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viernes, 22 de junio de 2018

Comunicación del administrador: Mauanda*, El Universo







Adriana (Yoyi, Mau) Babè, QEPD

"Cálmate, por que la calma y la tranquilidad contienen los secretos del universo."

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Este blog se queda huérfano de su creadora que ha partido de este plano el pasado 16 de Junio de 2018, que las oraciones de sus amigos y seguidores la acompañen en su viaje.

Namasté

Luis 



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DEDICATORIAS: 

Profesor Leo en el blog amigo El Sendero del Ser: Sé que este también lo leerás

Maestro Viejo en su blog etiqueta/tag: MauandaYoyi


lunes, 28 de mayo de 2018

Practicar la tolerancia en busca de la armonía interior

►Los estallidos y la ansiedad sólo generan agresión. Mantener una actitud paciente te lleva a un camino de tranquilidad y buenas relaciones con los demás.



La paciencia es una virtud fundamental que debemos cultivar cada día si queremos mantener el eje ante las circunstancias difíciles. Es una característica que se logra con la repetición y la disciplina y solo si la practicamos se convertirá en un hábito.
¿Cuántas veces reaccionamos violentamente en lugar de responder con serenidad ante alguna situación provocadora? Y luego del estallido nos invade la culpa por haber sido impulsivos y por haber perdido el control. Estas situaciones nos perjudican y lastiman a quienes nos rodean. Así, generamos un círculo vicioso de malestar, incomprensión y falta de tolerancia.
Ser pacientes no significa ser pasivos sino observar las situaciones desde un punto de equilibrio interno que nos permita elegir las palabras y las acciones adecuadas. Desde ese espacio de calma interior nuestras acciones serán totalmente conscientes. ¿Cuántas veces decimos palabras hirientes sin pensar en el daño que causamos? ¿Cuántas veces descargamos nuestra frustración y negatividad en los otros?

El error más grande que podemos cometer es priorizar nuestro ego herido ante los demás. Debemos recordar que todo lo que damos, vuelve y que la energía negativa que descargamos en los otros, puede destruirnos. En cambio, si cultivamos la paz interior, la paciencia fluirá naturalmente. Pero para emanar paz, primero debemos sentirnos en armonía. Practicar la calma reduce el estrés, la ansiedad y mejora la empatía.

Estas son claves para cultivar la paciencia:

•    Observar los pensamientos: nuestra manera de pensar puede estar basada en creencias que no fomentan la paciencia. Dejemos de lado la descalificación, la crítica, el enojo y la falta de tolerancia. Cuando algo nos altera, respiremos, contemos hasta diez y actuemos desde ese estado de quietud.
•    Frenar el ego: siempre queremos controlar todo. Así generamos discusiones interminables y relaciones conflictivas. ¿Preferimos estar en paz o tener la razón? Para desarrollar la paciencia, aceptemos que nuestro punto de vista es sólo una parte de la ecuación. prendamos a ser humildes, a pedir perdón cuando cometemos errores.
•    Identificar las situaciones que desafían nuestra paciencia: conozcamos las emociones que nos alteran y así podremos cambiar nuestras reacciones.
•    Tener perspectivas reales: la impaciencia puede ser el resultado de expectativas no cumplidas. En la vida hay muchas circunstancias que están fuera de nuestro control.
•    Hacer foco en lo importante: cultivar la paciencia nos permite centrarnos en los aspectos realmente valiosos de la vida. No perdamos energía en discusiones sin sentido. Desarrollemos el diálogo tolerante y receptivo aunque no estemos de acuerdo con las ideas de los otros. Llegar a acuerdos es grato y saludable.

Amigos queridos, si perseveramos en esta práctica, superaremos el nerviosismo y la ansiedad cotidiana. Tendremos mucha más paciencia si  aprendemos a tolerar las pequeñas frustraciones. Recordemos la importancia de practicar la observación interna y cultivar la paz interior, porque si estamos en calma por dentro responderemos con serenidad hacia el afuera. 


Lo que sentimos, determina la manera en que vemos la vida. Siempre podemos elegir qué actitud adoptar: ¿somos protagonistas conscientes o rehenes de nuestras emociones? Debemos tener paciencia y esperar a que en nuestro interior se desarrollen las raíces morales y espirituales suficientes para formar una base sólida desde la cual se pueda generar una transformación que nos guíe hacia la madurez. 

Tal vez en este momento estás pasando por una situación de incertidumbre y no podés alcanzar lo que tanto anhelabas. Quizás la divinidad todavía no terminó de desarrollar esas raíces tan necesarias para tu crecimiento, así que ¡tené paciencia! 

Claudio María Domínguez
https://www.larevistadeclaudio.com.ar

miércoles, 23 de mayo de 2018

Ejercicio breve de 5 preguntas que te ayudará a saber qué necesitas cambiar en ti


Aquello que te define no es una sola cosa. Es un conjunto de elementos que te hacen ser quien eres.
El problema es que muchas veces no nos detenemos a analizar esos elementos, y entonces no logramos terminar de conocernos profundamente.
►Si no te conoces bien a ti mismo, te resultará muy difícil sentirte feliz. Es que, simplemente, no sabes dónde reside tu felicidad. Descubrir quién eres realmente, en cambio, te permitirá encontrar siempre el mejor camino a seguir y a estar contento con tus actos.
Estas cinco preguntas te ayudarán a descubrir tu verdadera esencia. Cuando tengas un momento para ti, intenta responderlas con honestidad. Verás que descubres cosas que no te imaginabas.

1. ¿Cuál es la actividad que más alegría te genera?

Muchas veces nos pasamos todo el día haciendo cosas que no nos gustan. Peor que eso: haciendo cosas que no nos hacen felices.
Cuando las responsabilidades te superan, puede que termines dejando de lado aquello que verdaderamente te gusta, hasta que terminas por olvidarlo. Por eso, es una buena idea que pares unos minutos y te preguntes si algo de lo que estás haciendo te hace feliz.
No importa si no puedes hacerlo todo el día. Pero si lo que más alegría te da es estar con tus hijos… ¿Por qué haces tantas horas extra en la oficina?
Si lo que te hace feliz es bailar, ¿Por qué no anotarte en un curso de fin de semana?
Siempre tienes la posibilidad de elegir hacer lo que te hace feliz. Puede ser cualquier cosa, pero debes ser sincero contigo mismo. Una vez que descubras qué te da alegría, dale prioridad. Verás que te sientes mucho mejor después de hacerlo.

2. Si una situación no te hace bien, ¿te quedas o lo dejas?

Un trabajo, una pareja, hasta una amistad. A veces hay situaciones en la vida que simplemente ya no están funcionando: no nos hacen bien.
Este tipo de situaciones se presentan en la vida todo el tiempo, y es importante que analices tu comportamiento habitual cuando esto aparece.
Soltar una situación incómoda para poder seguir adelante más liviano es una decisión sabia. Lo cual no quiere decir que hay que irse sin luchar.
►En realidad, la pregunta esencial sería… ¿Eres capaz de encontrar un equilibrio entre el compromiso y tu propia felicidad?
Si la respuesta es sí, entonces estás en el buen camino. De otra manera, deberías empezar a plantearte cambiar algunas cosas.

3. ¿Dónde están tus límites?

A veces dejas de hacer cosas que te hubieran gustado, y no sabes por qué. Muchas veces, esto sucede porque los límites que tú mismo te impones son muy cerrados.
Quizá la próxima vez que vayas a desechar una idea, podrías preguntarte ¿Dónde están mis límites? y justo después ¿Esos límites se pueden correr?
Quizá te des cuenta que estás limitándote más de lo necesario. Si eres capaz de sopesar tus capacidades con aquello que quieres hacer, posiblemente descubras que tienes más medios para conseguirlo de los que pensabas.

4. ¿De qué te sientes orgulloso?

Muchas veces, la respuesta a esta pregunta se contesta con cosas externas: mi familia, mis hijos, mi casa.
Pero la pregunta tiene que ver sólo contigo. ¿Qué tienes dentro tuyo que te hace sentir orgulloso? ¿Cuál es el talento que te gusta tener?
Aunque digas que no, siempre hay uno. Todos tenemos virtudes que nos hacen sentir orgullosos. Pero a veces, reconocernos orgullosos de nuestras capacidades se confunde con falta de humildad.
Se puede ser humilde reconociendo los talentos de uno. No tiene que ver con alardear, sino con estar convencidos de nuestro valor.
Trata de hacer una lista de las cosas que te hacen sentir orgulloso de ser quien eres.

5. ¿Cuáles son tus valores?

Actuar de acuerdo a tus valores es algo que te ayudará a tomar decisiones en momentos de duda. El problema es que tal vez no sabes cuáles son tus valores.
Es sumamente importante que respondas esta pregunta con sinceridad y seriedad. El amor, la vocación, la familia, el dinero… No importa cuál sea tu valor, sólo importa que lo tengas muy claro.
Así, siempre que dudes sobre cómo seguir, podrás volver a tus valores y decidir de acuerdo a ellos.
¿Alguna vez te hiciste estas preguntas? ¿Crees que habría que agregar alguna?

La Bio Guía
http://paradigmaterrestre.com

martes, 22 de mayo de 2018

LOS TRES ESTADOS


La Conciencia Pura experimenta en los tres estados: estado de vigiliaestado de sueño con sueños y estado de sueño profundo.


1. El estado de vigilia es la experiencia con el cuerpo. En este estado hay mucha identificación con el cuerpo-mente y por tanto, con el mundo. Es este estado el "yo" es muy intenso debido a las formas separadas manifestadas. Hay una multiplicidad de formas que están separadas unas de otras, pero son solo apariencias mentales, proyecciones de la mente.

Este estado es cambiante; el cuerpo nace y muere, los pensamientos son cambiantes, pues van y vienen, hay movimiento, las emociones también son cambiantes. Todo lo que es cambiante tiene un principio y un final, es impermanente, por tanto, está sujeto a la muerte. No es real.

2. El estado de sueño con sueños es la experiencia sin el cuerpo. En este estado la identificación es más sutil. También hay identificación con un cuerpo y una historia. Pero tanto el cuerpo como la historia es totalmente distinta al cuerpo del estado de vigilia y también la historia y situación de vida es diferente.

¿Dónde están todas mis posesiones, mi familia, mi trabajo, mi casa, mi cuerpo físico, etc.?
Es aquí cuando hay una clara visión de que el estado de vigilia no es real, ya que en el estado de sueño con sueños se experimentan diversas historias constantemente.
Este estado también es cambiante, los sueños son distintos y cambiantes, hay un principio y un final, un movimiento, una impermanencia, por tanto, tampoco es real.

3. El estado de sueño profundo
 es la "no-experiencia". No hay experiencia, no hay cuerpo ni mente, no hay historia ni hay yo.
En este estado el yo vuelve a la fuente y por tanto, hay un profundo descanso. Al no haber identificación, hay un gran descanso.

Este estado también es cambiante, impermanente, por tanto, tampoco es real. No hay cuerpo, ni mente, ni experiencia, ni yo. Al no haber yo, no hay mundo manifestado. Entonces ¿qué es lo que queda? Nada, absolutamente nada.

Y ¿qué es consciente de esta nada?
Esto que es consciente de esta nada es lo que realmente eres; Conciencia pura y absoluta.
Esta conciencia que siempre es consciente de toda experiencia y no-experiencia. Esta conciencia que es permanente, que no cambia, que es siempre la misma. Esta conciencia que nunca está afectada por la experiencia, pues está más allá de toda experiencia. Es esta conciencia que no tiene nombre ni forma, que ni es alterada y que no puede ser descrita ni comprendida por la mente. Es simplemente esta Conciencia Pura Absoluta que está más allá del tiempo y el espacio y de toda manifestación. Esto que siempre Es, es la Realidad, y es tu verdadera esencia.


https://caminoaldespertarr.blogspot.com/

jueves, 17 de mayo de 2018

El significado de la sincronicidad en la conciencia humana


La sincronicidad como experiencia dadora de sentido
en la modernidad desencantada


Que Jung ideara el concepto de la sincronicidad en colaboración con el físico Wolfgang Pauli, ganador del Premio Nobel y paciente de Jung, es apropiado, puesto que en el fondo la sincronicidad no es meramente un concepto psicológico, sino psicofísico y psicoide. Se trata de una posible teoría integral con la que se puede explicar la relación entre la conciencia (o el espíritu) y la materia desde una perspectiva que trasciende el pensamiento dualista y el reduccionismo cientificista. Como sabemos, la física cuántica ha debido lidiar con el problema de la observación o el hecho de que los fenómenos materiales a nivel subatómico no parecen existir de manera independiente de su medición u observación. Por ello se han producido interpretaciones que sugieren una interdependencia entre el acto psíquico de observar y la materia. De aquí que Jung sugiriera la posibilidad de que los psíquico y lo material fueran manifestaciones de una misma realidad subyacente:
Ya que la psique y la materia están contenidas en uno y el mismo mundo, y más aún están en constante contacto entre sí y finalmente tienen como soporte factores trascendentes e irrepresentables, no es sólo posible sino incluso altamente probable que la psique y la materia sean sólo dos aspectos de una misma cosa. (Obras Completas, Volumen 8, párrafo 418)

Esta unidad psicofísica fue llamada por Jung, usando el término del alquimista Gerhard Dorn, el unus mundi. Estos factores trascendentes e irrepresentables son el inconsciente con sus arquetipos y el átomo o las partícula subatómicas (en el sentido de que estas partículas son indeterminadas, como dijera Heisenberg, no son cosas, son probabilidades o potenciales). Vivimos en un mundo paradójico, donde nuestros constituyentes básicos yacen más allá de nuestro alcance y sin embargo los podemos conocer indirectamente a través de sus efectos: el colapso de la función de onda, la proyección de la sombra, etc. Otra colaboración entre un físico y un hombre ligado a la espiritualidad, entre David Bohm y Jiddu Krishnamurti, consolidaría el concepto similar de la totalidad implicada o el holomovimiento. De nuevo, un substrato trascendente unitario del cual emerge el mundo de la realidad manifiesta diferenciada.

La sincronicidad se ha convertido en un concepto altamente popular -a veces de formas que no le hacen justicia dentro de la espiritualidad new age- puesto que apela a una intuición y a un deseo que es compartido por gran parte de la humanidad. Esto es, la noción de que el mundo tiene sentido y que nuestros pensamientos y estados mentales no están separados del mundo exterior físico e incluso llegan a resonar y a aparecer como eventos externos. La fantasía de que en nosotros existe cierta creatividad luminosa, no del todo lejana a lo divino. Podemos decir que de no haberse creado por Jung, hubiera sido necesario inventar el concepto de sincronicidad. Aunque éste sea en varios aspectos sólo una versión más moderna -formulada en un lenguaje preciso que se acerca a la ciencia- del pensamiento analógico de la antigüedad, de la doctrina de la signaturas y las correspondencias. Como expresa el adagio hermético: como es arriba, es abajo; la sincronicidad parece expresar: como es adentro, es afuera. O al menos ciertos momentos de alto significado e intensidad logran irrumpir con fuerza numinosa y disuelven la frontera que separa lo interno de lo externo, lo psíquico de lo material. 

Por supuesto, la ciencia no toma las sincronicidades -coincidencias significativas acausales- como fenómenos objetivamente reales, los descarta como sugestiones psicológicas, confusiones y proyecciones de sentido, como la llamada pareidolia. Pero estas explicaciones no quitan la sensación de significado, propósito y numinosidad que dicha experiencia provee en el individuo. Sea invalida para la ciencia su experiencia o no, el individuo se alimenta del carácter subjetivo y esto es lo que moldea su vida y le permite encontrar propósito y motivación. La racionalidad moderna no ha podido despojar al universo de la necesidad de experimentar el mundo con una cierta dosis de magia, y esto no necesariamente está limitado a lo paranormal o a lo religioso, las personas suelen creer que sucesos como encuentros amorosos, oportunidades de trabajo y demás ocurren bajo misteriosos principios de atracción, predestinación o intención. Joseph Conrad expresó esta noción demasiado humana cuando dijo "es la marca de un hombre de poca experiencia no creer en la suerte". 

La racionalidad moderna no es capaz de tapar estos intersticios por donde las fuerzas mágicas y caóticas invaden la psique. Y es que la misma microfísica da cabida para la acausalidad y el indeterminismo en sus teorías. Esta hendidura de lo acausal, de lo indeterminado, es de alguna manera también el espacio para lo mágico y misterioso, el conducto numinoso por el cual el constructo inexorable de la realidad mecanicista se ve invadida y subvertida por un demonio o un dios. Es esta la "fantasmagórica acción a distancia" que Einstein aborrecía pero que nadie ha logrado exorcizar del impoluto edificio de la ciencia. 

La experiencia de sincronicidad, valga la redundancia, es dadora de sentido. Esto es lo fundamental. En un mundo que es caracterizado por la pérdida de sentido, estos rescoldos de pensamiento mágico son vitales, son los jirones de los cuales se agarran las personas para no perecer en un mar mecánico de inerte desolación e impotencia. La sincronicidad da sentido, como mencionamos ya, pues sugiere que lo que estamos pensando y viviendo en nuestra psique no es un insignificante y estéril soliloquio: la naturaleza responde -está viva y rebosa de sentido, es un símbolo del espíritu como notó Emerson. 

Existe articulación, conexión verdadera, ecos íntimos entre los hombres y las piedras y las plantas.... Y esto revela, entonces, que el cielo y la ciudad en la que se representan los signos de nuestros pensamientos y deseos, deben también de estar dentro de nosotros. Un firmamento interno, como dijo bellamente el alquimista suizo Paracelso, y un mundo afuera capaz de acomodar a los arquetipos, de recibir la encarnación del pensamiento. El gran maestro neoplatónico Plotino en sus visiones experimentó la sincronicidad como una gran sinfonía:

Las estrellas son como letras que se inscriben a cada momento en el cielo. En el mundo todo está lleno de signos. Todos los acontecimientos están coordinados. Todas las cosas dependen de todas las demás. Tal como se ha dicho: todo respira junto.

El profesor Stephan Hoeller, relatando el famoso evento en el que un escarabajo dorado apareció en la ventana al momento en el que un paciente le relataba a Jung su sueño con un escarabajo dorado, dice lo siguiente: "el evento interno (el sueño) fue fortalecido y  cobró un foco significativo a través del evento externo (el insecto en la ventana)." La sincronicidad parece decirnos que nuestros sueños e imaginaciones son reales, que pueden brotar al mundo externo y así legitimarse y vitalizarse más allá de la mera elucubración. En una época en la que la fantasía y la subjetividad son vilipendiadas, necesitamos una confirmación externa de que hay cierta potencia y eficacia en nuestras imágenes y deseos profundos. La sincronicidad nos parece decir que realmente tenemos en el fondo de nuestra psique un tesoro enterrado, lleno de gemas preciosas que pueden salir a la superficie y brillar a la luz del sol (que es la conciencia). Finalmente, el sentido de la sincronicidad, que Jung entiende como la manifestación visible de un arquetipo -y por lo tanto como la posibilidad de hacer consciente dicho arquetipo-, es una constelación de la mente consciente o ego con el inconsciente y ese arquetipo central que es el Sí mismo (Self, Atman). 

En otras palabras, al borrar por un momento la barrera entre materia y espíritu, entre afuera y adentro, la sincronicidad nos da un atisbo de la totalidad dinámica del ser (wholeness). El sentido lo es tal, en su más alta acepción, porque elimina la conciencia de alienación; el sentido es integración, es entre-tejernos en una alfombra de símbolos vivientes, en el (psychic)spacetime continuum. Richard Wilhelm, el erudito traductor de textos chinos, gran amigo de Jung, tradujo el Tao como "el sentido" (Sinn,en alemán). Herbert Guenther, traductor de textos budistas, ha traducido "dharma" como "meaning", también "sentido".  Es posible que aquello irrepresentable y trascendente, lo absoluto, el Pleroma, En Sof, Brahman, Dharmakaya, aparezca y se haga conocido en el ser humano meramente en el sentido. Dios no sólo geometriza, como dijo Platón, Dios se simboliza en el hombre. 

Sentido y significado, tanto una sensación vital de propósito, de sendero y misterio por recorrer y pertenencia en el misterio, como una profusión simbólica, un vínculo con algo más allá de lo aparente que se expresa través de la belleza y el secreto, engranajes del axis antropocósmico y teándrico, gran máquina epifánica que rasga el velo de Maya y muestra el vórtice donde se celebra la eterna unión entre el rayo y el loto, entre la serpiente y la paloma, entre el azufre y el mercurio, entre la rosa y la cruz, entre el cielo y la tierra y todos los pares de opuestos cuya unión simboliza la integración del todo en la conciencia. La experiencia de sentido es la unidad de Eros y Logos: la vitalidad (el arte, el deseo y la conexión) y el entendimiento (el orden y el intelecto), Upaya y Prajna, Shakti y Shiva. En la sincronicidad se revela una harmonia mundi

La psique que anima y la physis que es animada son solo dos gloriosos peones en el numinoso tablero de ajedrez trascendental del sentido autosubsistente, movidos por poderes insondables e innombrables que residen en el estado del Pleroma de la totalidad del ser.  (Stephan Hoeller)


* Citas tomadas de The Gnostic Jung
Twitter del autor: @alepholo
https://pijamasurf.com

martes, 15 de mayo de 2018

5 ACCIONES PARA SIMPLIFICAR TU DÍA Y, POCO A POCO, EL RESTO DE TU EXISTENCIA

        TENER UNA VIDA SIMPLE Y SENCILLA ES POSIBLE




Entre una vida simple y otra llena de complicaciones, ¿qué elegirías? Seguramente la primera opción, ¿no es cierto? Con cierto idealismo muchos pensamos en una existencia tranquila, pacífica, serena, opuesta del todo a esas preocupaciones y ajetreos que lamentablemente abundan en nuestra realidad cotidiana.

Pero si decimos querer una vida sencilla, ¿por qué no la tenemos? La respuesta más común a esta pregunta suele ser una enumeración un tanto agobiante de elementos que estamos habituados a considerar “necesarios” para la vida pero que, paradójicamente, en muchos casos son también una fuente enorme de complicaciones. El trabajo, una relación de pareja y en general las relaciones personales, la alimentación, la salud del cuerpo… Todo ello parece ser indispensable para la existencia, ¿pero no sucede también que en la vida de muchas personas esto es, al mismo tiempo, una causa de conflictos?

En buena medida, la contradicción se encuentra entre lo que consideramos necesario en la vida y la manera singular en que dicha necesidad toma forma en nuestra propia existencia. Del trabajo, por ejemplo, se dirá que es necesario porque reporta el dinero que a su vez también consideramos necesario. ¿Pero hemos reflexionado seriamente sobre dicha condición de necesidad? El trabajo es necesario, ¿pero es necesario también que sea un trabajo que nos genere algún tipo de malestar? El dinero es necesario, ¿pero dicha necesidad la reconducimos conscientemente en aquello que sí necesitamos en nuestra vida? 

En el ánimo de fomentar esta toma de conciencia frente a lo necesario y lo sencillo, compartimos a continuación cinco acciones orientadas a hacer más simple tu vida. La idea general es que cada días puedas practicarlas todas, tanto como te sea posible, hasta volverlas hábitos de existencia.

Una cosa a la vez

Si bien en nuestra época el multitasking se considera una habilidad preciada, su efecto en nuestra atención es evidentemente nocivo, pues nos lleva a un estado de confusión general que se extiende a todos los ámbitos de nuestra vida. Empezamos una tarea y la dejamos a la mitad porque iniciamos otra, que a su vez queda inconclusa por causa de una tercera. ¿Cómo podemos distinguir lo importante en nuestra vida si nuestra propia atención se encuentra fragmentada? 

Aprende a no hacer

Pascal escribió alguna vez que todos los infortunios del ser humano se derivan del hecho de no poder quedarse a solas y tranquilo en una habitación. Por otro lado, un proverbio zen dice: “Sentado, sin hacer nada, la primavera llega y la hierba crece por sí sola”. ¿A qué se refieren estas dos ideas? En breve, a la noción del no hacer. La mayoría de nosotros sabe hacer y de hecho estamos haciendo todo el tiempo, pero estamos poco sensibilizados al no hacer. En un momento “vacío”, por ejemplo, mientras esperamos a un amigo con quien vamos a vernos, ¿cuántos de nosotros no empleamos esos minutos en revisar por enésima vez nuestras redes sociales? ¿Por qué no podemos simplemente estar? Esa sed insaciable de estar siempre ocupados, siempre haciendo, también es una especie de acumulación que realizamos inconscientemente y que en algún momento se descontrola y se vuelve problemática.

Limpia un espacio personal

El escritorio, el clóset, la despensa, tu habitación… ¿Te has dado cuenta de todas las cosas que has ido acumulando sin notarlo? Intenta fijarte el compromiso de limpiar cada día alguno de esos lugares. No tiene que ser una limpieza épica que te tome muchas horas. Basta con que te tomes algunos minutos para, por ejemplo, ordenar tu espacio de trabajo, quizá sacar de tu ropero las dos o tres prendas que no has usado en años u ordenar ese cajón lleno de facturas en tu escritorio.

Practica la conciencia plena en compañía de otros

Cuando estés con alguien, intenta realmente estar. Esto, que parece obvio y hasta un poco redundante es, curiosamente, una tarea ardua. Y no es sólo que ahora sea tan común que al estar en compañía de una o más personas llegue el momento en que el teléfono portátil sale del bolsillo y la convivencia empieza a simularse. Ahí, en efecto, dejamos de estar con esa persona. De entrada, procura no distraerte de esa manera y, en cambio, mira a la persona que tienes enfrente, escúchala, intenta entender lo que dice. 

Pero, decíamos, eso no es todo. La verdadera atención hacia el otro se logra cuando verdaderamente vemos en la persona con quien estamos a alguien enteramente distinto, un otro radical, con su propia historia de vida, sus ideas, sus prejuicios, sus temores, etc., todo lo cual, por decirlo de alguna manera, no tiene que ver nada contigo. ¿Qué significa esto? En parte, que en nuestro trato con los demás dicha falta de atención se deriva en al menos dos acciones inconscientes que suelen ser fuente de problemas: el juicio y la reacción. Cuando juzgamos lo que otra persona dice, no la estamos escuchando, sino que estamos escuchando la voz de nuestro juicio. Por otro lado, cuando reaccionamos inconscientemente a lo que otra persona dice, también hemos dejado de escucharla y más bien tenemos la atención puesta en nuestros propios patrones de pensamiento.

¿Cuántas conflictos no se han derivado por una frase dicha en medio de una conversación que más que expresión de nuestra escucha, fue producto de nuestros prejuicios? ¿Cuántos problemas no se evitarían si, por ejemplo, dejáramos de querer responder a las expectativas de otros? 
Al estar plenamente con los otros –sin juzgar y en la práctica de la no-reacción– lograrás navegar la corriente de la sociabilidad cotidiana sin ahogarte ni dejarte arrastrar, y en su transcurso aprenderás una o dos cosas de ti mismo.

Aprende a distinguir aquello que sí quieres

¿Cuántas veces, en medio un problema, no has pensado en lo sencillo que habría sido evitarlo? ¿Cuántas de las cosas que haces, como Bartleby, “preferirías no hacerlas”? El camino del deseo personal no siempre es sencillo, pues parafraseando a e. e. cummings, es una proeza ser uno mismo en un mundo que se esfuerza porque seamos siempre alguien más. No obstante, para llevar una vida sencilla es imprescindible conocer tu propio deseo y saber navegar en sus aguas. Si puedes mirar con claridad aquello que sí quieres en tu vida, al mismo tiempo distinguirás otros elementos que están ocupando espacio en tu existencia y a los cuales también dedicas tiempo, energía, recursos y atención.

Tu vida no cambiará de un día a otro a través de estas acciones, pero quizá sí paulatinamente. El propósito general de este breve manual es que te des cuenta poco a poco qué consideras “necesario” ahora en tu vida y por qué motivos, para que así tomes conciencia de dicha necesidad. Quizá con el paso de los días otorgues otro valor a dicha palabra y mucho de lo que hoy crees imprescindible para vivir, mañana simplemente lo habrás dejado en el camino.


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sábado, 5 de mayo de 2018

CERRAR LOS OJOS


Pensamientos negativos.  No siempre conscientes y a veces como expiación, afectan tu autoestima a diario.

Llevamos internamente la dudosa cualidad de sobregeneralizar a partir de nuestras metidas de pata y colgarnos etiquetas que funcionan como lápidas.
En un antiguo monasterio, un discípulo cometió un grave error y a raíz de ello se dañó un sembrado de papas. Los demás esperaban que el Instructor Principal, un anciano venerable,  le aplicara un castigo que sirviera de ejemplo. Pero cuando al cabo de un mes vieron que no pasaba nada, uno de los discípulos más crítico le dijo al viejo instructor: “¿Cómo puedes ignorar lo sucedido? Después de todo, Dios nos ha dado ojos para mirar…”. “Claro”, respondió el anciano, “pero también nos dio párpados”.
Si no es cuestión de vida o muerte a veces es bueno hacer la vista gorda, relajar la atención focalizada y dejar que las experiencias  ocurran sin ponerle tantas condiciones. Recuerdo una mujer que estaba sentada a mi lado en un viaje por los lagos del Sur cruzando de Argentina a Chile, cuando me dijo en un momento: “¿Usted no cree que esa montaña está muy tirada a la derecha?”. Algunas cosas son como son, y punto.
Sobrevivir a los mandatos sociales. Ser indulgente de tanto en tanto con tu aporreado “yo” y desmontar el terrible  arsenal de la flagelación como método para crecer: “¡Date duro!”, “¡Saca callos!”,  es ser parte de resistencia. La vida no es un curso acelerado de artes marciales autodirigidas. 
Cuando te acercas a ti mismo con ternura y autocompasión, con tolerancia y sin autocastigo,  todo fluye mejor. Cuando estés cara a cara con el  desprecio o el odio hacia tu persona, repite para ti: “Que la paz sea conmigo”. Date la mano y abrázate.  Y lo demás, aquello que obrará como un bálsamo,  no será un milagro, será tu decisión más íntima de quererte hasta reventar.

Walter Riso
http://www.walter-riso.com

domingo, 29 de abril de 2018

Había una vez un mundo mágico llamado Plenitud


Había una vez, en un Universo muy lejano, un mundo mágico y diferente a todos los mundos. Ese mundo tenía por nombre PLENITUD.
En él reinaba la luz; no existían los límites; las palabras “tiempo” y “espacio” eran totalmente desconocidas para sus habitantes, y vivían momento a momento en ausencia de la prisa y el miedo. Todo fluía y se movía en armoniosa sintonía…
Pero un día, un terrible día para su historia, apareció un extraño ser llegado desde otro Universo. Ese ser decía llamarse SER HUMANO y venir de un mundo llamado TIERRA. Con su llegada, los habitantes de Plenitud quisieron reunirse con él y poder conocer todo sobre su mundo y costumbres. “Sería interesante y novedoso escucharle” – pensaban…
Y es que decía venir con muchos mensajes, “sabias enseñanzas” a su modo de ver, con tono de suficiencia y superioridad. Pronto comenzaron a creer que debía de tratarse de un ser superior a ellos y que aprenderían muchísimo de él. Escuchándole, cayeron en la cuenta de que en su mundo de humanos se habían inventado términos que Plenitud desconocía.

Supieron del Tiempo y el Espacio

Es por ello que no dudaron que ese Ser, al que comenzaron a llamar Maestro, había viajado millones de kilómetros por el espacio para iluminar sus vidas con su sabiduría… Y así fue, sus primeras lecciones no pasaron desapercibidas, ya que reveló en ellas el significado de las palabras: Tiempo y Espacio, hasta la fecha, desconocidas para ellos.
Habló durante horas sobre todos los significados de la palabra Tiempo y sus implicaciones… El Tiempo marcado por el pasado, los límites del tiempo, el futuro como parte del tiempo, la medición del tiempo (inventos tan logrados como los relojes, agendas, calendarios…) y un largo etcétera.
A todo ello, le sumó la enseñanza del término Espacio, también con todas sus implicaciones: Los límites del espacio, las murallas, las fronteras, las propiedades, los lugares que te hacen feliz, los lugares que te hacen infeliz…
Los habitantes de Plenitud, asimilaron rápidamente las enseñanzas de su nuevo Maestro, y no dudaron en tenerlas en cuenta a partir de entonces en su día a día. Para ello, se fueron poniendo en marcha cadenas de creación de Tiempo y Espacio, lo que facilitó que pudieran tener acceso a fechas, horas, cálculos temporales, calendarios, relojes…

Supieron del Pasado y el Futuro

Por fin, el pasado y el futuro ya estaban presentes en sus vidas. Y es que, ¡Cómo no se habían dado cuenta antes!, ¡El tiempo se acaba!…por lo que “hay que correr para conseguir un futuro mejor, no vaya a ser que hoy no hagas lo suficiente para ello y entonces te lleve a un terrible pasado”.
De esta manera, verles correr para ir al siguiente lugar se convirtió en algo habitual, y con ello la siguiente ilusión creada: el valor a los espacios. Y es que, quizás era un determinado lugar el que les diera más satisfacción en un futuro y así poder tener recuerdos maravillosos.
Por lo que comenzaron a levantarse deprisa, para ir corriendo a la calle, para en la calle ir corriendo a la montaña, para en la montaña ir corriendo para llegar antes y una vez allí, bajar corriendo para llegar a un lugar de descanso, para poder descansar corriendo e ir más tarde a un lugar donde fueran a estar mejor. ¡Pufff!, ¡Eso si que era disfrutar y aprovechar la vida al máximo!

Supieron de la Prisa y el Miedo

Los habitantes de Plenitud siguieron durante mucho tiempo en esta espiral, sin ser conscientes de ello…hasta que comenzaron a sentir sensaciones nunca vividas: unos empezaron a sentir falta de aire, sentimientos de ahogo, palpitaciones, otros comenzaron a tener reacciones en la piel, manchas… otros decían tener dolores de cabeza y musculares….y todos coincidían en sentir una agitación mental constante, a tal nivel que se estaban dando cuenta de que les hacía enfermar.
Hasta su mundo, antes iluminado, comenzó a perder su luz para convertirse en un mundo gris y apagado. No encontraban explicación a todo esto, pero si sabían que todas estas sensaciones no les dejaban disfrutar, y con ello comenzaron a sentir MIEDO, miedo a que todos esos síntomas siguieran ahí, miedo a que si no se iban acabaran enfermando o les acabara sucediendo algo grave…lo que les llevó a correr más para buscar una solución, ya que si se daban prisa quizás encontraban un remedio a sus males y así poder evitar un futuro peor.
Tanto corrieron, que acabaron perdiéndose en el descontrol, en el sentimiento de vacío, en no saber quiénes eran, ¡Ni por qué corrían! Los sentimientos de vacío se hicieron tan grandes, que el amor propio y hacía los demás comenzó a perderse. Personas que se amaban a sí mismas por el hecho de serlo, comenzaron a sufrir por creer no estar en el lugar adecuado en un determinado momento. Y de tener relaciones basadas en el respeto, muchos pasaron a odiarse por el apego a los lugares y la obsesión por el tiempo.
Plenitud, no sólo era ya un mundo gris, apagado y caótico, ahora se le sumaba la violencia. Pero como en todo cuento, hay un gran héroe y salvador, éste no iba a ser menos. Su salvación apareció. Fue tanto lo que empezaron a sufrir, que en su sufrimiento muchos se perdieron y no pudieron ver más allá, pero otros despertaron como salida a su sufrimiento. ¿Cómo? Llegaron a lo más profundo de su SER, a lo que siempre habían sido.

Todo se soluciona cuando vuelves a ti

Al contemplarse a sí mismos tan asfixiados, comenzaron a cerrar los ojos y a respirar. Es ahí donde pudieron parar el torbellino, es ahí donde encontraron la verdadera solución. Todo se soluciona cuando vuelves a ti. Cuando despiertas y vuelves a conectar. Y es así como volvieron a caer en la cuenta de que todo sucede aquí y ahora, como siempre había sido. Y que la idea de lo pasado o lo que estaba por llegar realmente era una ilusión creada por su mente. Un límite psicológico al que se habían atado convirtiéndose en una tortura para sus vidas.
Poco a poco, los que fueron dándose cuenta se ocuparon de agrupar al resto para ayudarles a recordar su verdadera esencia. ¡Despertar! – Les decían. Cerrar los ojos, respirar y quedaros ahí. Cuando los abráis, no es el fin de vuestra presencia, podéis seguir ahí, presentes en vosotros mismos.
Y así fue, cuando volvieron a conectar con ellos mismos, fueron despertando, volviendo a convertir su vida en lo que estaba destinada a ser: Simplemente eso, SER, y nada más. Todos volvieron a un estado de constante PRESENCIA, la que les llevó a no creer ni esperar que el siguiente momento fuera más pleno que el que estaban viviendo. Nadie esperaba ya al siguiente momento.
A partir de entonces, el SER HUMANO llegado desde la Tierra, dejó de ser escuchado. Lo que resultó ser tal ataque para su EGO, que sintió no ser valorado lo que merecía llevándole a tomar la decisión de volver a su mundo, y lo hizo con mucha prisa. Ellos si que sabrían apreciar su llegada y no esos necios habitantes de Plenitud.
No dudaba de lo felices que haría a sus familiares y amigos cuando le vieran allí, en el lugar y momento adecuado. Es más, tal sería su felicidad, que seguro alguno de ellos se encargaría de inmortalizar ese momento con fotografías y subirlas rápidamente a las redes sociales para que todo el mundo supiera y estuviera informado de lo felices que eran en ese momento.
Los habitantes de Plenitud, no tuvieron nada que reprocharle, ya que gracias a su estancia en su planeta, pudieron afianzar lo que ya sabían: Las únicas tres preguntas importantes en la vida y sus verdaderas respuestas…
¿Dónde estamos? … Aquí
¿Qué hora es? … Ahora 
¿Nuestra salvación? … la Conciencia.
Y colorín, colorado…espero que este cuento os haya concienciado.


Saioa Barredo Canales
para http://psicopedia.org