; todos los problemas existen en el plano horizontal (el ego). 
El plano vertical (el Ser) no conoce problemas; es puro gozo, sin nada de ansiedad, sin nada de angustia, sin ninguna preocupación, sin ninguna culpa, sin nada. 


Sé simple y vuelve.


Te perderás muchas veces, dalo por seguro. Pero no te preocupes por ello. Así son las cosas. Te perderás muchas veces, pero eso no importa. No prestes atención al hecho de que te hayas perdido muchas veces, presta mucha atención al hecho de que te has reincorporado muchas veces.
Que te pierdas es algo natural. Eres humano, has vivido en el plano horizontal (el ego) durante muchísimas vidas, así que es natural. Lo estupendo es que has regresado muchas veces. Has hecho lo imposible; siéntete feliz por ello.

En veinticuatro horas te perderás veinticuatro mil veces, pero te reincorporarás otras veinticuatro mil veces. Y ahora empieza a funcionar un nuevo modo. Has regresado un montón de veces; ahora se empieza a abrir una nueva dimensión, poco a poco. 


Cada vez serás más capaz de mantenerte consciente, cada vez serán menos las idas y venidas. El recorrido de ida y vuelta se irá acortando cada vez más. Cada vez te olvidarás menos, cada vez te acordarás más; estás entrando en la vertical (el Ser). De pronto, un día, la horizontal (el ego) desaparece. La conciencia gana intensidad y la horizontal desaparece.

A esto es a lo que se refieren el Budismo Zen, el Vedanta y los hindúes, al decir que este mundo es ilusorio. Porque cuando la conciencia se hace perfecta, este mundo, este mundo que has creado a partir de tu mente, simplemente desaparece. Y otro mundo se te revela. 
La Maya desaparece, la ilusión desaparece... la ilusión está ahí a causa de tu sueño, de tu inconsciencia.
Si puedes recordar, aunque sea una sola vez, que esto es un sueño, eso provoca un choque y el sueño se hace pedazos y tú te despiertas.


Este mundo que ves a tu alrededor no es el mundo real. 


No es que no exista: sí que existe, pero lo estás viendo a través de un velo de sueño. Entre tú y él está la inconsciencia, la identificación.

Osho


www.formarse.com.ar    

lunes, 10 de julio de 2017

La Urgencia de la Transformación


Cuando una forma individual de vida ―o una especie― se enfrenta a una crisis radical, cuando el antiguo modo de estar en el mundo, de interactuar con los demás y con el reino de la naturaleza ya no funciona, cuando la supervivencia se ve amenazada por problemas que parecen insuperables, o bien muere o se extingue, o bien se alza por encima de las limitaciones de su condición mediante un salto evolutivo.

Se cree que las primeras formas de vida de este planeta evolucionaron en el mar. Cuando todavía no existían animales en tierra firme, el mar estaba ya rebosante de vida. Entonces, en cierto momento, una de las criaturas marinas empezó a aventurarse en la tierra seca. Puede que al principio se arrastrara unos pocos centímetros y después, agotada por el enorme tirón gravitatorio del planeta, regresara al agua, donde la gravedad es casi inexistente y donde podía vivir con mucha más facilidad. Y después lo volvió a intentar, una y otra vez, y al cabo de mucho tiempo se adaptó a vivir en la tierra, le crecieron patas en lugar de aletas, pulmones en lugar de branquias. Parece improbable que una especie se aventure en un ambiente tan ajeno y experimente una transformación evolutiva a menos que se vea obligada a hacerlo por alguna situación de crisis. Puede que una extensa zona de mar quedara aislada del océano principal, y que el agua fuera retrocediendo poco a poco durante miles de años y obligara a los peces a abandonar su hábitat y evolucionar.

Responder a una crisis radical que pone en peligro nuestra supervivencia: ese es ahora el reto al que se enfrenta la humanidad. La disfunción de la mente humana centrada en el ego, reconocida hace ya más de 2.500 años por los antiguos maestros y ahora magnificada por la ciencia y la tecnología, está poniendo en peligro por primera vez la supervivencia del planeta. Hasta hace muy poco, la transformación de la conciencia humana ―también planteada por los antiguos maestros― no era más que una posibilidad, reconocida por unos pocos individuos aquí y allá, independientemente de sus marcos culturales o religiosos. No se dio un florecimiento general de la conciencia humana porque todavía no era imperativo.

Una parte importante de la población mundial se dará cuenta muy pronto, si no se ha dado cuenta ya, de que la humanidad se enfrenta a una disyuntiva tajante: evolucionar o morir. Un porcentaje de la humanidad todavía relativamente pequeño, pero en rápido crecimiento, está experimentando ya en su interior la descomposición de los viejos patrones mentales del ego y la emergencia de una nueva dimensión de conciencia.

Lo que está surgiendo ahora no es un nuevo sistema de creencias, una nueva religión, ideología espiritual o mitología. Estamos llegando al final, no solo de las mitologías, sino también de las ideologías y los sistemas de creencias. El cambio va más allá del contenido de tu mente, más allá de tus pensamientos. De hecho, la parte esencial de la nueva conciencia es la trascendencia del pensamiento, la nueva capacidad de elevarse por encima del pensamiento, de hacer realidad una dimensión dentro de ti mismo que es infinitamente más vasta que el pensamiento. Entonces, ya no derivas tu identidad, tu sentido de quién eres, del incesante flujo de pensamiento que en la vieja conciencia creías que eras tú. Qué liberación, darse cuenta de que no somos "esa voz en la cabeza". Pero entonces, ¿quién soy? El que observa eso. La conciencia que es anterior al pensamiento, el espacio en el que tiene lugar el pensamiento (o la emoción, o la percepción sensorial).

El ego no es más que esto; la identificación con la forma, lo que básicamente significa formas de pensamiento. Si el mal tiene alguna realidad ―y tiene una realidad relativa, no absoluta―, esta es también su definición: la completa identificación con la forma, formas físicas, formas de pensar, formas emocionales. El resultado es una total inconsciencia de nuestra conexión con el todo, de nuestra unidad intrínseca con todos los "otros" y también con la Fuente. Este olvido es el pecado original, el sufrimiento, el autoengaño. Cuando esta falsa ilusión de ser algo completamente aparte sirve de base y gobierna todo lo que pensamos, decimos y hacemos, ¿qué clase de mundo estamos creando? Para encontrar la respuesta, observa cómo se relacionan los humanos unos con otros, lee un libro de historia o mira los telediarios.

Si las estructuras de la mente humana permanecen inalteradas, siempre acabaremos recreando básicamente el mismo mundo, los mismos males, la misma disfunción.

Un nuevo cielo y una nueva tierra
La inspiración para el título de este libro vino de una profecía de la Biblia que ahora parece más aplicable que en ningún otro momento de la historia humana. Aparece tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, y habla del hundimiento del orden mundial existente y el surgimiento de "un nuevo cielo y una nueva tierra". Aquí tenemos que comprender que el cielo no es un lugar físico, sino que se refiere al reino interior de la conciencia. Este es el significado esotérico de la palabra, y también es el significado que tiene en las enseñanzas de Jesús. La tierra, por su parte, es la manifestación externa con forma, que siempre es un reflejo de lo interior. La conciencia humana colectiva y la vida en nuestro planeta están intrínsecamente conectadas. "Un nuevo cielo" es la emergencia de un estado transformado de la conciencia humana, y "una nueva tierra" es su reflejo en el plano físico. Como la vida humana y la conciencia humana son intrínsecamente una unidad con la vida del planeta, cuando la vieja conciencia se disuelva tendrá que haber trastornos naturales geográficos y climáticos, sincrónicos en muchas partes del planeta, y ya estamos presenciando algunos de ellos.

(Extracto del libro: Un nuevo mundo, ahora)

© derechos de autor 2008-2018. Eckhart Tolle. Todos los derechos reservados. 

miércoles, 5 de abril de 2017

EL PATO CON MENTE HUMANA


En El Poder del Ahora, mencioné que había observado que cuando dos patos se pelean, al separarse nadan en direcciones opuestas. Después, los dos baten las alas con fuerza varias veces para descargar el exceso de energía acumulada durante la pelea. Una vez que han sacudido las alas se van nadando pacíficamente como si no hubiera pasado nada.
Si el pato tuviera una mente humana, mantendría viva la pelea en sus pensamientos, tejiendo historias. Esta podría ser la historia del pato:
“No puedo creer lo que acaba de hacer, se me acercó a menos de unos cuantos centímetros, seguramente se cree dueño del estanque, no tiene consideración alguna por mi espacio privado. Nunca más confiaré en él; la próxima vez con seguridad tramará otra cosa para molestarme; estoy seguro de que ya está tramando algo pero no lo toleraré; le daré una buena lección que nunca olvidará.”
Y así continúa la mente tejiendo sus historias, pensando y hablando sobre el asunto durante días, meses y hasta años. En cuanto al cuerpo, la lucha no ha cesado y la energía que genera con respuesta a todos esos pensamientos es emoción, la cual da lugar a más pensamientos todavía.
Es lo que se convierte en el pensamiento emocional del ego.
Es fácil ver lo problemática que sería la vida del pato si tuviera una mente humana.
Pero es así como viven la mayoría de los seres humanos. Nunca ponen punto final a ninguna situación o acontecimiento. La mente y “mi historia” fabricada continúan con su ciclo interminable.
Somos una especie que perdió su camino. En toda la naturaleza, en cada flor o árbol, en cada animal, hay una lección importante para nosotros, sin tan sólo nos detuviéramos a observar y oír…
La lección del pato es la siguiente: sacudamos las alas, es decir, dejemos atrás la historia y volvamos al único lugar donde reside el poder: el presente.
Eckhart Tolle, de su libro “Una Nueva Tierra”
http://www.caminosalser.com

viernes, 10 de marzo de 2017

Relaciones conscientes

Una pareja funciona porque los dos miembros se sienten completos. Saben vivir solos y no ven en el otro a su media naranja, sino a una entera.

Las relaciones personales parecen ser un rompecabezas. A menudo decimos que son difíciles, sin caer en la cuenta de que tal vez las personas somos “difíciles”. Buscamos gente que cumpla nuestras expectativas, y que nos hagan felices; y esta perspectiva no realista activa infinidad de conflictos. Es como si renunciáramos a ser dichosos por nosotros mismos, y en su lugar pusiéramos en manos ajenas las propias esperanzas de bienestar. No es de extrañar que las rela­ciones personales se conviertan en una fuente de problemas y un rompecabezas indescifrable.
La relación personal inconsciente
«Si juzgas a las personas no tienes tiempo para amarlas”       Madre Teresa
El amor romántico, o inconsciente, poco tiene que ver con el amor verdadero. Esa confusión es la causa de muchos conflictos en las relaciones personales. El romanticismo es idealización, apego o pura necesidad del otro; y la necesidad es una falta de amor severa hacia la persona que se dice amar. La concepción romántica del amor ha creado muchos problemas a hombres y mujeres que han sido víctimas de sus propias fantasías. Esto no significa que no convenga ser afectuosos, cariñosos, atentos, tiernos, detallistas, cálidos, suaves, entregados… con las personas con las que nos relacionamos. Quiere decir que únicamente siendo conscientes de en qué hemos convertido las relaciones, podremos construirlas sanas y conscientes. Pero, eso que suena tan sencillo, ¿cómo se consigue? ¿Cómo podemos crear vínculos que funcionen?
  • Dejar de buscar (mejor “convertirse” en la clase de persona que se busca).
  • Después de una ruptura, hacer una “dieta de relaciones”, darse tiempo y espacio.
  • Recuperar la energía física y el equilibrio emocional.
  • Aprender a estar solo sin que ello sea doloroso o traumático.
  • Ordenar el espacio emocional propio y clarificar valores.
  • Prepararse para una nueva relación.
  • No perder nunca “la inocencia” y frescura para empezar de nuevo.
  • Confiar en que todos merecemos ser plenamente amados.
Si nos saltamos el proceso de cambio, y no hay una verdadera transformación personal, en la nueva relación aflorará el temor de revivir experiencias anteriores, y la carga de dolor nos perjudicará notablemente. Porque no serán dos personas, sino la suma de sus exparejas, los fantasmas del pasado y de sus constantes miedos a repetir las viejas historias de dolor.
La relación personal consciente
“El amor verdadero no viene a ti, tiene que estar dentro de ti”  Julia Roberts
Las relaciones que funcionan son conscientes (maduras emocionalmente) y se establecen entre dos personas que se sienten completas, porque no creen que les falte su “media naranja”: se sienten una “naranja completa”. Por supuesto, no significa esto que no quieran tener pareja (o una amistad). La desean, pero no la necesitan, son cosas muy diferentes. Las personas conscientes comparten su plenitud, no se relacionan para completar sus supuestos vacíos, ni para mitigar la necesidad de estar en compañía. Y entonces, de alguna manera, lo que está completo atrae a lo completo, y lo que está incompleto a lo incompleto. Los iguales se atraen. Intuitivamente entendemos que cuando dos personas se encuentran y se reconocen completas en sí mismas y no necesitadas, las relaciones empiezan y fluyen con suavidad.
¿Cómo encontrar una persona completa en sí misma, no necesitada? Puede parecer extraño, pero la clave es reflejar las cualidades que buscamos en la pareja ideal. Si alguien quisiera tener a su lado a una persona cariñosa, lo mejor será mostrarse cariñoso; si desea conocer a alguien educado, lo propio es mostrarse educado… Cuántas veces olvidamos esta sencilla regla: “Sé tú la persona que quisieras tener a tu lado…”, y tarde o temprano aparecerá y se fijará en ti (cómo no iba a hacerlo si se verá reflejada).
Las personas conscientes que establecen una nueva relación, en realidad no la buscaban, aunque tal vez la esperaban. Buscar la pareja ideal, o el amigo ideal, sería tanto como buscar una aguja en un pajar. Porque “buscar”, por definición, significa implícitamente carencia, ausencia, necesidad… No puede buscarse una relación, todo lo que puede hacerse es crearla.
Mucha gente no entiende por qué siempre llega a su vida un mismo estereotipo de persona, ya hablemos de parejas o de amistades. Una y otra vez sus relaciones parecen fotocopias siguiendo un mismo patrón. Parece que no haya otra clase de persona disponible para ellas. No sirve de mucho buscar a alguien con tal o cual cualidad. En su lugar, ser uno mismo adecuado y estar en posesión de esas facultades, sí es útil. Como los iguales se atraen, aparecerá alguien con esos atributos.
En lo que se refiere a las relaciones, hay una estrategia mucho mejor de la que sigue el ego y se basa en el amor consciente, algo así como “amor sabio”, pero no una sabiduría de la cabeza, sino del corazón.
Volver al amor
“Piense que usted es alguien con quien vale la pena pasar el tiempo. Finalmente otro pensará lo mismo de usted”      Doctor Sol Gordon
Para saber estar en pareja es necesario antes saber estar solo. No es sencillo encontrar personas que no odien la soledad. Llegar a tolerar, incluso amar, estar solo, y sentirse bien, es un gran logro personal. Por esa razón, no es aconsejable empezar una nueva relación justo al terminar otra. El campo también necesita un tiempo de regeneración entre cosechas, lo llaman “barbecho”. Nosotros podríamos llamar a ese tiempo “dieta de relaciones”, para referirnos al tiempo que una persona se regala a sí misma para recomponerse, centrarse, atenderse y prepararse para la siguiente relación.
Cuando se resuelve el miedo a la soledad, se deja de creer en las relaciones superficiales, egoístas e inconscientes como escudo de protección. Estar solo no es una garantía de no sufrir más, sino que al contrario añade más sufrimiento. La soledad no es buena ni es mala. Es lo que cada uno hace con ella, es como un desierto (los desiertos nunca están vacíos), pero, como todos los desiertos, un día terminan y es al salir de ellos cuando se reconoce su valor. Llegar hasta el final de la soledad, la agota como sistema de aprendizaje y la cancela. Tratar de suspenderla, de forma artificial, solo pospone el proceso necesario de la soledad para más adelante…
Cuando se resuelve el miedo al abandono, empezar un idilio no es una amenaza, sino una nueva oportunidad. El mayor logro de la relación consciente es que ambas personas están dispuestas a amar como si nunca antes hubiesen sido heridas, sin volcar en la nueva pareja el dolor de relaciones anteriores. En realidad, esas dos personas son “nuevas” y por ello destilan frescura y atractivo (no están resentidas, no son desconfiadas, no rezuman amargura y por eso atraen tanto).
Cuando se resuelve desactivar el ego, la nueva relación no está debilitada por el temor a amar sin condiciones ni apegos. El final del ego es lo que la mente podría interpretar como la destrucción de la individualidad, la anulación, cuando en realidad es una transformación y la salvación de la relación. El ego es el estorbo número uno en cualquier relación personal, ya sea de amistad o de pareja, y la causa de que fracasen, como suele suceder. Si tan solo las personas mantuvieran su ego a un lado, fuera de escena, la historia sería otra. Las relaciones seguirían empezando y acabando, según su tempo y propósito, pero no tendrían el sabor amargo que a menudo dejan en el recuerdo…
Cuando todo eso ocurre, las personas conscientes descubren que en realidad no temían empezar un nuevo vínculo o acabarlo; sino que en su inconsciencia temían el infierno en el que, con anterioridad, habían convertido sus relaciones.
Raimón Samsó