viernes, 12 de febrero de 2016

Reflexiones sobre Nuestro Cuerpo

Los antiguos curanderos o sanadores utilizaban técnicas no agresoras para describir el estado de salud, la mente y el carácter, el cuerpo es la manifestación física del espíritu.
No tenemos que cambiar para ser felices, más bien, debemos conocer y trabajar lo bueno que tenemos cada uno.


Muchas veces tenemos una imagen equivocada de nosotros mismos, creemos que algo no está bien,  que tenemos que cambiar para ser felices.
Pero todos somos buenos y podemos ser felices. Como ya he comentado solo debemos conocer y trabajar lo bueno que hay dentro de nosotros.
Los sabios antiguos observaron que las personas a menudo tenemos bloqueos de energía en los órganos internos que concentran en el abdomen y dificultan el flujo de la energía. Las emociones negativas, como el miedo, la ira, la ansiedad, la depresión y la preocupación, son las más dañinas. El exceso de trabajo, el estrés, los accidentes, la cirugía, las drogas, las toxinas, la mala alimentación y la mala postura también nos causan problemas.
Si las emociones negativas no encuentran una salida, se inflaman en los órganos o se trasladan al abdomen, donde se procesa parte de la basura emocional, pero en forma más lenta. El centro energético del cuerpo ubicado en el ombligo se congestiona y aísla del resto del cuerpo.
Con ejercicios de meditación, los sabios aprendieron a mirar en su interior y descubrieron que era posible curar muchas de las enfermedades cando las toxinas y las fuerzas negativas que las provocan se eliminaran del cuerpo.
Cuando un enfermo busca ayuda, acude a un terapeuta, va cargada con mucha energía y emociones enfermas y quiere descargar todos sus males en la persona que le atiende,  negando su propia responsabilidad en la curación.
La mente es tonta, el cuerpo es sabio. Si podemos entrar en el fondo de nuestro cuerpo, ahí  encontraremos el alma, el cuerpo es un universo en miniatura.
La mayoría de los problemas son psicosomáticos porque el cuerpo y la mente no son dos cosas separadas. Todos los problemas podemos tratarlos a través de la mente o a través del cuerpo.
Unos creen que todos los problemas son solo físicos y en el cincuenta por ciento de los casos tienen éxito. Estos creen que tendrán más éxito con el avance de la ciencia, pero nunca tendrán más del cincuenta por ciento, porque el otro cincuenta por ciento es la mente.
Otro grupo cree que todos los problemas están en la mente, lo que es tan erróneo como lo primero.

Entendiendo nuestro cuerpo

Lo ideal sería, no tratar las enfermedades, sino a las personas.
Si ayunamos, el cuerpo lo hace, ¿pero qué le pasa a la mente? O desde el otro lado, si tenemos pensamientos sexuales, ¿qué le pasa al cuerpo? Que éste se ve afectado rápidamente.
En Japón enseñan a los niños un método sencillo para controlar la ira. Cuando sientan ira, sólo han de respirar profundo. Probadlo, no la sentiréis, la ira necesita un ritmo concreto de respiración, sin este ritmo la ira no aparece.
Elegimos mayoritariamente lo malo, lo triste, lo deprimente, lo infeliz. ¿Por qué?
La educación y como somos tratados, desde niños aprendemos que desde un enfado o tristeza conseguimos acaparar la atención y así seguimos hasta mayores, mientras que las personas felices, pasan desapercibidas, porque ellas solas se bastan, pero ésta es nuestra  elección.
La vida la podemos vivir de dos maneras, una es con esfuerzo, voluntad y la otra es negando el esfuerzo, es un estado de dejarse llevar por la vida.
Si aprendiéramos a relajarnos en lugar de luchar y a dejarnos llevar en lugar de esforzarnos, en determinados momentos, habría un cambio importante en la calidad de la conciencia. No luchemos contra el cuerpo, ni contra la naturaleza, ni contra nada, así estaremos en paz, a salvo, tranquilos y satisfechos.
El cuerpo lo utilizamos durante setenta, ochenta o más años, pero no hemos inventado nada que pueda compararse con él y nosotros ni siquiera se lo agradecemos. Si respetamos nuestra  vida, sabremos respetar la vida de los demás.
La educación, la familia, la sociedad y la escuela, nos crean tensión, es la de que no hacemos lo que “deberíamos” hacer y esto nos crea una división interna, para que una parte condene a la otra parte.
La vida pasa deprisa, es dinámica, no estática, por lo que una cosa puede ser buena en un momento y mala al siguiente.
Normalmente, la mente es consciente del dolor, nunca de la satisfacción. Cuando nos duele el cuerpo, lo sentimos, pero cuando estamos sanos no somos conscientes de ello.
Las personas no somos tan infelices como queremos aparentar. Tenemos nuestros buenos momentos de felicidad, pero esos momentos pasan y no los percibimos. Recordamos el dolor y el sufrimiento.
Tenemos que darnos cuenta desde ya y nos sorprenderemos al ver que la felicidad aumenta con el tiempo y que  el dolor y la adversidad van disminuyendo.
Llega un momento en que ese dolor es parte del juego, nos molesta cada vez menos y lo llegamos a aceptar.
JOSEP MASDEU BRUFAL
Naturópa

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