miércoles, 28 de febrero de 2018

Regla de salud emocional: hay personas que te merecen y personas que no


Hay una regla básica para conservar nuestra salud emocional, distinguir a quien nos merece de aquellos que no. Para ello debemos acercarnos a algunos principios básicos de discriminación que básicamente consisten en separar lo bueno de lo malo para valorar la tonalidad gris de nuestras relaciones.
No nos merecemos que alguien nos busque solo cuando nos necesita. El egoísmo es insano y, por eso, es mejor mantenerlo alejado de nuestra vida. Tampoco nos merecemos la indiferencia, la no atención y el maltrato. Esas son máximas o principios que deben ser inquebrantables.
De todas maneras, esto no quiere decir que aquello que no nos merecemos haga de los demás malas personas sino que nuestra relación puede no ser sana y alimentar un vínculo negativo lleno de dolor que abre heridas peligrosas para nuestra salud emocional.

Somos lo que nos decimos

Para lograr discriminar qué nos hace sentir bien y qué no, hemos de tener muy claros los mensajes emocionales que resultan saludables para nosotros. O sea, debemos analizar nuestro diálogo interior. Pero, ¿qué es nuestro diálogo interior?
El diálogo interior es nuestra manera de comunicarnos con nosotros mismos y resulta determinante para el manejo de nuestro autoconcepto y de nuestra autoestima. Por lo tanto este debe ser positivo y aportarnos confianza, seguridad, vitalidad y proyección.
Asimismo, si habitualmente nuestro autoconcepto se apoya en frases como las que siguen, es difícil atraer buenas actitudes y relaciones a nuestra vida:
  • Soy malo o mala, merezco que me abandonen.
  • No soy digno de amor.
  • Nadie puede llegar a apreciarme o a quererme.
  • A nadie le importo.
  • Doy bastante lástima.
  • Merezco las críticas.
  • Soy débil.
  • Soy feo o fea.
  • Etc.
Conocemos el efecto que tienen las palabras de los demás sobre nosotros cuando nos hacen sentir bien, nos hieren o dejan de hablarnos en un tono adecuado. Sin embargo, no solemos plantearnos hábilmente cómo nos influye la manera en la que nos hablamos a la hora de relacionarnos.

Si nos reconocemos en un diálogo interno negativo debemos tomar cartas en el asunto y comenzar a darnos indicaciones positivas y emocionalmente inteligentes. Estas pueden ser de varios tipos según lo que necesitemos. Así, si por ejemplo hablamos de que una persona cree que “no vale nada”, debe decirse a sí misma: “valgo mucho porque…”.
Nuestro cerebro recibe nuestras órdenes y según el tipo de pensamientos al que le tengamos acostumbrado pone en marcha una maquinaria neuroquímica u otra. Es decir que, por ejemplo, los pensamientos que nuestro cerebro crea, bloquean la secreción de serotonina o la promueven.
Esto es mucho más complejo, por supuesto, pero esta sencilla regla nos ayudará a entender que aquellas personas con un lenguaje pesimista, inseguro y dependiente van a ser mucho más vulnerables en su relaciones y, por lo tanto, es probable que de toparse con personas equivocadas en malas situaciones acaben dañando su salud emocional.
Por eso es tan importante que controlemos lo que nos decimos y lo que les decimos a los demás, pues nos ayudará a discernir con claridad lo que es bueno y malo para nosotros, así como a fortalecernos para decir que no queremos en nuestra vida a quien no nos merece porque no nos hace bien.
  ► “No te merece quien, con su indiferencia, te hace sentir invisible y ausente. Te merece quien, con su atención, te hace sentir importante y presente.
No te merece quien te ilusiona con lo que dice para luego desilusionarte con lo que hace. Sí que te merece aquel que dice menos, pero hace más.
No te merece quien solo te busca cuando te necesitas, sino quien siempre está a tu lado cuando sabe que lo necesitas. No te merece quien te hace estar triste y llora, sino quien te alegra y te hace sonreír”.

Me quiero a mí misma/o porque…

Ahora llega la siguiente tarea, completar la frase “Me quiero a mí misma o mismo porque…” tantas veces como se nos ocurran y de manera totalmente sincera y espontánea. Todo vale, no debemos ponernos barreras de ningún tipo.
Si nuestras relaciones nos están obligando a hipotecar nuestro diálogo interno positivo, algo va realmente mal. 
Muchas veces la solución para restablecer el equilibrio de nuestras conversaciones interiores debe pasar por hablar con esas personas que “nos están afectando” y plantear la desigualdad que está manejando la relación y el autoconcepto que fomenta esta circunstancia.
Debemos, partiendo de esta base, intentar buscar así un equilibrio saludable que fomente nuestra salud emocional. Si este acuerdo sano no llega, debemos siempre elegir ser nuestra prioridad, cuidarnos y comenzar a escribir internamente un guión en el que nosotros seamos los grandes protagonistas.

Psicología/Raquel Aldana
https://lamenteesmaravillosa.com

martes, 27 de febrero de 2018

No seas tu plan B


Cuando alguien no se acaba dedicando a aquello que ama no se llama realismo, falta de recursos o imposibilidad: se llama conformismo.
Casi siempre la misma historia: niño con hambre de mundo y ambiciones se convierte en joven con sueño; joven motivado orienta sus primeros estudios a su sueño; joven menos joven termina estudios y envía CVs a empresas que colmarían sus aspiraciones; empresas en crisis o con muchas peticiones para un mismo puesto dicen no; joven desmotivado busca trabajo en lo que sea hasta que lo encuentra; joven empieza a ganar dinero y a comprarse cosas; joven olvida sueño.
Evidentemente, nadie va a decirte que se vendió por dinero o que le venció el miedo, pero al que se entrega a su pasión se le nota en seguida.
Es necesario recuperar la pasión y llevarla a todos los ámbitos de nuestra vida. Tu vida no empieza cuando terminas el trabajo, tu vida empezó al nacer. Si lo que más amas es cantar, canta; si lo que amas es hacer surf, monta una escuela de surf, y si lo que amas es escribir, crea tu propio (El) universo de lo sencillo.
No basta con estar contento en el trabajo, hay que estar enamorado de él de la misma forma que lo harías de una persona. A tu pareja no le dirías “estoy contento contigo”, a tu pareja le dices “me vuelves loco, quiero ‘tú’ a todas horas”. Con tu trabajo debe ser igual.
No seas menos de lo que quieres.
►No basta con estar contento en el trabajo, hay que estar enamorado.
Si aceptas el reto, hay tres grandes obstáculos a los que debes hacer frente. Son los asesinos de sueños: el dinero, la impaciencia y la opinión de los demás.
El dinero
Se llama ganarse la vida a ganar dinero, pero por ganar dinero, muchos se pierden la vida.
El dinero es el gran hipnotizador de nuestro tiempo. Uno de los mayores efectos que produce es hacer creer que aunque no sea nuestro trabajo más deseado, si pagan bien, vale la pena porque mejora la calidad de vida. Pero la calidad de vida no es una TV de plasma más grande o un aperitivo al sol una vez a la semana; la calidad de vida es vivir enamorado cada minuto de lo que haces, es no querer acostarse y despertarse antes que el despertador. La gente apasionada duerme poco.
Otra creencia equivocada es pensar que dedicarse a una pasión no da dinero. Todo lo contrario: la pasión conduce a la maestría, la maestría genera valor y el valor da dinero. Aunque para ello hay que tener algo de paciencia.
Impaciencia
En la cultura de la inmediatez, los primeros afectados son el esfuerzo y la perseverancia. Queremos muchas cosas y las queremos ya. La capacidad para posponer recompensas y gratificaciones está en peligro de extinción, y los prismáticos han sido sustituidos por unas gafas de cerca que todo lo aumentan y ocultan cuanto hay más allá.
Es en la perseverancia donde se descubren los amantes, donde se diferencian sueños y caprichos. 
Perseverar es hacer lo necesario el tiempo necesario.
Es posible que tu pasión tarde en darte dinero, y que hasta que eso llega tengas que buscar un trabajo ‘nutricional’ o de mantenimiento¿Cuál es el problema? Valga el ejemplo –y con todo respeto–, si trabajas ocho horas en una pizzería y al terminar te pones a pintar, no eres pizzero, eres pintor. Eres lo que amas, no lo que da dinero. Llegará el día que puedas vivir de tus cuadros. Al final, lo que diferencia a la gente que triunfa de la que no, es lo que hace al salir de la pizzería.
La opinión de los demás
Nada nuevo bajo el sol. A la gente le gusta opinar, juzgar y proyectar su vida y experiencias en ti. Creen que sus límites son los tuyos, que el camino que ellos tomaron fue el mejor y que lo demás es desviarse. Llamarán locura y fantasía lo que para ti es pasión, pero la fantasía es solo la imaginación sin acción, y muere al pelear.
A menudo te harán sentir que vales menos y que no eres lo suficientemente bueno, lo cual es lógico (tener un sueño no es ser idiota), al principio, ¿quién lo es? Pero no es quién eres, es quien vas a ser. Dice más de una persona dónde va que dónde está o de dónde viene.
Apostar por tu sueño implica grandes momentos de soledad en los que gente que debiera estar a tu lado empujando no lo está. Y es muy doloroso: ¿cómo les explicas que el éxito de una persona no es una cuenta de resultados que se mida en cuanto ganas, qué tienes o cuánta gente te conoce? ¿Cómo les explicas que lo que haces te gusta tanto que no quieres ponerlo en un segundo plano de nada? ¿Cómo les explicas que aunque no te apoyen no vas a cambiar de rumbo, y que si siguen así lo que van a conseguir es perderte? En el fondo son preocupaciones comprensibles: cómo vas a mantenerte, cómo vas a comer de eso… pero es precisamente en este momento donde hay que apretar con más fuerza, confiar en el poco a poco y dar más valor que tú crees que a lo que otros puedan creer. Es en esta bifurcación donde elegimos si tomamos el camino del verdadero éxito o el de regalar un buen trozo de nuestra vida.
No vivas esperando que vean lo grande que eres, vive intentando ser grande, que ya lo verán.
El trabajo es una de las partes más importantes de nuestra vida. La cuestión es si te elige él a ti o tú a él, si manda en ti el miedo y la seguridad o tu ambición, si tus decisiones las tomas desde el miedo o desde el amor.
Confía en esa voz interior que te dice que es posible y trabaja poco a poco; no vivas esperando que vean lo grande que eres, vive intentando ser grande, que ya lo verán; ten la humildad de saber que tal vez no puedas llenar una plaza y cantar delante de diez mil personas, pero seguro que puedes cantar mil veces delante de diez. No se trata de ser una estrella, sino de sacar tanta luz como tengas; y, sobre todo, ama todo cuanto hagas, desde el primer minuto hasta el último, pues ningún segundo merece el deslucimiento que otorga el conformismo.
Haz lo que amas. No seas tu plan B.

Pablo Arribas
https://eluniversodelosencillo.com 
Vía: http://ojodeltiempo.com

lunes, 26 de febrero de 2018

Conductas comunes en las personas con inteligencia emocional

La inteligencia emocional no es otra cosa que la capacidad de identificar y manejar tus emociones y entender las de quienes te rodean. Es importante porque afecta la forma en que actúas en tu vida diaria y las decisiones que tomas. Puede darte las herramientas para lidiar con la ansiedad, la depresión y otras emociones negativas.
Cuando hablamos de inteligencia emocional no nos referimos a algo que puedas tocar o ver. Sin embargo, si es algo que define tu comportamiento y forma de enfrentar la vida.¿Crees que tienes inteligencia emocional? Analiza si tienes estas conductas y si no es así, no te preocupes porque igual las puedes desarrollar.
 ►Una persona con altos niveles de inteligencia emocional es capaz de mantener una actitud positiva ante la vida y puede sobreponerse a cualquier reto.

Tienen un amplio vocabulario emocional

Las personas con inteligencia emocional no solo saben reconocer sus emociones. También son capaces de definirlas correctamente. No es lo mismo sentir temor que estar aterrorizado hasta el punto de no poderse mover. Además de reconocer estas emociones debes saber identificarlas por su nombre. Esto te dará una gran ventaja al lidiar con ellas y evitar malos entendidos o la toma de decisiones irracionales.
 ► Las emociones se viven, se sienten, se reconocen, pero sólo una parte de ellas se puede expresar en palabras o conceptos.
                                                                   Laura Esquivel
Pueden parecer cosas sin importancia. Sin embargo, siempre estamos en contacto con otras personas. Esto implica que si no sabes hablar y explicar correctamente tus sentimientos, puedes crear malos entendidos con la otra personaQuienes tienen un alto nivel de inteligencia emocional saben que cuanto más específicos son en sus problemas, más fácil es encontrarles una solución.

Se interesan por la gente que los rodea

Las personas con inteligencia emocional no están interesados en si quienes les rodean son extrovertidos o introvertidosLo que realmente les importa es quién eres como persona, lo que te motiva, lo que puedes ofrecerles y lo que pueden aportarte. Ellos ven más allá de las cosas habituales y no se alejarán de ti solo porque les fallaste una vez. Como amigos te apoyarán siempre que lo necesites.
Sabrás que tienes una inteligencia emocional desarrollada si eres capaz de preocuparte por los demás y lo que les pasa. Es una curiosidad que te llevará a acercarte a quien te rodea con mayor profundidad emocional. Este acercamiento lo harás con la finalidad de ayudar y comprender a quien te rodea.

Aceptan el cambio como parte de la vida

Las personas con inteligencia emocional saben que cambiar es necesario para avanzar. Por ello, no solo están dispuestos a probar cosas nuevas sino que además las buscan. Son flexibles cuando se trata de tomar decisiones y no temen que estas arruinen su éxito, felicidad y autoestima. Al contrario, intentan retarse cada día.
¿Estás dispuesto a arriesgarte para encontrar algo mejor? ¿Eres capaz de actuar cuando parece que te has quedado sin opciones? ¿Los retos te inspiran? Si la respuesta a estas tres preguntas es “sí”, tu inteligencia emocional está desarrollada. Si no es así recuerda que siempre puedes imponerte nuevos retos que te saquen de tu zona de confort.

Son conscientes de sus habilidades y debilidades… y las aprovechan

Nadie es perfecto y eso está bien claro para las personas con inteligencia emocional desarrollada. Por eso se preocupan por conocer la habilidades y debilidades que tienen. Pero no se conforman con eso, van más allá y les sacan el máximo provecho posible. Una persona con inteligencia emocional promedio se conformará con saber que es bueno para algo y evitar verse afectado por sus debilidades.
Por su parte, una persona con inteligencia emocional desarrollada buscará la forma de aprovechar lo que tiene. Se impondrá retos cada vez que pueda y verá la forma de sacar lo mejor de sus defectos o debilidades. Saben que salir de su zona de confort es vital para crecer y evolucionar como ser humano.

Las personas con inteligencia emocional no se ofenden fácilmente

Las personas normales pueden sentirse agredidos por ciertas conductas o comentarios. En cambio, las personas con inteligencia emocional desarrollada saben que lo que digan o hagan los demás poco tiene que ver con ellosNo es que no les importe el mundo exterior, pero saben diferenciar el humor o un mal momento de las ofensas reales. Esto se debe a la seguridad y conocimiento que tienen de sí mismos.

Psicología/ Okairy Zuñiga
https://lamenteesmaravillosa.com

domingo, 25 de febrero de 2018

La Ley de Atracción ¿Qué es, en verdad, la Resonancia?


Resonantia = Eco

Resonancia = Eco, vibración, repercusión, resonar.


A Través de la Ley de la Resonancia entendemos que todo en el universo se comunica entre sí por 
medio de vibraciones. Todas las cosas y todos los seres vivos en el mundo conocido tienen una 
vibración propia. Lo mismo sucede con todos los órganos y células de nuestro cuerpo, y toda la 
materia. Si investigamos la energía vibratoria de la materia, comprobaremos que distintos objetivos 
oscilan con diferentes frecuencias, y algunos oscilan con una frecuencia igual o similar entre sí.

Esto lo vemos en el piano: si pulsamos una nota en el piano veremos que todas las cuerdas, al 
resonar con la nota pulsada (es decir que reconocen la nota pulsada y armonizan con ella), entran en 
vibración. Las notas podrán ser más altas o más graves, pero mientras estén en resonancia vibrarán.
Otras personas, cosas o acontecimientos no pueden evitar el campo de oscilación que creamos 
en nosotros mismos, cuando resuenan con nuestra frecuencia creada.

Todo está obligado a reaccionar con ella. De la misma manera que las demás cuerdas del piano, que 
resuenan con la cuerda pulsada, no pueden evitar vibrar con esa cuerda, también las personas, las 
cosas o los acontecimientos no pueden evitar vibrar cuando se hallan en el mismo plano de 
oscilación que nosotros.

Pero ¿cuál es la ventaja de que otros se sientan llevados a oscilar con nuestra energía? 

Aquí entra en juego la segunda afirmación básica de la Ley de la Resonancia:

► Características humanas similares se atraen.

Todo lo que resuena con nosotros será atraído a nuestra vida de manera inevitable, pero esto no 
siempre será positivo para nosotros. Por ejemplo, la vibración puede ser tan fuerte, que destruya la 
materia. Un cantante de ópera puede provocar que una copa se rompa únicamente con el timbre de 
su voz. A través del espacio él dirige la energía hacia la copa.

Cuando la energía transportada tiene la misma vibración que la copa, es decir, la misma frecuencia 
natural que la estructura molecular de la copa, la carga puede alcanzar tal magnitud que rompa la 
copa en pedazos.

Evidentemente, nosotros no nos “rompemos” como un vaso. La llamada energía de oscilación 
“negativa”, que forma parte de nosotros, puede hacer vibrar todo tipo de áreas en nuestro interior 
que no deseamos, o atraer a nuestra vida acontecimientos que son desagradables o quizá incluso 
perturbadores.

Por ello, es tan importante saber cuál es nuestro nivel de oscilación y qué campo de resonancia 
creamos de manera consciente o inconsciente.

¿Cómo obran nuestras convicciones en la modificación del mundo exterior?

► Podemos equivocarnos de dos maneras. 
Podemos creer que no son ciertas, o podemos negarnos a creer lo que es cierto.
                                                           Soren Kierkegaard

Hemos crecido con la conciencia de que estamos separados de los demás. Esto ha creado 
inevitablemente un sentimiento de aislamientos y soledad. Consideramos las cosas y los 
acontecimientos como acaecidos “por casualidad”. Pensábamos que nos venían dados, a nosotros y 
al resto del mundo. Esta visión del mundo se ha hecho tan natural que no la hemos cuestionado 
-aunque emocionalmente no nos fuera demasiado bien-. Con seguridad nuestra vida ha transcurrido 
a menudo de tal manera que esta opinión se ha visto confirmada.

Pero en los últimos años los conocimientos de la ciencia moderna se han modificado 
completamente. Hoy sabemos que la realidad es exactamente lo contrario. ¡No estamos separados 
de los demás! Todo está unido a todo y se influye recíprocamente. A continuación, explicaré por qué 
el hecho de poseer este conocimiento es tan esencial para la cohesión de la energía de nuestros
deseos.

El cambio empezó en 1995 con las investigaciones llevadas a cabo por la Academia Rusa de la 
Ciencia, bajo la dirección de Vladimir Poponin y Peter Gariaev. Los resultados de dichas 
investigaciones mostraban algo muy sorprendente y eran tan asombrosos que fueron repetidos en 
EE.UU., y finalmente también allí se hicieron púbicos.

Vladimir Poponin y Peter Gariaev quisieron investigar el comportamiento del ADN en presencia de 
partículas luminosas, llamadas fotones. En esta línea de investigación eliminaron todo el aire de un 
tubo para producir el vacío. Pero se sabe que incluso en el vacío nunca se produce una vacuidad 
absoluta. En cada espacio permanecen fotones (energía lumínica), que se pueden medir de forma 
muy rigurosa con instrumentos especiales. También con este experimento se dio este caso. Al 
principio todo se desarrolló según se esperaba. Los fotones se repartieron en el hueco del tubo de un 
aparentemente desordenado.

En el siguiente paso, se colocó en el tubo una muestra de ADN humano. Y entonces sucedió algo 
completamente sorprendente: en presencia del ADN las partículas se distribuyeron de manera 
diferente. El ADN ejercía una influencia directa sobre los fotones. Como por influencia de una 
fuerza invisible, los fotones se alinearon en el tubo de manera ordenada. Estaba claro:

► El ADN humano tiene un efecto directo sobre el mundo físico.



Extraído del libro “La ley de la Resonancia” de Pierre Franckh

http://ojodeltiempo.com