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jueves, 31 de mayo de 2018

La respiración, una gran aliada


►Mientras hay cuerpo, hay respiración. La vida se abre con una inhalación y se cierra con una exhalación. Respiramos de quince a viente veces por minuto. Es la fuente de vida, el hálito primordial, la fuerza vital que hace posible todos los procesos físicos y psíquicos y el nexo entre el cuerpo y la mente.


Es un proceso involuntario, pero que puede hacerse voluntario; una función mecánica, pero que puede hacerse consciente. Su relación con la mente es tan estrecha que en la sabiduría del yoga se ha dicho que la mente es jinete y la respiración es el caballo. El control de la respiración conduce al de la mente y el de la mente al de la respiración.
La esencia nutritiva de la respiración se conoce con el vocablo prana. Es la potencia vital. Ni un gesto, ni una idea, ni un pensamiento o movimiento es posible sin prana. A través del dominio de prana, yoguis avanzados influyen sobre el corazón, el pulso y el metabolismo.
La respiración es la más importante fuente de prana; otras lo son la alimentación,  el sueño, el descanso y las impresiones mentales y emocionales. La respiración consciente y profunda tiene por objeto abastecer al practicante de mayor cantidad de prana o fuerza vital. Fuerzas psicosomáticas pueden ser controladas mediante el dominio del prana.
El prana es también el “cordón” energético con la energía cósmica. La persona es un universo en miniatura o réplica del universo. Este microuniverso que somos está realimentado por prana. Sin prana, la muerte sobreviene; cuando prana no circula bien, hay una ruptura del equilibrio psicosomático y surgen determinadas enfermedades.
Hubo una escuela de yoguis, los pranavadins, extraordinariamente versados en el manejo del prana. Segun ellos, sin ejercicios de pranayama no hay verdadero yoga. El prana es también uno de los elementos vitales, como lo son la tierra, el agua, el fuego o el éter. El prana-vayu es el elemento aire y cursa por los conductos energéticos. Además de la fisiología normal, para los yoguis hay una fisiología sutil y el cuerpo físico se ve correspondido por el cuerpo sutil, con sus respectivos centros y canales de en energía.
La energía cósmica se conoce por Shakti, y ésta se manifiesta en el ser humano como prana o fuerza vital y como simiente de iluminación o Kundalini. Prana es dinámica y Kundalini es estática. Hay una estrecha conexión entre la mente, la respiración y la fuerza sexual. El yogui aprende a reorientar estas tres potencias, así como a desarrollar ese germen de Sabiduría o Iluminacíon que es Kundalini. Cuando Kundalini se va desplegando, permite al practicante escalar a dimensiones más elevadas de consciencia. El tiene que activar y dirigir idóneamente el prana y poner los medios y técnicas para el despertar de esa bella durmiente que es Kundalini y que al desplegarse muta la psique del aspirante y abre el ojo de su entendimiento correcto.
El prana es la fuerza que hace posible el funcionamiento de los órganos sensoriales y los órganos de acción. Es el ánimo (ánima) y el aliento, y cuando uno se siente escaso de ellos suele expresarse como “estoy desanimado” o “estoy desalentado”, pero si en cambio uno se siente bien, dice “estoy animado”, y es que cuando el prana funciona adecuadamente se siente estimulado el tono vital. Así es de importante prana en nuestras vidas.
Es también poder interior, y muchas de las técnicas del yoga (asanas, pranayama, savasana, meditación y otras) tienen por objeto la acumulación y distribución de prana. Por un lado, pues, tenemos que abastecernos de prana y, por otro, evitar sus fugas, que vienen dadas por agitación, disgustos, preocupaciones, obsesiones y la deficiente atención a las fuentes de prana.
El yogui trata de servirse de la sabia utilización de prana para estar fuerte y poder llevar a cabo el trabajo interior que le permita despertar Kundalini y conseguir estados superiores de consciencia que le acerquen a la Liberación, o sea a ese estado más allá de la actividad egocéntrica y que le hace percibirse a uno como la Totalidad.

Ramiro Calle
https://www.yogaenred.com

jueves, 3 de mayo de 2018

La meditación acelera la velocidad de procesamiento del cerebro

La meditación fortalece al cerebro de múltiples maneras. Una de ellas consiste en promover la girificación, es decir la cantidad de pliegues que se encuentran en la corteza cerebral.


La vertiente terapéutica de Yoga, una de las más interesantes, es un área de estudio y documentación que sigue ocupando tiempo a Ramiro Calle, pionero en difundir el Yoga en España, que fue el primero en someterse a una serie de sofisticadas pruebas médicas hace 30 años, las primeras realizadas, y que validaron las modificaciones provocadas por las técnicas del Yoga. Él mismo nos remite esta noticia y otras que iremos publicando próximamente.
La meditación fortalece al cerebro de múltiples maneras. Una de ellas consiste en promover la girificación, es decir la cantidad de pliegues que se encuentran en la corteza cerebral. A dichas conclusiones llegó una investigación conducida por Eileen Luders, neuróloga de la Universidad de California, Los Angeles (Estados Unidos). La experta explica que una mayor girificación permite que el cerebro procese la información con mayor velocidad. Sus conclusiones fueron publicadas en la revista Frontiers in Human Neuroscience.
Investigaciones previas encontraron que la meditación aumenta el tamaño del cerebro y mejora la conexión entre las neuronas. Para analizar el efecto de esta disciplina en la girificación cerebral, los investigadores tomaron imágenes de resonancia magnética funcional de 50 personas que meditaban y de 50 que no lo hacían.
"No queríamos simplemente comparar a los individuos que meditan y los que no. Buscamos observar si hay una relación entre el tiempo de meditación de una persona y los cambios que genera en el cerebro. Es decir, si el número de años de práctica se relaciona con el nivel de pliegues en la corteza cerebral".

Un cerebro más fuerte

Luders observó importantes cambios en la girificación de varias regiones de la corteza cerebral, y subraya que cuantos más años llevaban de meditación los voluntarios, mayores eran las modificaciones observadas en su cerebro.
La experta subraya los cambios observados en la corteza insular. "Se cree que la corteza insular funciona como un núcleo de integración autonómica, afectiva y cognitiva. Las personas que meditan son expertas en la introspección y conciencia así como el control emocional y la auto-regulación, por lo cual los hallazgos de la investigación tienen sentido. Cuanto más tiempo lleva una persona meditando, mayor es el nivel de pliegues en la corteza insular".
Luders también recalca que la relación entre el tiempo de meditación y el nivel de girificación muestra la capacidad del cerebro de modificarse y de adaptarse a los cambios ambientales.


Ramiro Calle
https://www.yogaenred.com

viernes, 20 de abril de 2018

El Proceso de la Meditación

Sea cual sea el camino o técnica que empleemos para meditar, hay determinados aspectos que son comunes a todos ellos, prestando más o menos atención a algunos según el enfoque a seguir. Podemos hablar, por tanto, de un proceso universal que conlleva los siguientes puntos, aunque no necesariamente en este orden.


Concentración:
Meditar no es solo concentrar el pensamiento; esto sería es una visión muy parcial de la meditación. Ahora bien, la concentración es un paso esencial para alcanzar la meditación y solo por mejorar esta facultad ya merece la pena aprender a meditar.
Consciencia:
Seguramente, la consciencia es la facultad interna que más se desarrolla meditando. Toda practica de meditación es un continuo entrenamiento para desplegar la capacidad de darse cuenta o consciencia.
Aceptación:
Un aspecto importante en la meditación es el ir desarrollando una relación sana con uno mismo y con los demás. Esta relación debe estar basada sin duda en la aceptación, que de hecho es un paso hacia el Amor. Por otro lado es importante comprender que la complejidad del proceso de la meditación nos requerirá grandes dosis de Aceptación.
Discernimiento:
El discernimiento es una cualidad de la mente superior que ha de ser entrenada para cumplir con el objetivo último de la meditación: el encuentro con el aspecto más central del ser humano. El discernimiento o Viveka nos ayuda a distinguir entre los diferentes aspectos que como seres humanos nos conforman desde los más groseros a los más sutiles.
Calma:
Al contrario de lo que podríamos pensar, la calma o tranquilidad no es tanto una consecuencia de la meditación, sino un requisito previo. Por ello, el conocimiento y práctica de todas las herramientas que nos ayuden a pasar de la tensión a la calma es esencial en la meditación y su enseñanza. La mayor parte del tiempo cuando comenzamos a meditar lo pasamos tratando de generar el equilibrio necesario para ello; afortunadamente, el yoga nos brinda innumerables técnicas para ello.
Energía:
Al adentrarnos en la meditación, debemos abrir nuestra mente y comenzar a entender al ser humano no solo en términos materiales, sino también energéticos. Somos tanto energía como materia y trabajar con técnicas que movilicen y equilibren la energía nos facilita enormemente el camino en la meditación. 
Presente:
Se dice que meditar es el arte de vivir el presente. Aprender a estar en y a vivir el presente es la mejor manera de recuperar la energía que tenemos dispersa en pasado y futuro.
Conexión espiritual:
Al final la meditación nos lleva al centro, a uno mismo, a eso que somos a un nivel más espiritual. Hoy en día hay técnicas y métodos que despojan la meditación de este componente espiritual para hacerla más “vendible”. Desde nuestro punto de vista esto es un error, ya que algo que necesitamos como sociedad occidental es recuperar de una forma sana la conexión con nuestra naturaleza espiritual. Al fin y al cabo, la experiencia mística o espiritual no es tan complicada si dejamos atrás prejuicios y damos con las claves adecuadas para ello.
Actitudes del Ser:
Desde la conexión con los sentimientos más profundos del ser humano a donde nos lleva la meditación, surge el despliegue de las actitudes del Ser. Actitudes que podemos, una vez más, entrenar si conocemos los recursos adecuados. A poco que vayamos despertando estas actitudes, el avance en la meditación cobra otra dimensión.
Volver a la vida:
La práctica de la meditación no está separada de nuestra vida cotidiana y debemos de hacer todo lo posible para que así sea. Según vayamos avanzando en nuestra experiencia con la meditación, iremos experimentando cambios en la percepción de la realidad que nos llevarán a una nueva relación con lo que va aconteciendo y también con los demás. Comprender cómo la meditación nos lleva a nuevos modos de percepción es clave para integrar la meditación en nuestra vida.

Luis Luna -Ganesha
www.yogacrisalida.es
http://www.yogaenred.com

miércoles, 18 de abril de 2018

Columna vertebral, eje de la salud y la serenidad

La mayoría de los dolores y problemas de salud se originan en alguna anomalía transitoria de corto o largo plazo en la columna vertebral. El diseño de las sesiones de Yoga debe estar completamente ligado a la consciencia de la salud de la espina dorsal para revertir o prevenir estas circunstancias. 



Son muchos los factores que influyen en la salud de la columna vertebral, pero mucha es también la incidencia que este centro neurálgico del organismo tiene en los procesos centrales y periféricos de los sistemas y aparatos del cuerpo.
Esta autopista de la salud y de la energía cuenta con treinta y tres vértebras y cubre toda la longitud de la parte posterior del tronco y el cuello, contiene la médula espinal y es atravesada por el sistema nervioso central. Además de ser la referencia estructural de todo el cuerpo físico, es también la del tránsito de la energía en su ascensión a través de los chakras. Y aunque parezca redundante recordar cuál es su ubicación física, si reducimos nuestra visión a su existencia notaremos su presencia en todas las partes vitales de nuestro cuerpo.
Original e idealmente, partiendo de una base de salud en algún momento de nuestras vidas, la columna vertebral tiene una forma producto del estado erguido del ser humano y del contenido del cuerpo. Los órganos de la cavidad abdominal, el punto de sujeción del diafragma en la parte central del tronco, los órganos del tórax, la conexión del tronco con la cabeza y toda la movilidad para la que estamos diseñados, incluyendo la proyección hacia las piernas y los brazos, dibujan la forma que nuestra columna vertebral debería tener de no mediar inconvenientes.
Una curva hacia adentro en la zona baja (lordosis lumbar), otra curva en el sentido contrario en la zona media (cifosis) y otra curva hacia adentro en la zona cervical (lordosis cervical), en una línea recta en el centro desde una extremo hacia el otro, es el dibujo natural de la columna vertebral y es importantísimo mantenerlo en sus proporciones naturales, ya que al profundizarse o modificarse se desarmonizará todo el organismo.

El Yoga y la columna vertebral

Si bien es importante tener unos brazos y unas piernas fuertes, habitualmente, en lo cotidiano, se hace demasiado hincapié en el uso y desarrollo de las extremidades, sin tener en cuenta que lo verdaderamente importante es la movilidad y fortalecimiento de todo el entorno de la columna vertebral.
La práctica de Yoga debe contener en su rutina, como objeto central, el fortalecimiento de los músculos que sostienen la estructura original de la columna. Además debe centrarse en la movilidad de la espina dorsal, en todas sus posibilidades, flexiones hacia adelante y hacia atrás, flexiones laterales y torsiones. Además son importantes los estiramientos.
Yoga ofrece una amplia gama de posturas y ejercicios para liberar de tensión y al mismo tiempo fortalecer la estructura de la columna. La dimensión terapéutica del Hatha Yoga, en cualquiera de sus ramas, contempla un entrenamiento integral de todo el organismo, pero con la consciencia de lo importante que es el mantenimiento de la espina dorsal.
Esta movilidad y el fortalecimiento muscular del entorno es la clave para que los discos intervertebrales estén lubricados y flexibles y cada vértebra esté en su sitio.

La desarmonía empieza en la columna

Un desplazamiento de disco, la desalineación de las vértebras, la falta de movilidad, la debilidad muscular traen trastornos inmediatos y desarreglos profundos, crónicos y, lamentablemente, en muchos casos, difíciles de revertir.
Los típicos dolores abdominales, la disfunción de sus órganos, la irritabilidad emocional, la falta de ganas de movernos o realizar tareas, enfermedades simples como resfríos que se vuelven recurrentes y que no se curan con normalidad pueden ser el primer llamado de atención de que nuestra columna vertebral necesita ser cuidada y entrenada.
Desplazamientos o hernias discales, lumbares o cervicales, dolores fuertes en un determinado punto de la espalda, el pecho o el abdomen, mareos y hasta vómitos, falta de respuesta del sistema inmune, tristeza y hasta depresión o estrés, son la profundización de los primeros síntomas que comienzan a manifestarse más fuertemente en nuestro organismo.
Y como todo el sistema energético acompaña el recorrido completo de la columna vertebral, estas anomalías modifican el equilibrio de cada chakra o centro de energía y el flujo de energía entre ellos. Y, a la inversa, los conflictos o traumas emocionales-energéticos sin resolver, se alojan en determinado/s centro/s de energía creando una dolencia particular en alguna parte del cuerpo que termina desalineando y enfermando nuestra columna.

Salud de la columna y estados de ánimo

Cuando conseguimos un estado saludable en nuestra columna vertebral conseguiremos también liberar los conflictos alojados en determinados puntos de su recorrido.
El sistema nervioso se conecta con los órganos y estructuras del cuerpo a través de terminales nerviosas que salen por entre las vértebras. La falta de lubricación de los discos intervertebrales, la desalineación o la compresión de las vértebras afectarán el paso normal de los nervios creando presiones y consecuentemente disfunciones de los mismos.
El funcionamiento de los órganos, determinados movimientos o sensaciones se verán alterados y como consecuencia sentiremos un malestar que puede variar su intensidad desde molestia hasta dolor insoportable.
Si conseguimos que esta estructura esté alineada, fuerte y flexible las funciones orgánicas y energéticas de nuestro cuerpo serán normales, el sistema nervioso no se alterará con facilidad, nuestro sistema inmune responderá óptimamente y la sensación general que tendremos en nuestro cuerpo nos ayudará a realizar nuestras actividades con una mejor predisposición y estado de ánimo, permitiéndonos mejores resultados.

Pablo Rego
http://www.yogaenred.com

lunes, 9 de abril de 2018

La respiración consciente contra la ansiedad

Somos seres básicamente respirantes. Lo primero que hicimos al nacer es inhalar y lo último que haremos en esta vida es exhalar. Respiramos de quince a veinte veces por minuto y existe una estrecha relación entre la mente y la respiración, tanto es así que en el yoga se dice que la mente es el jinete y la respiración es el caballo.  

Escribe Ramiro Calle.

La respiración y los estados mentales y emocionales están íntimamente vinculados. Si estamos tranquilos y relajados, la respiración se hace más lenta, pero si estamos ansiosos o nerviosos, se hace más rápida. Si recibimos un susto, se entrecorta, y si estamos muy concentrados, se suspende unos instantes. Cuando padecemos angustia se hace jadeante y cuando estamos muy distendidos, se equilibra. A cada estado emocional y mental sigue un tipo de respiración y viceversa. Partiendo de este evidente principio, los yoguis se han servido desde muy antaño de la respiración para concentrar la mente y calmar los procesos emocionales y somáticos. La respiración es así una herramienta fabulosa para sosegarse e irse liberando de la agitación, la ansiedad o la zozobra.

Basta con hacer una respiración un poquito más consciente, lenta y larga (lo que puede llevarse a cabo paseando por una playa, en un parque o en cualquier lugar donde uno se encuentre), para que el sistema nervioso se tranquilice y las emociones se pacifiquen. Por ejemplo, la respiración diafragmática es un verdadero bálsamo, seda el sistema nervioso y resulta idónea para utilizarla durante la relajación profunda. La respiración consciente, asimismo, acrecienta y unifica la consciencia, nos reporta vitalidad y plenitud y nos ayuda a desarrollar la presencia de ser. Estando atentos a la respiración volvemos a nuestro centro, es decir, nos recentramos y aquietamos.

Como la respiración es nuestra constante compañera mientras estamos en este cuerpo, la podemos convertir en una aliada excepcional para estar más atentos, vivos, plenos y aplomados. La atención a la respiración se convierte en una especie de ganzúa para explorar otros planos de la consciencia, y la denominada meditación sobre a respiración es una meditación universal, porque cualquiera puede usarla tenga o no tenga uno u otro tipo de creencias, sea niño o anciano, sano o enfermo. La respiración consciente se convierte en un medicamento de gran eficacia, y sin contraindicaciones, para permanecer armónico y desarrollar claridad mental y ecuanimidad.

Un valiosímo ejercicio de respiración que debería aprenderse desde niño es el denominado “respiración integral”, que consiste en llevar el aire lentamente por la nariz desde el viente, ininterrumpidamente, hasta la zona más alta del tórax pasando por la zona intercostal. Esta respiración influye muy favorablemente en tres niveles: el somático, el energético y el mental. Es una fuente de vitalidad y plenitud y se puede realizar extendido, sentado o de pie.
 
La respiración, pues, se puede utilizar de dos maneras: como ejercicio respiratorio y como soporte para la denominada meditación sobre la respiración; ésta última hay que llevarla a cabo respirando con toda naturalidad. Incluso en la vida diaria, ante una situación estresante o intranquilizadora, podemos calmarnos haciendo una respiración un poquito más lenta y más larga. Sus efectos ansiolíticos son evidentes. Y siempre podemos encontrar en la respiración una amiga con la que ayudarnos a sosegar los procesos del cuerpo y de la mente y una herramienta muy efectiva para encontrar nuestro “punto de quietud”.
 

lunes, 12 de febrero de 2018

Las tres vertientes del yoga

Ahora que muchas corrientes de lo que podríamos llamar “yogas” modernos han traicionado la esencia del verdadero yoga, es más necesario que nunca recordar las tres vertientes básicas del verdadero yoga e indagar un poco en las mismas.


Como señalara Mircea Eliade, el yoga es el eje espiritual de Oriente. Es método, práctica, adiestramiento psico-espiritual. Es el primer método de mejoramiento humano del orbe y no es ni gimnasia, ni deporte, ni una religión, ni un culto, ni un dogma. ►Es un procedimiento especifico para la evolución consciente y el desarrollo interior.
Una vertiente es el yoga como una técnica espiritual; otra, como un método de saneamiento psicológico; otra como un sistema de control psicosomático.
Si el occidental ha optado sobre todo por la vía del control psicomático es porque padece de muchos desórdenes físicos y psíquicos, que se traducen como trastornos psicosomáticos. Se ha relegado así, muy a menudo, el yoga como técnica espiritual, que es por cierto la médula de las primeras manifestaciones yóguicas hace más de 5.000 años.
Hay una propensión a servirse del yoga como una técnica de control psicosomático o de purificación y armonización psicológica, a fin de irse liberando de complejos, traumas, torturadores internos, agujeros psíquicos, frustraciones y represiones que fragmentan, desgastan y roban lo mejor de los potenciales del alma.
Lo idóneo es unificar las tres corrientes o vertientes del yoga, pues no deben excluirse sino complementarse. Cuando hablamos de la vertiente espiritual, no nos referimos a un tipo de espiritualidad asociada a alguna religión o culto, a ningún sistema religioso institucionaliado. Son respetables todas las creencias, pero el yoga se mueve por experiencias y no por creencias.

El papel de la meditación

Como el ser humano es un conjunto de planos, hay que trabajar sobre todos ellos, desde el somático al espiritual, sin dejar de lado el energético, el mental y el emocional. Lo necesario es, finalmente, una mutación de la consciencia que nos permita percibir lo que escapa a lo sensorial y a lo intelectual. El pensamiento es insuficiente, y él mismo debe comprender que tiene que rendirse para que surja el conocimiento más allá del simple intelecto. O sea, que hay que ir más allá del pensamiento. De lo manifiesto, a lo inmanifiesto; de lo que es con forma, a lo informe. Es el viaje de la servidumbre a la libertad.
Hay que cultivar el pensamiento correcto para servirnos del mismo en la vida diaria, pero el viaje hacia los adentros no se sustenta solo en el pensamiento, sino en un tipo especial de intuición que realmente transforma. Tenemos que aprender a desenvolvernos en la vida diaria y en nuestro universo interior.
La meditación juega un papel esencial en las tres vertientes del yoga. Ayuda espiritualmente, por supuesto, y también coopera en sanear y equilibrar la psique y en armonizar la unidad psicosomática, previniendo trastornos en este sentido. El alcance de la meditación es enorme, y no solamente hay que tomarla como una técnica de tranquilización, porque su fin último es la transformación interior para poder conectar con nuestra naturaleza real. No se puede convertir la meditación en un analgésico espiritual. Su propósito es darle un vuelco a la mente que nos permita experimentar “golpes de luz” o especiales intuiciones para obtener otra manera de percibir y ser.

Ramiro Calle
http://www.yogaenred.com

sábado, 3 de febrero de 2018

En busca de la felicidad

Dependiendo del momento de la vida, el ser humano tratará de encontrar la felicidad en unas cosas u otras, en personas, objetivos y metas, placeres o bienes materiales. Sin embargo, nada de eso es para siempre, por mucho que la mente lo anhele; lo que nace del vacío ha de retornar al vacío.


►“Soy lo que elijo ser y termino por convertirme en el resultado de mi decisión esencial” (Shambhu)
Sin duda que Ananda, el estado de felicidad, existe. Pero tal y como se suele entender es un deseo antes que un estado real. Para hacer de la felicidad un estado real es preciso un conocimiento real. El ser humano sufre. El sufrimiento existe. Por eso el hombre busca la felicidad. En realidad, lo que busca es un estado que lo eleve por encima del dolor y transporte más allá del sufrimiento.
Buscar la felicidad puede parecer un derecho legítimo y también natural, pero es ilusorio. El anhelo de felicidad se corresponde con una necesidad de huida, por lo que cuando viene a suceder un vislumbre de tal estado, la realidad imperante lo transforma en algo transitorio e impermanente, comprendiéndose que no es para siempre, por mucho que se nos intente convencer de lo contrario.
Es cierto, existen momentos de plenitud y alegría en los que por unos fugaces instantes Anahata chakra, el centro emocional, acaricia la piel de la diosa Felicidad, pero se trata de momentos efímeros y dispersos en el tiempo. Quizás por este mismo motivo se los recuerde con tanto cariño y también evoquen un suave aroma de añoranza.
Buscar la felicidad es una quimera más de la mente que se corresponde con los diferentes ciclos que vive el hombre a lo largo de su existencia. Dependiendo del momento de la vida, el ser humano tratará de encontrar la felicidad en unas cosas u otras, bien sea en personas, objetivos y metas, placeres o bienes materiales. Sin embargo, nada de todo eso es para siempre, por mucho que la mente anhele que sea de otra manera; lo que nace del vacío ha de retornar al vacío.
Quizás uno de los recursos a los que recurre Ahamkara, el ego, es tratar de encontrar una pincelada de felicidad en la espiritualidad. Sin embargo, este medio no deja de ser una huida más y por lo tanto también un engaño. En algunos casos se puede tratar de escapar hacia la orilla de una creencia, con sus correspondientes rituales y prácticas, que bien pudieran conceder un atisbo de consolación durante un tiempo más o menos prolongado. No obstante, la creencia es un estado mental y como tal está también sometida a la inexorable ley de la impermanencia.

Sat-Chit-Ananda

Sin embargo, la naturaleza última y auténtica del ser humano es: Sat, Chit, Ananda, Ser, Conciencia, Felicidad. Tal es nuestro común estado; pero hasta que este concepto deje de ser una creencia para convertirse en una experiencia, lo único que quizás sea viable realizar es hacer de la felicidad una elección, una decisión, antes que la consecuencia de una práctica espiritual o la mera consecución de un objetivo material.
“Elijo ser feliz. Es mi decisión”. Esto es algo por completo diferente a lo que se nos trata de vender con el manido tema de la búsqueda de felicidad. La elección es bien diferente. A fin de cuentas: “Soy lo que elijo ser y termino por convertirme en el resultado de mi decisión esencial”, y por tanto consciente. Concluimos entonces que, la felicidad es un estado que se corresponde con la Conciencia pura, al que se puede acceder a través de una elección consciente.
No es posible alcanzar la felicidad como resultado de una búsqueda material o espiritual, porque en realidad tal estado está ya en el ser humano, pertenece a su última envoltura: Anandamaya kosha, envoltura de felicidad. Ya se es felicidad. Nuestra auténtica naturaleza se compone de felicidad, y también de Amor. No es algo a conseguir sino algo a decidir, y también a permitir que suceda.
¿Qué tiene que ver el Yoga con la búsqueda de la felicidad? Tiene que ver todo, pues al Yoga verdadero tan sólo le interesa una cosa: el estado último donde aparece la Conciencia pura. Si se lo sabe ver, todas las ramas del Yoga apuntan en la misma y única dirección: Sat, Chit, Ananda: Ser, Conciencia, Felicidad.
Como viene siendo habitual, el obstáculo para llegar a la percepción de tal estado es el propio ego. El ego y la personalidad son los ladrones de la felicidad. En efecto, el estado de felicidad existe, pero es impersonal. Se encuentra más allá de la estructura mental, egóica y personal. Nadie puede ser feliz pero sí se puede ser felicidad, tal es nuestro estado natural.
Ahora la felicidad tan solo depende de ti. Es tu elección. Es tu decisión. 
Nada ni nadie es responsable de tu infelicidad. Nadie es culpable de nada. Comprende y conecta con tu naturaleza esencial. Ya eres aquello que buscas. No concedas más energía a lo innecesario e impermanente. Aquello que buscas y necesitas de verdad está en ti, eres tú.

Emilio J. Gómez.

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domingo, 17 de diciembre de 2017

Meditar como si fuéramos una caña de bambú

Un símbolo es un atajo para la memoria, la personal pero también la colectiva. Si estamos suficientemente sensibles, es una llave para abrir un mundo arquetípico donde nuestra alma despliega sus batallas heroicas.


La caña de bambú nos ayuda a comprender algunas cualidades que desarrollamos en esta etapa de la meditación. Cuando se siembran semillas de bambú, parecería que durante años no ocurre realmente nada, como si se hubieran podrido o hubieran sido plantadas en tierra yerma. Sin embargo, pasados unos años, de repente brotan y crecen muchos metros en pocas semanas. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Que durante los años en los que aparentemente no estaba sucediendo nada, el bambú estaba creando una red de raíces muy fecunda, que es la que permite más tarde un crecimiento tan veloz.
A menudo, en nuestro proceso meditativo ocurre lo mismo: meditamos y meditamos, sin que aparentemente nada ocurra, ninguna experiencia significativa, ningún cambio radical de perspectiva… hasta que un buen día aparecen claramente los resultados. El proceso meditativo requiere mucha paciencia y confianza en que se está llevando a cabo adecuadamente, a pesar de la carencia de resultados esperados.
Por otro lado, el bambú también es un buen símbolo de verticalidad flexible: apunta recto hacia la infinitud del cielo pero se mece con el viento, como el caminante, que ajusta cada paso a las irregularidades del terreno sin olvidar la dirección de su camino.
Cuando golpeamos una caña de bambú suena a hueco, y esa oquedad se convierte en una nueva invitación al vacío interior. Llenos de nosotros mismos, de nuestra importancia personal, no podemos saborear el momento presente, no podemos ser mediadores entre la tierra y el cielo, entre nuestro cuerpo y nuestro espíritu… no podemos establecer un diálogo entre nuestras necesidades y nuestras idealidades.


Meditación Síntesis

De “La meditación en los símbolos” Julián Peragón (Arjuna).

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lunes, 11 de diciembre de 2017

El yoga tiene la misma eficacia que la fisioterapia en la dorsalgia

Según un estudio americano, el yoga tiene la misma eficacia que la fisioterapia para reducir la lumbalgia crónica, el problema de dolor más frecuente en Estados Unidos, según muestra una nueva investigación.


“Nuestro estudio demostró que el yoga no era inferior a la fisioterapia para un grupo diverso de pacientes con bajos ingresos”, dijo el Dr. Robert B. Saper, director de medicina integral, en el Centro Médico Boston, Massachusetts. “Su eficacia fue más evidente en los pacientes que más se apegaban a esta actividad”.
El Dr. Saper presentó su estudio en el Congreso Anual 2016 de la American Academy of Pain Management (AAPM). La AAPM recientemente modificó su nombre al de Academy of Integrative Pain Management.
La investigación previa ha demostrado que el yoga mejora el dolor y la función y reduce la utilización de medicación. “Sabemos que el yoga es eficaz, sabemos que la fisioterapia es eficaz, pero desconocemos su eficacia comparativa”, dijo el Dr. Saper. “Para lograr que un procedimiento saludable complementario se introduzca en la atención a la salud tradicional, no es obstáculo que tenga la misma eficacia que el tratamiento habitual, y tal vez ofrezca otras ventajas, como la rentabilidad”.
La fisioterapia se considera una terapia habitual y es el tratamiento más frecuente no farmacológico para tratar la lumbalgia crónica, dijo el Dr. Saper. Alrededor de 22% de los pacientes con lumbalgia en atención primaria son remitidos a fisioterapia.
Para este nuevo estudio, los investigadores contaron con la participación de 320 pacientes adultos de centros de salud de poblaciones del área de Boston, quienes tenían dorsalgia crónica sin una causa anatómica evidente, como estenosis raquídea. Los pacientes eran predominantemente no caucásicos y de bajos ingresos, con un nivel educativo relativamente bajo.
Los pacientes tenían puntuaciones de dolor “muy altas” (promedio de 7 de 10 en una escala de dolor) y estaban “muy incapacitados” por lo que respecta a su dorsalgia, dijo el Dr. Saper. Casi tres cuartas partes estaban utilizando analgésicos y casi 20% tomaban opiáceos.
Los pacientes fueron asignados en forma aleatoria a dos grupos: yoga o fisioterapia.
Las clases comenzaron con una parte breve sobre la filosofía del yoga (no violencia, moderación, autoaceptación). Después se proporcionó a los participantes esterillas en las cuales realizar posiciones de yoga sencillas. Recibieron un DVD para practicarlas en su domicilio.
El grupo con fisioterapia recibió 15 sesiones personales de 60 minutos, que incluían ejercicio aeróbico. El personal de fisioterapeuta fue capacitado para ayudar a entrenar a los pacientes a evitar el temor.
Tanto las sesiones de fisioterapia como las de yoga continuaron durante 12 semanas, después de las cuales se efectuó seguimiento a los pacientes hasta las 52 semanas.
La pregunta principal que se abordó fue si los resultados del yoga no eran inferiores a la fisioterapia a las 12 semanas. El estudio demostró que el yoga y la fisioterapia “son exactamente iguales”.
Al inicio, alrededor del 70% de los participantes estaban utilizando medicación. A las 12 semanas, tal utilización se redujo casi 20%, tanto en los grupos con yoga como con fisioterapia.
Un número similar de pacientes de los grupos con yoga y fisioterapia informaron estar “muy mejorados” y “muy satisfechos”, dijo el Dr. Saper.

Rentabilidad y efectos en el cerebro

El Dr. Robert Bonakdar, del Centro Scripps de Medicina Integral, en La Jolla, California, dijo que la fisioterapia puede no ser accesible o no estar cubierta por seguro, en cuyo caso puede ser prohibitivamente costosa. Como alternativa, “hay clases de yoga que tienen un costo de 10 o 15 dólares a la semana” y el yoga “puede practicarse después en el domicilio”.
La belleza del yoga, dijo el Dr. Bonakdar, es que incluye no sólo la percepción del cuerpo, sino también la percepción mental y de la respiración. “Y uno se siente bien al hacerlo; no se siente como si fuese un tratamiento médico”.
Asimismo, hay evidencia de que el yoga tiene una repercusión positiva en el cerebro. De acuerdo con la Dra. M. Catherine Bushnell, PhD, del Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral, en National Institutes of Health, quienes han practicado yoga por mucho tiempo tienen más sustancia gris que personas equiparables.
“La sustancia gris disminuye con la edad, pero quienes practican yoga tienen una silueta delgada y no se ve esta reducción de la sustancia gris relacionada con la edad que se ve en otras personas sanas”, dijo la Dra. Bushnell.
Además, parece existir una relación “muy sólida” entre el tiempo durante el cual una persona haya practicado yoga y los cambios cerebrales positivos. “Cuántos más años haya practicado yoga una persona, tanta más sustancia gris tendrá en múltiples zonas del cerebro”.
El yoga influye también en zonas del cerebro que son importantes para modular el dolor, dijo la Dra. Bushnell. Es una “actividad compleja”, que implica no sólo ejercicio sino también control de la respiración y meditación. Además, aunque los análisis muestran que el ejercicio es el principal contribuyente a la sustancia gris, todos los demás elementos del yoga también desempeñan un papel, dijo.
En otro estudio citado por la Dra. Bushnell se midió la cantidad de tiempo que los participantes podían mantener su mano en agua fría. Demostró que los practicantes de yoga tienen más tolerancia al dolor que otras personas.

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domingo, 10 de diciembre de 2017

Meditar y fluir como una ola

Somos gravedad y elevación, pero también ritmo. Late el corazón y respira el cuerpo, la noche sucede al día, las estaciones giran cada año, la vida pasa y se renueva… Somos, qué duda cabe, ritmo dentro de otros ritmos, y eso, precisamente, es lo que nos recuerda nuestra respiración: que hemos de fluir entre un ritmo y otro.



Cuando escuchamos la respiración, estamos bailando con el llenado y el vacío, con la tensión y la distensión, con el coger y el soltar.
La respiración nos dice, a su manera, que todo está interrelacionado, que el adentro y el afuera se asemejan, se relacionan, se intercambian. En cada inspiración, el universo entero espira dentro de nosotros, y en cada espiración nos diluimos en esa misma totalidad que nos envuelve. La respiración hace añicos la ilusión de separación que marca la piel y que nuestros sentidos recrean.
Seguramente, en cada nueva bocanada de aire estamos inhalando el mismo aire que han respirado infinitas veces todos los animales y plantas de este planeta azul. Podríamos decir que la respiración, con el paso del tiempo, cose por dentro a todos los seres vivos en un manto energético.
En su fluir permanente, la respiración nos dice que somos cambio. Como la ola, la respiración va y viene; ahora está arriba y ahora abajo. De entrada, sólo vemos su movimiento, su crecida y su bajada, pero poco a poco nos damos cuenta de que esa ola, y la siguiente, y todas ellas, nacen y mueren en el océano. 
El océano ha estado siempre ahí, eternamente; la ola sólo aparece en su superficie, vinculada con el viento. 
La ola, la respiración -en definitiva, nosotros mismos- puede creer que es autónoma, que está separada… hasta que cae y se diluye en la arena, en la roca, en el mismo mar que la vio nacer.

Julián Peragón Arjuna,
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viernes, 3 de noviembre de 2017

Beneficios de la risa

La revista Muy interesante publicaba hace unos días un artículo sobre el efecto de la risa en nuestro cerebro. Cuenta que la escuela de medicina de la Universidad de Loma Linda en California (EEUU) realizó un estudio con 31 voluntarios cuyas ondas cerebrales fueron monitoreadas mientras veían vídeos sobre tres temáticas: humor, espiritualidad y terror.


Los resultados determinaron que los vídeos humorísticos producían un alto nivel de ondas gamma, las mismas que genera la práctica de la meditación, según los investigadores.
Los vídeos espirituales estimulaban las ondas cerebrales alfa, análogas a las que se producen mientras dormimos o estamos en reposo.

Por último, los vídeos perturbadores provocaban ondas cerebrales planas, como cuando una persona se encuentra en una situación en la que no desea estar. Y añaden como resultado que el humor en realidad involucra una experiencia total en el cerebro similar a la meditación, y que con la risa es como si el cerebro recibiera un entrenamiento. Y este efecto es importante, porque permite ser capaz de pensar con mayor claridad, tener pensamientos más positivos y conciliadores y ser capaces de tomar decisiones clave en nuestra vida de una forma más serena, afirma Lee Berk, líder del estudio.
El yoga desde hace milenios nos habla de Santosha, una de las primeras actitudes a tener en cuenta para todos aquellos que están en la vía del yoga. Un paso previo antes de comenzar en esa experiencia de autoconocimiento. Es difícil de traducir y frecuentemente se hace como resignación o aceptación. Pero Santosha va más allá: es estar contento, tanto lo que ocurra me guste como si no me gusta. Tan difícil es de traducir que la palabra que más me parece que puede corresponderle -ocurre así en los idiomas- de momento no existe para la Real Academia de la Lengua: contentamiento.
Para mí es uno de los grande regalos que la India le ha hecho a la humanidad. Si cuando estamos disgustados, asustados o preocupados nos acordamos de Santosha, podemos volver a ese espacio que da el testigo y nos es fácil dejar de identificar nuestro estado interior con las cosas que nos causan aflicción. Os dejo dos imágenes que reflejan lo que quiero decir, ateniéndome a que una imagen es mejor que mil palabras.
Como médico me alegro de que la ciencia certifique poco a poco las bondades del yoga, de que la ONU lo haya declarado Patrimonio de la Humanidad. Como profesora y practicante, agradezco estos mensajes recibidos que tanto han contribuido a mi bienestar y felicidad. Os animo a que plantéis Santosha, como una semilla tanto en vuestro cerebro como en vuestro corazón, si es verdad que son sitios diferentes, seguro que florecerá… y a reírse!!!


Dra. Pila Luna//Médico y profesora de yoga

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domingo, 29 de octubre de 2017

Prānāyāma, la expansión de la energía vital

Para el Yoga, la respiración es un bien preciado que podemos utilizar a nuestro favor, tanto para vigorizar nuestro cuerpo como para calmar nuestra mente. Más sutil que el trabajo postural, la disciplina respiratoria logra armonizar el mundo emocional y darnos el vigor suficiente para empujar nuestra propia vida y las responsabilidades sociales que derivan de ella.


El prānāyāma nos ayuda a purificar las vías respiratorias y a aumentar nuestra capacidad pulmonar; a incrementar nuestro aporte de oxígeno y a equilibrar el sistema glandular; a regular los flujos de energía, calmar la ansiedad y también a desarrollar nuestra capacidad de concentración y de voluntad, entre otros muchos beneficios. (…)
Para hacer un trabajo eficaz con la técnica respiratoria, previamente debemos observar nuestra respiración y hacer un buen diagnóstico de ella. Esa respiración que se da en lo cotidiano desde que nos levantamos, desayunamos, conducimos y trabajamos, y así hasta que nos vamos a dormir y seguimos durmiendo, adolece muchas veces de sensibilidad, profundidad y capacidad de adaptación a cada momento.

Barreras respiratorias

A menudo, nuestra respiración se limita a un movimiento superficial porque la caja torácica alberga una gran cantidad de tensiones musculares que le impiden una adecuada apertura. Es evidente que las desviaciones de la columna vertebral, tales como la cifosis o la escoliosis (por citar las más evidentes) deforman la caja torácica, enrollan las costillas y hunden el pecho, acortando la musculatura pectoral necesaria para una buena respiración.
Unos abdominales demasiado tónicos y una parrilla costal rígida pueden dificultar el movimiento del diafragma, principal músculo inspiratorio, así como su correcta expansión. Por otro lado, la misma ropa que vestimos, desde el cinturón del pantalón, sujetadores muy ceñidos, corbata muy apretada y hasta la misma goma de las medias o leotardos pueden inhibir una respiración más amplia y natural.
También nos limitan los malos hábitos respiratorios: respirar con esfuerzo, con ruido o de forma intermitente. Hay un gran porcentaje de personas que respiran por la boca, ya sea a causa de rinitis, alergias, desviación del tabique nasal o mala oclusión dental, entre otras. Pero respirar por la boca puede suponer una insuficiencia de oxigenación, e incluso provocar que padezcamos apneas. Y no es necesario remarcar, dado que es evidente, que las enfermedades del sistema respiratorio (como bronquitis, asma, enfisema, etc.) van a socavar nuestra plena capacidad respiratoria.
Una de las características de esta respiración ordinaria que estamos analizando es que es demasiado rápida, fruto en la mayoría de los casos de una mente agitada y de una vida estresada. Este aumento de la frecuencia respiratoria arrastra también al corazón y acaba por influir en todo el sistema.
Ahora bien, aunque las patologías respiratorias, las desviaciones de la columna, las corazas musculares o la forma de vestir son contundentes y dejan su huella en nuestra respiración, no podemos olvidarnos de la actitud emocional o psicológica que están detrás de nuestros hábitos respiratorios. El nerviosismo, el temor, la dispersión, la desgana, la depresión, la excitación, la ira o la tristeza, entre muchas otras, pueden dejar con el tiempo una impronta energética o una tendencia corporal que incidirá sin duda sobre la respiración. (…)

La respiración funcional

Una respiración es funcional cuando sostiene sin problemas la actividad vital que llevamos en cada momento. Por ejemplo, cuando caminamos un buen trecho, corremos tras el autobús que se escapa o subimos las escaleras de nuestro edificio… la respiración debería darnos el oxígeno necesario para hacerlo sin claudicar, sin entrar necesariamente en disnea respiratoria. Una respiración natural se adapta sin esfuerzo a nuestra actividad, ya sea plácidamente cuando leemos un libro o contemplamos el paisaje por la ventana, o más enérgicamente cuando hacemos el amor o practicamos nuestro deporte aeróbico favorito. (…)
Uno de los errores en la divulgación del Yoga es la introducción de técnicas avanzadas cuando las estructuras físicas, emocionales y psíquicas del practicante todavía están débiles. Y Patañjali es muy claro en este sentido: la práctica del prānāyāma debería ir a continuación de un trabajo ético y personal, y de una intensidad sobre āsana ¿Quiere esto decir que no podemos trabajar con la respiración hasta una etapa muy avanzada en la práctica de Yoga? Por supuesto que no, tenemos un trabajo imprescindible de escucha de nuestra respiración, sensibilización y purificación, pero dejando para más adelante técnicas y ritmos mucho más intensos.
Si el cuerpo está tenso, si las emociones están a flor de piel y la mente está agitada, hemos de proceder de forma diferente. A veces, sólo con tumbarse sobre el suelo, con las piernas dobladas, y poner las manos en el vientre para sentir la respiración, podemos producir un efecto apaciguador extraordinario. Dirigir la atención a sentir, sin modificar todavía la entrada y salida del aire, las zonas que se abren o se cierran, la sensación de frescor y de calor alrededor de la nariz, las diferentes fases de la respiración y las pequeñas pausas entre ellas, puede ser suficiente para empezar. En todo caso, nunca hemos de forzar el trabajo de respiración e ir más allá de los límites personales. (…)
La respiración ordinaria suele ser, la mayoría de las veces, inconsciente, superficial, rápida, esforzada e irregular, fruto de una mente agitada. Nuestra mente está alterada porque está condicionada e impregnada de patrones que no hemos revisado. Nuestra confusión, miedo, deseo o aversión, entre otras emociones y tendencias, puede generar en nuestro interior una tormenta de contradicciones e inseguridades. Incidir directamente sobre esos patrones inconscientes no resulta nada fácil, de ahí que la respiración constituya un atajo para ello. La respiración está tan a nuestro alcance que podemos regularla conscientemente, pues partimos de la hipótesis de que la respiración está tan estrechamente vinculada con los procesos mentales que somos capaces de actuar sobre ellos de forma indirecta.

¿Cómo empezar a regularla?

En primer lugar hay que tomar consciencia de cómo respiramos, de los malos hábitos adquiridos y de los síntomas asociados a ellos. Sólo si sabemos con claridad cuál es nuestro punto de partida, podremos diseñar una práctica personalizada que sea efectiva y que no genere más tensión de la que pretendemos eliminar. No seríamos los primeros (ni seguramente los últimos) que después de una sesión de prānāyāma se van a la cama sin poder conciliar el sueño.
Lo importante en esta personalización es acercarse de forma progresiva, avanzando paso a paso. Podremos observar, en principio, cómo es la entrada y salida del aire, si el flujo es continuo o irregular. Observar también las diferentes fases de la respiración, desde la inspiración a la espiración, sin olvidar, aunque sean breves, los espacios de retención en lleno y vacío. Tenemos que percibir si la respiración es más abdominal, costal o pectoral, o si el ritmo es lento o rápido.
Hay todo un universo respiratorio en cada uno de nosotros en permanente metamorfosis. En concreto, Patañjali nos recuerda en el sūtra 50 del Sādhana-pāda los elementos que podemos utilizar para esta regulación necesaria de la respiración. Nos dice que contamos con cuatro fases (inspiración, retención en lleno, espiración y retención en vacío) para hacer una verdadera alquimia con nuestro estado energético y mental. Y también nos recuerda que su control está determinado por los espacios respiratorios, la duración de cada ciclo y el número de respiraciones que vamos a hacer en cada ejercicio. Nos recuerda, por último, que la respiración tiene que ser larga y sutil. (…)
Si en el capítulo de la disciplina corporal habíamos recordado que Patañjali define āsana como un equilibrio entre sthira y sukha, esto es, entre una cualidad de firmeza y otra de abandono, también, de forma inteligente, define el prānāyāma como un equilibrio entre dīrgha y sūkshma. (Nos quiere decir que la respiración tiene que ser larga y sutil.)
De un lado, es importante que la respiración sea larga y profunda, que tenga un ritmo lento que involucre todo el espacio respiratorio como si fuera una burbuja de aire que se expande en todas direcciones. En las respiraciones más superficiales, el ápice de los pulmones no termina de ventilarse adecuadamente y es necesaria una respiración más amplia que movilice y ventile todas las porciones de los pulmones. Por otro lado, las respiraciones largas ejercen una gimnasia importante a todo el parénquima o tejido pulmonar manteniendo la necesaria flexibilidad que se va perdiendo con la edad. Y otro elemento importante es que las respiraciones profundas logran recolocar la columna en la verticalidad evitando una caída de las costillas y una sobrecarga en la zona torácica que puede llevar, con el tiempo, a una cifosis.
En el otro extremo de este delicado equilibrio se encuentra el aspecto sutil de la respiración. Podríamos decir que la respiración no es sólo una cuestión de cantidad de aire inhalado, sino que también es importante la calidad de esa respiración. Uno podría hacer una respiración larga con brusquedad e incluso con ruido. Los deportistas están preparados para respiraciones profundas que sostienen los enormes retos de resistencia y fuerza a los que se someten, pero no es exactamente eso lo que busca el Yoga.
Debemos complementar la longitud con un mayor refinamiento de la respiración hasta volverla fina, sutil, delicada y silenciosa. Esto se traduce en una mente extraordinariamente atenta y sensible.
Dīrgha, el aspecto de longitud de la respiración, nos lleva a una mayor calma de nuestra mente al introducir profundidad y ritmo. En cambio, sūkshma, el aspecto sutil, mantiene nuestra mente en atención. Un exceso de dīrgha hará, como hemos indicado, que se pierda la sutilidad. Y un predominio de sutileza puede atenuarla hasta el punto que acabe por perder profundidad. La clave está en el equilibrio. (…)
Seguramente todos hemos pensado alguna vez que el pez vive en el agua pero que no es consciente de ella. Nosotros vivimos en un mar de aire del que muchas veces tampoco somos conscientes. Los astronautas han fotografiado esa minúscula capa de pocos kilómetros de la atmósfera que nos permite respirar, en realidad una línea azulada en la inmensidad del cosmos. Una capa de aire limitada que ha sido respirada innumerables veces por la inmensidad de plantas y animales desde el inicio de la vida. Podríamos decir que cada bocanada de aire que respiramos tiene la impronta de toda la vida y, al final, el aire se convierte en una matriz que aúna a todos los seres, en un cordón umbilical que nos va nutriendo.
Es cierto, respiran nuestros pulmones y evidentemente nuestro cuerpo, pero a menudo nos olvidamos de que también respira nuestra alma. Lo que es el oxígeno para el cuerpo, es armonía para nuestra mente luminosa. La mente se centra y el alma busca un vuelo para abrazar la totalidad. Todos sabemos que por muy largas que sean las alas del pájaro, necesita aire bajo ellas para poder batirlas. El alma, como proceso íntimo, se apoya en la respiración, se inspira en ella, se deja flotar y se vacía de tanto y tanto dato anecdótico que acumulamos en el vivir. Por supuesto, se trata de dejarse respirar.


Julián Peragón (Arjuna)

Ilustración: Eva Veleta

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